Portada
¿Cuál es el secreto que encierra una buena canción pop? ¿Qué es lo que la convierte en clásica e inolvidable? ¿Cómo se encuentra la magia para emocionar en apenas tres minutos?. No hay nada más misterioso que descubrir la piedra filosofal de una canción pop. En principio, nada hay más simple: dos o tres estrofas, un estribillo que se repite, una melodía que nos permite identificar la canción con rapidez, a veces un gancho (un hook lo llaman los entendidos) que te atrapa irresistiblemente…… Difícil sencillez.
Siempre he pensado que en la composición de una canción pop perfecta (o casi) es necesario hallar ese punto tan complicado que separe lo sencillo de lo vulgar, lo bello de lo cursi, la emoción del empalago… y prueba de lo complicado que resulta ,es que, normalmente, buscando lo primero se acaba en lo segundo. Esa es la grandeza (y la miseria) de una canción pop. Y tan solo algunos grandes tienen ese raro talento para, además, encontrar la inspiración necesaria para hacerlo con frecuencia, no una sola vez, y así no podamos utilizar el recurso desdeñoso de la casualidad.
Paddy McAloon es uno de esos pocos elegidos. Líder y compositor de Prefab Sprout, grupo formado en el noreste de Inglaterra,sus gustos siempre estuvieron bien definidos: pop clásico británico (Paul McCartney por supuesto) y sobre todo norteamericano, Brill Building, Burt Bacharach, Cole Porter… Prefab Sprout coincidió en el tiempo con una renovación del pop británico, posterior a la eclosión de la new wave, centrada sobre todo en grupos escoceses (Aztec Camera, Deacon Blue, Orange Juice…..) y también ingleses ( Everything but the Girl, Cocteau Twins….) y, a pesar de que siempre fueron muy bien considerados por la crítica, no alcanzaron el lugar de honor que sin duda les correspondía.
Su primer disco, Swoon (1.984), contenía ya buenos ejemplos de preciosas canciones pop, pero sería el segundo, Steve McQueen (1.985) el que, sin llegar a ser un éxito rotundo, los encumbraría a nivel crítico. Y con toda justicia. Pocos discos pop de esa década pueden ostentar con orgullo la etiqueta de obra maestra y Steve McQueen lo es. Ejemplar mezcla de pop sofisticado y sonidos contemporáneos (quizás virtud también de su productor, Thomas Dolby), solo tiene, para mí, un pequeño pero. La cara A es perfecta, nada sobra y nada falta en media docena de canciones extraordinarias, pero la cara B no llega a mantener la altura creativa, salvo quizás en los últimos temas.
El reconocimiento norteamericano no fue similar al británico y McCaloon, muy ambicioso, se propuso conseguirlo. Su siguiente disco, de título revelador (From Langley Park to Memphis, 1.988) fue su trabajado intento para conquistar el mercado USA, con un sonido más accesible a los gustos estadounidenses; pero, a pesar de tener estupendas canciones (” The King of Rock,n Roll”, “Cars and Girls”), no funcionó. A partir de aquí, discos espléndidos con repercusión decreciente. En 1.991 una rara enfermedad en la vista obligó a McCaloon a retirarse de los escenarios, y posteriormente otra enfermedad ¡en los oídos! le recluyó casi definitivamente. Para entonces, y desde el excelente Jordan, The comeback (1.990), Prefab Sprout era ya solo el grupo de un solo componente que hacía lo que le apetecía cuando le venía en gana (Andromeda heights en 1.997; The Gunman, 2001, Music, 2011; el último, Crimson/Red en 2013).
Y ahí sigue Paddy McCaloon, irreconocible físicamente y alejado del mundanal ruido. Me gusta imaginármelo como un maduro ermitaño cascarrabias trabajando en su obligada semioscuridad rodeado de teclados y otros instrumentos en busca de la canción pop perfecta, como un enigmático alquimista musical.
