Portada. La irrupción del Punk a mediados de los años 70 del pasado siglo no alteró al principìo el lento declive musical de Liverpool. A diferencia de otras ciudades británicas, como la vecina Manchester o las más populosas Birmingham o Londres, la vieja ciudad industrial del noroeste seguía anclada a los gloriosos recuerdos de los años 60, el Mersey Sound y los Beatles. Los nuevos sonidos que traían el punk primero y la new wave después tardaron un tiempo en introducirse. La renovación musical vendría de un pequeño grupo de artistas surgido de los mismos clubs y que incluso llegaron a coincidir en una mechanical bull for sale banda durante un corto periodo de tiempo: The Crucial Three. Estos tres cruciales (como veremos, la modestia no es precisamente la mejor virtud de alguno de ellos) eran Ian McCulloch, Pete Wylie y Julian Cope. Tras ese fugaz período McCulloch formaría Echo and The Bunnymen, Wylie, Wah Heat! y Cope, The Teardrop Explodes. El renacimiento musical de Liverpool estaba en marcha y tras ellos llegarían otros grupos (OMD, China Crisis, A flock of Seagulls, y muchos más). De todos, el personaje carismático por excelencia del escenario musical liverpooliense fue siempre Julian Cope. Inteligente, brillante, narcisista, con un ego bestial y una rara capacidad para el autobombo,se convirtió muy pronto en una figura de referencia, tan listo y culto como bocazas e incontinente (en una entrevista, tras criticar el consumo de drogas, el periodista, algo cansado, le inquirió: “¿cómo puedes decir tú eso cuando sabemos que te metes de todo?”, a lo que él contestó sin inmutarse, “Sí, pero yo soy Julian”).
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Bueno, hay que reconocer que la música de Julian Cope le exonera de muchos de sus delirios. A mí me interesa sobre todo el Cope de Teardropes Explodes. grupo que solo publicó dos discos, pero, eso sí, excelentes, especialmente el primero, Kilimanjaro (1.980) de infame portada por cierto. Kilimanjaro destaca por ser una colección a priori imposible, pero acertada de pop directo con aires psicodélicos. Como si de unos Police pervertidos se tratase, el grupo enlaza canciones cortas de rítmo anfetamínico (vientos que aparecen de no se sabe dónde, comienzos y finales frecuentemente abruptos, tiempos acelerados), mezcladas con estribillos pegajosos, en los que Cope demuestra su fantástica capacidad vocal, heredera de maestros como Scott Walker o David Bowie. Otro disco estupendo, Wilder (1.981) cerró la trayectoria del grupo.
Con su ego descomunal, estaba claro que Julian Cope intentaría la aventura en solitario. Publicó varios discos espléndidos en los que seguía el estilo de los Teardrop Explodes, con cierta inclinación a dar rienda suelta a algunos experimentos y gustos muy personales (World shut your mouth,, Saint Julian, Peggy,s suicide…). hasta que una crisis personal y su tendencia a la dispersión y el exceso fueron relegándole en la cambiante tramoya de la música inglesa. Pero como es todo un personaje, Cope supo reciclarse. Siguió editando discos, se convirtió en un experto en krautrock (el rock progresivo alemán; tiene una página web muy recomendable), y rock japonés y se aficionó a la arquitectura prehistórica (como suena) publicando un par de best sellers sobre construcciones megalíticas y sus misteriosos significados. En los últimos años parece que se ha relajado bastante, habla poco de sí mismo, no ha mostrado el menor interés en la posible adaptación cinematográfica de su autobiografía (con Rhys Ifans de protagonista) y se limita a hacer la música que le apetece (su último disco se llama Pshychedelic revolution). En resumen, podríamos decir que al fin ha madurado, pero qué queréis que os diga, yo todavía sigo prefiriendo al insoportable y egocéntrico Julian de Kilimanjaro.
