Habíamos dejado a la selección española en el peor momento que le recuerdan los aficionados al baloncesto tras el tristemente recordado desastre de Barcelona 92. Vuelvo a retomar al combinado nacional en este último capítulo que cierra este serial sobre los años 90. Repasaremos su trayectoria desde la finalización de aquella inolvidable pesadilla olímpica hasta el final de la década. Unos años con más sombras que luces, en los que la selección española arrastró el trauma del angolazo y perdió la química que generó en el aficionado durante los años 80 ante la falta de una personalidad reconocible y de decisión en los partidos decisivos. Una larga travesía por el desierto que no tuvo su final hasta los últimos coletazos de la década de los 90. Un repaso para que los aficionados sepan valorar en su justa medida lo que es la selección española hoy en día.
Alemania 93, una oportunidad perdida.
Tras la marcha de Antonio Díaz Miguel, sempiterno seleccionador durante casi tres décadas, debido a la debacle vivida en Barcelona, la FEB le ofreció el cargo a otro nombre ilustre de los banquillos españoles, Lolo Sainz. El mítico ex-entrenador del Real Madrid y técnico en esos momentos del Joventut decidió abandonar el equipo verdinegro para llevar el timón de la selección española. Su misión era hacer olvidar la pesadilla olímpica y renovar el equipo para que regresaran los buenos años al equipo nacional, como le gustaba llamar a la selección a su predecesor en el cargo. Sin embargo giochi gonfiabili lo primero que hizo Lolo Sainz fue mirar hacia atrás, intentando convencer a Epi para que reconsiderara su decisión de abandonar la selección. El escolta dio marcha atrás y se puso a disposición del nuevo seleccionador para ser convocado nuevamente de cara al Eurobasket de Alemania que se celebraría en 1993.
Fuente: eldia.es
La primera lista oficial de Lolo Sainz no significó un castigo para los integrantes de aquel equipo de pesadilla como lo llamó Ramón Trecet tras el angolazo. Siete de aquellos jugadores formaron parte del equipo que llevó el seleccionador a Alemania. Sólo cinco caras nuevas desde la cita olímpica. Los recuperados Antonio Martín y Ferrán Martínez, ausentes el año anterior por lesión, y las novedades de Nacho Azofra, Juanan Morales y Xavi Crespo. Junto a ellos viajarían al Eurobasket los hermanos Jofresa, Villacampa, Herreros, Epi, Andrés Jiménez y Orenga. Los doce jugadores tenían la responsabilidad de devolver a los aficionados la ilusión perdida un año antes en Barcelona.
El Eurobasket de 1993 era una cita extraña. La disolución de la URSS y Yugoslavia había creado un nuevo panorama en el baloncesto europeo, sin un dominador claro. La cita europea había ampliado el número de participantes a 16 para dar cabida a las nuevas repúblicas surgidas de la desaparición de los dos gigantes. Las Croacia, Rusia, Bosnia, Eslovenia, Estonia o Letonia hacían su aparición en un torneo continental. Ante la falta de un patrón firme era una gran oportunidad para sacar provecho y España comenzó con muy buen pie y dispuesta a aprovecharlo. Venció con facilidad a la débil Suecia por 72-49. Se sudó algo más ante Bosnia, que debido a la guerra sólo presentó 10 jugadores aunque no fue obstáculo para hacer un papel digno y contar con el máximo anotador del torneo, Bilalovic, que ficharía justo después del Eurobasket por el Breogán. Villacampa, con la ayuda por dentro de Jiménez y Antonio Martín y la de Epi desde el banquillo, se encargó con su muñeca de seda de liquidar a los bosnios por 96-89. Se cerró la primera fase ante la nueva Rusia, ya sin nombres deslumbrantes. El dominio de la zona de la pareja Antonio Martín-Ferrán Martínez y los puntos, de nuevo, de Villacampa desde fuera auparon a los de Lolo Sainz que lo bordaron en la segunda parte. 86-75 y a la segunda fase con pleno de victorias.
Fuente: espacioligaendesa.com
Las buenas noticias continuaron llegando en la siguiente fase. No se pudo empezar mejor, con una aplastante y humillante victoria por 78-60 ante una Italia irreconocible. Costó más ante una desconocida Letonia que hizo mucho daño desde el perímetro pero la superioridad de los pivots españoles y la escasa profundidad del banquillo letón fueron claves para la quinta victoria, esta vez por 95-87, y que le aseguraba a España el primer puesto de grupo. La derrota por 75-76 ante Grecia en el último partido, que se resolvió en otro final polémico y chusco como suele ser costumbre cuando los helenos estaban por medio, no tenía ninguna importancia. La selección daba buena imagen y las sensaciones eran muy buenas. Se había recuperado la alegría en el juego, encontrado un referente en ataque en un Villacampa que acabaría formando parte del quinteto ideal del torneo, y hasta se habían solucionado los enormes problemas en el juego interior con la pareja Antonio Martín-Ferrán Martínez. El equipo olía a medalla.
En cuartos esperaba la anfitriona, Alemania. La selección germana no causa ningún temor. Había pasado de ronda como cuarta y en el último partido y su juego no inquietaba a nadie. Era un equipo muy físico pero con evidentes lagunas técnicas, huérfano sin Schrempf y demasiado dependiente del triángulo Koch-Harnisch-Welp. Sin embargo Pesic, seleccionador alemán, preparó una astuta emboscada. Llevó el partido a un ritmo lento, de marcado carácter físico, y a España le costó adaptarse a un juego que no era el suyo. Los de Lolo Sainz llevaron la delantera durante muchos minutos pero siempre con diferencias muy cortas. Varios jugadores estuvieron por debajo de su nivel y sólo los habituales Villacampa y Antonio Martín y el gran partido de Herreros desde el banquillo permitían que España estuviera por delante. Pero no logró en ningún momento romper el mechanical bull for sale choque y le acabaría pasando factura. Alemania consiguió forzar la prórroga, donde esperaría una desagradable sorpresa. Un triple de Welp, el pivot y quien menos se espera que salga fuera a tirar, a pocos segundos del final dejaba con un palmo de narices a los jugadores españoles mientras toda la selección alemana se tiraba al suelo para formar una piña eufórica en el parqué del Olympiahalle de Munich. Este 77-79 abría la maldición de los cuartos de final, una mancha indeleble que marcaría a esta selección durante años en cada torneo.
