CAPÍTULO VII. El grito de Luiscar73 o la vida puede ser maravillosa

El grito de Luiscar o la vida puede ser maravillosa (Andrés Montes in memoriam)

Dedicado a todos aquellos a los que les gustaba el estilo de Andrés Montes. A los otros, también.

El relámpago es a eso de de las tres y media de la madrugada del día después. Es sólo un momento, no es nada, pero lo es todo.

Sin embargo esta historia empieza muchos años antes, cuando algún que otro francotirador, desde las trincheras de la 2, se empeñaba en perseguir, casi como en un solitario impulso de delicia, como el aviador irlandés, no ya una vida por las nubes, sino cerca de las estrellas. La memoria suele jugar malas pasadas y yo ahora no sabría decir si aún era un adolescente o empezaba ya a creerme un poco más hombre.

En cualquier caso, ese día igual de negro que el que acabamos de vivir, el heterodoxo de turno anunciaba desde las catacumbas que aquel jugón de sonrisa angelical, sí, el más grande entre los grandes -al menos para mí-, un tipo que solía tocar con su orquesta en un garito de dudosa credibilidad a las afueras de Los Ángeles, tenía que abandonar el baloncesto profesional a causa de una enfermedad de la que hacía años se estaba hablando pero que, hasta la fecha, aún suscitaba bastantes debates Double A Bosse Toboggan Inflatable
entre la gente. Aquel niño o joven o lo que fuera entonces pero que se parecía mucho a mí no daba crédito a lo que estaba escuchando. El comentarista, en una sabia lección que no llegué a comprender hasta muchos años después, dijo algo así como que, en fin, hay que continuar, la vida sigue… Pero en aquel momento me pareció que de pronto todo adquiría un matiz mucho mas sombrío, que ya nada sería tan auténtico, que las cosas habían perdido del todo o casi su sabor. Ya no me apetecía seguir viendo los partidos de los viernes, porque…qué demonios! se había esfumado de golpe y porrazo toda la magia.

Como un cuchillo que alguien apenas tuerce en la noche del blog, esa noche oscura, más oscura que nunca, como si ella misma se hubiera vestido de luto. Un relámpago o quizá algo más urgente, más poderoso, definitivamente más sentido. Un grito.

Pero entre aquella noche de finales de los ochenta o principios de los noventa -que quizá sea lo mismo- y ésta, igual de negra, entre el anuncio de la retirada de Magic y el anuncio de la retirada de Andrés Montes y los comentarios por aquí y por allá que han venido después, entre tanto sentimiento que se pierde por el camino, sí, sentimiento (porque -como dijo el sabio- a veces el corazón tiene razones que la razón no entiende), entre esas dos fechas negras de mi personal recorrido vital, digo, hay algo en este blog unos días antes que no me gusta, algo que parece emepeñado en advertirnos de nuestra pobre y diminuta condición de seres mortales…

… el corazón de Flagrant o su pasión o un órgano todavía desconocido para la ciencia pero más vital si cabe aún, quizá el recuerdo de un partido memorable con un final perfecto adornado por una locución pocas veces intuida, quizá la costilla de Ventepaibiza o el metal más preciado finalmente a mano, quién sabe, unos días antes -eso sí- la delgada línea que separa la vida de otra cosa flotaba en el ambiente, se apoderaba de algunos de nosotros como si de un extraño augurio se tratara.

A los pocos días, esto.

Hay un poema de Juan Luis Panero que, todo sequedad, todo crudeza, empieza diciendo que vivir es ver morir, envejecer es eso. Como todo buen poema, esconde algo de verdad, pero en este caso se trata de una verdad que probablemente sólo nos gustaría oír muy de vez en cuando, acaso nunca. Del mismo modo, hay noticias como la que nos dice que Andrés Montes ha muerto que nunca nos hubiera gustado leer o intuir o tan sólo oler, o quizá sí pero con la esperanza de que no fueran ciertas, de que el gacetillero o el plumilla de turno hubiera pasado por alto las más simples y mínimas exigencias del oficio y se hubiera arriesgado, en pos de la exclusiva, el revanchismo, las ansias de notoriedad o lo que fuera, a lanzar al mundo la mala nueva sin antes comprobar del todo su veracidad. Lo que podría haber sido y no fue, locución constante más allá de la muerte o una nueva melodía de seducción, se convierte con las horas en mi sueño de anoche; no duermevela sino sueño profundo, sólido, consistente. Andrés Montes no ha muerto.O quizá es que tiene que morir, como tú y yo algún día, querido wanker, pero aún no.

