COPA DEL REY ACB 2015: SEMIFINALES. CLÁSICO, POR SUPUESTO

Oleson celebra un triple

Tampoco será este año el que cambie el desenlace habitual de la Copa desde hace varias temporadas. Una vez más el final será un Clásico entre los dos grandes futboleros que volvieron a convertirse en inabordables para los demás. Ni siquiera el líder de la ACB, Unicaja, fue capaz de alterar el sino de esta competición. Le complicó la vida durante algo más de tres cuartos al equipo azulgrana pero claudicó en el último periodo ante la gran defensa que le apagó las luces y la mejor movilidad de balón que tuvieron los jugadores culés en todo el partido. El argumento del partido del Real Madrid fue calcado al de cuartos de final. Dormitó en defensa durante toda la primera mitad, permitiendo al Joventut jugar a sus anchas y dominar el encuentro y aumento de la intensidad y acierto demoledor en el tercer cuarto para llevarse por delante a su rival. Otro arrebato demoledor que le lleva a disputar una nueva final contra su mayor rival deportivo. Otra Copa del Rey que se decidirá con un Clásico. Por supuesto.

Barça 87 – Unicaja 79: El Barça comenzó muy metido el encuentro. Buena defensa que dificultó la movilidad de balón de Unicaja. En ataque también estuvo fino. Anotó sus cuatro primeros tiros y ya se veía que conservaba el acierto en el tiro exterior de los últimos partidos, sólo que está vez el protagonista de dicho acierto no era uno de los esperados. DeShaun Thomas anotó tres triples sin error que daban ventaja al equipo azulgrana. Pero había pegas. Se fallaba poco pero se perdían demasiados balones. En concreto seis en todo el cuarto, una cifra excesiva. También tenía un serio problema el Barça con el rebote. Demasiadas segundas oportunidades a Unicaja que dominaba el rebote ofensivo con mucha comodidad. Aunque el equipo malagueño no jugaba bien, ni con Markovic ni mucho menos con Granger, seguía muy cerca en el marcador. Al menos se podía agarrar al acierto desde el triple, aún mayor que el de su rival. El acierto desde la línea de tres le permitió a los hombres de Plaza dar la vuelta al marcador. El porcentaje en el tiro de dos de Unicaja era paupérrimo pero no importaba cuando se anotaba de tres en tres. En el Barça el juego se espesó. Fue a remolque todo el segundo cuarto y encontró problemas para afrontar la defensa rival. Los pivots no se imponían, los triples ya no entraban, Doellman estaba secado por el pegajoso marcaje de Calebb Green y la dirección no era capaz de cambiar un guión que le venía bien a Unicaja. Ni siquiera ejercía de revulsivo Navarro, hecho unos zorros debido a sus interminables problemas físicos. Unicaja llevaba el encuentro por donde quería (34-42, min 20) pero el Barça comenzó mucho mejor la segunda parte. La inició con acierto de nuevo en el triple y una defensa a la altura de los primeros minutos. Oleson (11 puntos, 5 asistencias, 16 de valoración) resultaba determinante en la mejoría azulgrana, tanto por el acierto en el tiro como por visión de juego y trabajo. Tomic (10 puntos, 10 rebotes, 19 de valoración) había comenzado a cobrar importancia en la zona. El Barça daba la vuelta al partido pero no sacó de él al equipo malagueño. Unicaja llevó de nuevo el partido a una sucesión de alternativas en el marcador. Le valían los mismos argumentos que hasta entonces. Dominio del rebote ofensivo y un acierto espectacular desde el triple. Con ambos llegaba la igualdad absoluta al marcador al final del tercer cuarto (59-59, min 30).

Tomic intenta taponar a Toolson

Fuente: laopiniondemalaga.es

Unicaja golpeó primero en el último acto. Salida en tromba que le procuró un 3-9 de inicio. Markovic mejoró la dirección de un flojo Granger, Gabriel apareció por sorpresa para dificultar las cosas en la zona a Tomic que comenzaba a fallar demasiados tiros libres. Los triples seguían entrándole al equipo malagueño y el partido se le ponía perro al Barça pese a que Unicaja entraba en bonus con casi seis minutos por jugarse. Xavi Pascual se arriesgó tomando decisiones osadas. Colocó a Lampe de 5, ignorando de nuevo a Pleiss. Le concedió responsabilidad a Hezonja en los minutos de la verdad. Super Mario no defraudó. Su talento y carácter fueron básicos en la remontada. A su vez la defensa apretó de lo lindo. Unicaja se atascó y eligió mal los tiros. Acabó desconcentrándose y realizando demasiadas concesiones en defensa. Lampe aprovechó más de un despiste bajo el aro. El partido había dado la vuelta tras el parcial de 11-0. El tiempo muerto pedido por Joan Plaza no detuvo la caída de su equipo. Granger seguía tomando malas decisiones, los triples dejaron de entrar y en defensa era incapaz de contener a un Barça que movía el balón con comodidad. Anotaba en cada jugada. Incluso con la fortuna de su parte. Un afortunado triple de Hezonja que entró tras rebotar en el aro y salir impulsado hacia arriba actuó como golpe de gracia. Unicaja estaba ya en caída libre, sin nada a lo que agarrarse. El parcial no dejaba de aumentar. Llegó a un sangrante 23-6 (85-73, min 38) que hundió al líder de la ACB. El Barça tiró de galones y experiencia en el momento de la verdad para llegar a una nueva final. A Unicaja aún le falta cuajo en un duelo directo a vida o muerte contra uno de los dos grandes. No tuvo ese cambio de ritmo brutal que impuso el Barça para demostrar de nuevo su indudable competitividad cuando los títulos están en juego.

