Hoy no toca ni crónica cachonda, ni crónica seria. No toca la explicación de cómo funciona un turbo, ni la historia de alguna prestigiosa marca de coches. Hoy toca algo más. Como creo que ya he dejado claro en alguna ocasión, el automovilismo es mi gran pasión, por encima de cualquier otra. No me canso nunca. Por fortuna o por desgracia, no soy el único quemao’ de esto. Hay un chico finlandés, llamado Antti Kalhola, que hace unos vídeos sobre automovilismo que sencillamente brutales. Más de uno y más de dos he ido poniendo en la bitácora. Si bien Antti no es un amigo personal, de hecho ni siquiera lo conozco en persona… sí que me he puesto en contacto con él en alguna ocasión para hacerle alguna consulta, ya que si yo me jacto de saber algo de esto… él sin jactarse sabe el triple que yo. La cuestión es que hace unos días, tras ver un inflatable slide vídeo suyo, se me ocurrió una idea. Me puse en contacto con él para pedirle el vídeo prestado, y tras darme permiso, nació lo que vais a leer a continuación. El texto no es más que la transcripción y traducción de su vídeo, al que le he añadido cuatro cosas. Tras el texto adjunto el video, y posteriormente una reflexión muy personal… pero que puesto que este sitio, gracias a todos los que paráis por aquí con mayor o menor asiduidad, es una puta maravilla, pues tengo a bien compartir con vosotros. Espero que os guste. Aunque advierto, esto lo que vais a leer a continuación no es un cuento Disney. Avisados quedáis.
El automovilismo es muy glamuroso, muy vivo, muy emocionante… es peligroso. Se puede oler… es casi como una jungla. Esto que os voy a contar es una historia sobre la suerte, sobre vidas dedicadas a una sola pasión. En las carreras se está entre la vida y la muerte, quizás más que en cualquier otra actividad que el hombre ha realizado hasta la fecha. Este es un pequeño homenaje a algunas de esas vidas que se dedicaron a ello…
Cuando el piloto italiano Antonio Ascari murió en un accidente en el Gran Premio de Francia de 1926, su hijo Alberto tenía tan solo siete años. Pese a ello, Alberto siguió los pasos de su padre y se convirtió en piloto de carreras. Era muy supersticioso y siempre llevaba consigo su casco azul de la suerte. Sin embargo, en Monza en 1955 quería probar el coche de su amigo y pidió prestado el casco a otro piloto. Se salió de volando de la pista, chocó y murió en el accidente… 30 años después de la muerte de su padre. Alberto tenía casi la misma edad que su padre cuando murió
En 1961, dos pilotos de Ferrari estaban compitiendo por el Campeonato del Mundo en el Gran Premio de Italia, disputado en Monza. Eran el estadounidense Phil Hill y el alemán Wolfgang von Trips. Von Trips tenía la oportunidad de conseguir el Campeonato en Monza, convirtiéndose en el primer campeón alemán de la Fórmula Uno. Pero chocó con el Lotus de Jim Clark. Von Trips y 15 espectadores murieron. En estas trágicas circunstancias, Phil Hill se convirtió en el primer estadounidense en ganar el Campeonato del Mundo.
En 1978 y por segunda vez en la historia, un piloto estadounidense, Mario Andretti, estaba en la lucha por el Campeonato del Mundo de pilotos. Estamos otra vez en Monza. Ronnie Peterson, compañero de Mario, era el único que podía evitar que Andretti fuese campeón. En la salida hubo un accidente múltiple, en el que el vehículo de Peterson se incendió. Fue ayudado por otros pilotos a salir del coche, ya que sus piernas estaban rotas. Al parecer, Ronnie no estaba en peligro. Pero por la noche, su estado empeoró. En castelo inflavel la madrugada del 11 de Septiembre de 1978, Ronnie Peterson murió. Mario Andretti se convirtió en el segundo campeón estadounidense en la historia de la Fórmula Uno. Una vez más, una victoria empañada por la tragedia.
Uno de los pilotos que ayudaron a Ronnie Peterson a salir del coche fue el francés Patrick Depailler. Su ídolo era Jean Behra, un piloto francés de los años 50. Al Igual que Behra, Depailler no ganó muchas carreras en la F1, pero era uno de los pilotos favoritos por el público. Jean Behra murió en un accidente en una carrera en Alemania, el 08-01-1959. El destino quiso que Patrick Depailler perdiera su vida el 01-08-1980… en Hockenheim, Alemania.