Sin esperarlo España se quedaba fuera del camino de las medallas. Restaba el trago amargo de la lucha por la quinta plaza para asegurar un puesto en el Mundial del año siguiente. Lo solventó bien, con dos sencillas victorias ante Francia, por 87-75, y Estonia, 119-80. Supo a muy poco. Quedó la sensación a oportunidad perdida. Más aún cuando, sin hacer nada del otro jueves, se acabó proclamando campeona su verdugo, Alemania. Un oro inesperado e histórico logrado tras vencer a Rusia por 71-70. Una selección rusa que contaba con nombres como Babkov, Bazarevich, Mikhailov o Fetissov que se harían muy populares en la ACB en los años siguientes. El bronce acabó en manos de una Croacia que aún lloraba la reciente muerte de Drazen Petrovic.
Fuente: fibaeurope.com
Toronto 94, la repetición del angolazo.
La siguiente cita era el Mundobasket de Toronto, en 1994. Volvía a disputarse en el continente americano ya que cuatro años antes se celebró en Argentina. Esperaban de nuevo horarios extraños y para trasnochadores, al menos en los partidos importantes. No era complicado superar la última participación, aquel sonrojante 10º lugar logrado en tierras argentinas. Lolo Sainz volvió a hacer cinco cambios respecto al Eurobasket de Alemania. Uno, obligado. La grave lesión de Antonio Martín en la última jornada de la Liga Regular de la ACB le dejó fuera del Mundobasket y la selección perdía a su pivot de referencia. Problemón porque la escasez de hombres altos de garantías en España era acuciante. Ya ni hablemos del problema endémico de la falta de un 3 fiable, puesto ocupado casi en exclusiva por extranjeros en la ACB. Finalmente, la lista sería la siguiente: Rafa Jofresa, Laso, Antúnez, Villacampa, Herreros, Epi, Cargol, Andrés Jiménez, Andreu, Vecina, Orenga y Ferrán Martínez. Curiosamente aún seguían seis jugadores de los presentes en los JJOO de Barcelona.
Fuente: solobasket.com
España había quedado encuadrada en el grupo A junto a USA, Brasil y China. Desde el día del sorteo quedaba claro que el partido clave era ante los brasileños. Los resultados ante USA y China ya se daban por supuestos. Con diferente suerte en cada uno de ellos, evidentemente. El estreno ante la segunda versión del Dream Team se tomaba como una puesta a punto y una oportunidad para disfrutar. Lolo Sainz le dijo a sus jugadores que no miraran el marcador y se dedicaran a divertirse. Desde luego lo hicieron y sin perder competitividad. Pese a la intimidatoria presencia de los, entre otros, Shaquille O’Neal, Reggie Miller, Joe Dumars, Alonzo Mourning, Shawn Kemp o Dominique Wilkins, España jugó un partido muy digno y dando buena imagen, otra vez con Villacampa como gran referente. El 100-115 se consideró una derrota dulce ante un rival tan mastodóntico. Una dosis de moral antes del trascendental partido ante Brasil.
Fuente: basketretro.blogspot.com
Brasil estaba en pleno relevo generacional. No estaba en Toronto el gran Oscar Schmidt ni gran parte de sus compañeros que se dieron a conocer en 1986 en el Mundobasket celebrado en España. La selección brasileña lo fiaba todo a la velocidad y su tiro exterior. Unas armas que no le habían servido de nada ante China, con la que cayó sorprendentemente derrotada en la prórroga. Sin embargo hicieron estragos ante España, incapaz durante muchos minutos de atar en corto el veloz juego brasileño y la eficacia de sus tiradores. Paulinho Villas Boas, su figura, hizo un roto descomunal a sus defensores durante casi media hora. España estaba al borde del abismo, 13 abajo a falta de 12 minutos. Pero cuando peor pintaban las cosas apareció desde el banquillo todo un veterano al rescate. Epi realizó ante Brasil su último gran servicio a la selección. Sus triples y su experiencia sacaron a España del pozo en el que estaba sumida y propiciaron la remontada. Tras el festival del capitán, Herreros acabó rematando el trabajo en los últimos minutos para cerrar la victoria. 73-67, el deber estaba cumplido. China no debía ser obstáculo para alcanzar la segunda fase.
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Aquella mañana en Hamilton, tarde en España, todo iba como la seda en la primera parte ante China. Ferrán Martínez no tenía ni para empezar ante el endeble juego interior rival y Herreros completaba el trabajo desde fuera. Pronto la diferencia se acercó a los 20 puntos. Todos dábamos el pase por hecho. Ramón Trecet comenzó a anunciar los rivales y los horarios de los partidos de España en la segunda fase. Nunca olvidaría ese momento para los restos. La selección española salió dormida en la segunda parte y los tiradores chinos aprovecharon para anotar un triple tras otro con una facilidad pasmosa. Los quince puntos de ventaja con los que se marchó España al descanso quedaron en nada a diez minutos del final. Cuando quisieron despertar el partido había cambiado. La ansiedad volvió a apoderarse de los jugadores españoles. El balón quemaba. Los jugadores acusaban el rol secundario que tenían muchos de ellos en sus clubes, a la sombra de los extranjeros. Casi nadie tomaba la responsabilidad. Fue una tortura china en toda regla. Nunca se marchó la selección china en el marcador pero España estaba en pleno ataque de nervios, incapaz de darle la vuelta de nuevo. Y no lo logró. 74-78 que dejaba en la cuneta a la selección española. Dos años después se repetía el angolazo. El ridículo y la vergüenza volvió a rodear a este equipo.
