Tengo que reconocer que mi grado de saturación de fútbol se colmó hace ya varias semanas, por razones que, sin duda, no hace falta explicar, por lo que la Final de la Champions llega cuando más derrotado y agotado me siento. Sencillamente, no puedo más. Por si esto fuera poco, en mi “entorno”, como se dice ahora –el trabajo, el bar habitual…- he tenido que soportar en los últimos días la proliferación de camisetas del Manchester United, avisos cargados de malos presagios (“ya verás el sábado el Chicharito”…, La Pulgacontra Chicharito, parece un combate de Pressing Catch )…
Por todo ello, después de una breve reflexión (tampoco en esto doy ya para más, sinceramente) decido tomar una absurda y heroica decisión: NO VERÉ EL PARTIDO. Me iré al cine, por ejemplo; una huida meditada, eso es.
Llega el día fatídico, ayer, a bouncy castle media tarde. Decido poner mi plan en ejecución. Mi mujer me mira extrañada: “Pero, ¿no vas a ver el partido?” “No me interesa -miento-, me voy al cine ¿se viene alguien?” Un silencio ominoso me responde; mejor, me digo, sólo ante el peligro, las hazañas se hacen en solitario que diría Baudelaire… o Mallory, no lo recuerdo bien (se lo preguntaré a Jorf).
Nada más bajar a la calle me topo con mi odiado vecino, el madridista sarcástico. Es el mismo al que, en una reunión de propietarios, cuando yo estaba exponiendo, de manera impecable, todo sea dicho, la caótica situación de nuestras finanzas, le oí susurrar: “este friki culé seguro que propone ahora pintar las paredes de rojo y azul en vez del blanco habitual”. Cobarde. Eso no me lo dice a la cara….”Qué, vecino ¿a ver el partido con tus amigos polaquillos, eh ?” Asiento en silencio, no es miedo, sino precaución, bastante desacreditado estoy ya en la urbanización como para revelar mis propósitos.
Cojo el coche. No hay riesgo de conectar la radio, no va bien y además ¡llevo música!, media docena de cedés a prueba de atascos. Primera parada, la gasolinera. Vacía. Bien. Entro a pedir y pagar. Al fondo, un solitario empleado contempla en un pequeño televisor lo que, tras la llegada de Mourinho, hemos convenido en denominar “el prepartido”. Por un momento, me siento como cuando entro en un aula a las 8 de la mañana: ignorado. “Ejem, disculpe… Diesel,… 20 Euros”, ¿”Cómo dice?….ah”. Ni me mira. Peligro. “Ay, disculpe, se lo he cargado de la especial…¿le importa?” Me lo temía. “Pues sí, -respondo- pero déjelo y dígame los puntos que tengo” (regalan una estupenda batidora por llegar a los 7.000 litros), “¿Cómo quiere que lo sepa?… Uy, perdone, estaba distraído, mire en el papel, gracias.”.
Me monto en el coche, arranco y pongo música, o quizás sea al revés, tampoco estoy para los pequeños detalles, como dicen los entrenadores. Oasis, una antología, Time flies, el tiempo vuela, que me lo digan a mí. Suena Supersonic mientras voy a una velocidad paradójicamente tolerada (no más de 100 por hora). Así es como me encuentro ahora, supersónico. He tomado una decisión y no hay quien me pare. Pienso en lo orgulloso que estaría mi padre de mí y casi se me escapa una lágrima.
Llego a los multicines. Problemas para aparcar. Cómo me molesta esto, yo no soy de los que conducen, yo sólo llevo un coche. En el hall de entrada hay un lío poco habitual. Muchas banderas, mucha gente, todos con camisetas del Barça y ¡del Manchester! ¿Será un punto de reunión? Me acerco, mi malsana curiosidad habitual, a un chaval que va con la camiseta de Rooney: “¿Qué pasa aquí?”, pregunto; “Venimos a ver el partío en tresdé”, Maldita sea mi suerte. Seguiré impasible con mi plan, a pesar de todo “¿Qué partido?” inquiero (la mentira para ser eficaz tiene que ser contumaz, como bien sabía el siniestro Goebbels). Rooney me lanza una mirada como si yo fuera extraterrestre: “Joé, pues el Barza-Manchesté”, “ahhhh, gracias, pues nada, que ganen los tuyos” finalizo, educado. ¿Los tuyos? Pero si este tipo debe ser de Jerez…
Un empleado diligente toma la voz en medio del follón reinante: “A ver, oídme todos, los del fútbol en esta fila…el resto –así nos llama- en esta otra”. El resto somos, efectivamente, escasos, apenas unas ancianitas marchosas (“Joven ¿en qué sala echan la del Jackie Chan?”), una pareja salida del túnel del tiempo de la transición (con sus foulards y todo) y yo. La pareja me mira con una sonrisita cómplice. ¿Querrán proponerme un trío? Ya quisiera yo; no, es la mirada del que se siente intelectualmente superior. La conozco bien, la veo todos los días, desafiante, en mis alumnos. Progres ilusos, pienso, si supieran que he desperdiciado mi escaso tiempo libre escribiendo en un blog de deportes (..y otras cosas) ni me mirarían.
