BALONCESTO: LOS OSCUROS AÑOS 90 (I). UNA MIRADA AL COMIENZO

Vestuario Jugoplastika

Todos los que hayais seguido mis entradas sobre la ACB me habréis leído en alguna que otra ocasión que el baloncesto nunca podría permitirse volver a los años 90. Mis razones tengo para pensar así sobre esta década en el baloncesto europeo. Así que un día se me ocurrió que podría aprovechar el parón veraniego en la ACB, a la espera del inicio del Eurobasket de Eslovenia, para explicar detenidamente por qué tengo tan mal concepto de esta etapa. A muchos os sonarán gran parte de los acontecimientos que relato en este serial sobre el baloncesto europeo en los años 90. Revivirán momentos de nostalgia, tristeza e irritación ya guardados en el baúl de los recuerdos. Fue una época que ya parece lejana, donde incluso muchas reglas y el formato de los partidos eran diferentes, pero que es imprescindible conocer para entender el baloncesto actual debido a que algunos de sus hechos marcan la forma de concebir el baloncesto moderno en el viejo continente. Una etapa convulsa que cambió el estilo de juego. De escándalos alevosos que casi le cuestan el mayor de los descréditos al deporte de la canasta. Incluso de alguna trágica pérdida que aún se llora. No todo fue malo pero los años 90 contribuyeron, por varios motivos, a una pérdida de popularidad y seguimiento entre el aficionado al deporte. Espero que disfrutéis todos de estos capítulos de un serial lleno de recuerdos. Ante todos vosotros, los años 90.

El baloncesto español bajo el dominio azulgrana.

Dejamos atrás los años 80, la decada que supuso el boom del baloncesto en España. Los años de las madrugadas de verano delante de la tele en los JJOO de Los Ángeles., de los carruseles en la radio los sábados por la tarde y los triples cantados como si fueran goles, de los jugadores que permanecían los 40 minutos en pista; de las canchas como el pabellón de la Ciudad Deportiva, el Palau Blaugrana (antes de la remodelación), Magariños o Ciudad Jardín que ahora parecerían cajas de cerillas; de la presencia en la ACB de lugares como Alcalá de Henares, Collado Villalba, Ferrol, Huesca, Granollers o Santa Coloma; de los cambios constantes de formato de competición en la liga española; del uno más uno. Una época en la que el baloncesto se creyó capaz de desvancar al fútbol. El sueño de Ícaro.

Fuente: blaugranas.com

Se llegaba a la década de los 90 con un panorama muy diferente al que se había vivido tradicionalmente en el baloncesto español. El apabullante dominio que ejercía en España el Real Madrid durante décadas se truncó a partir de 1987. La marcha de Fernando Martín a Portland dejó al equipo blanco sin su referente, circunstancia que aprovecharía el Barça para asaltar el poder. Con Aíto García Reneses al mando del banquillo, el equipo azulgrana comenzó a sacar juego de una exitosa generación. Nombres míticos como los de Epi, Solozábal, Norris, Andrés Jiménez, Sibilio, Trumbo o Quim Costa iban a marcar una época gloriosa para el baloncesto culé. Habían llegado a la cima para quedarse. El título de Liga de la temporada 1986-87 fue el primero de una larga lista de éxitos que no cesaron ni con el regreso de su aventura americana del añorado Fernando Martín al Real Madrid a la siguiente temporada tras no disfrutar apenas de minutos en los Blazers. El equipo azulgrana se convirtió en una espina clavada muy dentro para los madridistas en las finales de la ACB.

Fuente: forum.rojadirecta.es

Y no se puede decir que el equipo blanco no intentó todo lo que tenía a su alcance. Incluso se hizo con los servicios en 1988 de su otrora verdugo, Drazen Petrovic. El Real Madrid se llevaba alguna Copa del Rey e incluso algunos títulos europeos como la Copa Korac de 1988 ante la Cibona del propio Petrovic, que tanto le amargó la vida a principios de los 80, o la Recopa de 1989 en aquella inolvidable final ante el Caserta pero el paso a la máxima competición europea, la Copa de Europa, se la cerraba un Barça que le ganaba por la mano en cada final de la ACB. Aparte del nefasto arbitraje de Neyro en el quinto partido de la final de 1989, el carácter luchador que le imprimió Aíto al Barça, la agresividad de Norris en aquellos míticos duelos con Fernando Martín y la tremenda calidad de hombres como Epi o Solozábal llevaron al equipo azulgrana a dominar la segunda mitad de la década de los 80. Sin duda eso hizo mella en la moral madridista aunque algunos de los reveses que se llevó al comenzar la nueva década fueron muy ajenos al propio club.

