La historia que os voy a contar empezó el 3 de mayo de 1849 en Pforzheim, una pequeña ciudad ubicada en lo que actualmente se conoce como la región de Baden-Württemberg, Alemania. Yo no estaba allí, pero la historia cuenta que ese día nació la que sería la tercera de nueve hijos del matrimonio formado por Karl Friedrich Ringer y su esposa Auguste Friederike Ringer, a la que nombraron Cäcilie Bertha Ringer. Imagino la alegría que supuso para el matrimonio su tercer hijo, pero de lo que estoy seguro es que por aquél entonces no sabían que aquella niña iba a cambiar el mundo… Pero no corramos tanto, que no hay prisa.
Vayamos unos cuantos años atrás, concretamente a 1844. El 25 de noviembre de 1844 en un pequeñito pueblo llamado Mülhburg (que actualmente es un barrio de la ciudad de Karlsruhe, también en el actual estado de Baden-Württemberg), una joven llamada Josephine Vaillant dio a luz a su primer hijo, al que llamó Karl Friedrich Michael Vaillant. El padre, llamado Johann George, era un maquinista que murió en un accidente de tren cuando Karl tenía tan solo dos años. Posteriormente, en honor a su difunto padre, Karl cambió su apellido (Vaillant) por el de su padre. ¿Qué cuál es el apellido de su padre? Todo será contado a su debido… de momento vamos a centrarnos en conocer un poco más a ese enigmático chico llamado Karl.
Recordemos que el padre de Karl murió cuando éste tenía tan solo dos años, lo que dejó tanto a Karl como a su madre en una situación económica muy precaria. Pese a ello, Josephine hizo todo lo posible para que su hijo pudiera gozar de una buena educación. Tras pasar por una escuela de Karlsruhe, donde ya dejó muestras de ser un estudiante prodigioso, a los nueve años de edad entró en un Liceo orientado específicamente a los estudios científicos. Posteriormente entró en la Universidad de Karlsruhe, donde con 19 años se graduó como Ingeniero Mecánico. Una vez graduado se trasladó a Mannheim, donde trabajó como diseñador y delineante en una fábrica de pesos. En 1868 se trasladó a Pforzheim, donde trabajó en la Gebrüder Benckiser Eisenwerke und Maschinenfabrik, una compañía que se dedicaba a la construcción de puentes.
En 1871, el joven Karl decide formar su propia empresa con un socio, August Ritter. Juntos forman un taller mecánico que se dedica principalmente a la fundición de hierro. El primer año de la empresa fue terrible. El socio de Karl resultó no ser de fiar, lo que provocó incluso el embargo de las herramientas del taller. Afortunadamente para Karl, apareció un inversor que compró la parte de Ritter e impidió problemas mayores. Bueno, mejor dicho, una inversora. Su novia, más concretamente. Y sí, su novia se llamaba Bertha. Es más, si seguís teniendo curiosidad, os diré que el apellido de Karl era… Benz.
El 20 de julio de 1872 la pareja formada por Bertha Ritter y Karl Benz se casan, formando la familia Benz, que posteriormente llegaron a tener 5 hijos. A pesar de los duros inicios de la empresa, Karl Benz empezó a trabajar en el desarrollo de nuevos motores en la fábrica que poseía junto con su mujer. En 1878 empezó a crear nuevas patentes. Sus primeros esfuerzos estaban centrados en la creación de un motor de 2 tiempos que funcionara con un derivado del petróleo. Benz finalizó este motor justo el 31 de diciembre de 1878, consiguiendo una patente para él en 1879. Otros ingenieros alemanes, Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach, que curiosamente vivían en la misma región también hicieron sus intentos de crear estos pequeños motores, pero Benz fue el primero en conseguir su patente.
Sin embargo, los problemas volvieron a aparecer, pues los bancos de Mannheim le pidieron a Bertha y Karl que buscaran nuevos socios capitalistas que les permitieran avalar los créditos que necesitaban para poder hacer frente a los altos costes de producción que tenían. Los Benz tuvieron que buscar forzosamente inversores, y acabaron asociándose con el fotógrafo Emil Bühler y su hermano. De esta forma, en 1882 formaron la Gasmotoren Fabrik Mannheim. Esta refundación de la empresa no hizo feliz a Karl, ya que había pasado a poseer tan solo el 5% de la empresa y un puesto de Director que, en la práctica, no le era muy útil, ya que la mayoría de sus ideas no eran consideradas por los dos socios capitalistas. Esto provocó la salida de Benz de la empresa al año siguiente.
