Playoffs NBA 2019: Primera ronda en el Este. Capítulo II

Brook López

Fuente: uproxx.com

En Detroit esperaban una mejor cara de su equipo, el regreso de Blake Griffin alimentaba su ansia por una primera victoria en la serie. Pese al regreso del pivot, Dwane Casey seguía optando por abrir los espacios con Luke Kennard y el escolta lo agradecía con puntos. La iniciativa era local y Giannis Antetokounmpo comenzaba a sufrir ante una defensa que le buscaba el balón. Los Bucks solucionaban la papeleta recurriendo a Eric Bledsoe en ataque y anclándose a la defensa de Brook López frente a Andre Drummond. Comenzaban a calentarse las muñecas, sobre todo las de Wayne Ellington y Ersan Ilyasova, y Blake Griffin buscaba la canasta. La entrada de los suplentes ponía por delante a Milwaukee, Drummond se encaraba con Sterling Brown y el acierto exterior local decaía. La otra opción de los Pistons era chocar contra la defensa, nada funcionaba, hasta concedían segundas opciones bajo su aro. Con Brook López dominando las zonas, y sin ninguna aportación ofensiva de su estrella, los Bucks cerraban el cuarto con ocho gonfiabili per bambini puntos de ventaja; tras completar un parcial de trece a dos en los cuatro minutos finales. Para elsiguiente acto ambas estrellas salían con los reservas y se notaba. Con Griffin dominando la zona ofensiva, había espacio para los tiradores locales y en pocos minutos el partido estaba igualado. Sin embargo, fue sentarse la estrella local, y entrar los titulares visitantes, y el partido cambiaba totalmente. López volvía a sembrar el terror en defensa y los triples atravesaban la red local con facilidad. El parcial, de ocho a cero, obligaba a Dwane Casey a pedir un momento con su equipo. No servía de nada Drummond estaba acogotado a nivel ofensivo, parecía haber tropezado con Mutombo. Tenía que regresar Griffin para dar un poco de luz a un ataque apagado, el problema era que el ataque visitante se encontraba cómodo y con confianza. Los trece puntos de ventaja parecían pocos, para la superioridad mostrada sobre la cancha. Y el parón para descansar no cambiaba la tónica del partido. Por encima Detroit tenía que sentar a Drummond por sus cuatro faltas personales y la diferencia apuntaba a llegar a las dos decenas próximamente. Griffin intentaba impedirlo, pero necesitaba un descanso y, con los suplentes en pista, se confirmaba lo esperado. Sin acierto exterior, y con demasiada precipitación, las pocas esperanzas de los aficionados del Little Caesars Arena de ver vencer a su equipo pasaban por un cuarto milagroso que permitiese una remontada improbable (sobre todo tras la quinta falta personal de Drummond). Casey realizaba un último intento con su pareja interior titular en pista, pero los Bucks controlaban la situación poniendo a López enfrente. Griffin se resentía de sus problemas de rodilla y el partido se apagaba. En Wisconsin se celebraba el tres a cero en la serie.  Invitado inesperado: George Hill, Ersan Ilyasova (Bucks)