Una pesadilla en la Casa Blanca.

La temporada que conducía al Real Madrid a los años 90 empezó cruzada desde el principio. George Karl, entrenador que sustituía al legendario Lolo Sainz en el banquillo blanco, vio nada más empezar la temporada y en cuestión de días cómo Drazen Petrovic hacía las maletas con destino a Portland Trail Blazers y Vincent Askew, pivot estadounidense recién fichado y que acabaría jugando en Seattle a las órdenes del propio Karl, no superaba el reconocimiento médico tras detectársele un problema en una rodilla. Tan repentinos imprevistos acabaron en un desfile constante de extranjeros que no terminaban de convencer y que no se detendría en toda la campaña. Los movimientos en la plantilla y las nuevas ideas de George Karl que estabán aún por asimilar por parte de la plantilla blanca provocaron resultados irregulares en un Real Madrid poco acostumbrado a perder en la competición doméstica. Sin embargo lo peor estaba por llegar. Un suceso que no hubieran podido concibir ni en la peor de sus pesadillas.

Fuente: corazonblanco.com

El 3 de Diciembre de 1989, domingo lluvioso y desapacible, Fernando Martín fallecía en un brutal accidente de tráfico en la M-30 mientras se dirigía al Palacio de los Deportes a reunirse con sus compañeros que jugaban esa tarde ante el Cai Zaragoza. La noticia supuso un shock a todos los niveles, superando el ámbito deportivo. Un trágico suceso que marcó a toda una generación. La plantilla del Real Madrid quedó destrozada ante tan gran pérdida. No logró levantar cabeza. Llegó a la final de la Recopa pero cayó ante la Virtus Bolonia. En la ACB le fueron peor las cosas. Ni siquiera llegó a la final, cayendo en semifinales ante un joven y pujante Joventut. No mejoraron las cosas la siguiente campaña. Karl fue sustituido por Wayne Brabender, que tampoco logró dar con la tecla en un conjunto ya veterano y decaído. La trayectoria irregular en Liga le costó el puesto al ex-jugador blanco y fue sustituido por el veterano Ignacio Pinedo. Logró clasificar al Real Madrid para la final de la Copa Korac pero en la ida de la tercera competición europea la desgracia volvió a cebarse con el equipo. Pinedo sufrió un infarto en pleno partido que le sumió en un coma irreversible durante meses antes de morir. Las imágenes, en un partido que fue televisado por la 2, fueron terribles. Sus jugadores no pudieron dedicarle el título. El Cantú se hizo con la Korac tras derrotar en los dos partidos al Real Madrid.

Fuente: thenbatwisters.blogspot.com

Tanto infortunio pesó en el ánimo del equipo blanco, fatigado por la edad de la columna vertebral del equipo y sacudido por los actos de indisciplina del díscolo Stanley Roberts. Ángel Jareño, ayudante de Pinedo, no logró reconducir la marcha del equipo que acabó eliminado en cuartos de final de la ACB por el Taugres, como así se denominaba entonces el Baskonia. Nunca había caído tan pronto el equipo blanco, sumido en lo que la revista Gigantes llamó El Lustro Negro del Real Madrid. No es que lo pasara en blanco, como ya dije anteriormente, pero que por entonces el Real Madrid estuviera cinco años sin llevarse una Liga era una debacle nunca vista en el baloncesto español. Además al equipo blanco le costaba quedarse fuera de la remozada Liga Europea, que tomaba el relevo de la vieja Copa de Europa, y a la que tenían acceso tres equipos españoles. Que además el Estudiantes se clasificara para disputarla aumentaba el dolor de una crisis muy profunda.