Otro de los pilotos más aclamados por el público fue el canadiense Gilles Villeneuve. Nunca se rendía, nunca dejaba de luchar. En 1982, su compañero de equipo era el francés Didier Pironi. Si Gilles era el fuego, Didier era el hielo. En el Gran Premio de San Marino de 1982, Didider ignoró las órdenes de equipo, superando a Gilles y ganando la carrera. Gilles le declaró la guerra a Pironi, y la buena relación entre ambos finalizó. Dos semanas después, Villeneuve estaba volando por la pista, en la clasificación para el Gran Premio de Bélgica. Enrabietado, deseoso de pulverizar el tiempo de Pironi. Poco a poco se iba acercando al vehículo de Jochen Mass, que iba más lento por la pista. Por desgracia, Gilles chocó con el coche de Mass, y su coche salió volando por los aires… El número 27 quedó inmortalizado en su coche, siendo a partir de entonces un número mítico para los amantes del automovilismo.
Conforme avanzaba la temporada, parecía que Pironi sería finalmente el primer campeón francés de la F1. En Hockenheim, y a pesar de tener ya la pole position, decidió volver a la pista. Se golpeó con el coche de Alain Prost y salió volando como Gilles… pero esta vez, el coche aterrizó sobre sus ruedas. Pironi se rompió sus piernas en más de 40 partes, por lo que tuvo que poner fin a su carrera en la Fórmula Uno. La última victoria de un vehículo con el número 27 fue conseguida por Jean Alesi en 1995. ¿Dónde? En el Gran Premio de Canadá, disputado en el circuito Gilles Villeneuve. Fue la primera y única victoria de Jean Alesi. Nada más apropiado, ya que el propio Gilles ganó su primera carrea en Montreal, en 1978. Tras terminar su carrera en la F1, Didier Pironi decidió participar en carreras de lanchas rápidas, conocidas como la F1 del mar. En 1987 perdió la vida en una de estas tobogã inflavel carreras en Inglaterra, al volcar su lancha. Poco después de su muerte, su esposa dio a luz a gemelos, a los que bautizó con los nombres de Gilles y Didier.
Una de las personas que murieron en el barco con Didier Pironi fue un aventurero llamado Bernard Giroux. Poco antes de su muerte, Giroux fue copiloto de Ari Vatanen, cuando este ganó el Rally París Dakar. El Rally París Dakar marcó el regreso de Ari Vatanen a los coches, y por tanto, a su vida, tras estar ausenta más de un año y medio debido a un accidente en el que casi perdió la vida y una profunda depresión como consecuencia de este. Los potentes coches de rally del Grupo B, que a punto estuvieron a quitarle la vida a Vatanen, fueron finalmente prohibidos. A finales de la temporada de 1984 e inicios de 1985, Vatanen dominaba el Grupo B de rallys, ganando 5 rallyes de forma consecutiva. Sin embargo, su racha terminó en el rally de Argentina, donde sufrió un gravísimo accidente. Afortunadamente salió vivo, pero su recuperación física y sobre todo mental duró más de un año. Attilio Bettega era otro piloto del Grupo B de rallies. Llevando el coche número 4 en el rallye de Córcega, perdió el control de su Lancia 037 y murió el 2 de Mayo de 1985.
Exactamente un año después, el 2 de mayo de 1986, su amigo y compañero de equipo, Henri Toivonen, estaba dominando el rally de Córcega con su Lancia Delta S4. Tras años de mala suerte y problemas, parecía que había llegado el momento del finlandés. Había ganado el RAC rally el año anterior, así como el rally de Montecarlo a principios de año. Estaba al frente del rally de Córcega, con mucha ventaja. Iba camino de convertirse en Campeón del Mundo, el mejor piloto de rallyes. Pero, como en la leyenda de Ícaro, el calor era insoportable. Los coches del Grupo B de rallyes estaban fueran de control, todos los límites habidos y por haber habían sido superados. Tan solo se necesitaba una chispa para que se prendiera el polvorín que haría cambiar el rumbo de los rallyes. El 2 de mayo de 1986, justo un año después del accidente de su amigo Attilio, Henri sufrió un accidente. Henri Toivonen, su copiloto Sergio Cresto y todo el Grupo B de rallies se prendieron junto con el Lancia Delta S4…
Dos semanas después de la muerte de Toivonen en Córcega, un joven romano murió en el circuito de Paul Ricard inflatable water slide cuando su Fórmula Uno volcó y se incendió. Era Elio de Angelis, piloto nacido en el seno de una adinerada familia italiana y que, más allá de sus victorias, también era un talentoso pianista, detalle que nos había enseñado también Gilles Villeneuve.
