Fuente: allucanheat.com
El Madison Square Garden presentaba su mejor ambiente para suplir con sus ánimos la ausencia, por lesión, de Julius Randle. A pesar de ello Gabe Vincent, y el juego en equipo, daban a los Heat la delantera en el marcador y sólo la precipitación visitante permitía a Nueva York ponerse a su altura. El tiempo muerto de Erik Spoelstra era inmediato, el juego ofensivo visitante se calmaba, pero sin acierto exterior y con RJ Barret desatado en ataque, los Knicks cobraban una poca renta. El partido se volvía loco y los neoyorquinos aprovechaban un parcial de veintitres a seis para ponerse con once puntos de ventaja, al término del primer cuarto, gracias a la mejor versión de Obi Toppin en ataque y ante la ausencia de la defensa en Miami. Con el paso por los banquillos volvía la versión más paciente en la ofensiva visitante y , al otro lado, a los neoyorquinos les bastaba con imponer su mayor energía para mantener la distancia estable. Se recomponían los quintetos titulares y Jalen Brunson cargaba con la responsabilidad del ataque local, mientras que los Heat sumaban puntos bajo el aro neoyorquino. Pese a todo las diferencias se mantenían y una jugada de cuatro puntos de Vincent asustaba a Tom Thibodeau que paraba el partido. La dinámica del partido se mantenía inalterable, Brunson contenía el acercamiento visitante y Nueva York mandaba por cinco puntos al descanso. El tercer cuarto repetía el guión en el ataque local; Brunson llevaba todo el peso pero, como no acertaba y los triples no entraban, y Miami mostraba su mejor versión de equipo, el ocho a cero recibido obligaba al tiempo muerto de los Knicks porque el partido estaba empatado en cuatro minutos. Pese a la pausa el partido no variaba de rumbo, Kevin Love daba un recital de pases de canasta a canasta para castigar cada fallo en el tiro de los locales y los Heat se ponían con ocho puntos de ventaja para desesperación del público local. Nuevamente intervenía Thibodeau para ordenar el ataque y la desventaja se reducía a los dos puntos. Ahora era Spoelstra el que se levantaba del banquillo para solicitar un tiempo muerto, daba calma al ataque de los de Florida y, ante un nuevo atasco neoyorquino que se reflejaba en la técnica recibida por Brunson tras protestar una falta, Miami llegaba al cuarto con seis puntos de ventaja. Esto desesperaba a los de Nueva York, que comenzaban a forzar demasiado los tiros en su juego ofensivo, los nervios se extendían por el Madison Square Garden pese a que los visitantes no acertaban a meter sus tiros. El partido parecía controlado para los Heat y un amago de lesión en el tobillo de Jimmy Butler era la principal preocupación para Spoelstra. Con todo a favor los Knicks dejaban de pensar en su ataque, los balones se escapaban ante la buena defensa visitante, comandada por Kyle Lowry y el ataque de Miami resolvía el partido poniendo la diferencia en los dos dígitos. Los Heat celebraban la primera victoria, a domicilio, en la serie. Invitado inesperado: Kyle Lowry, Caleb Martin (Heat)
El segundo partido debía tener en tensión al público neoyorquino porque, de perder, se antojaría demasiado complicado remontar la eliminatoria a domicilio. Sin embargo las noticias no podían ser más positivas ya que, además de recuperar a Julius Randle, Miami no podía contar con Jimmy Butler. Así las cosas era normal que los Knicks saliesen con una gran confianza, los tiros abiertos entraban, con un RJ Barret muy acertado, y los Heat iban tomando el ritmo del partido tras calmar su juego acelerado de los primeros minutos. Caleb Martin y Bam Adebayo lideraban el acercamiento visitante en el marcador y, con los triples entrando y una zona bien ajustada, los Heat se ponían al mando del partido. Sin embargo el tiro exterior comenzaba a fallar y, como la defensa flaqueaba, Erik Spoelstra se levantaba para controlar la situación. A pesar de conseguir segundas opciones con facilidad, y a la versión más intensa de Julius Randle, los neoyorquinos tenían una ventaja mínima de cara al segundo cuarto. El parón activaba las defensas de ambos equipos pero, como Miami movía mejor el balón, la iniciativa era visitante. El técnico de Nueva York reaccionaba inmediatamente tras encajar un parcial de seis a cero, aunque las cosas no mejoraban. Los ataques estaban ofuscados y, mientras los Knicks tenían que dejarse la piel en el rebote ofensivo para anotar, los de Florida encontraban en los triples la forma de mantener el liderazgo en el marcador. Naturalmente, en cuanto el tiro exterior visitante no entraba, y Randle sí acertaba con dos triples para Nueva York, Spoelstra reaccionaba y permitía a los Heat llegar al descanso con apenas una casta de ventaja. El largo camino hasta el inicio del tercer cuarto traía la versión más floja en la defensa local y Tom Thibodeau intentaba recuperar la intensidad de su equipo. Daba igual, el problema era que Miami sabía encontrar el punto débil de la defensa local y Max Strus lo castigaba con acierto. Los Knicks volvían