La última derrota dejaba una única oportunidad de vida a Detroit, por eso no sorprendía ver a Blake Griffin sobre la pista. Lo que llamaba más la atención era ver sentado a Luke Kennard en el banquillo. Bruce Brown ocupaba su lugar porque la defensa debía marcar el ritmo del equipo y , en un principio, la agresividad local, y un Wayne Ellington enchufado, daba una ligera ventaja a los de casa. Mike Buldenhozer paraba el partido, el parcial era de once a cero en dos minutos y, pese a que Griffin se mostraba dolorido, los Bucks no conseguían reducir la diferencia. Andre Drummond se mostraba muy activo pero, entre Giannis Antetokounmpo y la intensidad de los suplentes, conseguían dejar la ventaja local en un suspiro. Era un parcial abierto que la estrella visitante, con cinco puntos consecutivos cerraba. El once a cero, en tres minutos, ponía por delante a Milwaukee; intimidando constantemente. Sin embargo, eran sus propios errores los que metían de nuevo a los Pistons en el partido. Desde el banquillo calmaban la situación y metían a los suplentes, pero Detroit mantenía una ventaja desahogada con el acierto de sus exteriores desde la media distancia. Buldenhozer comenzaba a enfadarse y le comía la oreja a los árbitros. La estrella visitante reaparecía fresco y se convertía en la solución de los de Wisconsin. A pesar de la tercera falta personal de Griffin, los Bucks tenían que remontar seis puntos en la segunda parte. Y, con el buen rendimiento de sus interiores, especialmente el de su estrella, no parecía ser complicado. Claro que nadie contaba con la irresponsabilidad de Griffin para hacer su cuarta falta de forma tonta y muy clara. Dwane Casey quería ordenar al equipo, pero mantenía a su líder sobre la pista. No pasaba lo mismo con Drummond, cuando cometía el mismo fallo, ni con Brown al realizar su quinta falta. Ante esas ausencias, el equipo se deshilachaba defensivamente y Milwauke no desaprovechaba los pasillos para anotar ante un Griffin impotente. El empate llegaba y, pese a que Griffin aguantaba a los Pistons, Antetokounmpo no frenaba. Salían los suplentes locales dormidos en un partido en plena ebullición y encajaban un diez a cero en minuto y medio. Ish Smith no acertaba y cogía miedo, transmitiéndoselo a sus compañeros. Mientras la estrella visitante descansaba, Nikola Mirotic y Eric Bledsoe cerraban un parcial de diecisiete a tres en los cinco minutos finales del tercer cuarto. Nuevamente, la sangría continuaba tras el paso por los banquillos. Los interiores ya no acertaban en el inicio del cuarto. El parcial era de más de veinte puntos de diferencia. Griffin y Drummond lo intentaban recuperar y se ponían a diez puntos, pero surgía la intmidación de Brook López y Bledsoe y antetokounmpo no perdonaban. La sexta personal de Griffin cerraba el partido, y la eliminatoria, tras un parcial de treinta y siete a ocho. Invitado inesperado: George Hill, Nikola Mirotic (Bucks)