Tapón de Tomic a Golubovic

Fuente: merchanendirecto.es

Joventut 83 – Real Madrid 100: Parecía que el Real Madrid iba a comenzar con mejor cara su semifinal que en su eliminatoria ante el CAI del día anterior. Buen acierto en los primeros ataques aunque no tardó en volver a las andadas. Como le ocurriera ante su anterior rival cedió el dominio del rebote al Joventut. Un par de pérdidas y la concesión de rebotes bajo su aro fueron un regalo que los verdinegros no pensaban desaprovechar para dar la vuelta al marcador tras un parcial de 10-0. Respondieron los madridistas con los triples de Rudy, que anotaba los tres primeros que intentó, pero el Joventut respondió de la misma manera. Intercambio de triples en un partido muy abierto que permitía un ritmo elevadísimo. Las alternativas se sucedían en el marcador. El Real Madrid mostraba de nuevo un acierto brutal desde el triple. Pero su 7/12 en triples no servían para marcharse en el marcador. La Penya estaba encantada con este tipo de partido frenético. La defensa madridista ofrecía las mismas facilidades que en la primera parte contra el CAI. Savané y Miralles anotaban con facilidad cerca del aro, el balón llegaba hasta allí con sencillez. Y tampoco estaba nada incómodo el Joventut si había que mirar el aro desde el triple. Este partido tan lanzado no le sentó bien al Madrid aunque sus jugadores prefieran el vértigo. Los triples salvaban los problemas para jugar dentro de la zona. Los problemas de personales tampoco ayudaron nada a apretar en tareas defensivas. Cuando quiso apretar el Madrid se encontraba con una personal tras otra que llevaba con frecuencia a su rival a la línea de tiros libres. Y cuando intentaba resguardarse ofrecía demasiadas facilidades que permitían a los verdinegros moverse y anotar con una comodidad pasmosa. Otra vez jugando con fuego. Se marchaba al descanso por detrás (52-46, min 20) tras recibir 52 puntos, una cifra escandalosa e inaceptable para el equipo blanco. Pero de nuevo la sensación fue que el castigo era escaso para lo que pudo haber sido. Nada que no se pudiera reparar.

Llull bota el balón perseguido por Kirksay

Fuente: realidadblanca.com

A la vuelta de vestuarios el Real Madrid no se pareció en nada al equipo timorato de la primera mitad. Regresó transformado en la bestia insaciable que aparece en cada tercer cuarto. Defensa de colmillo afilado, ataque agresivo y veloz. El Madrid se acordó del juego interior y encontró con frecuencia a Ayón (13 puntos, 5 rebotes) que se erigió en dominador de la zona. Para esto se le fichó. El Madrid comenzaba a robar balones y a armar sus letales contraataques. De un plumazo, en apenas minuto y medio, la ventaja verdinegra se esfumó. Salva Maldonado pidió tiempo muerto. Se avecinaba otra tormenta perfecta. Al Madrid ya no le caían personales con tanta facilidad. Su defensa convertía cada ataque rival en una pesadilla. No era capaz de anotar, no podía correr. En cambio Llull (19 puntos, 4 asistencias, 23 de valoración) aprovechaba cada buena acción defensiva para correr a sus anchas. Había aparecido el Pirómano de Mahón y el partido saltó por los aires. Su velocidad y sus triples destrozaban a un rival impotente para frenar la avalancha que se le vino encima. Había sido arrasado por una nueva tormenta perfecta blanca, un 3-23 de parcial pa cagarse que se llevó todo por delante (55-69, min 27). El tercer cuarto cambiaba de nuevo el partido para los madridistas. La Penya sólo fue capaz de anotar tres puntos en los primeros nueve minutos de la segunda mitad. Por mucho que Hannah y Savané (14 puntos, 4 rebotes, 16 de valoración) pusieran todo de su parte para evitar lo inevitable al inicio del último cuarto el Real Madrid ya era inabordable. El bombardeo con el que torturó a su rival desde la línea de tres resultó insoportable para los verdinegros. Sergio Rodríguez (15 puntos, 7 asistencias, 19 de valoración) y Felipe Reyes dejaron el partido muerto y enterrado (71-88, min 34). No le quedaba moral ni resistencia a los de Salva Maldonado más que para intercambiar golpes con un rival desatado. Álex Suárez aprovechó bien los minutos finales para lucir su notable progresión de esta temporada pero el Madrid no dejó de castigar. No se detuvo hasta llegar a la centena. El Joventut se convertía en otra víctima de una tormenta perfecta de tercer cuarto que lleva al Real Madrid a defender su título en la final.

