Caster Semenya sigue entrenando. Y sigue colaborando con la IAAF. Pero la paciencia de esta heroina del siglo XXI se acaba. Lleva sin competir unos 8 meses desde que ganó la medalla de oro de los 800 metros lisos en el Mundial de Berlín. Desde entonces, entre otros eventos, se ha perdido unos cuantos importantes y cuantiosos meetings, pero sobretodo ha sido excluida del mundial de atletismo indoor de Doha que se celebró el pasado mes de marzo de 2010 .

Esa vergonzosa exclusión preventiva que nos recuerda a la ignominiosa moral que fundamentaba la política exterior del mandato Bush está provocando un daño moral a la atleta sudaficrana de dimensiones terribles. Sospechosa es la etiqueta que se le colgó tras vencer de forma arrolladora en Berlín, pero ahora está directamente condenada, excluida, apartada. No puede correr porque unas cuantas cabezas privilegiadas en su status social, pero obtusas en su conocimientos, son incapaces de aceptar la diferencia natural de esta Jumping Castle atleta y dictaminar una resolución justa y rápida.

Llevan estudiando el caso durante meses, retrasando la fecha de su resolución, y agravando el daño moral hacía Caster Semenya. Pero si el daño moral es terrible, el daño económico empieza a adquirir proporciones insospechadas. Una imagen dañada es una imagen sin patrocinadores. Y llevan así meses por el prejuicio de querer dictaminar una resolución condenatoria en sus términos, pero que choca ante la realidad de los derechos humanos. Saben que van a ser demandados en tal caso y temen perder. Por eso se empeñan en su silencio excluyente, pero éste es más vergonzoso aún que una condena injusta. Ante una condena injusta cabe el recurso. Pero esta situación de suspensión de facto, que escudan con el argumento de “lo estamos estudiando”, supone una condena efectiva a la atleta sin necesidad de acreditar la culpa de ésta, que por otra parte se encuentra absolutamente indefensa pues sin estar condenada debe colaborar con aquellos que han secuestrado su libertad para poder competir. Es de una crueldad moral y jurídica intolerable.

La IAAF, con una mentalidad propia de un fundamentalista totalitario, se ha metido en una trampa de la que no sabe como salir airosa. Se anuncian demandas millonarias. Una verguenza.

Benedict Phiri, a lawyer for Dewey & LeBoeuf, the law firm representing Semenya, said Semenya had to all intents and purposes been banned from competing. “We are considering taking legal action against ASA to allow Caster to run,” Phiri told Reuters by email on Thursday. “To our minds this is effectively an unlawful ban and it is for that very reason that we will vigorously fight to protect Caster’s rights,” he added.

“He sido sometida a un escrutinio abusivo e injusto que atenta contra los detalles más privados e íntimos de mi ser”, decía el comunicado, en el que la atleta acusó a las autoridades deportivas de violar sus derechos elementales. Aunque Semenya anunció a través de ese comunicado su regreso a la competición, ayer se limitó a contemplar desde el palco el desarrollo de las pruebas en las que no participó. “Entiende que puede correr y quiere saber por qué se lo han impedido”, dijo su abogado, Gregg Nott, citado hoy por el diario local ‘The Star’.

La atleta sudafricana Caster Semenya acudirá “pronto” a los tribunales si no obtiene el lunes una garantía por parte de la Federación Sudafricana de Atletismo (ASA) de que no se le seguirá impidiendo correr, informó el diario The Star.

En esta historia algún iluminado ha llegado a proponer la castración química y quirurgica de la atleta. Yo sinceramente propongo justo lo contrario. Que capen a todo aquel que tenga cojones u ovarios de afirmar esa barbaridad y que nos dejen disfrutar de la belleza de su zancada y su sonrisa victoriosa.