Dudo a qué sala entrar. O la última joya del cine iraní (ya sabéis, un hombre solitario avanzando por una estepa desolada) o Piratas del Caribe 4. Escojo Piratas…. Necesito ruido para aislarme; además, en el blog del Flagrant la han puesto muy bien. Claro, que ahora recuerdo que también recomendaban Tras la puerta verde, fui al videoclub a alquilarla por un día y mi mujer no me habló en dos.
Empieza la película, el sonido, a toda pastilla, logra, en efecto, aislarme de las salas próximas, y yo además colaboro comiendo acompasadamente un paquete gigante de palomitas. Sólo en una escena en la que Penélope Cruz avanza con mucho esfuerzo por un manglar oigo “uys” y “ays” cercanos, pero me convenzo de que son Barbosa y Barbanegra jaleando a la diosa de Alcobendas y sigo concentrado en la apasionante trama del film.
Finaliza la película; salgo atropelladamente de la sala; mis pies (y mi corazón, todo hay que decirlo) me arrastran hacia la sala de 3D. Pero mi cabeza y mi cerebro siguen inflexibles y me ordenan con autoridad que vaya hacia el coche. Mi cargante erudición, siempre alerta, me recuerda una frase del bueno de Schopenauer: “El hombre es voluntad”. Ya me gustaría ver al viejo filósofo en este trance.
Bueno, estoy de regreso. Liam Gallaher me canta que hay que vivir eternamente. Calculo cuántos Madrid-Barça me quedarían si esto fuera cierto y me entra un vértigo cósmico, pero no voy a responder al malencarado cantante de Oasis, por si acaso, y tarareo con él.
Llegando a casa, una rotonda cercana se encuentra llena de gente. No es una acampada antisistema, eso parece evidente. Según jumping castle me aproximo observo a gente bañándose en la fuente central, otros bailando, algunos, o muchos, borrachos. Proliferan las banderas y camisetas del Barça (quienes aún no se las han quitado, claro). Los cánticos al club de sus amores y los vítores a sus ídolos se entremezclan: “¡Mourinho, cabrón, saluda al campeón!”. Se me acercan dos jóvenes. Noto su olor a alcohol incluso con las ventanillas subidas: “Vizca el Barza” me chillan y después cantan “Tó el can es un clan” con una entonación que aplaudiría el mismísimo Pompeu Fabra. Por detrás se suman unos simpáticos muchachos que con alegría y viril desparpajo zarandean el coche. Me siento como si estuviera en medio de un safari. Por si acaso, hago sonar la bocina con algo lejanamente parecido al himno del Barça; mi hábil estratagema funciona: la encantadora jauría se tranquiliza y se va hacia la fuente para despejarse. De repente, me acuerdo de que mi coche anterior era blanco y con matrícula de Madrid (el colmo para un antimadridista como yo) y me entra un sudor frío retrospectivo.
Entro en casa. “¿Qué tal la película?”, pregunta mi mujer, con cierta sorna, o eso me parece, “Bien, bien”, respondo; “Tengo calor, me voy a cambiar”. Entro corriendo en mi cuarto, enchufo un pequeño televisor y conecto el teletexto. Página 135, Deportes: 136-141: “El Barça aplasta al Manchester”.
¿Y mi análisis personal, diréis? Aquí va: ¡MIERDA, SERÉ IMBÉCIL, ME LO HE PERDIDO!
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4 Comments on "ANÁLISIS PERSONAL DE UNA JORNADA TRIUNFAL por rosschack"
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Enternecedor y tragicómico
Como arrepentirse no sirve de nada ponle remedio a la situación y mira el partido con la tranquilidad de ver un gran espectáculoo y no una pelea barriobajera.
Y la próxima vez deja la disciplina inglesa para el organigrama del Real Madrid 😉
Pues tio, a mi me haces dudar si es verdad que te ha pasado esto o es todo una jodida invención de tu cabeza, en cuyo caso, te animaría a que siguieras contándonos experiencias de este tipo.
Si es verdad, un solo consejo: rojadirecta,emule, megavideo, filsonic…..bajátelo y disfruta de FUTBOL.
Creo que lo de menos es si fue real o no.
Me ha divertido muchísimo el relato, tienes arte para ésto y te agradezco enormemente que lo compartas con nosotros.
Eso sí, creo recordar que siempre has sido antimadridista pero no culé. Me equivoco?
Si es así, de que equipo eres?
Saludos.
No, no te equivocas. Veamos. Si por ser de algún equipo se entiende estar pendiente de lo que hace, emocionarse con sus victorias, cabrearse con sus derrotas y estar con él a las duras y a las maduras, debo decir que mi caso, patológico, lo reconozco, sería el de un “forofismo invertido” si me permites la expresión. He llegado a desinteresarme de una competición cuando el Madrid ha sido eliminado. Que gane el mejor…o el más debil, era mi posición. Que el Depor (ay) o la Real Sociedad se disputaban el título con el Barça., pues yo con aquellos. Claro,… Read more »