Bouroussis defendido por Miralles

Fuente: levante-emv.com

PREVIA DE LA FINAL:

Real Madrid – Barça, cómo no. Nuevamente una final futbolera para dirimir una competición nacional. Una historia muy conocida en los últimos años. Ya conocemos muy bien los tópicos que acompañan a los pronósticos en un Clásico así que comenzaré a profundizar tirando de números. Han jugado tres partidos en lo que llevamos de temporada, con dos victorias para el Madrid y otra para el Barça. Lo llamativo es que los dos triunfos madridistas fueron apabullantes. El primero le dio la Supercopa al equipo blanco pero aún estará fresca en la memoria la paliza recibida por el Barça en Euroliga en el Palacio de los Deportes hace dos semanas. Aquella derrota por 24 puntos, con una imagen triste, fue de las que hacen daño. Ahora llega la posibilidad de desquite con el primer título de entidad en juego. La competitividad de los azulgranas y la buena preparación de las finales de Xavi Pascual están fuera de toda duda. Es la garantía para no incurrir en los mismos errores porque no se puede permitir otro calco de las dos derrotas sufridas esta temporada. El morrazo estaría asegurado y no sería leve. Si el Madrid vuelve a tener ocasión de correr resultará incontenible. El Barça ya conoce bien la tormenta perfecta que desata su eterno rival en el tercer cuarto, la sufrió con todo rigor en el duelo europeo. Le conviene un partido más calmado y físico, con mayor protagonismo del juego interior. Un partido parecido a la victoria que obtuvo en el Palau Blaugrana en el Clásico jugado en Navidades. Más le vale porque la diferencia actual entre los Sergios y los bases culés es más que notoria. Xavi Pascual tendrá que pensar algo para controlar el juego exterior madridista, letal en esta Copa. No es misión sencilla, el talento le sobra a raudales al Real Madrid desde el perímetro. Otro caballo de batalla está en la posición de alero. Con Pete Mickael en la plantilla el problema lo tenían los madridistas que nunca sabían qué hacer para controlarle. Ahora la historia es diferente. Rudy le hizo un destrozo monumental en Euroliga jugando en esa posición y es algo que no se puede permitir el Barça. Será necesario alguna defensa novedosa porque no veo a Thomas, Hezonja ni muchos menos a Abrines frenándole en seco individualmente. El juego interior puede ser una baza interesante, sobre todo si funciona el juego exterior. En Madrid no lo hizo y los pivots quedaron anulados por la defensa cerrada madridista. Tomic será clave en la lucha dentro de la zona. Necesita su talento y echar carácter ante tipos como Ayón o Slaughter que no hacen prisioneros en defensa. Además puede aprovechar los problemas en el rebote que está sufriendo el Madrid en Copa. Por el lado madridista deberán evitar la falta de intensidad defensiva de las primeras partes. Contra el Barça pueden costar mucho más caro que ante CAI y Joventut. Y las tormentas perfectas no van a aparecer siempre. Necesitará un encuentro más regular desde el inicio para no dar concesiones. Y, por supuesto, no centrarse abusivamente en el tiro exterior pese a la fiabilidad que tiene. La aportación del juego interior será necesaria. Ya se vio ante el Joventut cómo cambiaron las cosas en ataque cuando pudo encontrar a Ayón cerca del aro. Que para algo se le fichó, digo yo.

Y DIGO YO…:

  • De las últimas seis ediciones de Copa hemos tenido un Clásico en cinco de ellas. Parece inevitable encontrarse esta final una competición tras otra porque desde 2012 sólo hubo un cambio en los finalistas en la final de Copa de 2013 y porque los dos grandes futboleros se enfrentaron en cuartos. El eterno día de la marmota.
  • Desde que Xavi Pascual llegó al banquillo el Barça no falta a ninguna final en las competiciones nacionales. Van 18 seguidas, casi nada. Competitividad y fiabilidad por encima de todo.
  • Unicaja batió el record de triples en la Copa con los 14 anotados en su semifinal, aunque no le sirvieron de mucho. No duró mucho el registro, lo destrozó el Real Madrid con los 16 triples que anotó contra Joventut. El Barça no baja del 50% en toda la Copa. Valencia Basket anotó 11 en su eliminatoria ante los azulgranas y el Joventut también firmó un buen porcentaje desde la línea de tres en semifinales. Qué lejos quedan ya los tiempos en que anotar un triple era celebrado casi como un gol en los carruseles radiofónicos.
  • Felipe Reyes, Sergi Vidal, Sitapha Savané, Alex Mumbrú… Ya bien entrados en la treintena pero parece que el tiempo no pasa por ellos. Los viejos rockeros nunca mueren. En el baloncesto parecen inmortales.

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