Pero antes que De Angelis y Villeneuve, había otro piloto-pianista de impactantes ojos azules, llamado François Cevert. Siempre iba con Jackie Stewart, del que fue compañero en el equipo Tyrrell. François tenía a dos escoceses como ídolo y maestro. “Creo que es muy simple… Jackie me lo enseñó todo. Creo que todos los hombres del mundo harían de su pasión su trabajo, su negocio. Y eso es lo que he hecho. Mi pasión es el automovilismo… y es también mi negocio. ¡No puedo ser más feliz! Todo lo que hago en las carreras me gusta, cualquier cosa. Porque esta es mi pasión.” Jackie Stewart se retiraría al final de la carrera de 1973, por lo que Cevert sabía que su oportunidad estaba al llegar. Cuando llegaron a la última carrera de la temporada, en el neoyorquino circuito de Watkins Glen, Stewart ya tenía asegurado el Campeonato del Mundo. Era su carrera número cien, la última de su trayectoria deportiva. Precisamente en Watkins Glen fue donde François Cevert ganó su primer y único Gran Premio, dos años antes. Pero en los entrenamientos, el 6 de octubre, el Tyrrell 006 con el dorsal nº 6 y el motor número 66, François Cevert perdió la vida con 29 años de edad. Jackie Stewart nunca corrió su Gran Premio número cien.
En 1970, Jochen Rindt vivía el mejor verano de su vida. Estaba dominando el Campeonato del Mundo y estaba a punto de convertirse en el primer austriaco en ganar el Mundial de Fórmula Uno. Los rivales sucumbían ante él, que había ganado los Grandes Premios de Mónaco, Países Bajos, Francia, Inglaterra y Alemania. Él, que siempre había sido considerado como un piloto con bastante mala fortuna, de repente empezó a tener suerte. Pero con el final del verano, también llegó el final de su suerte… El 5 de Septiembre, en Monza, Jochen murió en el mismo lugar donde Wolfgang von Trips perdió la vida hace nueve años. Sin embargo, su racha triunfal del verano fue tan espectacular, que se convirtió en el único campeón póstumo de la F1. Su esposa, Nina, recogió el trofeo.
Parecía que una maldición pesaba sobre los pilotos de F1 austriacos. Dos años más tarde, en 1972, Helmut Marko (sí, el que estáis pensando), perdió un ojo en el Gran Premio de Francia, poniendo fin a su carrera. En 1974, Helmut Koinigg murió en Watkins Glen, un año después del accidente de François Cevert.
En este momento, otro austríaco había llegado a la elite del automovilismo. Niki Lauda dominó la temporada de 1975, convirtiéndose en el segundo austriaco en lograr el Campeonato del Mundo, lográndolo en el circuito italiano de Monza. Las victorias continuaban en 1976 y parecía que el reino de Lauda en la F1 no tenía fin. Sin embargo, en el circuito de Nurburgrïng Nordschleife, la historia cambió. Lauda sufrió un trágico accidente, en que sufrió quemaduras muy graves, pero permaneció consciente en todo momento. Sin embargo, en el hospital la situación empeoró. Un sacerdote llegó incluso a darle la extremaunción. Lauda estaba entre la vida y la muerte. Pero Lauda sorprendió a todos. “Regresó en Monza y tuvo que usar un pasamontañas especial. Cuando le cogí el casco, ¡estaba lleno de sangre!” Pese a ello, logró ganar dos Campeonato más.
Uno de los pilotos que salvaron la Lauda del infierno en el que se convirtió su coche en Nurburgring fue el austriaco Harald Ertl. Ertl murió en un accidente aéreo en 1982. Dos años después, en 1984, aparece una nueva promesa para el automovilismo austriaco: Gerhard Berger. Pero el destino parece estar jugando de nuevo. Gerhard se estrelló con su turismo. Milagrosamente, el primer coche que paró en su auxilio estaba conducido por dos médicos… que lograron salvar la vida y carrera de Gerhard. Otra promesa austriaca que se estrenaría en 1984 era el joven piloto Jo Gartner. Gartner perdió su vida en las 24 horas de Le Mans de 1986.
Enzo Ferrari se alegró de ver que había otro talentoso austriaco dispuesto a seguir los pasos de Lauda, por lo que fichó a Gerhard Berger. En el Gran Premio de San Marino de 1989 casi se va todo al traste en un accidente en la curva de Tamburello. Otra vez un Ferrari en llamas, con un piloto austriaco dentro. Por suerte, la seguridad había avanzado mucho en 13 años y Berger solo sufrió heridas leves.