Ese mismo año, Benz fundó, junto a dos propietarios de una tienda de reparación de bicicletas, Max Rose y Frierrich Wilhelm Eblinger, una nueva empresa: la Benz & Company Rheinische Gasmotoren-Fabrik, donde empezaron a producir motores. El éxito de la empresa le proporcionó a Benz la oportunidad de dedicarse a su sueño: crear un carruaje que se autopropulsara, y que por tanto no necesitara de la fuerza tractora de los caballos. De esta forma, creó un vehículo con 3 ruedas (una delante y dos detrás) y un motor de cuatro tiempos de diseño propio, ubicado entre las ruedas traseras, con un sistema de arranque muy avanzado para la época y refrigeración por evaporación en vez de con un radiador. La potencia se transmitía a las ruedas mediante dos cadenas que unían el motor con el eje trasero. Karl Benz finalizó este vehículo en 1885 y lo llamó el Benz Patent Motorwagen. Se trataba del primer vehículo automóvil diseñado para generar su propia potencia, motivo por el que Benz logró la patente el 29 de Enero de 1886, concretamente la patente DRP-37435 “Automóvil alimentado con gas”.
Esta versión de 1885 era muy difícil de manejar, llegando incluso a colisionar con una valla durante una demostración. El primer ensayo del vehículo con éxito tuvo lugar en verano de 1886. Ese mismo año Benz creó el Motorwagen Model 2, que incluía algunas mejoras, y en 1887 creó el definitivo Motorwagen Model 3, que disponía de ruedas de madera y que fue mostrado en la Expo de Paris del mismo año. No obstante, la empresa tenía un problema. Karl Benz era un magnífico diseñador e ingeniero, pero por desgracia no tenía las mismas habilidades de marketing. Si bien el vehículo que había creado no tenía comparación con nada de la época, lo cierto es que como toda idea nueva, tenía que ser vendida. La gente quedaba impresionada de poder ver un carruaje que se movía sin necesidad de caballos, pero el estruendo del motor también les asustaba. Y los accidentes que acostumbraban a verse en las pruebas del vehículo persuadían a la gente de gastarse tal cantidad de dinero en un producto que parecía tan novedoso como poco práctico o fiable. Si Benz no vendía estos automóviles, la empresa quebraría. Pero otra vez apareció Bertha al rescate.
De esta forma, el 5 de agosto de 1888 ocurrieron por primera vez dos actos que ahora apenas apreciamos de lo habituados que estamos a ellos. Por un lado, se hizo lo que es considerado como el primer viaje en automóvil de la historia, entre las ciudades de Mannheim y Pforzheim. Por otro lado, y por primera vez en la historia de la humanidad, una mujer cogía el coche de su marido sin permiso para ir a visitar a su madre. Y es que, señores y señoras, fue Bertha la que, viendo las nulas capacidades de su marido para poder vender los productos que creaba, decidió dar un viaje desde Mannheim a Pforzheim para visitar a su madre y de paso demostrar que el vehículo de Benz era útil. Y todo esto sin contárselo a Karl. Aunque afortunadamente para el bueno de Karl le dejó una nota, a la que no he podido tener acceso, pero que seguro que era del estilo “Karl, me he ido con los niños a ver a mi madre. Te he cogido el coche. Te quiero. P.D.: el paragolpes ya estaba así…”.
Para tal viaje, que comprendía unas 65 millas (106 km) se llevó a dos de sus hijos como acompañantes, aunque Bertha hacía las veces de conductora y mecánica. Quizás 106 km parezcan pocos, pero debéis recordar que en aquellas épocas las carreteras no eran más que los caminos por donde iban los carruajes, que ni mucho menos estaban ausentes de polvo o piedras. Cuando el vehículo se quedaba sin combustible, Bertha pedía en la farmacia del pueblo donde estuviera ligroina, un derivado del petróleo que era lo que empleaba el vehículo diseñado por Karl. El viaje no estuvo exento de aventuras o percances. Bertha tuvo que hacer algunas reparaciones, como por ejemplo una reparación en el sistema de ignición, al que tuvo que aislar uno de los cables con una de sus medias. También tuvo que limpiar los conductos de admisión con un alfiler. Sin embargo, hubo otras reparaciones que no pudo hacer por su propia cuenta. En un pueblo tuvo que acudir al herrero a que le reparara un eslabón de una de las cadenas de transmisión. En otro, tras haber gastado los frenos, tuvo que pedirle a un curtidor que forrara las pletinas de los frenos. De esta forma, inventó el primer sistema de frenado en el que solo una superficie sufre el desgaste del material, base de los actuales sistemas de freno.