Volvieron las críticas, las chanzas hirientes, la humillación. La selección española había vuelto a quedar en ridículo ante un rival del tercer mundo del baloncesto. Otra vez un grupo de jugadores marcado por una derrota deshonrosa, algunos de ellos ya reincidentes. Hubieran deseado que se les tragara la tierra pero esperaba de nuevo la hiel de la lucha por el noveno puesto. Todo un via crucis ante contrincantes como Corea del Sur o Egipto en partidos mañaniegos y en pabellones vacíos. España acabó repitiendo la 10ª plaza tras caer derrotada ante la Argentina de Nicola, Espil o Milanesio, aún lejos jumpers for sale de los años dorados del baloncesto albiceleste. Pese al ridículo en Canadá, Lolo Sainz continuaría en el puesto. Como era de esperar, el titulo fue para USA tras avasallar a la nueva, pero ya pujante, Rusia en la final.
Atenas 95, la moneda volvió a salir cruz.
El desastre ante China tuvo daños colaterales. Los países que pasaban a la segunda fase marcaba el cupo de selecciones de cada continente para los JJOO por lo que China le daba una plaza más a Asia en detrimento de Europa. Al continente europeo sólo se le concedieron cuatro plazas, que obtendrían los cuatro primeros clasificados en el Eurobasket que se debía celebrar en Atenas en 1995. Como los JJOO de 1996 se celebraban en Atlanta ninguna selección europea estaba clasificada de oficio. Pocas plazas y demasiados aspirantes. A todo ello se le unió una dificultad más. El fin de la guerra de los Balcanes supuso el levantamiento de las sanciones que pesaban sobre lo que restaba de Yugoslavia, es decir Serbia y Montenegro. Por tanto, podía participar de nuevo en competiciones deportivas internacionales. La FIBA le facilitó el regreso ampliando el número de equipos previstos de 12 a 14 y sacándose de la manga un grupo de clasificación extra terminado el Preeuropeo en el que participó la selección yugoslava junto a los cuatros mejores terceros de los grupos de clasificación. De Stankovic no se podía esperar otra cosa, ya estaba él para echar una mano a sus compatriotas. Como era de esperar Yugoslavia se clasificó con la gorra. Ya sólo la formaban dos repúblicas pero contaba con un equipazo sensacional con los Djordjevic, Danilovic, Divac, Paspalj, Rebraca, Savic, Bodiroga, Beric, Sasha Obradovic… Para temblar. Otra gran piedra en el camino.
Fuente: solobasket.com
En esta ocasión Lolo Sainz renovó la selección de arriba a abajo. Sólo repitieron 4 jugadores de los que acudieron al Mundobasket de Toronto. Alguna baja, como la de Villacampa que se lesionó seriamente al final de la Liga Regular de la ACB, fue obligada pero esta vez los cambios fueron mucho más que de chapa y pintura. El más destacado fue la incorporación del nacionalizado Mike Smith para ocupar ese puesto de 3 del que tan huérfano estaba el baloncesto español. Tras clasificarse cómodamente en el Preeuropeo, España acudía a Atenas con el objetivo de llegar a semifinales con el siguiente equipo: Laso, Nacho Rodríguez, Galilea, Alberto Angulo, Herreros, Xavi Fernández, Mike Smith, Fran Murcia, Alfonso Reyes, Orenga, Antonio Martín y Ferrán Martínez.
Los 14 selecciones se distribuyeron en dos grupos de siete equipos. Un número tan peculiar de participantes provocó que cada jornada le tocara descansar a una selección por grupo. El comienzo fue tranquilo para España. Victorias fáciles ante Turquía (85-70), que estaba lejos aún de ser una potencia europea, y Finlandia (87-74). Dos triunfos sencillos ante dos rivales menores. Los baches llegaron al tercer partido, contra Francia. Los galos sometieron a la selección española a una auténtica tortura. La superioridad física abrumó en todo momento al juego interior de España. Forte ridiculizó a todos los bases rivales y Bonato se zafó de todo rival que se encargaba de su defensa, si es que se podía llamar así a lo que hizo España atrás en ese encuentro con el alero francés, para marcarse un partidazo. España no tuvo opción en ningún momento. La derrota sin paliativos por 75-86 ante un rival al que la selección española siempre se había impuesto en las citas internacionales dolió mucho. Ramón Trecet comenzó la flagelación ya en los últimos minutos, calificando a España de selección sin personalidad, de segunda fila y que tenía fuera de su alcance a las Yugoslavia, Lituania, Croacia o Rusia. Los nubarrones sobre el futuro en el torneo empezaban a tornarse cada vez más negros.
Precisamente el siguiente rival era una de las favoritas, Croacia. España mostró una cara mucho mejor que ante Francia, jugando un partido muy digno y poniéndoselo difícil a una selección croata algo gris pero con individualidades de sobra para resolver. Bastó la aparición de Kukoc y Komazec (de nuevo un 3 haciendo daño pese a que Mike Smith no estaba mal y hacía lo que podía) para que Croacia se llevara el encuentro en los últimos minutos por 70-80. La derrota obligaba a la selección española a juguarse el pase a cuartos en un trascendental encuentro ante otra selección balcánica, Eslovenia. La primera parte ante los eslovenos fue primorosa, con un Herreros enchufadísimo que anotaba todo y un Alfonso Reyes, que iba a más a lo largo del torneo, que se apoderaba de la zona con su lucha y entrega. España se iba 17 arriba y el partido estaba quedando encarrilado. Sin embargo Eslovenia despertó en la segunda parte con dos hombres del banquillo. Un gran tirador como Alibegovic y un jovencísimo Milic (otra vez un 3) sacaron a su equipo del hoyo. El rocoso Kotnik comenzó a aparecer, librando un intenso duelo con Reyes por dentro. A España volvió a entrarle el canguelo mientras la diferencia menguaba poco a poco. Dos tiros libres de Kotnik colocaban sólo 1 abajo a Eslovenia en el último minuto. Afortunadamente otros dos puntos de Herreros y el error esloveno en la última posesión daban la victoria a España por 88-85. El grito de Lolo Sainz al terminar el encuentro soltaba la enorme tensión vivida. Se había sufrido pero ya estaba la selección española en cuartos.