Cinco años más tarde, en 1994, tres pilotos austriacos estaban listos para participar en el Gran Premio de San Marino, en Imola. Uno, Roland Ratzenberger, no tenía muchas esperanzas de colocar a su vehículo entre los primeros, pero estaba cumpliendo su sueño. Al igual que le ocurrió a Beger 5 años antes, su alerón delantero no logró resistir los baches de la pista, lo que se tradujo en unas consecuencias catastróficas. Al aproximarse a la curva Gilles Villeneuve, donde el canadiense salió gravemente herido en un accidente en 1980, se rompió el alerón del coche de Roland, produciéndose un terrible choque que acabaría con la vida del austriaco. Villeneuve y Ratzenberger tenían el común el hecho de querer ser más jóvenes de lo que realmente eran. El primero nació en 1950, pero siempre indicaba que 1952 era su año de nacimiento. Ratzenberger era de 1960, pero también afirmaba ser de 1962.
La principal estrella del momento, Ayrton Senna, fue al escenario del accidente, pero nada se podía hacer. Senna decidió poner en su coche una bandera de Austria, para ondearla en el caso de que ganara la carrera. Cuando Berger se estrelló en Imola cinco años antes, Senna se mostró muy preocupado por su amigo. “Ayrton vino a verme al hospital para ver cómo estaba. Le dije que estaba bien, pero que esa curva era muy peligrosa, y que alguien iba a morir allí porque era muy peligrosa. Tras unos meses, estuvimos haciendo unos test en Imola y Ayrton y yo advertimos que la curva se tenía que modificar. Caminamos hacia la curva, pensando en lo que podría cambiar. Entonces él echó un vistazo por encima del muro y dijo “Esto no lo podemos cambiar, hay un río detrás. No hay forma de mover esta pared porque hay un rio detrás”. Volvimos… y fue precisamente allí donde murió”.
El tercer piloto era el austriaco Karl Wendlinger, que sobrevivió a un fuerte impacto en el GP de Mónaco de ese mismo año. Su carrera no volvió a ser la misma tras ese accidente.
La siguiente parada es España, y la forma en que Damon Hill ganó la primera victoria de Williams tras la muerte de Ayrton Senna. La historia parecía repetirse. Damon era el hijo de Graham Hill. Al igual que Damon, Graham también había llegado a la élite del automovilismo siendo ya mayor, pero una vez allí, los triunfos empezaron a llegar. Sin embargo, en la década de los 60 había un piloto que simplemente era mejor que los demás. Escocés, era tímido e inseguro, pero se transformaba completamente la introducirse dentro del coche. Graham Hill y Jim Clark fueron compañero en el equipo Lotus, pero la alianza no duró mucho. Jim Clark murió en un accidente de Fórmula Dos en Hockenheim, en 1968. En el Gran Premio de España que se disputó a continuación, y al igual que haría su hijo años más tarde, Graham logró la victoria tras la muerte de otra leyenda del deporte. Finalmente, Graham lograría el Campeonato del Mundo en 1968.
Su hijo, Damon, no tendría la misma suerte en 1994. Nueves meses después de la muerte de Jim Clark, en Alemania, a 200 kilómetros de Hockenheim, nació un niño al que su padre llamaría Michael. Precisamente fue su padre quien, en 1961, le compró al piloto Wolfgang von Trips una pista de karts que había construido, unos días antes de que perdiera la vida en el fatídico accidente de Monza. En esta pista es donde el joven Michael dio sus primeros pasos en el automovilismo, creciendo y creciendo hasta que, al final de la temporada de 1994, estaba disputándole a Damon Hill el Campeonato del Mundo de Fórmula Uno. Antes de la última carrera, Schumacher lideraba el campeonato por un punto. Schumacher ganó el Campeonato tras una maniobra muy polémica, convirtiéndose en el primer alemán en lograrlo y recogiendo por tanto los frutos que sembró Wolfgang von Trips.
Tras ganar las 500 Millas de Indianápolis en 1995, Jacques Villeneuve estaba listo para dar el salto hacia la Fórmula 1. En 1996 el título se lo disputaron Damon Hill y Jacques Villeneuve, consiguiéndolo el primero en la última carrera. En 1997, la disputa entre Villeneuve y Schumacher se decidió en la última carrera en Jerez. Como hace tres años, Schumacher lideraba el Campeonato por un punto. En este caso, la jugada no le salió a Schumacher, que acabó perdiendo el Mundial tras perder la carrera y ser posteriormente descalificado del Campeonato.
