Francia aún celebra con todos los fastos su regreso al trono del fútbol mundial. Todavía está muy presente la imagen de Lloris levantando en el estadio Luzhniki el trofeo que entrega FIFA cada cuatro años para agasajar al campeón. Aunque el final del torneo está muy reciente es momento para el resumen y análisis de lo todo lo acontecido en Rusia durante un mes que centra toda la atención del mundo del fútbol. Lo que ocurrió y lo que está por venir en el futuro próximo puesto que cada Mundial suele marcar tendencia.
La normalidad y calma transcurrieron en todo momento en un Mundial bien organizado. La temida invasión de grupos violentos afortunadamente quedó enterrada en el olvido. Salvo algún incidente muy aislado no hubo siquiera conatos de aquellas trifulcas y batallas campales que asolaron la Eurocopa de Francia y han provocado indignación y pavor en el último año. Ni rastro de imágenes repulsivas llenas de violencia. Sólo fútbol en un campeonato que supuso el estreno del VAR a nivel internacional. La tecnología ha llegado para marcar un cambio sustancial en el trabajo arbitral. No se acabará definitivamente la polémica pero va a reducir considerablemente el ruido generado alrededor de los errores y ayudará a que se hable más de futbol puro y duro.
Fuente: depor.com
En esta edición hemos disfrutado de un Mundial más goleador, abierto y entretenido. Se alejó de la cicatería de anteriores campeonatos aunque guarda diferencias notables con los Mundiales de los años 80, tan idolatrados por los amantes del fútbol. El juego técnico elevado a la categoría de excelencia de entonces dista mucho del planteamiento eminentemente físico, basado en orden atrás, despliegue de músculo y esfuerzo en el centro del campo y velocidad endiablada entre líneas. Las grandes virtudes del nuevo campeón, Francia. Fuerza, velocidad y sacrificio por encima de todo. Los puntos clave del ideario de Deschamps que apartó de la convocatoria a cualquier jugador técnico o con criterio en la zona de creación. La apuesta ha resultado ganadora aunque no sea atractiva o espectacular. El triunfo de un equipo muy joven que apunta a una posible hegemonía y a marcar tendencia. Ya ocurrió hace veinte años. El primer título mundial de Francia trajo la predominancia del doble pivote y el equilibrio y una mayor importancia del físico. Entonces el toque de distinción lo ponía Zidane. Ahora no cuenta con ese jugador mágico que añada poesía a un esquema industrial. Malos tiempos para la lírica aunque la francesa no sea la única propuesta con éxito en el Mundial. Croacia sostuvo la bandera de la elaboración y juego técnico puesto al día. Bélgica optó por un modelo mixto. La enorme clase de Hazard y De Bruyne al servicio de un juego vertiginoso muy atractivo para el espectador.
Fuente: milenio.com
En Rusia se ha producido un vuelco completo en el escalafón. El naufragio de las grandes favoritas es indudable. Alemania, la gran candidata, se sumó a la maldición de los campeones y cayó a las primeras de cambio. Repitió los males de sus predecesores por no apostar a tiempo por la renovación. España y Argentina se despidieron en octavos de final tras dejar una imagen detestable. Brasil ofreció un rendimiento digno y solvente pero caer en cuartos de final siempre es un drama para la canarinha. El triunfo de Francia apunta a un cambio generacional en la élite. La consolidación de Bélgica y el regreso de Inglaterra, con otro bloque muy joven, a la primera línea refuerzan la idea de la llega de un nuevo orden al fútbol mundial. También se extiende al capítulo individual. Podemos estar ante el principio del fin del duopolio de Messi y Cristiano Ronaldo en el Olimpo del fútbol. Cristiano Ronaldo empezó fuerte en la primera fase pero se apagó en el cruce de octavos con Uruguay. Messi se consumió en la impotencia y frustración ante la mediocridad que le rodeaba. Neymar, el heredero señalado, fue más noticia por sus caídas exageradas que por los logros en el terreno de juego. Los galardones a final de año pueden estar reservados diez años después para nuevos actores. El Mundial supuso el cenit de un gran talento, siempre en segundo plano pese a su importancia capital en el juego (Modric); la consagración de hombres de calidad que necesitaban el espaldarazo definitivo (Hazard, De Bruyne, Griezmann, Kane, Coutinho) y la aparición del gran proyecto de jugador dominador los próximos diez años (Mbappé). El relevo puede estar más cercano de lo que pensábamos.
Fuente: tribunasalamanca.com
España acumula su tercer fracaso consecutivo en una gran competición. El comienzo del fin de la generación más exitosa del fútbol español, que se inició en Brasil hace cuatro años, ha relegado a un papel menor a la selección española con perspectivas poco ilusionantes. Se ha pasado de caer en cuartos de final por sistema a ni llegar a esta barrera. No podía haber otro final para un relato que comenzó torcido. Un nuevo episodio truculento que se suma a La Martona en 1978 o la guerra abierta con la prensa en la concentración de Chantilly en 1998. La estancia en Krasnodar se conocerá por el polémico y fulminante cese de Lopetegui tras su repentino fichaje por el Real Madrid a dos días del comienzo del Mundial. Fue el peor presagio. No lo entendió un grupo que estaba mayoritariamente identificado con el técnico despedido. No había tiempo para encontrar un sustituto de garantías y menos aún para trabajar un equipo desde cero. Fernando Hierro, sin apenas experiencia y aptitudes en el banquillo, dejó al descubierto todas sus limitaciones. El juego renovado e ilusionante de la fase de clasificación dio paso al inalterable estilo de toque sin final que derivó en un juego lento y arcaico. Ni un ápice de vigor y desequilibrio, ni una alternativa para un guion muy cómodo para rivales menores como Irán, Marruecos o Rusia. La derrota por penaltis ante el anfitrión, que llevaba buscando esa suerte desde el descanso, supuso una amarga decepción. Sin medios para derribar la muralla de un rival entusiasta pero mediocre. El peor final para la leyenda de Iniesta. No será el único que se despida. Piqué ya lo anunció al comienzo de la fase clasificatoria. Otros dejarán su puesto a expensas de las decisiones del nuevo seleccionador, Luis Enrique. No es un hombre de consenso ni conciliador con prensa o aficionados. Una apuesta basada en su palmarés y la progresiva desarticulación del centro del campo que llevó a cabo en el Barça. Su paso por el club azulgrana está reciente pero en la selección no puede contar con Messi, Luis Suárez, Neymar, Ter Stegen, Umtiti o Rakitic. Puntales en el Barça pero jugadores foráneos. Tampoco podrá llamar más a Iniesta y Piqué. Sólo tres jugadores nacionales del Barça (Busquets, Jordi Alba y Sergi Roberto) son susceptibles de ser convocados, por lo que aventurar un esquema o bloque se antoja complicado. La nueva Liga de Naciones, en septiembre, será el estreno del nuevo seleccionador. Croacia e Inglaterra son obstáculos muy duros para comenzar. No tendrá sencillo Luis Enrique modernizar con éxito la selección española.