Tras casi 12 horas de viaje, Bertha llegó a Pforzheim, donde lo primero que hizo fue enviarle un telegrama a Karl para informarle que el viaje había ido bien. Bertha había logrado demostrar que el coche de Karl era tan práctico como lo podía ser un carruaje de caballos, y que incluso podía recorrer las distancias en menos tiempo. Pero además de eso, Bertha logró otro objetivo: publicidad. De hecho, Karl se enteró de la llegada de Bertha por la prensa antes que por el propio telegrama. Los residentes de cada uno de los pueblos y ciudades por donde pasó Bertha con su Motorwagen quedaron impresionados por el vehículo y la noticia corrió como la pólvora. La prensa se debatía entre contar lo increíble que era el vehículo, lo seguro que parecía y la heroicidad de su conductora que, para darle más jugo a la noticia, era una mujer.
Otra de las consecuencias inesperadas que tuvo el viaje es que sirvió de banco de pruebas para el propio vehículo. Karl pudo introducir distintas mejoras, todas ellas guiadas por la experiencia del viaje de Bertha. Una de las principales dificultades que tuvieron por el camino fue que la poca potencia del motor (unos 2’5 CV) a veces no era suficiente para poder subir las colinas del camino. Incluso alguna que otra vez tuvieron que bajar los hijos de Bertha a empujar el coche. Esto hizo que Benz realizara una modificación que resultó crucial, e introdujo el primer sistema de cambio de marchas del mundo.
Tras pasar unos días en casa de su madre, Bertha volvió a Mannheim, pero empleando un camino distinto, de forma que el vehículo pudiera ser visto por cuanta más gente mejor. A su llegada a Mannheim, Bertha había recorrido unas 120 millas en un tiempo en el que el mayor viaje anterior se medía en unos cientos de metros. El viaje supuso una fuente de publicidad valiosísima, que provocó una avalancha de pedidos. Durante la siguiente década, la Benz & cie. se convirtió en la mayor empresa fabricante de automóviles del mundo, con una plantilla de más de 400 trabajadores y unas ventas anuales de unos 600 vehículos, en una época en la que toda la producción era artesanal.
Debido al tamaño de la empresa, la Benz & cie. se convirtió en una empresa por acciones con la llegada de los inversores Friedrich von Fischer y Julius Ganß. Los dos inversores se hicieron cargo de las operaciones de dirección, dejando que Benz se ocupara exclusivamente del diseño, cosa que no pudo hacerle más feliz. Karl permaneció como consejero en su empresa hasta su muerte de 1929. Tres años antes, la empresa Benz & cie. se había fusionado con la compañía que formaron en su día Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach, creando la empresa que ahora conocemos como Daimler – Benz, sede de la Mercedes Benz. No deja de ser curioso que una de las empresas automovilísticas más importantes, influyentes y conocidas del mundo posea los apellidos de dos ingenieros que, viviendo a pocos kilómetros uno del otro, y desarrollando ambos los mismos tipos de motores y vehículos en la misma época, no llegaran nunca a conocerse, ya que cuando se produjo la fusión entre ambas compañías, Gottlieb Daimler ya hacía años que había fallecido.
La continuación de la historia es conocida por todos. Hoy en día es imposible de imaginar una ciudad o incluso nuestra vida sin vehículos. Decir que los vehículos que hoy conocemos se los debemos a Bertha Benz es posiblemente muy osado, ya que si Bertha no hubiera conducido el coche de Benz, probablemente alguien hubiera conducido el coche de Daimler o hubiera ocurrido lo mismo varios años después. Pero no por ello Bertha deja de ser la primera en haberlo hecho, y por tanto la detonante de uno de los elementos que más ha cambiado la vida del siglo XX y XXI tanto en aspectos positivos como negativos. Esta es mi humilde forma de reconocer su valentía y coraje.