Eliminatoria cerrada: Bucks ganan cuatro a cero

Nick Nurse

Fuente: sportsnet.ca

El retorno de Orlando a los playoffs era algo que nadie en la ciudad se quería perder, sobre todo con el empate en la eliminatoria. El ambiente era fantástico y el We will rock you resonaba antes del salto inicial que ganaban los Raptors. Para no decepcionar a la afición los canadienses salían calientes desde el inicio, sobre todo Kyle Lowry, que recibía un codazo de Evan Fournier. Entre Marc Gasol y Pascal Siakam marcaban un parcial de diez a cero en dos minutos y sólo la aparición de Jonathan Isaac en ambas zonas cortaba la racha. El alero era lo único que funcionaba en los Magic, sobre todo defensivamente parando a Kawhi Leonard, porque en ataque todo seguía bastante oscuro. Así las cosas, eran casi tres minutos sin ver otra cosa que un triple local y no venía mal aclarar las ideas. La salida de los banquillos dejaba ver otra versión ofensiva menos ofuscada y la segunda falta personal de Aaron Gordon acababa por facilitar la labor de la estrella visitante; con la diferencia superando la decena de puntos, Steve Clifford solicitaba una charla con sus jugadores. Un tiempo bien aprovechado porque, con la colaboración de los suplentes visitantes (muy fríos al principio), los Magic reducían la desventaja a la mitad al finalizar el primer cuarto. Con el paso por los banquillos los que se quedaban congelados eran los de casa, pero no tardaban en despertar; desde la defensa, y con Terrence Ross y Gordon de ejecutores, el marcador se apretaba. Gasol reaparecía sobre la pista, su objetivo era aliviar el ataque con buenos bloqueos y dar solidez a la defensa canadiense. Kyle Lowry, buscando sacar una falta, se metía en un lío porque se la pitaban en contra, acumulaba tres y se tenía que retirar al banquillo. Pese a la baja del base, a que Leonard sumaba más errores que aciertos y a un triple de Ross al límite del tiempo; Toronto llegaba al descanso por delante, gracias a su buena defensa y a la superioridad ofensiva de sus interiores. No sorprendía pues, el dominio canadiense tras el paso por los vestuarios. Sin embargo, con apenas dos minutos disputados, y en cuatro segundos, el rumbo del partido iba a cambiar. Dos faltas personales consecutivas de Marc Gasol, bastante tontas, le mandaban al banquillo con cuatro y Nikola Vucevic se hacía con el partido. Tres minutos más tarde, había realizado nueve puntos consecutivos para Orlando y dejaba la ventaja visitante en nada. Nick Nurse paraba el partido, pero el pivot montenegrino seguía en racha con cinco puntos más. Sin embargo el ataque canadiense si funcionaba y, como nadie acertaba por los Magic durante cuatro minutos, los Raptors se aprovechaban con su mejor versión de equipo y la facilidad para encontrarse de Pascal Siakam y Danny Green. El parcial era de dieciséis a cero y dejaba a Orlando con la incómoda tarea de remontar once puntos en doce minutos. Tal vez por eso los nervios estaban disparados en el Amway Center, la defensa canadiense no permitía tiros fáciles y, pese a que defensivamente los Magic aguantaban, la diferencia crecía. A mitad de cuarto, cuando se recomponían los quintetos titulares, parecía que Toronto tenía el partido resuelto. Nada más lejos de la realidad, los locales soltaban las muñecas (especialemten Ross) y el cuadro visitante ya no estaba tan acertado. La ventaja bajaba de la decena de puntos y Nurse quería hablar con sus jugadores. Leonard intentaba ser el salvador de su equipo, pero se daba cuenta de que no podía hacerlo en individual y encontraba a los compañeros abiertos. Los Raptors llegaban al minuto final con seis puntos de ventaja y la posesión. Leonard encontraba a Green en la esquina, totalmente solo. El escolta erraba y Ross no perdonaba en la posesión siguiente, triple tras bloqueo para poner el partido a tres puntos. Leonard se jugaba un tiro con paso atrás que no venía a cuento pero, cuando nadie lo esperaba, Lowry entraba con más decisión que nadie para llevarse el rebote y entregárselo a su líder. La falta era inmediata, restaban  trece segundos para el final y la estrella no fallaba. Viendo el partido complicado Clifford diseñaba una jugada para el triple de Ross, no entraba y, pese a un nuevo intento errado por Fournier, Toronto tomaba la delantera en la serie, dos a uno. Invitado inesperado: Serge Ibaka, Norman Powell (Raptors)

El cuarto partido se convertía en un todo o nada para Orlando y se veía normal la agresividad local en el arranque. Provocando balones perdidos, y con un ataque veloz y  acertado, aparecían las primeras ventajas para los de Florida. Nick Nurse tenía buenas sensaciones con su equipo y dejaba transcurrir los minutos. Poco a poco los canadienses entraban en el partido, comenzaban a robar balones, bien aprovechados por Kawhi Leonard, y el ataque se mostraba cada vez más suelto. Cada ataque era un sufrimiento para los Magic, obligados a jugar muchos segundos para seguir el ritmo visitante. Pese a que la entrada de los suplentes mejoraba la defensa, y pese a que la diferencia era mínima tras los doce minutos de apertura, las sensaciones no eran nada buenas para Orlando. La tortura en ataque seguía para ambos equipos pero, con el paso de los minutos y la entrada de los titulares, quedaba claro que los canadienses tenían más recursos. La diferencia crecía lenta pero inexorablemente, con un parcial de quince a tres en los cinco minutos finales del cuarto. Entre Pascal Siakam y Leonard conseguían poner a los Raptors con dieciséis puntos de ventaja de cara a la segunda mitad. El tercer cuarto nacía con el mismo guión de la primera parte, las defensas se imponían. La desventaja local era de casi veinte puntos, cuando un par de buenas jugadas defensivas les permitian correr. El técnico visitante quería hablar con sus jugadores, porque habían recibido cinco puntos en treinta segundos. En estático volvía el sufrimiento a los Magic y los canadienses ataban su juego ofensivo al acierto de su estrella que, haciendo ocho puntos en tres minutos, contenía la reacción local. Llegaba el turno de los banquillo, el partido se volvía un poco loco y nadie sacaba partido de ello. Tras un triple de Terrence Ross sobre el tiempo, Toronto tenía una docena de puntos para administrar durante el cuarto final. No sorprendía, pues, la calma de los visitantes en sus primeras acciones del acto final. El equipo canadiense se mostraba sólido, la diferencia crecía y Steve Clifford buscaba una reacción con un tiempo muerto. Tan contento estaba Nurse con sus suplentes, que los mantenía sobre la cancha. Su constante intensidad, y acierto, dejaba a Orlando sin anotación durante cuatro minutos. La diferencia alcanzaba las dos decenas y faltando tres minutos se rendía el partido por parte local. El viaje de regreso a Canadá sería duro con el tres a uno en la serie. Invitado inesperado: Serge Ibaka, Norman Powell (Raptors)

