12 HÉROES Y UNA CANCIÓN

El 14 de junio se cumplieron 25 años de ésto.

video

Grecia se hacía mayor. El impacto de aquel campeonato de Europa en el país fue similar al que produjeron los Juegos Olímpicos de Barcelona en España.

Eran otros tiempos, claro. Supongo que las exigencias de la FIBA no eran las de ahora y además la cantidad de equipos era mucho menor. No en vano, todos los partidos del campeonato se disputaron en el mismo pabellón, el Palacio de la Paz y la Amistad, en el Pireo.

El sorteo hizo que los grupos quedasen totalmente descompensados. El grupo de la muerte lo formaban Grecia, España, Yugoslavia, Francia, Rumanía y la URSS mientras que el otro lo completaban Italia, la República Federal de Alemania, Holanda, Israel, Polonia y Checoslovaquia. Las semifinales las acabaron jugando los cuatro primeros del grupo de España.

El objetivo de los griegos era la tercera plaza del grupo. No iba a ser fácil porque España y Francia eran buenas selecciones. El rival más complicado del otro grupo era Italia y había que evitarlo a toda costa. Las otras selecciones, salvo la alemana, a priori eran asequibles.

La espina dorsal de la selección de Costas Politis la formaba un quinteto muy definido: Nikos Gallis, Panagiotis Giannakis, Fanis Christodoulou, Panagiotis Fassoulas y Nikos Filipou. Para el sexto hombre, Argiris Kambouris, estaba reservada la gloria. Romanidis, Andritsos y Memos Ioannou completaban la rotación. Linardos, Stauropoulos y Karatzas apenas jugaron. ¿Alguien los recordaba?

Era prácticamente el mismo equipo que había disputado el Mundobasket de España un año anterior, con Nikos Gallis de máximo anotador. Considerado un equipo que dependía excesivamente inflatable water slide de la inspiración del base y de su inseparable escolta, Panagiotis Giannakis, podía dar algún disgusto aunque no contaba entre los favoritos. No en vano, Grecia mostró su irregularidad y acabó en la décima plaza en España.

Estaba por ver si a los jugadores de Politis les pesaría la presión de jugar en casa. A la postre, el factor cancha resultaría decisivo.

Tras una clara victoria ante los rumanos (77-109 con 44 de la bestia), los griegos sorprendieron a los yugoslavos (78-84 con otros 44 puntos de Gallis). La victoria hizo ver a los de Politis que podían luchar de tú a tú contra los mejores. Sin embargo, la victoria salió cara porque Filipou se lesionó. Ya no jugaría hasta la final. Los 35 puntos de Gallis y los 20 de Fassoulas no fueron suficientes ante el equipo español. En un partido muy serio, España superó a los locales con cierta comodidad (89-106) con un gran Epi (27 puntos) y un sobresaliente Andrés Jiménez (24 puntos).

El equipo griego se repuso ante los soviéticos con un buen partido que dominaba con claridad. Sin embargo, las expulsiones de Giannakis y Fassoulas combinadas con una mayor experiencia soviética en finales apretados, hicieron que la URSS se impusiera por 66-69. Nos quedan las impagables imágenes del escolta protestando y llorando ante lo que él consideraba una injusticia. Los griegos debían jugarse el todo por el todo contra Francia, que sólo había sido capaz de ganar a Rumanía.

Resumen de las dos derrotas de Grecia:

video

Contrariamente a lo que se podía esperar, Grecia venció claramente al equipo de Ostrowsky y Dacoury. Los galos se marchaban para casa y los griegos pasaban cuartos. Se enfrentarían a Italia, primera del otro grupo, que no había perdido ningún partido.

El haber superado la primera fase quitaba presión a los griegos. Todo lo que consiguiera a partir de ahora era un premio para el grupo y un regalo para la gente.

No fallaron. Los italianos mordieron el polvo (90-78) demostrándose que el grupo A era mucho mejor que el B. No hubo sorpresa en los otros cuartos de final, clasificándose España, Yugoslavia y Rusia. Por segunda vez en el campeonato, Yugoslavia se cruzaba en el camino. Y por segunda vez, los griegos vencían contra todo pronóstico (81-77). En la otra semifinal, la URSS se deshacía de España sin demasiados problemas.

Imagino que las crónicas de entonces estarían llenas de referencias a los dioses, a los héroes helenos, a las fuerzas enemigas del mal, a los gigantes…

La final (14-06-1987)

La Unión Soviética había llegado al campeonato como gran favorito a pesar de tres notables ausencias. Arbidas Sabonis, la gran sensación del Mundobasket del 86, estaba fuera por lesión. Además, por temas extradeportivos, Gomelski no podía contar tampoco ni con Rimas Kurtinaitis ni con Alexander Belosteny. El tirador lituano se hallaba sancionado por un tema extraño sobre la organización de una gira por España con el Zalguiris.