El Barça volvería a llevarse el título de Liga en la temporada 89-90, cuarta vez consecutiva que lo lograba. Se impuso a un Joventut que ya estaba llamando a la puerta con ansias de grandes logros. Sin embargo los azulgranas tenían una cuenta pendiente, que eran incapaces de saldar, en la Copa de Europa. Una y otra vez se toparon con un enemigo que se convirtió en una verdadera pesadilla y que marcaría la primera etapa de Aíto en el Barça.

La máquina llegada de Split.

4 de Abril de 1989. En Munich se disputaba la Final Four, que se había creado el año anterior como formato para decidir el campeón de la Copa de Europa. El Barça viajaba a la ciudad alemana con muchas esperanzas de proclamarse por primera vez campeón de Europa. El gran rival era el histórico Maccabi, cuya semifinal le enfrentaba al Aris Salónica de Nikos Gallis y Giannakis. El rival de los azulgranas era la Jugoplastika Split, el campeón de la entonces Yugoslavia. Un equipo poco conocido en ese momento y que había sorprendido en su país a clásicos como Partizan, Cibona, Zadar o Estrella Roja. Un conjunto lleno de juventud pero poco experimentado. Todo lo contrario que un Barça ya curtido en mil batallas. No les decía nada los hombres de los que disponía Bozidar Maljkovic. Al gran público no les sonaban los Radja, Sobin, Tabak o Sretenovic, acompañados por la veteranía de Pavicevic y Dusko ivanovic. Pero por encima de todos destacaba un chaval de 19 años, un alero lleno de talento y con alma de base. Su nombre, Toni Kukoc.

Fuente: tonikukoc7.blogspot.com

No tardarían los azulgranas en descubrir las maravillas que podían salir de la cabeza y las manos de Kukoc. Este joven ni se amedrentaba ante un rival ni conocía la presión. Con sólo 19 años lideraba un equipo que actuaba en la pista como una gran orquesta. El Barça fue incapaz de frenarle, hacía lo que se le antojaba y cuando le venía en gana. Ivanovic y Radja se le unieron para derrotar a los de Aíto por 87-77. Primera Final Four en la que fallaba el Barça y primer disgusto que le costaba un partido vital ante la Jugoplastika. En ese momento la victoria del equipo de Split se consideró una gran sorpresa que le allanaba al Maccabi el camino hacia el título. El equipo macabeo dominó la final durante los primeros 30 minutos. Hasta que Kukoc quiso. El joven genio apareció para llevarse por delante al equipo hebreo, hipnotizado ante su magia. 75-69 para la Jugoplastika que se proclamaba campeona de Europa por primera vez ante los ojos atónitos de todo el baloncesto continental. Había nacido un equipo de leyenda.

El Barça regresaría a la Final Four la temporada siguiente, la 1989-90. Con ánimos renovados y el aliciente de disputarla en Zaragoza. La cercanía con Barcelona propició el desplazamiento de 3000 seguidores azulgranas a la capital aragonesa. La semifinal fue pan comido ante el Aris de Gallis, Giannakis y Vrankovic. 104-83 para plantarse en su segunda final de Copa de Europa, tras el fallido intento de 1984 ante el Banco di Roma en Ginebra. El rival en la final era el actual campeón, la Jugoplastika, que también dio buena cuenta del Limoges. La revancha llegaba en el mejor momento, en una final. Los azulgranas confiaban en el aliento de los numerosos seguidores culés presentes en el Príncipe Felipe de Zaragoza para lograr el mayor hito en la historia de la sección. Pero se topó con la misma piedra. El equipo de Maljkovic se había reforzado con Perasovic y Savic, que aumentaron aún más el impresionante potencial del equipo de Split. De él lo dice todo que el agitatoallas fuera un tal Petar Naumoski. Poco más que añadir a un equipo que jugaba como los ángeles y defendía con uñas y dientes. Pero por encima de todos estaba Kukoc, que volvió a traer por la calle de la amargura a un rival que siempre fue a remolque y jugó con ansiedad. 72-67 que le daba su segundo título a la Jugoplastika. La herida volvía a abrirse en la piel de los azulgranas.