Tobias Harris

Fuente: fastphillysports.com

Pese al repaso recibido en el segundo partido de la serie, todo Brooklyn estaba apoyando a su equipo en el Baclays center. Esperaban mucho de su equipo tras su victoria en el primer partido y, sobre todo, tras conocer que Joel Embiid sería baja en los Sixers por sus problemas de rodilla; entre otras cosas porque su sustituto sería Greg Monroe. No era sorprendente ver como, tras dos minutos de juego y con una ligera ventaja de los Nets, la agresividad del juego local obligaba a Brett Brown a parar el partido. Jarret Allen hacía daño en el rebote y el ataque no encontraba tiros claros. Tras el tiempo muerto la defensa visitante se compactaba mucho más y Ben Simmons tomaba los mandos del ataque buscando más el aro. Con el marcador igualado emergía del banquillo la incomparable presencia de Boban Marjanovic. La presencia del pivot sí suponía un obstáculo para el ataque local y su intimidación permitía un parcial de quince a dos, además de llenar de dudas las cabezas de los jugadores de Brooklyn. Por si fuera poco, el descanso del pivot serbio dejaba paso a la mejor versión de Monroe en su regreso a pista y Philadelphia se plantaba en el segundo cuarto con ocho puntos de ventaja. Tan extraña era la situación que no podía durar, la pequeña interrupción dejaba al pivot visitante sin su momento de inspiración. Con su versión más habitual, ni el ataque encontraba puntos, ni su defensa permitía evitar los de Caris LeVert tras bloqueo. El tiempo muerto de Brett Brown no tardaba dos minutos. Sin embargo, al no realizar cambios el escolta local empataba el partido en otros dos minutos, tras anotar catorce puntos consecutivamente. Tan alto nivel no podía durar y, con el retorno de Marjanovic a la cancha, era D´Angelo Russell quien tomaba el relevo anotador durante unos instantes. Ese acierto tenía enfrente a un Tobias Harris desatado (con once puntos en tres minutos) y, como la estrella local dejaba de anotar, un parcial de ocho a cero ponía a los Sixers con diez puntos de ventaja. El partido se complicaba para los Nets, Spencer Dinwiddie se llevaba una técnica por pedir una falta y tenía que salir del banquillo LeVert para, con un minuto revolucionario, dejar la desventaja en seis puntos al descanso. Si la primera parte había terminado con mucha agitación, la segunda nacía con el mismo descaro en ambos ataques. Bajo esa premisa, los de Pennsylvania sacaban mayor rendimiento de la situación, gracias a cuatro triples consecutivos entre Tobias Harris y JJ Reddick. El parcial, de doce a dos, era sorprendentemente frenado por el técnico visitante. Afortunadamente para Philadelphia, Atkinson no encontraba la forma de frenar, ni a Reddick tras los bloqueos, ni a Marjanovic bajo los aros; lógico que el técnico local buscase cambiar el ritmo con una técnica. La ventaja visitante crecía hasta los dieciocho puntos, pese a que Rondae Hollis-Jefferson ponía todo su empeño en impedirlo y tenía que ser el cansancio del escolta, y un minuto de la mejor versión de Dinwiddie (no la peor, mostrada durante los minutos anteriores), lo que permitiese a Brooklyn encontrarse prácticamente igual que al inicio de este periodo. El nueve a cero para finalizar el cuarto tenía bastante contento a Atkinson, pero veía con claridad que necesitaban defender mejor si querían ganar el partido. Y durante un par de minutos lo conseguía, pero Dinwiddie volvía a tomar las peores decisiones posibles, ya fuese por exceso de dudas o por no pensar nada, y la diferencia permanecía inmutable. El cambio se veía necesario; Russell daba más alegría al ataque local encarando a Monroe, pero la defensa flaqueaba. Brett Brown lo tenía claro, para no tener problemas ponía en la pista a Marjanovic. Pese a ello Russell sumaba un par de aciertos más, Mike Scott entraba por Marjanovic y la racha del base local se frenaba en once puntos seguidos. Uan vez desaparecido ese acierto, los Nets entraban en una espiral que les llevaba al desastre; en ataque hacían tres puntos en tres minutos y en defensa se veían desbordados constantemente por Simmons. Así las cosas, los Sixers se ponían por delante en la eliminatoria. Invitado inesperado: Boban Marjanovic (Sixers)

