Se conocieron a los 16 años en la cantera del F.C. Barcelona de Bàsket. Desde entonces han construido una de las historias deportivas más impactantes del deporte mundial. Hay muchas parejas deportivas míticas en deportes colectivos, pero pocas reunen los ingredientes que se pueden observar en estos dos jugadores. Con ellos hemos vivido una especie de Show de Truman. Su historia de amistad se ha desarrollado entre canchas de baloncesto, partidos televisados y spots publicitarios en un viaje alrededor del planeta en el que han conquistado Europa y el mundo entero. Rozaron con la punta de los dedos la inmortalidad del Olimpo. Pero esa es una travesía que todavía no ha concluido. Los sueños de estos dos amigos han sido nuestros, y quizá por eso, sin serlo, todos nos sentimos amigos suyos. Esa amistad chongqichengbao que palpita en sus corazones no sólo se impregna en los corazones de los espectadores que disfrutan de su pasión amor al deporte que practican, también se contagia a quienes los acompañan.

Gasol y Navarro, aunque también deberíamos decir Navarro y Gasol, no es que sean complementarios, que lo son evidentemente si nos fijamos en el número que se traza en una pizarra de baloncesto, es que son diferentes y practicamente idénticos. Uno es la Bomba, el otro la Gasolina, el combustible de un motor diesel infalible. Y a ambos lo han criticado por su escasa apariencia atlética. Me ofendía la cegera de los epítetos del estilo de Gasoft o Stockbroker (corredor de bolsa), en referenia a Gasol y Navarro respectivamente. Para muchos la falta de músculo se equiparaba a la ausencia de testosterona, o de huevos por decirlo con propiedad. Los amantes de estos cacareos de gallo de corral podrán presumir de bolas en sus bíceps, pero a mi me excitan sobremanera los jugadores gallina de huevos de oro, o sea, los que se dedican a poner las bolas en la canasta, que es donde hay que meterlas en esto del baloncesto.

Pero si algo destaca sobre todas las cosas es que cuando los ves jugar parecen mariposas, bailarinas, que golpean como abejas, como verdaderas reinas, que envenenan y producen una alergia  letal a quienes sufren su picadura y una miel exquisita con el resto de obreras y zanganos que habitan su panal. Esa dulce provocación innata que ostentan de forma natural es un bocado de gloria.

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En este último Eurobasket celebrado en Lituania han logrado repetir la medalla de oro del europeo anterior, éxito que no sucedía desde que la antigua Yugoslavia lo lograra en los años 95 y 97.  Tras este último triunfo de la selección española de baloncesto nuestros chicos de oro, pero ya en su estapa de madurez, han confirmado su candidatura a convertirse en aspirantes al reinado NBA-USA en la cima del baloncesto, como en su momento lo hizo aquella Yugoslavia de Bodiroga, Danilovic y Divac. No obstante, aquella selección yugoslava fue barrida literalmente de la cancha en la final olímpica de Atlanta, el marcador no deja lugar east jump a dudas 95-69. En cambio, el precedente del primer compate entre esta mítica selección española y la hegemónica selección norteamericana formada por los mejores jugadores NBA del momento en las olimpiadas de Pekín tuvieron un partido más igualado: 118-107. Todos recordamos aquellos pasos de salida. La meta está cerca. Quizá mueran en el intento, pero eso también es de héroes.