Fuente: historiaseleccionesespanolabaloncesto.blogspot.com
España cerraba la primera fase ante Rusia. Las esperanzas de victoria eran escasas ante un rival potentísimo que contaba con viejos conocidos en la ACB como Babkov, Mikhailov y Fetissov y la hornada de un CSKA Moscú que iba a más. Rusia se colocó 11 arriba ya en los primeros minutos, parecía que el partido podía acabar en otra severa derrota. Pero todo cambió con la entrada de Galilea, olvidado hasta entonces por Lolo Sainz. El base del Barça contagió su intensidad y velocidad a todo el equipo. La defensa paró a los rusos en seco. El equipo corría como en los buenos tiempos. Herreros daba otro recital anotador desde el perímetro mientras Ferrán Martínez destrozaba a los pivots rusos como si fueran de papel. Una exhibición de buen juego que se llevó por delante a Rusia. España había encarrilado la victoria con una diferencia tal que aparecía en el horizonte un objetivo que ni se pasaba por cabeza antes del encuentro. Una victoria por 16 puntos le daba a la selección española el segundo puesto del grupo. Una canasta en el último segundo hacía scivolo gonfiabile posible aquel objetivo inverosímil. 94-78 que cambiaba completamente el panorama. Despejaba del cruce a las temibles Yugoslavia y Lituania y las posilidades de alcanzar las semifinales eran mucho mayores.
Sin embargo el cruce no era ninguna bicoca. Más bien, un regalo envenenado. Grecia, la anfitriona. Todos ya sabíamos lo que significaba jugar como visitante ante los griegos. El partido desde el principio se jugó a un ritmo lento, a cara de perro, como le gusta a los griegos. Pero España no le perdió cara y dominó durante toda la primera parte. Las diferencias no eran grandes pero siempre llevaba la delantera. El escenario cambiaría tras el descanso. Los griegos comenzaron a repartir estopa en la zona. Como siempre en una cancha helena los árbitros se quedaron mirando hacia el Partenon ante aquella defensa. Pero lo que hizo más daño fue la aparición del veterano Christodoulou. Tres triples consecutivos del alero dieron la vuelta al marcador. España se agarró con uñas y dientes para llegar a un final igualado y de infarto. Una situación con la que disfrutan los helenos en casa. De nuevo la moneda volvió a salirles cara. A España le faltó agresividad y mala leche en aquel último minuto, algo que le persiguió durante aquellos años en las últimas posesiones. La apoteosis en el OAKA era total, aquel 64-66 clasificaba a Grecia por primera vez para unos JJOO. En cambio, España iba a quedar fuera de una cita olímpica a la que no fallaba desde Montreal 1976.
Fuente: blogs.20minutos.es
Aunque Ramón Trecet animara a luchar por el quinto puesto ante la remota posibilidad de una sanción o renuncia en la que nadie creía en su sano juicio la realidad es que los dos últimos partidos se convertían en un marrón depresivo. España se tomó la revancha ante Francia (75-74) pero terminó el torneo cayendo ante una Italia (75-82) que dominó en todo el encuentro e iba reencontrando el camino perdido en los últimos años. El 6º puesto alejaba cualquier posibilidad de esperanza conspiranoica. España quedaba fuera de los próximos JJOO, otro palo más para desenganchar poco a poco al aficionado de la selección. El Eurobasket terminó con aquella mítica final, de una calidad tremenda, entre Yugoslavia y Lituania y recordada por un pésimo arbitraje en los últimos minutos que casi provoca la retirada de los lituanos. El oro fue para los yugoslavos en su reaparición internacional. Plata para Lituania y bronce para una Croacia que lograría su última medalla en un gran campeonato.
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Barcelona 97, tampoco en casa.
La ausencia en los JJOO de Atlanta convirtió a España en aquel 1996 en un simple sparring para las selecciones que si estarían en la cita olímpica. Amistosos que servían para mirar un año más adelante, al Eurobasket que se disputaría en Barcelona. Se regresaba al escenario donde comenzaron las pesadillas pero con ilusión por comenzar en casa la vuelta a los buenos tiempos. Después de muchas pruebas Lolo Sainz añadió a gran parte del equipo del anterior Eurobasket a los hermanos Jofresa, que regresaban a un campeonato oficial de selecciones, y a varios jóvenes entre los que destacaba Roberto Dueñas. El joven pivot del Barça, tras su gran explosión en la final de aquella temporada ante el Real Madrid, estaba llamado a ser el referente en los próximos años y el pivot determinante que tantos años se llevaba añorando. La selección que competiría en Barcelona fue la formada por: Rafa y Tomás Jofresa, Nacho Rodríguez, Alberto Angulo, Herreros, Esteller, Mike Smith, Paraíso, Orenga, Alfonso Reyes, Ferrán Martínez y Dueñas.
Fuente: todocoleccion.net
Las cosas marcharon bien mientras los rivales fueron de medio pelo. Se completó la primera fase con tres victorias ante Ucrania (82-54), una Croacia en pleno relevo generacional (78-71. Skansi dijo antes de ese partido que si España no les ganaba ese día no lo haría nunca) y una Alemania también muy rejuvenecida y verde (67-59). Pleno de victorias pero sin brillo. Se ganaba pero el juego no enamoraba. De hecho la selección no consiguió llenar ningún partido el Olímpico de Badalona. Un juego gris a tono con un torneo completamente dominado por el basket-control que se había apoderado de toda Europa. Los problemas llegarían en la segunda fase.
Todo marchaba bien en la primera parte ante Italia, primer rival de la siguiente ronda. España ganaba con facilidad ante una Italia errática, lenta y fallona. España llegó a ponerse 14 arriba y parecía que el partido sería pan comido. Pero la segunda parte fue un espanto. Los chicos de Lolo Sainz se atragantaron con la defensa dispuesta por Messina y comenzaron a perder balones como locos. El ritmo lento hasta el hartazgo y la guerra de guerrillas propuesta por el técnico italiano se le atragantó de tal manera a la selección española que acabó dejando escapar el partido. Ni podía romper la defensa italiana ni frenar a Myers y el versátil Fucka. 60-63 que complicaba la vida sobremanera. Porque aunque España se quitó fácilmente de encima a la débil Polonia (104-61) en el último partido esperaba el coco, Yugoslavia, y con la baja de Herreros que se lesionó ante los polacos. Poco se pudo hacer ante un equipo claramente superior. Derrota por 70-79 que condenaba a España a la tercera plaza y a un cruce de cuartos muy complicado ante Rusia.
