PORTADA Y CONTRAPORTADA: JAUME SISA/LOQUILLO

Jaume Sisa y Loquillo

Portada. Los últimos años del franquismo (1965-1975), vieron una cierta efervescencia musical en Barcelona. A una primera oleada representada por Els Setze Jutges (Joan Manuel Serrat, Guillermina Motta, Francesc Pi de la Serra, Lluis Llach ,Mª del Mar Bonet ..). aglutinados hacia 1962 con claras influencias de la chanson francesa  y que empezó a tener una repercusión notable a partir de 1965 gracias sobre todo, a Serrat y Ara que tinc vint anys, dando origen al término más conocido de Nova Cançó, se le sumó una segunda generación, en torno a 1968, muy influenciada por el movimiento hippy, que recogió las nuevas corrientes folks anglosajonas (de ahí su interés en recoger musicas tradicionales catalanas) y también de la psicodelia (el Canterbury Sound, Kevin Ayers, Daevid Allen, se convirtieron en referentes). Eran algo así como los hermanos pequeños de los Jutges, más frescos y desinhibidos. Se hacián llamar Grup de folk y entre ellos se contaban Pau Riba, nieto del gran poeta Carles Riba y representante máximo del undergound catalán (escuchad su disco Dioptría) Oriol Tramvía , Ia i Batiste y Jaume Sisa. No creáis que todo quedó en eso, pues pronto surgieron grupos  afines a  la psicodelia, el rock progresivo y el jazz, como Máquina! (los pioneros), y posteriormente Secta Sónica, la Orquesta Mirasol, Iceberg o La Companyia Electrica Dharma, bandas que dominaron la escena musical catalana de los primeros 70. A esto habría que añadir, claro está, la rumba catalana y el pop y el rock en castellano, pero eso es otra historia.

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Unos y otros convergían en los estudios discográficos (muchos de los músicos más “modernos” participaban en discos de Serrat, Bonet o Riba) y en los  grandes festivales pula pula inflavel de música al aire libre de esos años, que organizaban los chicos de La Trinca, primero Canet  y después, hasta su desaparición en 1978, Canet Rock.  Jaume Sisa fue desde un primer momento un animador especial de la música catalana. Inclasificable por muchos conceptos (no muy amigo de la cultureta, desaparecía durante temporadas por Europa…), poseía una visión muy personal del negocio musical: se hacía llamar cantautor galáctico, cubría el escenario de sus actuaciones con caramelos… era, en fin, considerado una especie de bicho raro, entrañable y curioso. En 1971 publicó su primer álbum, llamado Orgía, que pasó desapercibido. Visto que nadie le hacía caso, optó por desaparecer un tiempo para, de repente, regresar en 1975, un momento muy oportuno.

Tan oportuno como el nombre que le puso al disco, Qualsevol nit pot sortir el sol,  nada más apropiado para los tiempos que se avecinaban. Pero lo que nos importa, casi 40 años después, es la música que sonaba en aquel LP. Y creedme si os digo que no soy nada objetivo. Estamos ante una de las obras maestras absolutas del pop español de siempre, y no solo por la maravillosa canción que da título al disco. Escuchad preciosidades como “El Sete cel”, la fina ironía que desprende “Senyor botiguer” o el inicio del disco, con la rotunda “El fill del mestre”. Tan catalán como la fuente de Canaletas, y a la vez tan universal como el mejor pop. No volvió Sisa a hacer algo tan perfecto.

Durante los esperanzadores días del 15M pensé que era el momento para reivindicar a Sisa, pero nadie se acordó, ni en Madrid ni en  Barcelona, de una canción como “Qualsevol… ” y eso que su estribillo sigue estando muy vigente:

Oh, benvinguts, paseu, paseu

de les tristors en farem fum.

A casa meva es casa vostra

si que hi ha cases d,algú.

Algunos todavía soñamos con entrar en casas así.