Quizá Andrés Montes apura una última copa en el Flagrant´s para mirar a la parca a los ojos y decirle, con toda la pasión del que sabe que la vida puede ser maravillosa, que la vida es maravillosa, que no hay nada que temer, que toda posible condena fue conjurada cuando alguien decidió, hace ya de esto muchos días y muchas noches, muchos años y muchos siglos, emprender el camino de retorno al olvidado asombro de estar vivos. Andrés Montes y la muerte, frente a frente, partido en la cumbre. En esta noche de difuntos, en plena madrugada, quizá la más larga de los últimos tiempos, los sospechosos habituales y los que no lo son tanto parecen querer ofrecer una ofrenda personal desde íntimas porciones de sentimiento, no aquí en el blog sino en otra parte, cada uno desde su particular república de emoción o sueño. Es la hora del último adiós, el partido final. Como siempre, a altas horas de la madrugada.

Por una vez este espacio -este blog- está reservado. Andrés Montes y la muerte, frente a frente. Como por arte de magia, un pirata o un fantasma -quizá el espectro de Monty tocando para el amigo muerto- baja el volumen de la penúltima melodía que suena en el Flagrant´s… pero no hasta ese punto en que algo se escucha mejor porque de tan poco que se escucha nos obliga a aguzar más el oído, no, ahora parecería que se trata más bien de dejar esa pieza -por supuesto maestra- deslizarse hasta el cansancio como si perdiera fuelle por la fuerza misma de su grandeza. Algo así como aspirar al silencio o un grande de los micrófonos que tuviera que callar. Silencio. Alguien dijo que lo demás es silencio…

Pero no, por una vez ahí estaba, ahí está uno de los nuestros para recordárnoslo. Y si no estuviera él, estaría Mottet, y si no fuera Mottet quizá sería Flagrant, si no tal vez Aupa. Si no fuera ninguno de estos, acaso un nuevo viejo como Univerzee o Iskraroja, quizá Nacho, tal vez Sr. Lorenzo. Octaviolopez, a lo mejor. A lo mejor no sería ninguno de estos porque quién estaría al pie del cañón, al pie del camino, iluminándolo, sería Jorf. O acaso Castaneda o Nojavino o Opium o Gazzman o ZGzers. Quizá el propio blogger habría reservado el bar del blog. Sólo quizá. Quizá Kaunas o Titurel, por qué no Docass o Slumdar. Por una vez está Luiscar pero podría haber estado Delticia, o quizá Vialegre, o tal vez don Tilote de la Mancha, paisano de mi padre. También muy bien pudiera ser que quien estuviera ahí fuera Rodolfofierro, quizás -pizarra en mano- Bloqueocolectivo. Porque, si no hubiera sido Luiscar, habrían podido ser, por ejemplo, Futbask y Oskann, tal vez Shinchan o tal vez CNN. No sé, quizá Teldalati o Gervasia. No sé, quizá Cap_centollo. Tal vez no hubieran sido ni uno ni dos, quizá tres al mismo tiempo, Carcan, Mookie y Tío Edd o Ebaley, Maitan y Evalenti. Quizá Ballard. La verdad es que nadie podría llegar a saberlo a ciencia cierta, o tal vez sí, quizá el que estuviera sin lugar a dudas sería Lastrado.

Quizás Dr. Alce. Quizás Unpocodetodo. A lo mejor ninguno de estos, sino Rambo Rambis y Scot o Rosschack y Carliee. Quizá el que estuviera salvando al blog en ese momento sería Kablete. O Free Associated. O Incubuss. En fin, incluso alguien habló una vez de un equipo de ensueño formado por Lu_k, Ceny, Panasuzuka, Evalenti y Brothy. Con sexto, séptimo y octavo hombres: Evan, Zas y Rem. Quién sabe, quizá no fueran ellos o fuera yo, o Españolito_de_a_pie o alguien de cuyo nombre no es que no quiera sino que no puedo acordarme, y que eres tú. Quién sabe. El caso es que era Luiscar, es Luiscar. No es nada pero lo es todo. Es un momento, o mejor dicho un lapso de tiempo, más o menos entre las dos y cuarto de la madrugada del día después y las ocho de esa misma mañana (o lo que es lo mismo, entre un mensaje del no tan habitual Batatinha y otro del siempre al quite Ventepaibiza), un instante, repito, en que el blog parece enmudecer, en que Andrés Montes parece enmudecer, en que todos aquellos a los que más allá de olvidos, imprecisiones técnicas y demás nos gustaba ese modo de ser, esa fe, esa pasión, parecemos enmudecer. Todo a esa ahora y en el blog parecía enmudecer….

Luiscar73 // #760 // 19.10.2009 a las 03:25

¡¡¡Ratatatatatatatatatatatatatata!!!!

Autor: dondelaebriedad, #1 y siguientes, 19 de octubre de 2009