Dijo una vez Steve Prefontaine que rendirse no era una opción, eso es el atletismo, el deporte rey. Si los Juegos Olímpicos son el mayor evento deportivo el atletismo es su corazón, su alma y esa simbiosis ha concebido algunas de las mayores gestas deportivas y humanas jamás descritas. La intención de un servidor es plasmar en este rincón varias de ellas, algunas de sobra conocidas y otras menos populares con la intención de que paséis, como mínimo, un buen rato leyéndolas. Empezaré esta serie no por una de las más afamadas pero sí, posiblemente, por la más grande respecto a duración y adversidad, hablo del competidor perfecto, del campeón indestructible.
AL OERTER
El nombre de Alfred Oerter dejará indiferente a una mayoría, a algunos les sonará vagamente y muy pocos tendrán en mente esta figura pero estamos hablando del único atleta, junto a Carl Lewis, que ha conseguido cuatro oros en una misma prueba de los JJ.OO. Este hecho, por sí sólo, ya debería situarle en el Olimpo pero aún son más apasionantes los hechos ocurridos durante ese logro.
Este norteamericano de 1,92 nacido en 1936 llegó al disco por azar. A los 15 años, mientras estaba corriendo en la pista del Sewanhaka High School (Long Island), un disco aterrizó a su lado, lo cogió y lo devolvió con tan buen estilo y distancia que su entrenador le cambió inmediatamente de prueba.
La historia empieza en 1956 cuando, quedando cuarto en las pruebas de selección, la lesión de un compañero hizo que se le abrieran las puertas de los JJ.OO. de Melbourne. “Al” era un novato de 20 años que llegaba a la cita para coger experiencia donde iba a competir contra los grandes aspirantes, su compatriota Gordien (recordman mundial y mejor marca del año) y el italiano Consolini.
En el primer lanzamiento hizo 56,36 m. (RO) sorprendiendo a sus rivales sin que nadie pudiera alcanzarle en los siguientes cinco intentos (los tres mejores lanzamientos de la final fueron suyos).
Un accidente de coche en 1957 le provocó heridas muy graves, teniendo que ser hospitalizado largo tiempo aunque pudo llegar con garantías a la siguiente cita olímpica.
En los JJ.OO. de 1960 en Roma consiguió su segundo oro (quizás el único de los cuatro en el que partía como uno de los favoritos) teniendo como rivales a su compatriota Babka (quien consiguió el WR dos semanas antes con 59,91 m.) y el polaco Kiatkowsky (también tenía 59,91 m. logrado el verano anterior).
En el quinto intento, estando Babka como líder y presumible campeón, Oerter se desmarca con un lanzamiento de 59,18 m. (marca personal y RO).
He aquí que llegamos a 1964 en Tokio, Oerter llega a la cita arrastrando una lesión en las cervicales que le obliga a competir con un collarín, para completarlo una semana antes de los juegos sufre un desgarramiento de cartílagos en el costado derecho y los médicos le recomiendan retirarse de los juegos y guardar reposo absoluto durante seis semanas.
Desoyendo a los médicos se presenta en la calificación sin entrenar la semana anterior y realiza un lanzamiento de 60,54 m. (RO). En la final, debido al dolor que le producen sus lesiones, tiene previsto realizar un primer lanzamiento muy lejano por si no puede continuar pero éste resulta 2 metros más corto que el del checo Danek (59,73 m.).
En el quinto lanzamiento llega la apoteosis, Oerter es tercero por detrás de su compatriota Weil y de un Danek que en el lanzamiento anterior hizo 60,52 m. “Al” retorciéndose de dolor consigue hacer 61 exactos para inmediatamente después caerse al suelo y permanecer inmóvil debido al incesante dolor que soportaba (“Me sentí como si alguien estuviera tratando de arrancar mis costillas, pero en los Juegos hay que morir”)
Danek queda tan petrificado ante la escena que acaba de presenciar que en su último lanzamiento realiza el peor de todo su concurso, Oerter se convierte en leyenda ante un público levantado de sus asientos aplaudiendo enfervorizadamente a un héroe.
Oerter llega a los JJ.OO. de Mexico en 1968 (los de Beamon, Fosbury , Zalenev, el black power, los primeros verdaderamente modernos y quizás los más grandes, pero esa historia merece uno o varios capítulos aparte) tras cuatro años sabáticos, con una lesión cervical crónica que le obliga a llevar un collarín, con 32 años y sin la vitola, por supuesto, de favorito.