Si el tercer partido de la serie no había sido demasiado competido, sin Joel Embiid, para el cuarto no se esperaba un panorama distinto, puesto que los Sixers podían contar con su estrella. En el cuadro local Kenny Atkinson recuperaba a Jared Dudley, tras su lesión, y lo ponía en el quinteto inicial por el inoperante Rodion Kurucs. Y el partido se mostraba desde su inicio como un partido incómodo para las defensas, tres minutos jugados sin casi interrupciones dejaban claro que iban a sufrir. Triples, bandejas y mates, todo valía. No extrañaba que Ben Simmons se jugase un aclarado contra Dudley, lo perdía y Brett Brown pedía un parón; mientras los dos jugadores se intercambiaban los teléfonos. El ataque visitante se hacía más calmado, pero la defensa se veía desbordada por la agresividad constante de Brooklyn. Ya que Philadelphia no se cerraba bajo su aro, y sus suplentes eran más sencillos de controlar que los titulares, los Nets tenían casi diez puntos de ventaja al finalizar el cuarto de apertura. Con el paso por los banquillos, comenzaban a aparecer las ayudas en la defensa de los Sixers. El recorte era rápido, pero aparecía Spencer Dinwiddie para intentar mantener el mando. Pese a ello Atkinson necesitaba parar el partido y recomponer el ataque. Las diferencias no existían y Brown cometía el error de quitar a sus pivots. Eso habría los espacios para llegar bajo canasta y, cuando intentaban taparlos, aparecía Dudley para hacer daño con dos triples; su protagonismo crecía en la cancha y el Barclays Center se levantaba de sus asientos, Brooklyn se iba al descanso con seis puntos de ventaja y salía al tercer cuarto encendido. Los Nets tenían orden de pegarse a su hombre y Dudley lo demostraba desesperando a Embiid. La defensa visitante tardaba en aparecer y la diferencia se acababa de bajar de las dos cifras cuando todo estalló. La estrella de Philadelphia realizaba una falta demasiado contundente, flagrante se pitaría tras la revisión, y Dudley llegaba para empujarle. Reaccionaba Jimmy Butler, desde el fondo de la escena, y se llevaba por delante al veterano alero local. El resultado era que, los últimos en llegar, tenían que irse a los vestuarios. La adrenalina estaba disparada, especialmente en Ben Simmons, pero la enfocaba casi toda positivamente. Los intentos de ls Sixers eran serios pero infructuosos, porque Dinwiddie estaba inspirado y se sacaba diez puntos consecutivos de su repertorio individual. Y, cuando el base ya no acertaba, era el turno de Caris LeVert para, con cinco puntos en el minuto final, dejar la misma diferencia que al inicio del cuarto para Brooklyn. Una distancia que el técnico visitante intentaba recortar poniendo sobre la pista a su quinteto titular, el ataque neoyorquino se ahogaba y era la constante intensidad de Rondae Hollis-Jefferson la que conseguía sacar alguna anotación en los minutos iniciales. Gracias a ello los titulares locales volvían a la pista con el equipo por delante. Una ventaja que desaparecía rápidamente porque, mientras Embiid buscaba el aro constantemente, los Nets se empeñaban en tirar triples sin acierto. Atkinson intentaba reconducir el juego ofensivo de su equipo, pero la defensa visitante ya no se mostraba tan permisiva. Faltando tres minutos, la estrella visitante lograba poner a los suyos en ventaja. Russell daba resuesta con un triple tras rebote ofensivo, faltaban noventa segundos y la posesión era visitante. Hasta en tres ocasiones erraba bajo el aro local, le imitaba Simmons en un cuarto intento tras un rebote que había salido por la banda, el base australiano recogía el balón tras su fallo y lo abría a JJ Reddick. El escolta acertaba con un triple que volvía a poner por delante a los de Pennsylvania. El técnico local diseñaba una jugada en la pizarra, pero Russell era incapaz de retener el balón en el saque de banda y la posesión era visitante. A los Sixers les entraban las dudas y perdían el balón por falta de atrevimiento para tirar. Joe Harris se marcaba una bandeja ante Embiid y dejaba a los suyos un punto por encima con menos de medio minuto por jugar. La jugada se diseñaba para ser finalizada por la estrella visitante bajo el aro, pero esa opción era cortada por la defensa y el pivot despejaba el balón hacia Mike Scott que acertaba con un triple desde la esquina. Russell se veía obligado a soltar el balón a Jarret Allen tras el bloqueo de este, el pivot sufría para coger el balón y ante tres adversarios cerrando el camino, acababa perdiendo el balón. Tobias Harris ponía el tres a uno en la eliminatoria con dos tiros libres. Invitado inesperado: Mike Scott, James Ennis III (Sixers)

