Tras los dos primeros partidos disputados en el Palau Blaugrana la semifinal disputada entre Barça y Unicaja parecía vista para resolverse en el siguiente encuentro. Ya no era sólo por el 2-0 de la eliminatoria sino por la pésima imagen ofrecida por el equipo malagueño en los dos partidos en Barcelona que evidenciaban el mal momento que atravesaba en este final de temporada. El 2-0 era buen argumento para amansar el ambiente de una pista tan efusiva siempre como la del Martín Carpena pero no ocurrió así en absoluto. La ilusión de la afición malagueña fue el talismán que necesitaba Unicaja para salir del hoyo. El equipo tristón y entregado de Barcelona se convirtió en un conjunto competitivo y agresivo que sorprendió a un Barça que estaba pensando en cerrar el asunto con rapidez y guardar fuerzas para la final. La resurrección de Unicaja le ha llevado a empatar la semifinal y forzar el quinto y decisivo encuentro en el Palau Blaugrana, al que llegará pleno de moral y confianza. Trabajo tiene el Barça para plantarse en la final donde ya espera el Real Madrid que cerró su eliminatoria, vibrante, espectacular y áspera como pocas, ante Valencia Basket en el cuarto partido y espera sentadito a conocer su rival el próximo domingo.
Valencia Basket 84 – Real Madrid 90 (1-3): La polémica surgida del tercer encuentro y el lío del acta iba a traer cola en el cuarto partido. Ambiente cargado y de uñas de la afición valenciana que recibió de espaldas al Real Madrid. En el equipo blanco esperaban un ambiente aún más hostil que el martes. El infierno se caldeaba aún más, no se podía concebir otra cosa. Las dudas sobre si el mazazo del final de tercer partido afectarían a Valencia Basket las despejó pronto el equipo local con su dominio durante los primeros minutos. Debido a la lesión de Van Rossom, ausente pese a estar vestido con la equipación reglamentaria, los galones de base titular recayeron en Vives (13 puntos, 6 asistencias, 17 de valoración). Con sus actuaciones en esta semifinal se los ha ganado y volvió a ratificarlo. Valencia Basket movía bien el balón y encontraba tiros cómodos con mucha facilidad. Al Real Madrid le costaba defender nuevamente al perímetro rival. Los triples volvían a hacer daño al equipo blanco que, sin embargo, supo responder de una manera opuesta, mirando dentro de la zona. Ayón se convirtió en el referente ofensivo en los primeros instantes. Felipe Reyes le acompañó seguidamente para confirmar el dominio dentro de la zona. La entrada de Sergio Rodríguez dio otra variante al ataque madridista. Tres acciones suyas ponían en ventaja a su equipo en las postrimerías del primer cuarto. Valencia Basket recurría en exceso al tiro exterior. Visto que no funcionaba había que buscar otro plan. Cambió de estrategia tras dos triples del Madrid que le otorgaban una pequeña ventaja. La reacción tuvo acento balcánico. Dubljevic lleva toda la eliminatoria haciendo mucho daño cerca del aro pero esta vez estuvo más brillante que nunca dentro de la zona. Volvió locos a sus defensores, incapaces de defender las ganas y los buenos movimientos de Dubljevic (24 puntos, 8 rebotes, 31 de valoración) que daban resultados espectaculares. Lucic fue el complemento perfecto en el segundo cuarto. Le hizo un traje a Maciulis que no es precisamente un blando en defensa. Le resultó imposible atajar las penetraciones del serbio que firmó un soberbio segundo periodo. Entre Dubljevic y Lucic anotaron 18 de los 27 puntos de su equipo en el segundo cuarto. Devolvieron la ventaja a Valencia Basket pero no se abrió brecha. El Madrid supo frenar el ímpetu rival moviendo bien el balón en los últimos dos minutos para mantener el choque igualado. Una canasta de Pau Ribas,que reaparecía tras lesionarse en el primer partido, permitió que su equipo se marchara por delante al descanso (49-47, min 20). El espectáculo y la emoción presentes toda la eliminatoria no cesaban.