La primera parte marchó muy bien ante los rusos. El tiro exterior funcionaba, la defensa ataba bien en corto el ataque rival y España se iba al descanso 8 arriba. Pero el partido cambió en la reanudación. Rusia se puso seria atrás y España se fue atascando poco a poco. Los jugadores rusos volcaron el juego sobre los pivots. Mikhailov y Fetissov hicieron un roto considerable bajo el aro. Dueñas naufragó ante los hombres altos rusos y sólo Orenga, a base de pelea, era capaz de hacerles frente. El partido se igualó y caminó irremediablemente a otro final igualado, una moneda al aire. De nuevo salió cruz. Los rusos se adelantaron en el último minuto y el tiro que buscaba forzar la prórroga lo rebañó del aro Mikhailov. 67-70 para Rusia que dejaba fuera de las medallas a España una vez más en el fatídico cruce de cuartos, una losa que ya pesaba demasiado en el baloncesto español.
Fuente: retroacb.blogspot.com
A España ya sólo le quedo el triste consuelo de amarrar la plaza para el Mundobasket del año siguiente y que logró tras vencer a Turquía (86-81) en un encuentro en el que casi se lleva un susto al final tras ir venciendo por más de 20 puntos. La selección española acabó 5ª tras derrotar en el último partido por 94-93 a una Lituania muy renovada. Otra vez quedó la sensación que España pasaba sin pena ni gloria. Lo peor es que cada vez le importaba a menos aficionados. Ni siquiera pudo llenar el Palau Sant Jordi en su partido de cuartos. El desapego hacia esta selección era evidente. Ni triunfaba ni enamoraba con su juego, gris como lo fue este Eurobasket. La final entre Yugoslavia e Italia fue una oda al aburrimiento, el esplendor del basket-control. Los yugoslavos consiguieron revalidar el título con mucha facilidad y entre bostezos. El bronce fue para Rusia.
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Atenas 98, un motivo para la esperanza.
El Mundobasket de 1998 llegaba sin hacer demasiado ruido. En España aún se estaba más pendiente del fracaso en el reciente Mundial de fútbol como para pensar en una selección que ya no llamaba la atención del aficionado ocasional al baloncesto. Al menos aún tenía seguimiento mediático además de la televisión pública. Alguna emisora de radio, como la cadena Ser, retransmitió todos los partidos en directo. Para esta cita mundialista en Atenas, otro campeonato importante más que se celebraba en Grecia como pago de favores por parte de la FIBA, Lolo Sainz se olvidó de posibles mezclas con el pasado y renovó el equipo completamente. Sólo contó con cinco jugadores presentes en Barcelona el año anterior y completó la selección con jugadores jóvenes de un perfil más físico, intensos en defensa y sacrificio fuera de toda duda. Menos talento pero mayor personalidad y carácter. La selección que viajó a Atenas la formaron: Nacho Rodríguez, Rodilla, Azofra, Herreros, Alberto Angulo, Carlos Jiménez, Rodrigo de la Fuente, Paraíso, Orenga, Alfonso Reyes, De Miguel y Dueñas.
Fuente: solobasket.com
La primera fase no fue apta para enfermos del corazón. Tras el sencillo triunfo ante Nigeria (80-68) en el debut esperaba la siempre complicada y talentosa Australia. Se sufrió de lo lindo ante el rocoso juego interior aussie y la buena muñeca de sus tiradores. Herreros tuvo que emplearse a fondo para sujetar a la selección pero el partido se iba por el desagüe cuando España se encontraba 6 abajo a falta de dos minutos y Ramón Trecet hacía chanzas sobre en qué equipo de la ACB se podía colocar al alero McKinnon. A base de garra la selección española se sobrepuso y logró la victoria por 77-76 con un palmeo sobre la bocina de Alfonso Reyes. Aún duraba la taquicardia cuando llegó el partido ante Argentina, donde ya empezaban a aparecer los jugadores que formarían su generación dorada. Otro partido duro y físico. España, demasiado dependiente de Herreros y Nacho Rodríguez, sufría ante la potencia de Schonochini y la presencia física de Nicola y Oberto. España estuvo sobre el alambre en más de una ocasión pero se salvó por el horrendo porcentaje en los tiros libres de los argentinos, en especial de un Oberto negado desde la línea. Estos errores le dieron una oportunidad a los españoles en la última jugada de la prórroga. Esta vez fue Herreros el héroe con un tiro librado desde 4 metros. 68-67 que convertía el sufrimiento en alegría descontrolada. Se podía haber pasado con dos derrotas y pie y medio fuera del Mundobasket pero lo hacía con dos victorias y el camino bien trazado. La suerte esta vez no le dio la espalda a la selección española.
