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Tras la primera victoria el Ball Arena se permitía el lujo de parecer relajado en los instantes previos al enfrentamiento que podía asentar a los suyos como máximos favoritos al título. A nadie le sorprendía ver que en el cuadro visitante habían optado por sentar a Caleb Martin en el banquillo y le habían devuelto la titularidad a Kevin Love para impedir el dominio de Denver bajo canasta. Y los primeros minutos demostraban el acierto de esa decisión, los Heat hacían un gran despliegue físico en defensa y, con Max Strus metiendo los tiros abiertos, el parcial de diez a dos recibido obligaba a Mike Malone a parar el partido. Sin embargo el ataque local seguía sufriendo, sólo Nikola Jokic ponían algo de criterio a su juego ofensivo y los roces desesperaban ligeramente a los de Colorado. Había muchos nervios y el Ball Arena se alzaba contra las decisiones arbitrales Como quiera que Miami sí encontraba buenos tiros, la ventaja visitante se movía tranquilamente en torno a los diez puntos hasta que, naturalmente, llegaba el turno de los suplentes sobre la pista. La defensa de los Nuggets brillaba y, pudiendo atacar en velocidad, la ventaja visitante se quedaba en un mísero triple al cerrarse el primer cuarto.

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Y el segundo acto mantenía la buena dinámica gracias al buen trabajo defensivo de Christian Braun, este, junto con Jeff Green. Eran los encargados de poner a Denver con cuatro puntos de ventaja y Erik Spoelstra quería sacar del bache a su equipo. Aunque servía de poco, los balones perdidos eran constantes y las contras locales imparables para la defensa visitante si no era con falta. La diferencia local alcanzaba los dos dígitos y Gabe Vincent rompía un parcial de veintidós a tres que ponía en peligro el partido. Por encima Jamal Murray cogía confianza en su juego y el tiempo muerto era muy necesario para los de Florida. Claro que la mejor solución la aportaba el técnico local porque, con tanta energía dejada sobre la pista, sentaba a Murray y Bruce Brown demostraba que no podía dirigir al equipo. Así las cosas, sólo el retorno a la pista de su base titular permitía a los Nuggets irse a los vestuarios con seis puntos a su favor.

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Lo que nadie esperaba, en el Ball Arena, era que el reposo le sentase mal a los locales y, para sorpresa general, eso acontecía. Su intensidad en el juego bajaba drásticamente, la defensa llegaba tarde a todo y, con los triples de Gabe Vincent entrando, los Heat obligaban al tiempo muerto local. Los contactos aumentaban y los árbitros se convertían en protagonistas del partido con su decisiones. Cada canasta era sufrida y así, pese a que Miami realizaba un tímido acercamiento, la defensa de los jugadores de banquillo de Denver, y un Jokic imparable, permitían a los Nuggets llegar a los doce minutos finales con ocho puntos de ventaja.

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El buen final del tercer cuarto no auguraba lo que se le venía a Denver encima con el arranque del acto final. Duncan Robinson sacaba su muñeca a pasear y, en cien segundos, Mike Malone paraba el partido porque los de Colorado habían encajado un parcial de ocho a dos que igualaba todo. Servía de poco, los Heat veían la defensa local débil y encontraban el acierto necesario en los tiros abiertos. Mientras, al otro lado, la zona de ajustes implantada por Spoelstra no era leída por Denver. Así las cosas la ventaja era visitante, los Nuggets veían como su máxima estrella rompía cuatro minutos sin anotar en juego, pero no había continuidad. El ataque local estaba lleno de dudas y Jimmy Butler encontraba en Kyle Lowry un aliado para llevar la diferencia hasta los nueve puntos, ya que nadie fallaba un tiro en los visitantes. Claro que el cansancio hacía mella en la estrella visitante, el ritmo del ataque se frenaba y Murray se alzaba de su letargo para, a base de triples, poner el partido a tres puntos entrando en el minuto final. Miami movía el balón con criterio y Bam Adebayo convertía dos tiros libres que daban aire al equipo, Jokic anotaba rápidamente para mantener el partido a tres puntos y Butler gastaba la posesión, casi al completo, para tirar un triple en mala posición que no entraba. Denver tenía una última opción con once segundos por jugar, pero Murray se la jugaba en individual y el triple para la prórroga no entraba. La eliminatoria se iba a Florida con empate a uno y sensaciones extrañas para el mejor equipo de la temporada regular.  Invitado inesperado: Kyle Lowry, Duncan Robinson (Heat)