Fuente: teinteresa.es
Valencia Basket volvió con fuerza de vestuarios. Anotó fácilmente cerca del aro en los primeros ataques para firmar un 6-2 que le daba su máxima ventaja pero, por contra, no supo gestionar la enorme tensión que se respiraba a cada instante. No repara en dureza si es preciso en defensa pero un lance pasado de agresividad cambió el encuentro. Una falta de Rafa Martínez seguida de un palo contundente a Rudy después de ser señalada acabó en dos tiros y antideportiva. Bronca monumental en la Fonteta. La tensión estaba disparada. Rudy y Rafa Martínez protagonizaron una acalorada discusión que terminó en una técnica para ambos. Valencia Basket salió muy mal parado de esta acción. Encajó siete puntos, los cuatro tiros libres de Rudy y un triple de Llull. Fue la plataforma de lanzamiento para el equipo blanco que se escapó tras conseguir un parcial de 2-14 (59-67, min 26). No le funcionaba a los locales la zona que impusieron en defensa, el Madrid supo atacarla bien desde el perímetro. Valencia Basket lo fiaba todo al triple sin demasiado tino. Aguilar desperdició muchos de ellos, algunos demasiado precipitados. El ambiente de bronca presidía el encuentro. Muchos nervios en la pista, demasiadas protestas, desconcertante criterio arbitral. Tampoco se quedaba atrás la grada, al borde de la histeria y protestando incluso los golpes imposibles de apelar. Desde luego Valencia Basket se convirtió en esta semifinal como un fiel clon del Olympiacos. El Pireo style había llegado a Valencia. A los locales no le daba para más que hacer hacer la goma (66-75, min 30). Las acciones individuales a la aventura eran el único recurso. Sato mantuvo con vida a su equipo en los primeros momentos del último cuarto. Dubljevic recogió el testigo completando su actuación monumental cerca del aro pero las gestas de solitario no servían de mucho ante un rival más sólido en la pista y en el que los secundarios habían tomado el protagonismo. Nocioni (12 puntos, 7 rebotes) y Rivers ofrecían un gran trabajo tanto en defensa como en ataque. El dominio reboteador del equipo blanco era abrumador en el último cuarto. Sólo la lesión de Rudy en la rodilla nublaba el optimismo del Real Madrid. La nefasta dirección de Nedovic hacía añorar a Van Rossom aunque la afición local estaba demasiado obsesionada con la bronca. El Real Madrid, los árbitros, la ACB… Demasiados objetivos como para centrarse. Con la ventaja rozando los 10 puntos el Madrid se dedicó a alargar hasta el límite las posesiones. Tardaba en mirar el aro y llegaban malos ataques que eran compensados por buenas acciones en defensa. Un palmeo de Llull a 1:15 significó el remate (81-90, min 38). Valencia Basket no se rindió pero a los madridistas les bastó agotar el tiempo para certificar la victoria que cerraba una eliminatoria vibrante y dramática. Sólo la final separa a los madridistas del histórico triplete.
Fuente: encestando.es
Unicaja 77 – Barça 66 (2-2): La victoria en el tercer encuentro llenó de optimismo a Unicaja y su parroquia que volvió a abarrotar el Martín Carpena. El ambiente fervoroso y hostil estaba garantizado. La afición malagueña cree en el milagro y lo transmitió a su equipo que salió tan inspirado como en el anterior partido. Unicaja salió en tromba y pilló con el pie cambiado a los azulgranas que no tardaron mucho en verse 9-0 abajo mientras crecía la algarabía en el Martín Carpena. Tres minutos tardó en anotar el Barça, con un 2+1 de Satoransky. Aunque el base checo volvió a llevar la voz cantante del juego ofensivo azulgrana esta vez el ataque no era tan alegre y fluido ni Unicaja cedió el mando en unos minutos de precipitación y despiste como ocurrió el miércoles. Todo lo contrario, el dominio local era cada vez más patente ante un rival que aguantaba a duras penas desde el tiro libre y que acusaba unos porcentajes de tiro paupérrimos, en especial desde el triple. El mal día en el tiro sólo era uno de los problemas. El Barça era superado claramente en intensidad y actitud. El 9-1 con el que se inició el segundo cuarto le colocaba en una situación muy complicada (29-15, min 13). El drama en el rebote se repetía un partido más. Unicaja convirtió en su coto privado el rebote ofensivo. Un motivadísimo Fran Vázquez fue una pesadilla cada vez que cargaba el rebote en aro contrario. Xavi Pascual no encontraba soluciones por mucho que cambiaba piezas, ya no sabía qué