Fuente: elpais.com
Brasil era el primer rival en la segunda fase. Comenzó responda pero poco a poco España fue imponiéndose con otro gran partido de Nacho Rodríguez y la puntería de los Albertos (Herreros y Angulo). 73-63 en un final mucho más tranquilo y apacible. La siguiente piedra en el camino era USA. Pero esta vez no era otra versión del Dream Team. El lockout que vivía la NBA impedía convocar a sus jugadores a la selección estadounidense, que se nutrió de algunos universitarios, jugadores de ligas europeas y competiciones menores estadounidenses. Entre ellos algunos nombres bien conocidos como Wendell Alexis, Trajan Langdon, Brad Miller, Jimmy Oliver o David Wood, que afirmó antes de un amistoso de preparación que en cualquier playground se encontraban chicos con mucho más que talento que el de los jugadores de la selección española. Durante la primera parte los jugadores españoles le dejaron como un bocachancla. Exhibición colectiva portentosa que dejó en paños menores al equipo de emergencia de USA. Gran defensa, variedad en ataque y un Herreros desatado para irse 11 arriba al descanso. Sin embargo una mayor dureza atrás y un pésimo arbitraje (de nuevo el francés Dorizon haciendo de las suyas) permitieron que USA reaccionara. Un triple de Jimmy Oliver le daba la victoria a USA por 75-73 y evitó que España lograra su segunda victoria ante la selección estadounidense tras aquella del Mundial de Cali en 1982. Había volado una gran oportunidad de amarrar el primer puesto y asegurarse un cruce asequible. Sólo quedaba asegurarse la segunda plaza ante una renovada Lituania, sin los cuatros grandes de los 80 y con Karnisovas como líder indiscutible. Volvió el final de infarto en un partido que se decidió en la prórroga. Los problemas de personales de los lituanos y su escasa profundidad de banquillo le pesaron a Lituania en el tiempo extra. Entre Herreros, una vez más, y Alfonso Reyes certificaron la victoria por 86-80.
El segundo puesto de grupo era un buen botín. Sin embargo en lugar de premio encontraron un castigo puesto que el rival de cuartos sería Grecia. Otra vez Grecia y en terreno heleno. Nada bueno podía esperarse. Y nada bueno tuvimos. Grecia impuso desde la mitad de la primera parte su juego lento y físico. La zona griega era un auténtico campo de batalla. Sabedor que el peligro en ataque de España estaba en Herreros, Giannakis le impuso duros dobles e incluso triples marcajes. El de Fuencarral recibió hasta en el carnet de identidad. En ataque Koronios imponía el ritmo en todo momento y Ekonomou hacía mucho daño cuando salía hacia el poste alto a lanzar. España hizo la goma constantemente pero nunca se fue del partido. Hasta los últimos minutos estuvo con opciones pero la dureza helena atrás y los puntos de Ekonomou en los momentos calientes enterraron cualquier esperanza. 62-69 que clasificaba a Grecia por primera vez para unas semifinales en un Mundobasket. Otra vez los cuartos, los malditos cuartos.
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La derrota no hundió a la selección española, que acabó el torneo quinta y con la cabeza alta tras las victorias ante Argentina (77-64) e Italia (64-61). Dos partidos que sirvieron para completar el recital de un Alberto Herreros que se convirtió en el máximo anotador del torneo y entró en el quinteto ideal. El alero del Real Madrid se había convertido en el líder indiscutible de aquella selección española que comenzaba a despertar de la pesadilla y daba mejores sensaciones. Yugoslavia continuaba su periplo triunfal tras vencer en una final dura, muy física y algo aburrida a Rusia por 64-62, jugada al son de Rebraca que se confirmaba como el mejor pivot de Europa. El bronce fue para esta USA de circunstancias tras arrollar a los anfitriones.
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París 99, del infierno al paraíso.
La imagen dada en Atenas el año anterior permitía tener esperanzas en realizar un buen papel en el Eurobasket de París, clasificatorio para los JJOO de Sidney. En esta ocasión Europa contaba con 5 plazas, además de la de Yugoslavia que estaba ya clasificada como campeona del mundo. Como se daba por supuesto que la selección plavi iba a estar entre los medallistas bastaba con acabar entre los seis primeros para volver a disputar una cita olímpica. Ese era el objetivo mínimo aunque no se descartaba en absoluto llegar mucho más allá. Lolo Sainz ya tenía el bloque de la selección bien formado con el núcleo duro del equipo que jugó el Mundobasket en Atenas. Sólo hizo unos pocos retoques, tres exactamente, para completar la selección. Los elegidos fueron: Nacho Rodríguez, Rodilla, Corrales, Herreros, Alberto Angulo, Esteller, De la Fuente, Carlos Jiménez, Alfonso Reyes, De Miguel, Romero y Dueñas.
España disputó la primera fase en Clermont-Ferrand. El debut se dilucidó con una victoria sin mucho brillo por 84-75 ante la Hungría del NBA Kornel David. El siguiente rival fue Eslovenia. Un equipo repleto de jugadores jóvenes y llenos de talento como Smodis, Milic, Nesterovic o Becirovic que iban a sonarnos mucho los siguientes años. Aparte de calidad tenían una superioridad física evidente sobre los jugadores españoles, que la sufrieron pronto en sus carnes. Smodis volvió locos con su versatilidad y movimientos a los ala-pivot españoles, más cómodos cerca del aro y que sufrieron cuando el esloveno se alejaba de él. Por dentro se sufría lo que no estaba en los escritos ante un Nesterovic muy intimidador. Sólo Herreros fue capaz tirar del equipo pero resultó del todo insuficiente. El partido, que no se emitió en directo en España por la emisión en La 2 del debate sobre el estado de la nación, estuvo dominado en todo momento por Eslovenia, que se acabó imponiendo por 75-85. Una derrota inesperada que complicaba mucho las cosas. España estaba obligada a ganar a Rusia si quería pasar a la segunda fase con alguna victoria y conservar las esperanzas de llegar a cuartos. Tras una buena primera parte se volvió a sufrir lo indecible ante la superioridad interior rusa. A España le salvó el recital de tiros libres fallados del pivot Nosov, que sufrió un hack to Shaq en toda regla y acabó marchándose al banquillo entre lágrimas. Se volvió a depender demasiado de Herreros en ataque pero la aportación del alero de Fuencarral esta vez sí valió para vencer por 72-69. Sufriendo pero se salvaban los muebles de cara a la segunda fase, que se disputaría en Pau.