Cuando en el año 2000, el oficial de pista Paolo Ghislimberti murió en Monza, era la primera víctima de la Fórmula Uno tras Ayrton Senna en 1994. Tras ganar la carrera, Michael Schumacher igualó el número de victorias de Ayrton Senna.
Incluso cuando los motores dejan de rugir, la pasión sigue ardiendo. Los héroes van y vienen, cada uno con su gloria en su debido tiempo. Pero la misma pasión sigue ardiendo con vehemencia.
video
Lo cierto es que no soy creyente. No sé si hay algo más tras la muerte o no. Y la verdad es que como es una pregunta a la que preveo que jamás podré darle respuesta en vida, tampoco le pienso dedicar mucho tiempo en vida. Lo que sí que tengo claro es como sería ese lugar ideal para mí.
Sería un lugar donde Farina, Ascari, Fangio, Hawthorn y compañía se sientan a escuchar y a aprender de Nuvolari, Caracciola, Varzi, Rosemeyer, Lang. Donde Alfred Neubauer y Enzo Ferrari, tras pasarse el día ingeniando diabluras para vencer al otro, se sientan alrededor de una mesa para compartir una botella de chianti italiano. Donde Colin Chapman da clases magistrales de diseño con unos bólidos que luego Clark, Hill y Rindt hacen bailar. Donde Alfonso de Portago espera a Moss en búsqueda de la revancha de la Mille Miglia. Donde Fangio se baja del coche para que se suba Collins, que ya sí que tiene todo el tiempo del mundo para ganar. Donde Depailler, Cevert y Peterson se divierten conduciendo la última locura que se le ha ocurrido al viejo Tyrrell. Donde Bruce McLaren puede disfrutar de lo que ha llegado a ser la escudería que le dio nombre. Donde Bandini, Regazzoni y Alboreto se pelean con la última bestia que ha diseñado Forghieri. Donde Villeneuve, mientras espera a Arnoux, se divierte con Pironi. Donde Stefan Belloff les enseña a todo el mundo que era él quien iba a ganar en Mónaco aquella carrera del diluvio, y que sí que se podía adelantar en Eau Rouge. Donde Paletti y Ratzenberger no son unos novatos con mala suerte. Donde Senna espera, pacientemente, a Williams y Head, para decirles que no hagan caso a los que no tienen ni idea. Donde de Rooy les enseña que sí que se puede ganar el Dakar con un camión. Donde McRae y Burns van a todo trapo por los bosques de Gales, mientras Michael Park les canta las notas. Donde el barranco de Córcega no existe…
Pero lo mejor de todo es que allí está él, que ya ha comprado todas las entradas para verlos a todos, preparado para que, cuando me quede entre embobado y cortado delante de uno de ellos, con mi libreta de los autógrafos, me pegue un empujón mientras se ríe, y me recuerda que no tenemos todo el día. Que por la noche toca Syd Barrett. Pero esa es otra historia…
Leave a Reply
6 Comments on "MÁS ALLÁ DE LA VIDA"
You must be logged in to post a comment.
You must be logged in to post a comment.
Simplemente maravilloso, me has quedado pegado al ordenador un buen rato enganchado a las palabras que me prohibían ponerme en pie, grande ese conocido tuyo, y grandes tambien tus palabras eddie.
PD solo por esto te perdono la mini cronica de monaco
Ves preparando la de Syd Barrett. Cómo se va a poner el jefe, cuando vea tanto círculo… XD
Genial, Eddie.
Espero algún día tener tiempo y medios para poder entender algo de lo que dices.
Con estar medianamente al día de los temas de actualidad del motor tengo bastante tarea.
Pero el histórico (en particular de la F1) es uno de esos temas que tengo pendientes…
Muchas gracias por publicar esto.
Gracias, me alegra que os haya gustado Jupiter, el problema de esto es que me gusta hacer demasiadas cosas, y el club Bilderberg sigue pasando de mí cuando les propongo días de 40 horas :D. Ya en serio… para hacer estos posts como a mi me gusta, necesito mucho tiempo buscando información por aquí y por allá, imágenes, como enlanzarlo… Este porque es una mera transcripción del vídeo… y aún así me tiré una hora para elegir las fotos que he puesto, que no me las tenía que descargar porque ya las tenía en el ordenador. Tengo a medias… Read more »
Eddie, como ya te dije en la taberna, felicita a tu negro finés.
Siendo finés y dada la temática del tema, fijo que es goticorro xungo.
Así los educan en Finlandia.
[…] His latest flame. Mojo Radio Flags cumple 3 años de flagrant Los otros ministros de respect Más allá de la vida de eddie the great Niños robados de flagrant Walter white, de la nada al todo de […]