Tras varios Grandes Premios sin escribir debido a boicots varios y narraciones on-line (el que diga que no hice crónica del GP de Canadá, que se vaya a la diezmola y vea la crónica de dos horas que nos marcamos trotamundo y un servidor), vuelvo a escribir una crónica y, para que no se me quejen, incluso el mismo día de la carrera. Como en los buenos tiempos.
El fin de semana se presentaba con la incógnita de qué iba a pasar con eso que hacen los de Pirelli y que incluso llaman neumáticos, sin rubor alguno. Los pilotos, tras el espectáculo de reventones ofrecidos por los Pirelli en Silverstone, estos anunciaron cambios estructurales en sus neumáticos, cambiando la carcasa de pula pula inflavel acero por la de kevlar que se comportó correctamente el año pasado. A ver, para que no se confundan ustedes, repitan conmigo: una cosa es la estructura y otra cosa es el compuesto. NO SE HAN CAMBIADO LOS COMPUESTOS DE LOS NEUMÁTICOS. Coño. A ver si se entera de una puta vez cierto periodista que yo me sé…
Por su parte, los pilotos se reunieron para hacer un concurso de chistes, y tras varias horas de competición, el chiste que ganó fue el de “si los neumáticos vuelven a dar problemas, no corremos”.
Con toda esta marejadilla, llegamos al sábado con una sesión de clasificación no exenta de sorpresa. Y es que la gran diferencia de tiempo entre el compuesto más duro y el más blando de los dos que trajo Pirelli, de más de un segundo, le dio un susto a más de uno e incluso a Rosberg lo dejó fuera de la Q3. El piloto, no dudaba en asumir la culpa. La culpa que tuvo el equipo al no sacarlo cuando tenía que sacarlo, quiero decir.
Así, con uno de los dos Mercedes fuera de la Q3, por fin íbamos a ver una primera línea que no está copada por los Mercedes. Aun así, Hamilton logra la pole, quitándosela al piloto local, con un Webber que logra la tercera posición. Los Lotus ocupan la cuarta y quinta posición, con Ricciardo una vez más sexto, que, sabedor que su paisano del equipo grande se va a las carreras de hombre cuando acabe el año, quiere meterse en el equipo grande como sea, y está marcándose una temporada que hace que los que afirmaban, sin ruborizarse, que Alguersuari estaba por encima del australiano, sean objeto de burla, mofa e incluso lanzamiento de cacahuetes cada vez que asoman la cabeza por el paddock. Y a continuación los Ferrari, con Massa por delante de Alonso, para escozor del mismo periodista al que me refería anteriormente. Otra vez estrategia a defenderse de Ferrari, y esto suena ya un poco manido. A ver cuándo nos empiezan a hablar del coche del año que viene…
Al mediodía se apaga el semáforo y, esta vez sí, Webber engrana la primera en vez de la marcha atrás y sale de puta madre. Tan de puta madre que incluso le mete el morro a su compañero de equipo, haciéndonos pensar en un posible encuentro erótico-festivo que no pasó de un “call me maybe”. A todo esto, Hamilton veía cómo su coche era pasado por los dos Red Bull, uno por cada lado, para tener que conformarse en una cuarta posición.
Con Vettel primero y Webber segundo, y sin salida estelar de Alonso, que mantenía su octava posición, la carrera tenía pinta de haberse muerto a los quince segundos de empezar. No obstante, el hecho de que Vettel no se escapara de Webber, y Webber no se escapar de Hamilton, y lo mismo ocurriera entre Hamilton y los Lotus, hacía pensar que quizás la carrera podría estar interesante, si el desgaste de los neumáticos era más o menos igual.
En estos momentos llega Massa y se marca un trompo en la primera curva de, ciertamente, difícil compresión. En Ferrari dicen de forma vaga que la parte trasera del vehículo se quedó bloqueada, pero no aclaran si fue un acto de gañanería del piloto, o fallo mecánico. Personalmente, me decanto por la primera opción.