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Se abría el fuego en la siguiente fase ante la anfitriona, Francia. La primera parte de los galos no daba miedo a nadie, fue simplemente espantosa. El problema es que España no supo aprovecharlo. O, mejor dicho, parecía que no era capaz de dar más de sí. No tenía buena pinta que se marchara al descanso sólo 1 arriba cuando los franceses no lo podían hacer peor. Francia salió con otra actitud en la segunda parte y el destrozo fue antológico. España se vio apabullada, impotente ante la exuberancia física de los Risacher, Digbeu, Bilba o Ronnie Smith. Por fuera, Rigaudeau y Foirest hicieron cuanto quisieron. La imagen de la selección española fue patética, rendida como una selección menor. 57-74 que levantó muchas ampollas. Comenzó a discutirse la calidad de la lista de convocados. Scariolo comentó en la televisión italiana que los 17 puntos eran la diferencia real entre España y Francia, a lo que contestó Lolo Sainz, visiblemente enfadado, en rueda de prensa que no estaba para gilipolleces. La derrota, además de muy dolorosa, era muy comprometedora porque el siguiente rival era la todopoderosa Yugoslavia. Durante muchos minutos se lavó la imagen del partido anterior ante un rival a medio gas pero el nivel de la selección yugoslava era tal que con apretar un momento les bastaba para romper el encuentro. 63-77 para los Divac, Danilovic, Bodiroga, Tomasevic, Gurovic, Loncar y compañía. España estaba al borde del abismo pero los resultados de los demás encuentros le daban aún opciones de clasificarse para cuartos. Había que vencer a Israel y esperar.
Fuente: nachosapena.blogspot.com
El partido ante la selección hebrea resultó sencillo. La superioridad de los pivots españoles fue evidente en todo momento. La pareja de pivots del Estudiantes, Alfonso Reyes y De Miguel, se bastó para liquidar a un rival físicamente limitado. 88-74, los deberes estaba hechos. Ahora tocaba esperar la carambola. Había dos oportunidades. Podía bastar con la primera, Yugoslavia era mejor equipo que Rusia y la victoria de los chicos de Obradovic metía a España en cuartos. Sin embargo Yugoslavia ya era primera de grupo matemáticamente y no se jugaba nada. Ya se sabe que pasa con los balcánicos cuando no tienen motivación, que pasan de todo. Una Rusia más motivada no tuvo problemas para vencer por 76-68 ante la dejadez de los yugoslavos. Sólo quedaba una bala en la recámara. Francia debía vencer a Eslovenia en el último partido de la jornada. Sin embargo el desarrollo del partido estaba resultando desastroso. Con el primer puesto ya asegurado, Francia se veía arrollada por una Eslovenia que se jugaba la vida y ganaba por 18 puntos a falta de 12 minutos. La sentencia parecía dictada. España iba a quedar fuera del Eurobasket y de unos JJOO por segunda vez consecutiva. El desastre parecía inevitable. Empezaron a dispararse todo tipo de rumores como el cese fulminante de Lolo Sainz o la retirada de la selección de Herreros. Todo ello con el partido aún en juego. Sin embargo el guion cambió de forma imprevista. En un arranque de orgullo y honestidad profesional los galos apretaron los dientes y remontaron con una facilidad pasmosa. A Eslovenia le entró un ataque de pánico, como ha caracterizado siempre a este equipo cuanto lo tenía todo a favor en partidos importantes, y desapareció de la pista. De manera increíble, Francia vencía por 74-69. España se clasificaba para cuartos. Las imágenes de los jugadores españoles tirándose unos encima de otros sobre las camas de la habitación del hotel son imborrables. Habían caído al infierno durante unos instantes pero habían salido vivos de él.
En cuartos esperaba Lituania, un equipo que daba auténtico pánico y liderado por Sabonis, ya entrado en años pero que aún seguía marcando diferencias en Europa. Junto a él estaban Karnisovas, la columna vertebral del Zalgiris campeón de Europa esa temporada (Stombergas, Adomaitis, los hermanos Zukauskas, Masiulis, Maskoliunas) y un joven base, descarado y lleno de talento, llamado Sarunas Jasikevicius. Un rival para temblar. Pero no había miedo a una posible derrota. De producirse aún tenían una oportunidad más de clasificarse para los JJOO ganando el siguiente partido ante Turquía. Por ello España salió sin presión. El equipo daría su mejor versión del torneo. No se arrugó en ningún momento ante el tremendo potencial lituano. Se defendió como nunca. Las ayudas sobre Sabonis acabaron desesperando al zar lituano que acabó desquiciado ante la defensa de Iñaki De Miguel y eliminado por personales sin apenas aportar nada. El equipo se preocupó por defender y defender. La anotación ya quedaba para Herreros, que dio un recital enorme. Pasaban los minutos y España dominaba con una comodidad sorprendente. Sólo se vio inquietada por los triples a la desesperada en los últimos minutos de Jasikevicius, que ya era una pesadilla para el rival por entonces. Pero no les bastó a los lituanos. España vencía por 74-72. Lolo Sainz se abrazó emocionado con todo el cuerpo técnico. Se había roto la maldición de cuartos cuando menos se esperaba. España se clasificaba para los JJOO y, lo que es más importante, entraba en la lucha por las medallas.
Fuente: cuadernosdebasket.com
Francia esperaba en semifinales. Todavía estaba fresco el meneo recibido en la segunda fase ante los anfitriones. Esta vez los jugadores españoles no estaban dispuestos a pecar de blandos. Se repitió la defensa a ultranza empleada ante Lituania. Francia ya no jugó nada cómoda en esta ocasión. Los pivots galos eran superados por Alfonso Reyes y De Miguel. Carlos Jiménez realizó a la perfección su trabajo silencioso para atar en corto a los aleros rivales. Rigaudeau no podía jugar a sus anchas, bien defendido por Nacho Rodríguez. Pero, sobre todo, estaba Herreros. En otra tarde mágica, el líder de la selección española no se cansó de anotar de mil y una maneras posibles. Francia no encontró nunca el antídoto para frenarle. Quizá se les pasó por la cabeza a los franceses que le habían perdonado la vida a sus rivales en la segunda fase. Y que se arrepintieran tras el partido. Sin embargo, al ser preguntado Jean Pierre de Vicenzi, seleccionador francés, por esta cuestión en rueda de prensa afirmó que hubiera hecho lo mismo pese a esta derrota. España vencía por 70-63 y entraba en una final europea 16 años después tras aquella de Nantes de 1983. Curiosamente el rival también sería el mismo que entonces, Italia.