Fuente: solotriples.blogspot.com

En Can Barça no estaban dispuestos a que se repitiera por tercera vez la misma historia así que decidieron impedirlo llevando al banquillo azulgrana al inventor de la máquina del baloncesto surgida en Split. Maljkovic llegaba al banquillo del Barça, desplazando a Aíto al puesto de manager. El equipo azulgrana volvía un año más a la Final Four, celebrada en París en aquella temporada 1990-91. Llegaba como gran favorito, condición reforzada tras apabullar en semifinales al Maccabi por 101-67. En la final volvía a verse las caras con su bestia negra pero esta vez no daba tanto miedo. Habían perdido a hombres importantes como Radja, Sobin o Ivanovic. Y ya ni siquiera imponía por el nombre porque la Jugoplastika había pasado a llamarse Pop 84. Sin embargo no hubo dos sin tres. El Barça volvió a achicarse ante un rival que le tenía comida la moral, jugando realmente mal. En la primera parte Savic le hizo un roto monumental y cuando el Barça volvió a igualar las cosas a mediados de la segunda mitad, con algunos jugadores importantes del equipo de Split eliminados por faltas, se estrelló contra los suplentes de su rival. Ni siquiera tuvo que aparecer Kukoc, que sólo hizo cuatro cositas. 70-65 y tercer título consecutivo para la mítica Jugoplastika. Acabó de nuevo con un rival acomplejado y cerraba su leyenda antes de desintegrarse por completo.

Estas derrotas dejaron duras secuelas en el Barça. El palo moral afectó mucho a una plantilla que ya estaba entrada en años y sentía que habia dejado escapar el tren. La pésima relación entre Maljkovic y Aíto tampoco ayudó nada. El rendimiento fue decreciendo a partir de la derrota en la final de París. Esa temporada se le escapaba la Liga y tuvo que conformarse con el título de Copa ganado al Estudiantes. La siguiente temporada, la 1991-92, fue mucho peor. No se clasificaría para la Final Four, apartado de ella por el Olimpia Milán en el cruce de cuartos, y su temporada en Liga fue tan errática que le costó el puesto a Maljkovic antes de finalizarla. Manolo Flores no logró levantar el vuelo de un equipo que caería en los cuartos de final de los playoffs ante el Real Madrid. Significó el final de una generación dorada en el Barça, que ya necesitaba un relevo en su plantilla que no podía demorarse por más tiempo. Había cedido el trono del baloncesto español aunque se marchaba a muy pocos kilómetros de la Ciudad Condal. Concretamente, a Badalona.

Los años dorados del Joventut.

Sin duda, los primeros años de la década de los 90 transcurrieron bajo el dominio del Joventut. Para entonces, equipos como el Estudiantes, Cai Zaragoza o Taugres animaban la competición, daban sustos a los grandes y arañaban alguna Copa del Rey que otra. El Joventut fue mucho más allá. Años antes ya se iba cocinando a fuego lento en la Penya el equipo que iba a conformar los años dorados del equipo verdinegro. Villacampa, los hermanos Jofresa, Ferrán Martínez, Corney Thompson, Juanan Morales, Mike Smith, Pressley,… Nombres propios que ya forman parte de la historia más gloriosa en Badalona. Para comandar la nave se confió los mandos a Lolo Sainz, un mito en los banquillos, en especial del madridista, y que llegaba al Joventut dispuesto a vivir una nueva etapa de vino y rosas que aumentara aún más su enorme palmarés con el enorme material del que disponía en la plantilla.

Fuente: blogs.20minutos.es/quefuede

Los éxitos no tardarían en llegar. Tras dominar la Liga Regular, el Joventut se alzaba con la Liga ACB en la temporada 1990-91 tras derrotar por 3-1 al Barça en la final. El cambio de poderes había llegado al baloncesto español. Había llegado la hora de un equipo espectacular, veloz y atrevido. Al gusto de los aficionados de Badalona. Repitiría título la siguiente temporada, esta vez en el quinto partido y ante el otro grande futbolero, el Real Madrid. El triunfo de la campaña anterior no había sido casualidad. El Joventut había pasado de ser un clásico, que había disputado todas las temporadas en la máxima categoria del baloncesto español, y un equipo animador a convertirse en un aspirante serio a cualquier título. Y cuando digo cualquiera era cualquiera, por muy complicado y prestigioso que fuera.