a anclarse al rebote ofensivo para mantenerse en el partido al encontrarse nerviosos y dubitativos ante la defensa zonas visitante. Tenía que aparecer Jalen Brunson, con dos triples y ocho puntos consecutivosk, para poner a Nueva York de nuevo dirigiendo el partido. Pese a todo los Heat mandaban en el partido al arrancar el cuarto decisivo, gracias a la mejor versión de Adebayo. El Madison Square Garden temblaba ante unos doce minutos definitivos para la serie y más viendo que, en los primeros minutos, su equipo abusaba de las acciones individuales. Además Martin encontraba en Gabe Vincent un escudero para poner a Miami con seis puntos de ventaja tras cinco minutos jugados. Thibodeau reaccionaba con nuevas instrucciones, los contactos aumentaban y el público local respiraba al ver como los árbitros se inventaban un tres más uno para los locales tras revisar una falta. Brunson cogía confianza al ver concedido su triple y, junto con Josh Hart, el rebote ofensivo de Isaiah Harstentein y una defensa agobiante, conseguía poner por delante a los Knicks faltando cuatro minutos de partido. Ahora era el técnico visitante el obligado a pisar el freno, los árbitros volvían a equivocarse al pitar un final de posesión visitante cuando el balón tocaba el aro y Brunson lo aprovechaba para ampliar un poco la renta local. Claro que los Heat no iban a rendirse por ello, Adebayo ponía el partido a un punto entrando en los dos minutos finales. Un espejismo porque Josh Hart, con un triple desde la esquina y el rebote ofensivo a su favor, los Knicks completaban un parcial de veintiuno a siete que parecía sentenciar el partido a un minuto para finalizar el partido. Además los triples de Miami no entraban y el susto llegaba cuando Randle pisaba la línea de fondo al sacar tras la rápida canasta visitante. Duncan Robinson convertía un triple para volver a apretar el marcador y los Knicks tenían que resolver el partido desde los tiros libres tras mover el balón con fluidez en la posesión final. Invitado inesperado: Isaiah Harstentein (Knicks)
Fuente: thesixersense.com
El TD Garden estaba preparado para recibir a los vigentes campeones y había buenas noticias para los aficionados locales, Joel Embiid no era de la partida y Paul Reed sería su sustituto en el quinteto inicial de los Sixers. No sorprendía, por tanto, ver a los locales anotar bajo canasta constantemente con una buena circulación de balón, mientras que los visitantes dejaban todo en manos de su juego exterior. Por suerte Philadelphia se iba activando de manos para no permitir acercamientos a su aro y con los balones robados más la aportación de James Harden la ventaja era visitante. Joe Mazzulla reaccionaba de inmediato y Jaylen Brown tomaba la responsabilidad del ataque local para realizar un parcial de siete a cero y obligar a Glen Rivers a buscar una charla con sus jugadores. Pese a todo, los problemas ofensivos visitantes continuaban y Harden tenía que romper el once a cero de parcial. Por encima Boston añadía a Robert Williams III en las zonas, y a Malcolm Brogdon en el exterior, para ponerse con siete puntos de ventaja tras completar un primer cuarto con un ochenta por ciento de acierto en el tiro. Viendo los problemas defensivos de su equipo bajo canasta, Rivers optaba por una zona para contener el ataque visitante. Tyrese Maxey, y la versión más acertada con el triple de De´Anthony Melton, lograban mantener la diferencia pese al recital anotador de Jayson Tatum. El resto de titulares regresaban al partido y Tatum tenía que seguir inspirado para responder al mejor Harden y poner a los Celtics con una docena de puntos a su favor. Ante la complicada situación Rivers optaba por reincorporar a Melton al partido y el base respondía. Junto con Paul Reed, el base era clave para lograr bajar la distancia hasta los tres puntos al descanso. Un periodo de reposo que ajustaba más las defensas, Maxey llevaba la anotación visitante ante la versión más coral de Boston y tenían que despertar los compañeros del escolta para que los Sixers se pusiesen al mando en el marcador. Mazzulla paraba el partido, pero no cortaba el buen momento visitante. De nuevo llegaba el duelo entre los dos mejores anotadores del partido pero, cuando ambos se secaban, la ventaja era para los de Massachusetts gracias a Brogdon. Se abría entonces el último cuarto con el marcador empatado, tras una última anotación de Maxey, y todo estaba por decidirse en el cuarto de cierre. Un cuarto donde Maxey no seguía acertando y el juego interior de los locales castigaba con anotación fácil obligando al tiempo muerto de Philadelphia en menos de dos minutos. El recurso de incorporar a Harden funcionaba en el equipo visitante y, como los Celtics se empeñaban en jugar individualmente, la ventaja visitante era de tres puntos. sin embargo los problemas llegaban a los Sixers con la quinta falta personal de Tyrese Maxey entrando en la segunda mitad del cuarto. Eso permitía la reacción local gracias al desacierto de la estrella