Contraportada
Hay un puente en Brisbane, Australia, dedicado a The Go Betweens. Es posiblemente uno de los recordatorios más insólitos, que yo conozca, a un grupo musical. Y no me parece injusto, desde luego. No solo los Go Betweens son los personajes más conocidos de la capital de Queensland, sino que además es posiblemente la mejor (o una de las mejores) bandas australianas de siempre. Aunque, como otros tantos, reconocidos por la crítica pero ignorados por el gran público. Y eso que no podemos decir que ellos no hicieran todo lo posible para cambiar esta situación.
Se marcharon muy pronto de Australia -en 1.979-; se instalaron en Glasgow, uno de los principales centros del pop británico y después, buscando mayor repercusión, emigraron a Londres. Pero el éxito no llegó ¿Qué falló?. Pues si oímos sus discos, por su parte nada. Las composiciones de Grant McLennan y Robert Forster (siempre a dúo) son con frecuencia impecables, pequeñas joyas del pop, con un sabor rockero que las hace a la vez elegantes y enérgicas.
Entre 1.983 y 1.987 publicaron cuatro discos, todos ellos recomendables, casi sin altibajos, entre los que destacan Before Hollywood (1.984) y Liberty Belle and The Black Diamond (1.986), hasta que en 1.988 editaron su obra maestra, 16 Lovers Lane, una de las mejores piezas del pop de los 80.
Poco imparcial se puede ser ante un disco tan completo como este, articulado en torno a las relaciones amorosos, desde los siempre prometedores inicios (“Loves goes On!”), los conflictos( “You cant say no forever”) hasta la ruptura final, la aceptación vital (“I,m all right”) y la evocación posterior (“Dive for your memory”). Todo ello tratado de una forma absolutamente clásica (a veces recuerda al Rumors de Fleetwood Mac) pero siempre contemporánea, propia de una escena tan efeverscente como la británica de los años 80. 16 Lover,s Lane es una obra romántica y vitalista con maravillosas canciones que enganchan desde la primera escucha, como la extraordinaria “Streets of your town”, su único y modesto hit , “Clouds”, “Where there anything I could do?”….
En 1.989, Forster y McLennan, cansados quizás de que no se les hiciese caso (“no se puede vivir siempre de ilusiones” reconocía un desencantado McLennan en una entrevista), disuelven el grupo y regresan a Australia. En el año 2.000, sin embargo, vuelven a los escenarios. ¿Para ganarse unos dólares aussies? ¿Por la presión de algunos nostálgicos fans?, No, sencillamente por amistad. Publicaron un par de discos, el segundo de los cuales-Ocean,s apart, 2005- fue todo un suceso en Australia. Pero solo un año después, un infarto acababa con la vida de Grant McLennan y con la trayectoria del mejor dúo compositor de los años 80. Robert Forster sigue haciendo buenos discos en solitario y ejerce de respetado crítico musical y The Go Betweens son solo ya un bello recuerdo; pero cuando alguien me pregunta por lugares lejanos que deseara visitar, nunca olvido mencionar cierto puente en una ciudad australiana del estado de Queensland. Pequeña concesión mitomaníaca de un incondicional de eso tan fascinante y emotivo como es una buena canción pop
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15 Comments on "PORTADA Y CONTRAPORTADA: PREFAB SPROUT/ THE GO BETWEENS"
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dark, mientras no vote Incubus, se ha de poner en cuarentena si follan más los que votan a unos o a otros.
Pollo, en cuarentena creo que estáis los de The Go …
En lo de follar, puedes ponerme en cuarentena lo que quieras. XD
En realidad he votado a The Go no porque me gusten demasiado, sino porque tengo tirria a Prefab… y en los años en que sonaba Cars & Girls, la banda sonora de mi vida, polvos incluidos, era rock y no pop.
Enhorabuena por el aniversario, profesor. Voy a votar a The Go Betweens porque me gustan más. Ojalá tuviera una argumentación más elaborada pero uno da para lo que da.
prefab sprout sin duda