Uno de los mayores atractivos de esta edición de la Supercopa ACB es el regreso de Nikola Mirotic al Palacio de los Deportes con la camiseta del Barça. No es un secreto que su fichaje por el eterno rival sentó muy mal entre el madridismo y se esperaba un recibimiento nada amigable en su regreso. La hostilidad superó todas las expectativas. No sólo hubo pitos y una sonora bronca en la presentación, los tiros libres u ocasiones puntuales. Cada vez que tocó el balón recibió un concierto de pito y una salva de improperios de la afición madridista, en clara mayoría en el Palacio de los Deportes. Y ni siquiera jugaba contra el Real Madrid. Un hecho inédito en el baloncesto español. En el pasado ya hubo recibimientos muy calientes, como los de Herreros o Felipe Reyes cuando cambiaron el Estudiantes por el Real Madrid, pero el retorno de Mirotic rebasó todo lo conocido. Se puede ir acostumbrando a la alta hostilidad procedente de su antigua afición. En la final del domingo probablemente la bronca alcance un dimensión aún mayor en el primer Clásico de la temporada.
Barça 71 – Valencia Basket 65: Se esperaba con curiosidad la vuelta de Mirotic al baloncesto español, ahora con la camiseta del Barça. La animadversión de la afición madridista alcanzó cotas elevadas. Bronca, pitos, insultos de todo tipo. Entre la amplia gama de improperios parece que gana el de rata entre la hinchada del Real Madrid. Una retahíla que se repetía en cada balón que llegaba a Mirotic. Y sin que el Madrid estuviera en la cancha. Por lo demás el primer cuarto era propio de un bodrio veraniego. El Barça disfrutaba de una ligera ventaja en unos minutos sin ritmo y con poco acierto. Valencia Basket aún afinaba la puntería, sus triples se quedaban cortos. Despertó desde la defensa. Tres robos consecutivos le permitieron adelantarse al inicio del segundo cuarto. El equipo valenciano encontró un referente en Tobey, que disputó unos buenos minutos en pleno despertar de su equipo. Jaume Ponsarnau le sentó cuando mejor estaba. Misterios de los entrenadores. El Barça no estaba nada inspirado. Sin puntería, incluso con el regreso de Higgins y Mirotic. Los errores de la perla de Montenegro eran coreados por los numerosos seguidores madridistas presentes, que empezaban a afilar el sarcasmo hacia él. Valencia Basket le endosaba un parcial de 2-11 (19-26, min 15) pero fue él mismo quien le dio aire al equipo azulgrana. Dubljevic no daba una. Se fue sin anotar. Cada acción de Sastre acababa en un error. Algún aficionado valenciano acabó desesperado. Valencia Basket llegaba al descanso por delante (29-32, min 20) pero la mala noticia era que sería muy difícil que el Barça jugara peor que en la primera mitad.
A los hombres de Pesic les allanó el camino la mala puesta en escena de Valencia Basket en el tercer cuarto. Malos ataques y demasiadas pérdidas de balón. Regaló cinco en menos de cuatro minutos. En muchas de las pérdidas de balón estuvo Loyd por medio. Además el Barça podía repartir cera sin miramientos y el conjunto taronja comenzó a desesperarse con tal permisividad. Ofensivamente se aclaraba el panorama a los azulgranas. Despertó Mirotic, autor de ocho de los primeros diez puntos del Barça en el tercer cuarto. Parecía superada la impresión del ambiente hostil. Claver colaboró con trabajo y acierto en la línea de tres. El 11-0 de salida amenazaba con desequilibrar a Valencia Basket (40-32, min 24) pero el salvavidas apareció en su arma ofensiva predilecta en las últimas dos temporadas: el triple. Marinkovic surgió como revulsivo. Su acierto en la línea de tres se contagió de inmediato. Cuatro triples seguidos que animaron aún más un ambiente inflamado tras la técnica pitada a Vives. Si ya las pía el base por costumbre el desequilibrio en las personales le sacaron de sus casillas. Protesta generalizada desde la grada. Ni que el partido se disputara en la Fonteta. Valencia Basket se movió mejor en un ambiente tan bronco. Una bandeja a aro pasado de Mottum igualó el marcador al final del tercer cuarto. La sucesión de triples tuvo continuidad cuando comenzó el último cuarto. Marinkovic (17 puntos) era un tormento para la defensa culé. Su quinto triple hacía pensar en que la sorpresa podía hacerse realidad (54-58, min 33) pero dos pérdidas de balón frenaron la escapada. El Barça no disfrutaba de continuidad y buen juego pero supo reaccionar en los últimos minutos. Kuric destacó en el esfuerzo defensivo, una labor que no suele corresponderle. Pangos aportó un par de buenas jugadas cuando más necesario era. A Valencia Basket ya no le entraban los triples y el partido se le escapa de las manos. El parcial de 12-2 colocó a los de Ponsarnau en la cuerda floja (66-60, min 37). Loyd buscó resolver por su cuenta. Cometió demasiados errores. Un triple de Higgins (15 puntos, 3 asistencias) a 41 segundos del final cerró el triunfo aunque aún quedó tiempo para que Vives recibiera su segunda técnica. Ni él ni sus compañeros acabaron contentos con el arbitraje. El Barça se planta en la final aunque le resta mucho por ajustar entre sus rutilantes fichajes.