visitante. Glen Rivers buscaba la solución con más circulación de balón y el acierto de Tobías Harris pero, ante un Marcus Smart agresivo, la ventaja local era de cuatro puntos y Boston tenía la opción de ponerse con seis puntos de ventaja. Sin embargo los de Massachusetts se aceleraban en su ataque y Maxey aprovechaba la defensa mal formada de los locales para completar un dos más uno. Los Celtics buscaban los tiros abiertos sin acierto en el siguiente ataque pero, gracias a un rebote ofensivo de Al Horford, conseguían entrar en el minuto final con tres puntos de ventaja. Rivers se levantaba para solicitar un tiempo muerto y la ofensiva daba dos tiros libres a Reed para poner el marcador apretado. Boston se gustaba pasando el balón en ataque buscando finalizar fácil pero, como nadie tquería tirar, un pase extra de Brogdon hacia la cabeza de la zona acababa en las manos de Maxey. Para sorpresa del TD Garden, Philadelphia se ponía por delante. Joe Mazzulla diseñaba una jugada para Tatum que facilitaba al alero dos tiros libres para volver por delante a los de Massachusetts. Restaban veinticuatro segundos y los Sixers dejaban sus opciones en manos de su máximo anotador. James Harden no decepcionaba en su uno contra uno y metía un triple que daba dos puntos de ventaja a Philadelphia con diez segundos por jugarse. Ahora los locales optaban dar el balón a Marcus Smart, este buscaba el aro pero no tenía la confianza para finalizar y doblaba un pase complicado que era robado por Paul Reed. La falta obligada daba dos tiros libres al pivot, el sustituto de Embiid no erraba y el primer partido de la serie era para los Sixers. Invitado inesperado: De´Anthony Melton (Sixers)
Tras la derrota en el primer partido, los Celtics debían mostrar mucho mejor juego para no verse en complicaciones, sobre todo porque los visitantes ya podían contar con Joel Embiid. no sorprendía que el partido amaneciese acelerado y con mucha agresividad. El paso de los minutos calmaba un poco los nervios y, gracias a la agresividad de Jayson Tatum, y su mejor juego en equipo, los Celtics se ponían con una ligera ventaja en el marcador. Philadelphia tenía dificultades para circular el balón y se ataba a sus estrellas pero, al empezar a perder el balón con facilidad, Jaylen Brown no dudaba para poder aumentar la ventaja local. James Harden cargaba con la responsabilidad de la remontada y Joe Mazzulla solicitaba un tiempo muerto para calmar la ansiedad. Surgía entonces un Marcus Smart apagado hasta entonces en ataque, para poner a Boston con seis puntos de ventaja para encarar el segundo cuarto. El TD Garden ya respiraba más tranquilo, pero el partido no daba respiro. Los equipos sufrían para anotar, las acciones eran forzadas y Tyrese Maxey no era suficiente para frenar a los Celtics. La diferencia alcanzaba los diez puntos porque, el único apoyo al escolta, provenia de la intimidación de Joel Embiid y el mal balance defensivo local. Era lógico que Mazzulla frenase el partido y, aunque Tatum cometía su tercera falta personal para demostrar que no estaba en el partido, Al Horford cobraba importancia en ambos lados de la pista para doblar la ventaja local. Ahora Glen Rivers era el que necesitaba dar unas instrucciones a los suyos y recuperaba la mejor versión ofensiva del pivot para acompañar a Maxey. Así la diferencia volvía a rebajarse hasta los cinco puntos y sólo el empeño de Marcus Smart mantenía una ventaja de casi diez puntos para Boston. El cuarto de hora para el refrigerio devolvía a la pista la versión más intensa de ambos equipos y el recién nombrado jugador más valioso de la temporada regular, Embiid, se mostraba falto de ritmo ofensivo. Sus fallos en el tiro, y balones perdidos, permitían doblar la ventaja local a pesar de que su tiro exterior no estaba fino. Sin embargo eso cambiaba con el paso de los minutos, Derrick White hacía cinco puntos del tirón y Rivers se veía obligado a intervenir porque la diferencia se acercaba a los veinte puntos. La salida visitante de los banquillos era buena, la circulación de balón permitía recortar la distancia ligeramente y rompía seis minutos sin anotar en juego. Lo que nadie contaba es que los Sixers perdiensen la concentración, bastaba un balón perdido en el saque de fondo para que White pusiese la diferencia en los veinte puntos y, como además se anulaba una canasta anterior por haber expirado la posesión, en Massachusetts veían la victoria cercana y el técnico visitante hacía un nuevo intento por enderezar la situación. El problema es que el equipo ya no tenía la calma necesaria para ello y los triples de los Celtics entraban con facilidad, encabezados por un Brogdon infalible, la diferencia se asomaba a los treinta puntos al cerrarse el tercer cuarto y el TD Garden lo celebraba. Philadelphia, sin ganas de pelear, rendía el partido rápidamente; la serie se iba a Pennsylvania con un empate a uno. Invitado inesperado: Grant Williams, Malcolm Brogdon (Celtics)
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