Jaylen Brown

Fuente: starting5online.com

El baloncesto, en Indiana, es casi una religión. De modo que el Bankers Life Fieldhouse presentaba su mejor aspecto, engalanado con una marea de camisetas amarillas. Los Celtics, sin embargo, no se dejaban intimidar. La defensa se mostraba sólida y el ataque descarado, con mucho acierto en los tiros exteriores, y la iniciativa era visitante por siete puntos cuando Nate McMillan llamaba al orden. Daba igual, mientras Boston encontraba tiros cómodos con facilidad (especialmente Jaylen Brown), el equipo local sufría en cada ataque en estático. La técnica a Jayson Tatum por protestar una falta, que debía ser una anécdota, se convertía en un acicate a frenar inmediatamente por Brad Stevens. Los Pacers volvían a enfriarse y Terry Rozier se encargaba de mantener una cómoda renta, de trece puntos, para encarar el segundo cuarto. Los aficionados locales no estaban entusiasmados con lo visto hasta aquel momento y no tenían el ánimo muy levantado. Sin embargo los Celtics se encontraban con la buena defensa local, Brown perdía balones y lo único que evitaba el acercamiento de Indiana era su propio desacierto. Stevens quería poner orden en el ataque visitante, pero no lo lograba. La diferencia bajaba lentamente por la escasez de anotación local, donde Tyreke Evans era el líder que permitía igualar el marcador tras siete minutos de juego. Boston comenzaba a buscar acciones más individuales y, como Thaddeus Young respondía con acierto, se llegaba la descanso con una canasta de ventaja para los Pacers. Tras los dos partidos anteriores, y viendo los minutos previos al descanso, la afición local se temía lo peor. Bojan Bogdanovic intentaba aplacar esos temores abriendo la segunda mitad con un triple. No funcionaba, Indiana se mostraba sin acierto exterior y con muchas dudas, mientras que los Celtics encontraban en Brown un cierto alivio. La oscuridad de los ataques era tal que, en cinco minutos, el parcial era de seis a tres para los de Massachusetts. Visto que los de McMillan se empeñaban en fallar triples o chocar contra la defensa, a Boston no le quedaba más remedio que aprovecharlo con un parcial de trece a dos. De esta forma se plantaba en el cuarto final con siete puntos de ventaja. Un periodo que abría Evans con un triple y donde el parcial en cinco minutos, cuando Stevens frenaba el partido, era de once a seis para Indiana. Vista la situación, McMillan decidía confiar en sus suplentes. Los Celtics seguían mandando en el marcador con unas ventajas mínimas, porque el problema local llegaba en las posesiones importantes. En ese momento el equipo se venía abajo errando tiros impensables o perdiendo balones absurdamente. Y claro, según se acercaba el final cada posesión se volvía más importante, llegaba la precipitación y Boston iba encontrando siempre alguna anotación para complicar más el partido a los Pacers. El día de culto finalizaba con un tres a cero en la eliminatoria y mucho que rezar para levantarlo. Invitado inesperado: Marcus Morris (Celtics)