hacer para levantar un equipo errático y acogotado por la mayor agresividad local, superado en todos los ámbitos por un rival que rozaba la perfección en trabajo colectivo. Evidentemente la diferencia saltaba a la vista y la reflejó fielmente el marcador (41-22, min 19). El desastre en ataque era absoluto para el Barça. Le faltaba el ardor guerrero que le sobraba a Carlos Suárez (8 puntos, 12 rebotes, 21 de valoración) que no dudaba en tragarse la valla publicitaria si era preciso por salvar un balón. Ni siquiera la mejor labor en defensa, que obligó a Unicaja a lanzar mucho de tres cuando no tuvo el día desde fuera, cambiaba las cosas porque el Barça no era capaz de atacar con un mínimo de regularidad. Fue incapaz de bajar la diferencia hasta iniciado el último cuarto. La zona 2-3 que le permitía proteger mejor el rebote continuó atragantándose a Unicaja que vio recortada su ventaja en unos buenos minutos de Huertas que aportó acierto y mayor velocidad en el juego. No parecía descabellada una remontada (59-52, min 34) pero Joan Plaza supo frenar la dinámica con un tiempo muerto muy oportuno. Unicaja regresaría con la misma actitud guerrera que le permitió dominar con claridad la mayor parte del encuentro. Atacó con mayor paciencia la defensa azulgrana y recobró la superioridad reboteadora que tanto le aportó. La zona rival pasaba de nuevo a su control. 6-0 de parcial y el Barça ya no pudo levantarse del golpe. Estaba entregado a Unicaja que siempre luchó con mayor intensidad e ilusión. La que ahora tiene la afición malagueña tras forzar el quinto partido. Al Barça aún le queda la baza del Palau Blaugrana pero se lo juega a una carta cuando parecía impensable llegar hasta el quinto encuentro en la serie tras los dos primeros partidos tan contundentemente dominados por el equipo de Xavi Pascual.
Fuente: encestando.es
Y DIGO YO…:
- El pase a la final del Real Madrid significa la décima final consecutiva que alcanza el equipo blanco. Laso ha conseguido un registro que no sé si alguna vez ha logrado el Madrid, incluso en épocas pretéritas. No será el mejor equipo del mundo pero el cambio que ha pegado su equipo desde su llegada tras la infausta etapa de Messina es innegable.
- Dubljevic no estaba completando una buena temporada. Incluso parecía que su evolución se había frenado tras sus prometedoras y brillantes dos campañas anteriores. Sin embargo en la semifinal fue una pesadilla para el juego interior madridista, creciendo a cada partido disputado. Un jugador que se encontraba más cómodo desde el perímetro que cerca del aro ha explotado como un pivot de gran calidad en la zona con su facilidad para moverse y romper a los defensores. Incluso mostró una agresividad y carácter que se le echaba en falta en ocasiones. Se tiene que creer que puede ser un jugador dominador y versátil, calidad le sobra.
- En el lado contrario está Pablo Aguilar. Llamado a ser uno de los jugadores de futuro del baloncesto español y cuya evolución le llevó a disputar el Eurobasket 2013 con la selección española. Hoy parece un jugador estancado y perdido, sin valor para pisar la zona y que se limita a tirar de tres como si fuera el Garbajosa crepuscular. Su temporada ha sido muy decepcionante, necesita un cambio radical de mentalidad para reencontrarse.
- Desde la creación de la ACB en 1983 sólo se ha remontado en una ocasión un 2-0 en los playoffs por el título. Lo consiguió Unicaja en la temporada 2004-05 tras superar un 2-0 en cuartos de final a Lucentum Alicante. Ahora se encuentra ante el reto de repetir hazaña aunque bien es cierto que por entonces el formato de aquella eliminatoria era diferente, disputándose un partido en cada campo alternativamente. A eso se puede agarrar el Barça para mantener la tradición que reza que nunca se remontó un 2-0 en semifinales aunque más le vale cerrar el agujero que tiene en el rebote durante toda la serie.
- Diego Ocampo, que ha firmado una buena temporada en el banquillo de UCAM Murcia, no ha sido renovado por el equipo murciano. Se ve que acabar décimo en un equipo acostumbrado a sufrir por salvarse, gozar de opciones de disputar los playoffs casi hasta el final y una victoria de mérito sobre el Real Madrid no es motivo suficiente. No sé dónde tienen algunos dirigentes la cabeza y el sentido común aunque quizá es demasiado suponer que tengan de esto último.
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