Fuente: lavanguardia.com
La selección italiana, entrenada por Tanjevic, era uno de los mayores exponentes del basket-control que había introducido Messina en su etapa como seleccionador. Defensa, físico, mucha intensidad, ritmo muy lento. Dejaba los detalles de calidad para los Myers y Fucka. A España le faltó colmillo en aquella final. No supo leer la defensa italiana y se bloqueó. Los porcentajes de tiro fueron espantosos y fue siempre a remolque de Italia. Las diferencias se agrandaron demasiado pronto y la final se resolvió con una facilidad inesperada. A España sólo le quedó adecentar el marcador en los últimos compases. 56-64 para Italia que recuperaba el trono europeo que había alcanzado por última vez en aquella final de Nantes. Poca emoción y demasiado aburrimiento para el broche final pero esa plata devolvía a España al camino perdido de las medallas. Parecía inimaginable mirar por encima del hombro a la poderosa Yugoslavia, que fue bronce. Podía ser el inicio de otra época de vino y rosas pero en Sidney volvieron las sombras. Lolo Sainz no se atrevió a apostar en la cita olímpica por los jugadores en los que estaba depositado el futuro del baloncesto español.
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El futuro comenzaba en Lisboa.
Muy cerca de España, en Lisboa, se iba a vivir la explosión de un grupo de jugadores que estaba llamado a hacer historia. Aquella selección junior iba a vivir un auténtico sueño de verano. Su camino había comenzado un año antes, en el Europeo de Varna, donde logró el oro. En el país vecino les esperaba el Mundial junior. Aquel equipo estaba liderado por un par de jugadores que habían recibido ya su bautismo de fuego en la ACB. Uno era Juan Carlos Navarro, un anotador implacable que ya llevaba año y medio en la primera plantilla del Barça y que ya se había hecho conocido por su peculiar, pero efectiva, forma de lanzar y que le valió el apodo de La Bomba. El otro era Raúl López, un joven base surgido de la inagotable cantera del Joventut. Ya había debutado también con el primer equipo, dejando sus primeras pinceladas de su altísima calidad y excelente visión de juego. Ya habían comenzado las comparaciones con un mito como Corbalán. Eran los líderes de un equipo que aunaba el talento con el esfuerzo de una manera que nunca antes se había visto en el baloncesto español.
Fuente: technoastur.com
Raúl López, Navarro, Drame, Gabriel y Bueno. Un quinteto para la leyenda. Un quinteto que empezó a hacernos soñar con un futuro mejor. Unos jugadores que pegaron al televisor a muchos espectadores que nunca habían visto un partido de categoría junior en directo. Tras dejar en la cuneta en semifinales a Argentina en un partido duro y bronco, digno preámbulo de las grandes batallas que esperarían a ambas selecciones en el futuro en categoría absoluta, a los chicos entrenados por Charly Sainz de Aja les esperaba en la final el coco, USA. Sin embargo el coco acabó siendo la selección española. En una lección magistral del mejor baloncesto los jugadores españoles volvieron locos a unos estadounidenses que nunca habían visto algo así. No pudieron con la muñeca letal de Navarro, la visión de juego privilegiada de Raúl López, con el esfuerzo colectivo de un equipo que no aceptaba la derrota como posibilidad y que hizo vibrar desde los salones de su casa a muchos aficionados que disfrutaban como niños. El 94-87 con el que se impuso España colocó a este generación de jugadores en lo más alto. Tras esta victoria inimaginable los aficionados españoles ya no les quitarían los ojos de encima. En ellos estaba depositado el futuro del baloncesto español, un futuro brillante y lleno de éxitos. Habían nacido los niños de Lisboa.
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La clave no sólo era el talento. En otras selecciones juniors había jugadores que ya despuntaban en Europa, como Kirilenko o Fotsis. El secreto estaba en la unión indisoluble de aquel grupo de amigos. Era un equipo en toda la extensión de la palabra, dispuesto a reunirse año tras año para disfrutar una vez más todo juntos. La gloria no estaba sólo destinada para los líderes de aquel equipo. Pronto se harían familiares nombres de jugadores de banquillo de aquel equipo como Felipe Reyes, Carlos Cabezas, Berni Rodríguez o José Manuel Calderón (ausente en Lisboa por lesión pero presente en Varna un año antes). Pero, por encima de todos, acabaría resonando el de un jugador con un papel muy secundario en aquella selección, Pau Gasol. Nadie podía imaginar en esos momentos que sería el encargado de cambiar el destino del baloncesto español para siempre. Pero esa es otra historia.
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5 Comments on "BALONCESTO: LOS OSCUROS AÑOS 90 (y VII). LA TRAVESÍA POR EL DESIERTO"
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Gracias, Perdi, gran gran trabajo, y precioso el cierre, el rayo de sol entre las nubes al final de la tormenta
Excelente trabajo. Enhorabuena.
Fantástica la serie y el cierre. Interesante ver en este último artículo cómo ha ido cambiando el tipo de jugador que hemos tenido en España, con un cambio a un mejor físico pero manteniendo o superando el talento de las generaciones precedentes. Aunque este repaso también dé un poco de lástima al ver que buenos jugadores se quedaron sin nada en la selección por culpa de unos cuantos malos años. Como decía pana en la bitácora, ahora, tras ver esa evolución, lo que tenemos que garantizar es el relevo y, aunque parece que va bien encaminado, hay que insistir en… Read more »
Curiosamente siempre estábamos cerca de ganar. Casi no hay derrotas abultadas.Siempre compitiendo para caer al final. Por suerte un día espabilamos y se fue construyendo lo que ahora somos, el coco europeo. Este Europeo será complicado pero si cogen confianza…
Fantástica serie, Perdi. Eres como una enciclopedia en estos temas. Gran trabajo y con una estructura perfectamente pensada, lo has clavado con lo que fue el basket FIBA en los 90. En definitiva, una serie para guardar, releer a menudo y tomar como base para comparar con el baloncesto actual.