El Real Madrid comienza la temporada como las dos anteriores, alzando el trofeo de la Supercopa y estrenando el palmarés del curso aunque este título nunca entre en las cuentas a final de campaña. El vigésimo que logra Pablo Laso desde que llegara al equipo blanco, una barbaridad. Nuevamente, el Madrid debe agradecer un éxito a Campazzo, principal artífice de la victoria en el Clásico con una actuación memorable en el último cuarto que hizo bueno el gran trabajo defensivo de los madridistas en los minutos finales. No es casualidad que en los cuatro últimos títulos del Real Madrid fuera elegido como mejor jugador del torneo el base argentino, que se ha convertido en la pieza fundamental en los esquemas de Laso. Cualquier ausencia provoca una sensación de orfandad en el juego del equipo blanco, que no puede permitirse prescindir un instante de él en partidos decisivos. En esta ocasión, este título llega de prestado. Con la decisión tomada de poner rumbo a la NBA, se puede interpretar como un regalo, como un bis tan típico de los conciertos. Campazzo ofreció un recital extra que puede significar su último gran servicio al madridismo, a la espera que se abra el mercado al otro lado del Atlántico. Aún no se ha marchado y ya se le echa de menos, pues la vida sin él será mucho más dura en el Real Madrid.
Real Madrid 72 – Barça 67: Si la intensidad ya fue apreciable en semifinales, en el partido por el título alcanzó cotas más propias de fases más avanzadas de la temporada. No fue un escenario brillante, pero el ardor defensivo y el desgaste sí fueron dignos de un Clásico. El dominio inicial correspondió al Real Madrid, que tomó una discreta ventaja con dos triples de Campazzo y Abalde. Calathes era el único jugador lúcido en el equipo azulgrana, lastrado por la buena defensa de Gabriel Deck sobre Mirotic. Sus entradas a canasta permitieron al Barça mantener el tipo, pero a su juego le faltó continuidad. Fueron muchos minutos haciendo la goma, bregando para evitar que su eterno rival tomara una diferencia de importancia. Aprovechó cualquier resquicio que le permitiera continuar de cerca la persecución, ya fuera un momento de desconcierto del Madrid o forzando faltas personales, pero el equipo blanco no mostraba atisbo alguno de que pudiera ceder el mando hasta que se olvidó de cerrar el rebote. Mirotic, ya liberado del marcaje de Deck, sacó mucho provecho a cada balón que le llegaba tras rebote ofensivo. Tres acciones de 2+1 del hispano-montenegrino igualaron el marcador y generaron algunas dudas en el juego madridista. Pese a que Llull respondió con dos entradas a canasta, el Madrid firmó un horrendo final de segundo cuarto, plagado de malos tiros y pérdidas de balón. Fueron tres minutos sin anotar que le acabaron pesando. Calathes finalizó un contraataque iniciado por un robo de balón de su propia cosecha para dar la vuelta al marcador antes del descanso (31-32, min 20). Podía irse el Barça contento al vestuario, había remontada sin dejar un juego brillante. Un acicate para una segunda mitad que inició con buenas sensaciones. Superada una sucesión de malos ataques en ambos equipos, el juego exterior del Barça comenzó a funcionar. Mirotic y Abrines anotaban con comodidad y entregaron el mando del encuentro al conjunto azulgrana, que en defensa también ofrecía un buen desempeño e impedía a los jugadores madridistas cualquier opción de tiro sencillo. El rumbo del partido había virado y ahora soplaba el viento a favor para los hombres de Jasikevicius.
El Real Madrid suficiente tenía con subsistir gracias a las acciones individuales, pero necesitaba más que talento para salir de una dinámica incómoda. Era consciente que debía apretar los dientes en defensa, un recurso que provocó varias pérdidas al Barça. Los de Laso habían conseguido que no aparecieran males mayores; ahora les tocaba dar un paso adelante en ataque. Se entregaron al talento de Abalde (13 puntos, 2 rebotes, 15 de valoración), que parece todo un veterano en el equipo blanco. No le costó nada tomar la responsabilidad el juego ofensivo y lo hizo con mucho acierto. Entre sus muchas virtudes, está un carácter ambicioso muy necesario para consolidarse en uno de los grandes de Europa. Una canasta contra tabla de Thompkins sobre la bocina volvía a adelantar al Madrid al final del tercer cuarto. Pese a lo que había llovido, salía bien parado, pero el Barça no tardó en recuperar el mando tras un fulgurante comienzo del último periodo. Mirotic (22 puntos, 7 rebotes, 28 de valoración) castigó con todo rigor los espacios que le dejaba Thompkins, siempre laxo en tareas defensivas. Laso paró el partido tras el 0-7 de inicio, no podía arriesgarse a una escapada rival que fuera irremediable (50-56, min 31). Además del tiempo muerto, tomó decisiones de inmediato. Devolvió a pista a Deck para encargarse de la defensa de Mirotic, que volvió a sufrir ante el agobiante marcaje de un defensor fuerte y de movimientos rápidos. Siempre lo tuvo colgado de la chepa. En ataque, todo quedó en manos de Campazzo (21 puntos, 4 rebotes, 19 de valoración), que no había descansado un solo instante en la segunda mitad. Todo el juego pasó por el base argentino, que tomó un protagonismo absoluto. Se las arregló para forzar personales cada vez que penetraba hacia el aro y metió una velocidad más en el juego de su equipo.