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Contraportada. Japan fue siempre un grupo diferente. Formado en 1.974 por cuatro adolescentes londinenses liderados por un quinceañero que se hacía llamar David Sylvian (en realidad, David Alan Batt) en sus inicios fueron etiquetados como un epígono juvenil del glam rock, Bowie y Roxy Music. Cuando estalló el punk Japan quedaron olvidados, habían llegado demasiado tarde. Pero hacia 1.980, el punk y la new wave derivaron hacia otras corrientes, el tecno, los nuevos románticos….y entonces Japan fue rescatado. Es lo que tienen las modas, aunque el grupo de Sylvian tuviera poco que ver con ellas. Malguiados por sabios estrategas del marketing que querían hacer de ellos una especie de Duran Duran “serios” o unos Spandau Ballet “experimentales” cayeron en la tentación y por un tiempo, breve, se disfrazaron con poses interesantes y ropas vaporosas. La salvación vino con Richard Branson y su sello Virgin. Animado por el pelotazo de Human League y su Dare!, el excéntrico magnate dio a Japan plena libertad creativa, y claro está, la aprovecharon. Después de un excelente Gentle take polaroid (1.980) llegó su obra maestra, Tin drum (1981), pero a David Sylvian, una personalidad muy tímida y huraña, la fama recién adquirida no le atraía demasiado y, en plena ola ascendente, disolvió el grupo en 1.982 y comenzó a trabajar en solitario.
Acompañado con frecuencia por talentos tan intensos y, a veces, tan extravagantes, como él (Robert Fripp, Ryuichy Sakamoto, Holger Czukay…la nómina es de impresión). Sylvian ha publicado discos a veces irregulares a veces fascinantes, con altos (Brilliant trees, Secrets of the behive, Manafon...) y bajos (Alchemees, Dead bees on a cake…) pero siempre dentro de un tono de investigación, seriedad y sinceridad jumpers for sale que le ha granjeado un pequeño y selecto grupo de fieles seguidores, pero, claro está, pocas ventas. No le ha importado; un Sylvian insobornable a las convenciones ha apostado siempre por algo distinto, a un disco con influencias del freejazz le seguía otro con música más introspectiva y después otro casi con sonidos ambientales.
Todos estas aventuras musicales las podemos seguir ahora gracias a una antología, imprescindible, publicada en 2012, A victim of stars. 1.982-2.012. A lo largo de 31 temas bien escogidos más un precioso inédito podemos revisar la fascinante trayectoria postJapan del músico británico. Hace poco, una persona muy querida me informó de que su gira de 2012 se frustró por problemas de salud de David (no es la primera vez) y que actualmente vivía recluido en una zona boscosa de Nueva Inglaterra. Da igual, cualquier día nos enteraremos de que David Sylvian ha salido de su refugio, se ha reunido con otro músico tan arriesgado y sorprendente como él y están preparando un nuevo disco. Son los pequeños privilegios de los artistas inclasificables.
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2 Comments on "PORTADA Y CONTRAPORTADA: JULIAN COPE/ DAVID SYLVIAN"
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Yo he votado por Cope, supongo que me van más los ritmos convencionales que la experimentación-introspección. ¿Su 2º tema es precursor de cierto sonido que tomaría The Cure posteriormente, o son deliriums míos?
Por otra parte, no me parece tan horrible la portada del Kilimanjaro. Es que parece que hoy día, en cuanto te limitas a hacer algo sencillo estás muerto…
Y que no se me olvide: me encanta tu sección, Ross.
No, no son delirios tuyos. La portada de “Kilimanjaro” se modificó posteriormente, supongo que influida por un minielepé sacado para el mercado japonés, en el que la cubierta era parecida
Es esta de aquí
El Minielepé contenía la canción que da título al Disco, pero que que no fue incluida al final así como otros inéditos, como este, “Reward”
http://www.youtube.com/watch?v=bmkcKjGyJv8
Muy sesentera en su sonido. Las nuevas ediciones de “Kilimanjaro” en CD, como la que tengo yo, incluyen el mini elepe nipón.