Real Madrid 116 – Fuenlabrada 61: Desde el comienzo estaba claro que la segunda semifinal tendría poca historia. Rowland se jugó todo en los primeros minutos. No parecía una buena apuesta contra un rival que atacaba con paciencia y cuyos mecanismos funcionaban a la perfección. El acierto en el tiro exterior empezaba a marcar diferencias (13-5, min 4). Eyenga trataba de poner vigor al juego de Fuenlabrada pero a su equipo le faltaba consistencia. La eficacia defensiva del Madrid acogotó de tal manera a su rival que éste ni se atrevía a mirar el aro. En la zona salieron a relucir todas las carencia del juego interior de Fuenlabrada. Tavares imponía el terror en ambas zonas. Nada nuevo bajo el sol. Mickey no tardó en demostrar que tiene muelles para espantar rivales. A Randolph le acompañaba la inspiración, castigando desde el perímetro. Con los cambios entraban los héroes del Mundial, aclamados a su salida a pista. Cualquiera diría que acaban de regresar. Rudy salió completamente enchufado. El Madrid defendía y arrolló a Fuenlabrada corriendo a la menor ocasión. La diferencia creció a una velocidad de vértigo para asombro de todos. Fuenlabrada apenas llevaba trece puntos en los primeros catorce minutos. Le había atropellado un tren, así de claro . Tal fue el impacto que bajó los brazos de inmediato. Renunció a defender y dejó que su rival le destrozara a su antojo (45-15, min 15). No había partido, esa era la realidad. Ambos equipos estaban en dos galaxias diferentes y muy lejanas entre sí.
Tampoco tenía intención de aflojar el equipo blanco. Pese a que la diferencia superaba los treinta puntos al descanso el Real Madrid no ofrecería cuartel. Había dejado a su rival hecho cenizas pero continuó castigando desde fuera en el tercer cuarto. Eyenga era el único jugador de Fuenlabrada que le ponía casta. Un islote, un hecho aislado en el festival madridista. Recital de Campazzo (12 puntos, 9 asistencias, 6 rebotes, 26 de asistencias) que se gustaba dedicando pases de fantasía. El tiro exterior del Real Madrid se había convertido en un arma de destrucción masiva. No fallaba un triple. A Carroll (18 puntos) le entraba todo. Y atrás Tavares (8 puntos, 10 rebotes, 7 tapones, 27 de valoración) continuaba amargando la existencia a todo el que pasaba por la zona. Cada visitante era agasajado con un gorro de artesanía del gigante de Cabo Verde. Fuenlabrada pasaba por una terrible penitencia. Y lo peor es que el final estaba aún lejano (80-36, min 28). Laso puso en pista a Felipe Reyes, que se llevó otra enorme ovación de sus aficionados. Volvió a sacar mucho provecho de sus minutos. También lo hicieron otros compañeros. Mickey (13 puntos, 7 rebotes, 18 de valoración) se lució en su presentación en sociedad. Llull puso el toque de distinción con una canasta ¡¡de espaldas!!. Salía absolutamente todo. Y Fuenlabrada que no encontraba el final al sufrimiento (110-48, min 36). El regalo que suponía la invitación al torneo se convirtió en el peor veneno. Sólo respiró con la bocina final tras recibir una histórica paliza de un rival dispuesto a mantener su hegemonía le pese a quien le pese.