Tras observa en directo lafragilidad de su equipo, Indiana se preparaba para despedir con honores a los suyos. Y el arranque, encanjando un parcial de ocho a cero en noventa segundos, parecía darles la razón. Nate McMillan no esperaba más para frenar el partido, su equipo parecía superado desde el inicio y los Celtics se aprovechaban de ello. Tras la puesta a punto en el banquillo, el equipo local se mostraba más paciente en ataque y , sobre todo, mucho más agresivo en defensa; con un Myles Turner en su mejor versión intimidadora. Boston comenzaba a acumular balones perdidos y malos tiros, tras casi cuatro minutos sin anotar el partido volvía a comenzar. Darren Collison y Jayson Tatum dirigían los mayores aciertos, y los errores. Llegaba el turno de los jugadores de banquillo y el buen nivel de Cory Joseph y Domantas Sabonis encontraba la respuesta de un Gordon Hayward inspirado, ya que Kyrie Irving se había retirado tras un doloroso golpe. Con una canasta separando a ambos equipos en el marcador, arrancaba el segundo periodo. Un tiempo donde Al Horford y Terry Rozier querían domar a los Pacers, la bisoñez de Aaron Holiday y la precipitación de Tyreke Evans se lo permitían. El veterano escolta local cogía el ritmo y cuando volvían los titulares la ventaja visitante era mínima. Irving demostraba no estar  en perfectas condiciones, Turner se comía el aro con un mate que despertaba a la afición y Jaylen Brown decidía contestar al banquillo local tras una canasta;  con todos eso ingredientes la cómoda ventaja de los verdes, y su tranquilidad se iba a ver alterada. Los balones perdidos volvían a ser su cruz, Collison se encendía y mostraba su mejor versión, en los tres minutos finales del cuarto, para poner en ventaja a los suyos al descanso. El parcial, de diez a dos para cerrar el cuarto, daba confianza a Indiana y se juntaba con la mala actitud de salida en los Celtics. Con un minuto jugado Brad Stevens necesitaba despertar a los suyos. La subida de intensidad permitía a los de Massachusetts mantener la distancia, pese al buen juego coral de su oponente. McMillan le pedía un poco más a sus jugadores para romper el partido, aunque no lo conseguía y llegaba el turno de los suplentes con los Pacers al mando por cinco puntos. En los minutos siguientes se notaba más actividad en la defensa visitante y, con Horford de principal protagonista, Boston se colocaba por delante para afrontar el cuarto definitivo. La solución del técnico local tras las apreturas del final del tercer cuarto era recurrir a Evans. El escolta decidía todo el ataque de su equipo, pero apenas daba mantener la igualdad en el marcador porque los Celtics jugaban en conjunto. A base de coraje el escolta lograba poner a los Pacers por delante, pero una flagrante de Joseph a Tatum, para evitar un mate sencillo, desencadenaba la tormenta. La estadística de los dos partidos anteriores decía que,en los seis minutos finales, Indiana metía uno de cada cuatro tiros a canasta; no muy esperanzador para el público del Bankers Life Fieldhouse. Los locales no decepcionaban, hasta algún tiro libre se fallaba y, como McMillan no ponía a todos sus titulares, Boston tomaba una ligera ventaja. Volvían los titulares al quinteto local, pero el apagón, ante la buena defensa visitante, era de cuatro minutos sin anotar en juego. La diferencia alcanzaba los diez puntos, con un parcial de quince a tres, cuando Bogdanovic rompía la maldición. Era igual, Hayward y Tatum habían roto el partido y no les costaba mantener la diferencia hasta entrado el minuto final. Quedaba el maquillaje con cuatro triples de Evans y Collison; la temporada de Indiana se había terminado. Invitado inesperado: Gordon Hayward, Terry Rozier, Marcus Morris (Celtics)

Eliminatoria cerrada: Celtics ganan cuatro a cero

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