Un triple de Llull en contraataque devolvió el parcial y ahora fue Jasikevicius quien solicitaba tiempo muerto. No sirvió de mucho, su equipo estaba completamente atascado y superado por la defensa del Real Madrid. Laso había juntado en pista a Campazzo, Rudy y Deck, un trío de bestias defensivas que no permitían un respiro a los jugadores azulgranas. Los tiros libres ampliaban el parcial a 13-2, pero el Madrid perdonó cuando tenía la situación controlada. Los tiros libres desperdiciados y alguna mala decisión dejaron un hueco para que el Barça volviera a igualar el marcador. Lo consiguió Heurtel, que empezó a aparecer una vez eliminado Calathes. No maquilló una actuación pobre, pero consiguió que el partido se encaminara a un final frenético. El Barça tuvo dos oportunidades de ponerse por delante, pero Davies (12 puntos, 8 rebotes, 18 de valoración) y Mirotic se unieron al carrusel de tiros libres errados. Cualquiera de los dos se podía acordar de un detalle tan determinante al final del partido aunque el Madrid no reparó en ello cuando Campazzo deleitó de nuevo con un tiro inverosímil, más propio de un malabarista. Otra genialidad que ponía el 69-67 a 27 segundos del final. La presión regresaba al Barça. Hanga vio espacio para entrar hacia canasta y se lanzó hacia el aro, pero Rudy estaba listo para interponerse en su camino. No sólo tocó el balón, sino que consiguió que golpeara en el muslo del alero húngaro antes de salir por la línea de fondo. Una acción muy celebrada por sus compañeros y que suponía medio partido. Sin embargo, Campazzo volvió a fallar otro tiro libre y al Barça le quedaría una oportunidad más. El Madrid optó por defender y no cometer falta. Hanga se paró en la línea de tres para buscar el triple salvador, pero el balón fue rechazado por el aro. Jugó a ser héroe, pero no le salieron las cosas. Ahora nada podía impedir el triunfo del Real Madrid. Un nuevo título para acabar con las dudas y el pesimismo, al menos mientras Campazzo siga vistiendo su camiseta.
Y DIGO YO…:
- Campazzo, MVP de la Supercopa. En los últimos cuatro títulos del Real Madrid, fue nombrado el mejor jugador del torneo. Sin duda, uno base con un efecto desequilibrante y devastador en el baloncesto europeo, preparado para dar el salto a la NBA. Visto su rendimiento e influencia en su juego, al Real Madrid le espera un duro trabajo para superar su marcha porque no se ve un jugador de su nivel disponible.
- Calathes lleva años viviendo una pesadilla cuando en la pista se encuentra con Campazzo. En su larga etapa en Panathinaikos, cada partido contra el Real Madrid se convertía en un recital del base argentino y victoria del equipo blanco. En esta final, acabó superado y eliminado por personales, tres de ellas forzadas por Campazzo en el último cuarto. Debe de estar deseando que ponga rumbo a la NBA cuanto antes.
- En el Real Madrid están pendientes de posibles refuerzos con la temporada iniciada, pero puede que los cambios no sólo afecten a incorporaciones. Además del caso que afecta a Campazzo, hay jugadores que han pasado a ocupar un rol residual en la plantilla. Laprovittola siempre está presente en la rampa de salida, sin la confianza de aficionados y de su propio entrenador. Causeur, por su parte, no ha sido convocado en ninguno de los dos partidos de la Supercopa. Cuesta creer que un jugador de su talla aguante toda la temporada esperando a lesiones o descansos de otros jugadores para disputar unos minutos.
- El martes hará justo un año de un aniversario muy especial. El 15 de septiembre de 2019, la selección española lograba su segundo Mundobasket. Una efeméride oculta por la terrible situación actual que se afronta, pero que recuerda el excelente nivel medio del baloncesto nacional, cuyos triunfos no acabaron con el final de la generación dorada. Un año desde el último gran éxito, a la espera de lo que puede deparar el año que viene la cita olímpica, si se llega a disputar.
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