Y ya, una vez Massa ha iniciado la fuga del gas de la risa, este se expande con premura por su hábitat natural, el carril de boxes. Entra Vettel y los de Red Bull hacen, una vez más, un cambio espectacular en 2’6 segundos. Acto seguido entra Webber, y los mecánicos de Red Bull se disponen a hacer lo mismo. No obstante, hay un fallo en la rueda trasera derecha, que la pistola no logra apretar. Y con la puta manía de quitar a los encantadores señores de la piruleta para poner un semáforo, este decide ponerse en verde y Webber sale, mientras el pobre hombre de la pistola no sabe qué coño hacer para parar el coche, mientras los que estamos cerca del box de Red Bull vemos con estupor que el coche de Webber sale por un lado, y la rueda trasera por otra. Va dando tumbos por la línea de boxes y, tras requiebro de un mecánico (creo que de Lotus) digno de los San Fermines que hoy se han iniciado, acaba en control de pecho poco afortunado por parte de un cámara de la FOM, que por fortuna (y por eso detallo el incidente en clave de humor, que ya pegué la charla de moralina en la crónica del GP de Malasia, y no es plan de repetirse) no ha sufrida nada más que el susto de su vida.
Con el primer cambio en boxes, la carrera queda más o menos establecida, con un Vettel en primera posición, seguido bastante de cerca por un Grosjean al que hoy le tocaba ofrecer la cara buena, y un Raikkonen que también andaba por ahí. Los hundimientos de Ricciardo y Hamilton aúpan a Alonso a una cuarta posición que, en toda la carrera sea visto que era el tope que tenía hoy. Y así andaba la carrera, con Grosjean enseñándole el coche tímidamente a Vettel, llega el coche de Bianchi y decide pegarse fuego. Yo solo voy a dar un dato: Pedro Martínez de la Rosa estuvo a punto de conducir ese coche este Gran Premio. Si alguien se atreve a afirmar que Pedro no es el tipo más cenizo que ha pisado un paddock en el último siglo, tiene todas las papeletas de unirse a la comitiva de los defensores de Alguersuari. Avisado queda. La cuestión es que, para mayor gloria de la ciencia, tras dejar el coche en neutral (punto muerto, pa’ entendernos) en una zona con ligera cuesta descendente, el coche decide cobrar inflatable obstacle course vida y cruzarse la pista marcha atrás, sin piloto dentro. Glorioso. Aunque no tanto como el pister que decide salir corriendo detrás del coche con la sana intención de pararlo, y que cuando está cerca del coche se da cuenta que no sabe cómo lo va a hacer. Finalmente, el coche es parado por una pancarta de… PIRELLI, para mayor orgullo de un Paul Hembery que por fin puede sacar pecho de algo. Sus pancartas son seguras.
El coche cruzando la pista marcha atrás sin piloto es excusa para que Charlie Whitting le apreté al botoncito y Bern Maylander salga a dar vueltecitas, que gracias a la nueva chorranorma que hace que los doblados se tengan que desdoblar, se tarda 44641564654 vueltas del safety car en solucionar lo que se arregla en 2. Los pilotos de cabeza aprovechan para entrar a hacer la segunda parada de neumáticos.
Cuando se marcha Maylander, se relanza la carrera, manteniéndose las posiciones, con un Vettel aguantando muy bien a Grosjean y un Raikkonen que también achucha a Grosjean, pero sin mucha agresividad. Alonso, pese a su lucha, no podía seguir el ritmo de los tres pilotos. Entonces, llega un momento en que alguien de Lotus se da cuenta que, aunque tengan dos soldados, si los dos se dedican a perseguir a Vettel, mal negocio van a hacer. Así que deciden mover ficha. A falta de 19 vueltas, mandan a parar a Grosjean. En Red Bull tienen dos opciones, o mandar a Vettel a boxes a cubrirse de Grosjean, o mantenerlo en pista más tiempo para intentar poner los neumáticos blandos para el último stint. Se deciden por la primera opción, que a lo postre resultó acertada. Raikkonen se mantiene en pista hasta la vuelta 48, cuando él y Alonso entran en boxes y cambiar neumáticos, montando en este caso los blandos.