En esa final se vuelve a ver las caras con Danek y Sylvester (actual recordman cuyo mejor lanzamiento es tres metros más largo que el de los dos primeros) ante una incesante lluvia que hizo retrasar la prueba, todos se refugiaron menos “Al” quien continuó calentando a la intemperie.
En el cuarto lanzamiento Oerter está fuera de medallas, cunde la sensación que la estrella se ha apagado definitivamente (en su segundo intento hace su único nulo en unos juegos) pero ante la lluvia este hombre suelta el brazo alcanzando unos asombrosos 64,78 m. (RO) y siendo el primer atleta en conseguir cuatro oros en una misma prueba. Oerter es EL ATLETA.
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Después de aquello las lesiones le obligaron a retirarse dedicándose a su familia y trabajo como ingeniero informático para Aircraft, donde trabajó para varios proyectos de la NASA pero en 1976, con 40 años, volvió para intentar el más difícil todavía, un quinto oro olímpico y se entrenó durante tres años para optar a Moscú. En Mayo de 1980 (43 años) realizó su lanzamiento más largo con unos magníficos 69,46 m., aunque como ya es de sobra conocido, EE.UU no participaría en esos juegos.
En una entrevista postrera definió perfectamente el devenir de esas hazañas:
A Melbourne llegué sin experiencia, A Roma llegué sin capacidad, a Tokio llegué lesionado, a Mexico llegué muy viejo. Nunca llegué en óptimas condiciones a una olimpiada y, sin embargo, gané cuatro.
Al Oerter consiguió todos estos logros con lesiones (alguna crónica como la de cervicales), sin entrenador, compaginando su pasión con el trabajo y marcando Record Olímpico en cada una de sus cuatro victorias en los JJ.OO. Carl Lewis también consiguió cuatro oros en una misma prueba (salto de longitud) aunque en unas condiciones totalmente diferentes. Juzguen ustedes quien debe ostentar el título de más grande, yo lo tengo bastante claro.
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8 Comments on "CITIUS ALTIUS FORTIUS"
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Enhorabuena por el estreno y gran historia la de Oerter. No la conocía pero estas historias del atletismo en los JJOO son de lo más interesantes.
Y estoy contigo, viendo las heroicidades de este hombre, merece estar entre los más grandes del atletismo. ¿A ver cuántos han sido campeones olímpicos con una lesión crónica?
Que sean muchos más post, hobbes
Gran estreno Hobbes, feliz de ver como un ‘blogger’ más se anima a cubrir una nueva faceta… Y no cualquiera, sino un deporte tan glorioso como el atletismo. No conocía para nada a Oerter, pero celebro saber su historia.
¡Enhorabuena y a por más!
Gran entrada. Esperaremos ansiosos más
Me sumo a los que no conocían de nada a este señor, a este héroe. Una historia muy interesante, no ha estado nada mal para ser tu bautismo de fuego, ¡a seguir asi!
Gracias a todos por las opiniones positivas :). A ver si me centro un poco y os sigo dando el coñazo con más historias.
Enorme debut hobbes30, además, en una semana que hay mucho y bueno para leer en la Golden Caster. Había leído acerca de Oerter de pequeño, en un viejo libro sobre Olimpiadas (la última que recogía era Montreal 76 … ha llovido), pero no conocía las especiales circunstancias bajo las que compitió .. y ganó. Realmente, una de esas historias que dan lustre a un olimpismo cada vez más alicaído … o será que nosotros nos vamos haciendo mayores y lo vemos con ojos más severos? Pero ese es otro debate. Enhorabuena por tu desvirgamiento, a ver con que nos sorprendes… Read more »
Me ha encantado y ya estoy esperando el segundo.Tengo para mi que cuantos mas artículos salgan en la Golden Caster (y cuando la variedad sea mayor) mejor será para este barco pirata.Y si es de atletismo aun mejor (ahora una seccion de natación). Disculpad por la ausencia de tildes ajena a mis intenciones
Pues parece que se confirma el rumor que la Academía Flagrante ha nominado para la gala de este fin de año a Hobbes30 al galardón de autor revelación del año.