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Contraportada. El pop en castellano casi siempre ha sido en Cataluña un género poco apreciado. Y eso que en los años 60 hubo numerosos grupos que animaron el paisaje: los Sirex y sus canciones irónicas; Los Mustangs y sus versiones de los Beatles; los Salvajes, efectivamente los más brutos; Lone Star, que destacaron durante los primeros 70….;pero la eclosión de la Nova Cançó, primero  y los grupos progresivos, después, fueron arrinconando a  aquellos esforzados precusores. Pronto el rock en castellano quedó confinado, más bien, a los barrios y ciudades de inmigración. Un asunto de charnegos. Cuando la Transición fue dando paso lentamente a la democracia, los cantautores, que hasta entonces habían predominado de forma casi inflatable water slide absoluta, se fueron retirando o entrando en el stabllishment de la cultura oficial y las nuevas corrientes que venían de Madrid, Vigo o Euskadi, la famosa movida,, casi ni penetraron en Barcelona, y eso que la ciudad catalana contaba, por entonces, con la mayoría de medios de comunicación poperos (Popular 1, Vibraciones-Rock de luxe, Disco Exprés).

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A finales de los años 70 poca gente se dedicaba en Barcelona a la música en castellano o, también, en inglés. Grupos protopunk se movían por la periferia, como La Banda Trapera del Río (los Burning de Cornellá), Último Resorte o Los Desechables, mientras que unos cuantos pirados recuperaban el espíritu rocker, como los Rebeldes  o un joven con un tupé escandaloso y una altura de casi dos metros que se hacía llamar Loquillo. José Mª Sanz, ese era su auténtico nombre, pronto se convirtió en una pequeña leyenda en el pequeño ambiente de revistas rockeras y tiendas de discos. Con su pinta no se le podía ignorar. Además, tipo siempre orgulloso, advertía a quien se le acercaba que iba a ser una estrella del rock and roll. No sabía cantar, apenas se movía con soltura sobre un escenario pero tenía claro su objetivo. De la noche a la mañana, y fruto de múltiples casualidades mil veces contadas ya, el joven rocker grabó finalmente un disco. No tuvo éxito, pero se dio a conocer.

Después, vendría el parón obligado de la mili, el paso de Los Intocables a Los Trogloditas; su marcha con el grupo a Madrid, el reconocimiento con Ritmo de garaje, gran disco, el éxito multitudinario con el directo A por ellos que son pocos y cobardes, coincidiendo con la marcha (o expulsión) de Sabino Méndez; la aparición de Gabriel Sopeña, las influencias literarias, de la canción francesa, de los crooners….. Con los años, el Pijoaparte del barrio del Clot se había hecho respetable.

Larga y provechosa trayectoria, desde luego, pero de toda su discografía yo me sigo quedando con ese primer disco, Los tiempos están cambiando (1980) Me quedo con sus ganas, su inexperiencia, sus fallos vocales, con su acelerada versión de la canción de Dylan, sus versiones inflables de clásicos del rockabilly cantadas como si fuera su última oportunidad. Me quedo, en fin, con  la alegría pop de “Esto no es Hawai” o la extraordinaria “Rock and roll star”. El chaval lo había conseguido y  a mí me gustaría creer que Loquillo nunca  ha sido más feliz que entonces.

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PORTADA O CONTRAPORTADA: Tú decides. ¿Loquillo o Jaume Sisa?

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14 Comments on "PORTADA Y CONTRAPORTADA: JAUME SISA/LOQUILLO"

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11 years 6 months ago

Mi voto para Loquillo por dos razones.
La primera es que no he escuchado a Sisa más que de pasada y a Loquillo sí, aunque no me apasione en exceso y menos ahora en la actualidad.
La segunda y definitiva razón, es para joder a Flags, jojojo.

11 years 6 months ago

Freeassociated, no sé si te has dado cuenta que los dos únicos que han votado a Loquillo (Pollosaurio y dark), lo han hecho o bien porque jodieron, o bien por joder :D.

Me parecen motivos más que loables para hacerlo 😀

11 years 6 months ago

Pues hete aquí otro que votó por el Loco… Supongo que con algo de jodienda relacionada, jejeje.
Lo cierto es que nunca me entusiasmó, pero Sisa me suena a cantautor clásico… Y mi opinión de los cantautores se encuentra más que próxima a la de un tal Pana que ya sabréis, jejeje.
Además, Loquillo aportó 2 divertidos temas a La Bola de Cristal, y eso también puntúa a favor: :)

11 years 2 months ago

Lastima porque lo tenía hecho pero se perdió al registrarme, bien yo he votado por el Sisa basándome en los recuerdos, es curiosa la memoria me acuerdo de casi todas las letras de los LP¨s Quansevol nit puc sortir el sol y La Galeta Galactica y me recuerda mi adolescencia pues en 1975 tenía 15 años, una razón como cualquier otra pero para mí una época de muy gratos recuerdos, inolvidables.

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