Esa misma temporada, la 1991-92, el Joventut vivía uno de los momentos más importantes de su historia. Tras una brillante trayectoria en la Liga Europea, que ocupaba el lugar de la Copa de Europa con un formato diferente, la Penya accedía a la Final Four celebrada en Estambul. Tras apear en semifinales al Estudiantes, en la primera semifinal española de la historia de la máxima competición europea, por 91-69 llegaba a una final completamente inesperada. El Partizan no entraba dentro de ningún pronóstico. Jugó los partidos de casa en Fuenlabrada debido a la terrible guerra que asolaba la antigua Yugoslavia y resultó toda una sorpresa que llegara tan lejos. Nadie apostaba un duro por un equipo formado por semidesconocidos como Danilovic, Djordjevic, Rebraca o Loncar que estaban dirigidos por un jovencísimo entrenador, Zeljko Obradovic, que dos años antes había sido campeón del mundo con Yugoslavia en el Mundial de Argentina, aún como jugador. El Joventut estaba a un solo paso de hacer realidad un sueño imposible. Era el claro favorito. Pero el sueño se convirtió en una horrible pesadilla. La final, igualada durante casi todo el partido, se decidió en el último suspiro con un triple de Djordjevic que le daba el triunfo al Partizan por 71-70. Un título que significó una de las mayores sorpresas vistas en Europa. La desolación fue completa en la Penya. Aficionados y jugadores no podían creer que se les escapara la Liga Europea de las manos.

Fuente: basquetcullera.com

Aún no había llegado el momento de gloria del Joventut. El cielo podía esperar. Ahora la mente de todos los aficionados estaba puesta en lo que estaba por llegar en Barcelona meses más tarde. La celebración de los JJOO de 1992, la cita más importante de la historia del baloncesto español y en la que todos teníamos puestas grandes esperanzas.

Próximo capítulo: El desastre de Barcelona 92.

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6 Comments on "BALONCESTO: LOS OSCUROS AÑOS 90 (I). UNA MIRADA AL COMIENZO"

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11 years 4 months ago

Empece a ver baloncesto en 1991, concretamente la semifinal Estudiantes-Barcelona y la final de la NBA Lakers-Bulls. Era una época en que no había internet, y en la sección de Deportes de la prensa escrita se hablaba de baloncesto. El fracaso del Barcelona en Europa ese año ante el Pop84 fue sonoro. Que el Juventut no ganara la Copa de Europa de 1992 es una de las mayores injusticias de la historia del deporte de la canasta (creo que había ganado prácticamente todos los partidos). Ese triple de Djorjevic en el ultimo segundo cuando el Partizan perdía de dos. No… Read more »

11 years 4 months ago

No te perdono recordarme esa final perdida. Por encima la foto hace que vea todo como una conspiración divina para evitar ese título, ¿cuando Djorjevic ha sido capaz de saltar tanto? Siempre me quedó mucha pena por Lolo, había trabajado bien y el equipo era un reloj. Obradovic nos dio el título pero nunca enganchó con el equipo.
Lo de la Jugoplastica era un dominio aplastante de las zonas que los exteriores aprovechaban con tranquilidad. Por encima Kukoc daba salidas necesarias cuando alguna de las cosas fallaba.

11 years 4 months ago

Me ha emocionado mucho el texto, recordando los malos años 80 del Madrid, la muerte de Fernando y las oportunidades perdidas del Barça en Copa de Europa (cuando lo era de verdad). Igualmente la final del Joventut, con un equipazo tremendo.
Lo que también me recuerda mucho era la clase media tan buena que teníamos en esa época, donde un Caja de Ronda, un Collado Villalba, Caja Bilbao o Granollers daban guerra y por supuesto, mi equipo, el Mayoral de los Smiths e Imbroda, con un juego espectacular.
Esta serie promete mucho, recordando nuestros inicios en el basket .

11 years 4 months ago

Estoy con Lastrado. Hubiera sido de bastante mayor justicia que La Penya se hubiese llevado la Euroliga de 1992 en lugar de la de 1994 (creo), era mucho mejor equipo de aquí a Lima (que se lo pregunten a los Lakers que se encontraron en el Open McDonald’s)… Pero así de caprichosa es la historia.
¿Era peor ese Barça que perdía euroligas que el que las ha ganado décadas más tarde? 😉

11 years 4 months ago

Muy grande Perdi.
En cuanto pueda, añado un tochazo subjetivo y anacrónico, para completar tu post.

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