CONTINUARÁ…
NOTA: este es el primer capítulo de un serial sobre la historia del automovilismo, que se inicia justo aquí con el primer viaje en automóvil de la historia y que, a lo largo de unos 20-30 capítulos (todavía no tengo escritos ni la mitad) hará un recorrido por los años hasta detenernos justo donde empezó la nueva época: el 13 de mayo de 1950, fecha del primer Gran Premio de Fórmula 1.
Lo cierto es que este serial es un proyecto un poco “improvisado” en el sentido de que no tenía la intención inicial de hacer esto. Mi primera intención era hacer una BREVE entrada sobre las flechas de plata. Pero al terminarlo me di cuenta de que una entrada que durara lo mismo que las crónicas de un GP no era digna de una de las épocas más doradas del automovilismo. Así me fui liando, me fui liando… y he terminado por parir esto. Creo que de aquí puede salir algo muy interesante dado la gran cantidad de material que tengo (si no sale algo bueno, la culpa es exclusivamente mía), así que espero poder engancharos con estas historias que, por mucho que parezcan de novela, ocurrieron y están muy bien documentadas. Así pues, a lo largo de las próximas entregas os iré contando ya no solo lo que pasó, sino también os iré introduciendo a los personajes que forman parte de la acción y los vehículos que llevaban. Tan solo me queda desearos que disfrutéis de esto tanto como lo he disfrutado yo en primer lugar documentándome y en segundo lugar escribiendo, y daros las gracias tanto a los que habéis leído esta primera entrada como a los que sigáis en este viaje a lo largo del tiempo.
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10 Comments on "EL PRIMER VIAJE"
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Interesante post Eddie, me encanta este tipo de historias embrionarias de grandes ideas, así que aguardo con ansia las próximas entregas. La verdad es que lanzarse a un viaje así debió ser toda una aventura con tan rudimentarios medios.
La hemos leído, y la vamos a seguir. Y me da la impresión que vamos a ser más de los que te piensas.
Esta es la grandeza del Flagrant’s, la grandeza de Eddie. Pasen y vean…
Sin menospreciar, ni muchísimo menos, el resto de entradas que tan magníficamente pueblan el “Golden Caster” (veáse crónicas deportivas, críticas variadas, o artículos de opinión), son entradas como ESTA las que realmente me engancharon a este lugar. Realmente es un auténtico placer leer cosas así porque: a) están muy bien escritas (a mí, por lo menos, me ha enganchado desde la primera línea) b) Son una parte importantísima de la historia, y es genial ver que la HISTORIA, es algo más que una lista de reyes y un montón de guerras cruentas. y c) y más importante, Porque… “¡QUIERO MÁS!”… Read more »
Jajaja gracias por los comentarios y por pedir más. De hecho, mi intención no era empezar a publicar hasta que no tuviera más, pero conociéndome sé que soy capaz de dejarlo a medias. Así que si he empezado a publica es para que hagáis presión de grupo (como muy bien hace sr. Zepa) y pidáis más y más. Mi intención es que para el sábado noche o domingo haya otro… y publicar al menos uno por semana (preferiblemente dos).
¡ Me ha encantado la historia !
Me pido una suscripción para todo el serial.
Pd: ¿ A nadie se le ha ocurrido hacer una película de esta historia? Me parece que es muy cinematográfica.
La hay:
http://www.imdb.com/title/tt1753569/
El problema es que, que yo sepa, está solo en alemán. Si alguien la encuentra en otro idioma o al menos los subtitulos estaría de puta madre 😀
Me ha encantado eddie. Ya espero ansioso el siguiente capítulo. Como le pasa a sr.Zepa, esta parte de la historia, que no suele salir en los libros de texto, me apasiona. Y si necesitas presión para seguir publicando, aquí estamos unos cuantos diciéndote que queremos más y más.
http://www.youtube.com/watch?v=4M4WkrppFk0
El axioma de que la realidad siempre supera a la ficción,se hace patente en esta historia.Y si además está contada de forma impecable y con pasión,hace que el resultado sea un relato precioso.
Gracias Eddie,esperando ansioso las próximas entradas.
Muchísimas gracias, Eddie.
Estoy enganchadísimo.
[…] el post anterior vimos el nacimiento del primer automóvil y la historia de su viaje inaugural. Este viaje sirvió tanto para probar el vehículo y demostrar que realmente era útil y tenía […]