PREVIA DE LA FINAL:
Tras el concurso de triples, último vestigio del antiguo All-Star, se disputará el primer Clásico de la temporada. La Supercopa es, en la práctica, un torneo de verano revestido con carácter de oficialidad así que es complicado realizar un análisis fiable y sacar conclusiones. Sólo podemos interpretar las sensaciones que dejaron las semifinales. Hay algunas señales inequívocas. El Barça es un conjunto repleto de figuras estelares pero aún por construir mientras el Real Madrid es un equipo hecho y que funciona con una precisión asombrosa. Ahí la diferencia está clara. El Barça tuvo constantes altibajos contra Valencia Basket y, en cambio, el Madrid fue un rodillo ante Fuenlabrada. Evidentemente el nivel de los rivales no fue el mismo pero las sensaciones son inequívocas. En unos minutos de bajón el Madrid puede destrozar a cualquiera. Ahora bien, veremos hasta qué nivel físico puede llegar el partido. El Madrid es capaz de mantenerlo en defensa muchos minutos. El Barça se las apañó en semifinales repartiendo estopa a discreción en la segunda mitad. El listón de los colegiados tendrá mucho que decir. Al igual que las energías de los que regresaron del Mundial. Algunos, como Campazzo, Rudy o Claver, volvieron como motos. Y, por supuesto, queda saber cómo se adaptará Mirotic al terrible ambiente que le espera. Si la bronca ya fue sonora en semifinales, para este partido el precedente puede quedar sobrepasado con creces. Un primer Clásico con sabor veraniego pero con mayor ambiente y expectación que en anteriores Supercopas.
Y DIGO YO…:
- Faltas personales: Barça 14 – Valencia Basket 21. Tiros libres lanzados: Barça 15 – Valencia Basket 2. Asombran los datos con la cera que se repartió en la segunda mitad con la condescendencia arbitral. Por ahí viene el cabreo en Valencia Basket con el trío arbitral.
- También debería molestar por Valencia que su principal figura, Dubljevic, se fuera sin anotar un punto y firmando un partido nefasto. También se puede extender a Sastre, lánguido desde la lesión sufrida el año pasado. Lo increíble es que Ponsarnau puso en pista al pivot montenegrino cuando mejor jugaba Tobey. Nunca entenderé la rigidez de los entrenadores con el reparto de minutos. Lo sensato parece apostar por quién mejor está jugando aunque implique darle muchos más minutos ese día.
- Real Madrid, 19/26 en triples, un 73%. No recuerdo un dato similar en el baloncesto europeo. Ya recalqué en otras ocasiones que cada vez es más frecuente ver equipos por encima del 60% en triples pero esto es rizar el rizo. Evidentemente es imposible ganar a un equipo con este porcentaje. Aún es un arma incontestable.
- Los 55 puntos de ventaja que le endosó el Real Madrid al Fuenlabrada es el record de diferencia en un partido de Supercopa. Ya sé que la Comunidad de Madrid puso como condición para ceder el Palacio de los Deportes que debía ser invitado un equipo de la comunidad aunque ya hubiera uno clasificado pero el ínfimo nivel ofrecido por Fuenlabrada ni hace bien a la competición ni al propio club. El regalo se convirtió en castigo.
- Varias caras conocidas se dejaron ver por el Palacio de los Deportes. Luka Doncic aprovechó sus vacaciones para darse una vuelta por Madrid y recibir un baño de masas de los aficionados madridistas. También aparecieron Marko Popovic y Louis Bullock, participantes de un concurso de triples con aroma a nostalgia. Nombres propios para añadir mayor atractivo a la fiesta de presentación de la temporada. Nunca viene mal para no reducir la Supercopa a otro torneo de pretemporada más.
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