No era extraño que jugadores soviéticos aparecieran y desaparecieran de las convocatorias por culpa de las autoridades rusas. Incluso el coronel Gomelski había sufrido en sus propias carnes este tipo de sanciones. Las salidas al exterior de los equipos rusos provocaban el recelo de la KGB, que se dice que enviaba agentes de paisano para controlar. Las multas por contrabando habían sido constantes los últimos años. Miembros del Zalguiris o del TSKA habían sido cazados varias veces con caviar en la maleta para intercambiar. Gomelski también había sido investigado en varias ocasiones por pertenecer a una familia judía. El coronel se quedó en tierra y no partió con la expedición que iba al Mundobasket de España, por ejemplo. La federación utilizó a su comodín, Vladimir Obukhov -no era la primera vez- y consiguió la segunda plaza.

El más perjudicado de estas decisiones había sido Sarunas Marciulionis, que con el billete comprado en el 86, se tuvo que quedar en tierra inflatable slide porque no era del agrado del entrenador. Por suerte, con Gomelski no hubo problemas para que jugara en Grecia.

En una de las finales más bonitas de la historia del baloncesto europeo, el equipo griego se impuso por 101-99 desatándose la euforia a lo largo y ancho de todo el país. Vista la final de nuevo, me llama la atención lo siguiente:

  • Concierto de pito de los árbitros. Sanchís, especialmente, sanciona cualquier contacto por pequeño que sea. En cambio, en el último rebote de Kambouris en ataque no se atreve a señalar falta por empujón. Giannakis, Fassoulas y Tatchenko son expulsados.
  • Ioannou se equivoca en la última posesión y no pasa el balón a Gallis que tiene posición de tiro. Encara el aro contra Pankrashkin y no puede. Jovaisa anota ¿sobre la bocina o fuera de tiempo? En principio parece claramente fuera de tiempo, pero vista la repetición, no sé yo…
  • Los reservas griegos tienen más protagonismo en el partido del que yo recordaba y no lo hacen nada mal.
  • Los rusos no protestan casi nunca aunque algunas personales son muy rigurosas.
  • Volkov juega muy poco y mal. Y sin embargo formó parte del mejor quinteto del torneo.
  • Sarunas Marcioulionis es el primer jugón ruso. Juega a otra velocidad.
  • La frialdad con la que juegan Valters, Homicious y Jovaisha es acojonante, anotando triples como si nada en los momentos más calientes del partido.
  • En la final Gallis se va a los 40 puntos, pero su influencia en el juego no es tanta como me esperaba. Juega los 40 minutos y la prórroga sin descanso.
  • Los pívot griegos hacen un partido descomunal, con un Fassoulas comiéndose a Tatchenko por momentos y un Kambouris sobresaliente.
  • Gomelski mueve exageradamente el banquillo, en mi opinión. En cambio Politis, ya sabemos. Si no llega a ser por las faltas personales, posiblemente hubieran jugado Fassoulas y Giannakis todo el partido.
  • Grecia juega sin sistema en ataque y físicamente es mucho más débil, lo que hace que la proeza sea mayor.
  • Me llama la atención la elevada anotación, no sólo en la final sinó también en los otros partidos del campeonato. La URSS le mete 113 a España, 110 a Checoslovaquia, 100 a Yugoslavia, 107 a Francia, 121 a Rumanía y 104 a España (en la primera ronda). Grecia pasa de 80 en casi todos los partidos. La selección de Antonio Díaz Miguel le mete 111 a Francia, 116 a Rumanía, 106 a Grecia, 107 a Alemania y 96 a Rusia en la semifinal. Una de dos, o las defensas eran flojas o los anotadores estuvieron inspirados.

No sé si serían mejores o peores tiempos para el baloncesto, pero juntar en un campeonato a Petrovic, Kukoc, Epi, Radja, Jiménez, Marciulionis, Homicious, Riva, Villacampa, Sibilio, Gallis, Giannakis, Volvov, Valters, Tikhonenko, Divac, Jamchy, Welp, Dacoury, Morandotti, Magnifico, etcétera no es moco de pavo.

Ver el pabellón lleno, la gente contenta, el humo, la pancarta de Atenas 1996, Melina… Otros tiempos que ya no volverán. Un país unido por el baloncesto, como cuando Grecia ganó la Eurocopa de fútbol en 2004.

La segunda edad de oro del baloncesto griego, como la llamo yo, vendría después con el dominio del Panathinaikós en Europa y la consecución del Eurobasket de 2005, pero las raíces de todo aquello hay que buscarlas en aquel inolvidable 1987, con The final countdown sonando en los altavoces.

video

Leave a Reply

Be the First to Comment!

Notify of

wpDiscuz