Así, tenemos otra vez las mismas posiciones que antes (Vettel, Grosjean, Raikkonen y Alonso), pero con los dos primeros con neumáticos duros y los dos últimos con neumáticos blandos, que son entre segundo y segundo y medio más rápidos que los primeros. Pero hay que aclarar esta información: son entre un segundo y un segundo y medio cuando AMBOS ESTÁN EN PERFECTAS CONDICIONES. Pero a medida que se van desgastando, el rendimiento se va igualando. Esto explica por qué en las primeras vueltas tanto Raikkonen como Alonso le pegan un buen bocado a la ventaja que tenían Vettel y Grosjean, incluyendo adelantamiento de Raikkonen a Grosjean previo “que te eches pa’ un lao’, coño” desde el muro al piloto galo; pero que posteriormente los tiempos se igualan, ganando finalmente Vettel, que al fin puede ganar el Gran Premio de su casa, seguido de Raikkonen y Grosjean. Alonso sólo puede ser cuarto, y según sus palabras es el mejor resultado al que podían aspirar, calificando un posible podio como “resultado demasiado bueno y un poco injusto viendo el ritmo de carrera”, y que hace que de los 15 puntos que le recuperó a Vettel en el GP anterior, éste ya le ha vuelto a meter otros 13. Y es que el campeonato está cogiendo cada vez más color alemán, nacionalidad de un piloto que va camino de entrar en el olimpo de la F1 y echar a todos los que están por allí a la puta calle.
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5 Comments on "CRÓNICA DESDE EL GP DE ALEMANIA 2013"
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@eddie the great #768 eddie por cierto me dice miriam(mi hija en sus tiernos 6 años) que si no hay jefes de mecanico mujeres en la formula uno, hoy he visto una mujer en el muro de sauber, creo, le he dicho que habra alguna jefa de algo, pero supongo que esa duda mejor me la resuelves tu, jefa de equipo supongo que no hay ninguna Te la repito aqui por si no ves la de la bitacora, por cierto lo de la rueda lo he visto y me he quedado flipado, he escuchado que han sido 2 costillas de… Read more »
Eddie, nadie como tú para captar los finos matices de una carrera de F1(mira que tropezarse con un cartelón de Pirelli con lo fácil que es darse con uno del Santander). No sabes lo que se necesita la crónica de un profesional cuando tienes comida familiar y sólo puedes mirar la pantalla por encima de dos cabezas.
Lastrado lo del santander lo hizo masa, el tio planto el coche con el trompo en pleno cartelon del botin, que pedazo de toma panoramica quedó del nombre del banco
Grande, Eddie. Lo de los cacahuetes me ha molado.
Muchas cosas raras tendrían que pasar para que Vettel no se lleve su 4º Mundial, no hay forma de echarle el guante. Esta vez tuvo como rivales a los Lotus pero pese a estar cerca nunca terminaron de ponerle en peligro realmente. El Ferrari no da para más de lo que se ha visto en Nurburgring.
El premio a la gañanada del día se lo pueden disputar Massa y el desmadre de la primera parada de Webber. Siempre le pasa algo cuando tiene opciones de victoria, está tan gafado como De la Rosa.
erkil, no hay jefes de mecánico mujeres. Lo que hay es una Jefa de Equipo mujer. Monisha Kalterborn es la jefa del equipo Sauber desde este año, tras la jubiliación de Peter Sauber, su anterior jefe y fundador. También es la dueña del 33% de las acciones si no recuerdo mal. Por otro lado está Claire Williams, que prácticamente se ha hecho con el mando del equipo Williams, el tercer equipo más laureado de la F1. Cada vez hay más mujeres dentro de la F1 dentro de los departamentos técnicos, y no exclusivamente en la parte de Relaciones Públicas, etc.… Read more »