Hola, amigos:

La música fue una parte muy importante de mi adolescencia, supongo que como en la de casi todos. Conforme cumplía años fui apreciando estilos que antes no me gustaban y hoy día procuro ampliar mis horizontes entre lo que se pincha en esta taberna y el 13T. Más de una vez he pensado en contribuir con mi granito de arena a la difusión de todo tipo de música, pero el problema es que comparado con Slumdar, Karma, Panasuzuka, Antonusa y un largo etc. mi cultura musical está en pañales, así que he decidido apostar por la tecnología inversa.

Dándole vueltas a la famosa frase “no sé lo que quiero, pero sé lo que no quiero” he decidido dar varios discos claves, yo creo que imprescindibles, para poder disfrutar de la buena música. Pero no por sus buenas cualidades, sino todo lo contrario. No se puede apreciar lo bueno sin conocer lo malo y por eso he escogido cuidadosamente lo que os voy a ofrecer, de forma que estoy razonablemente seguro de que o bien nunca habéis oído estos discos, o bien lo habéis hecho pero nunca lo vais a reconocer. Hay ejemplos de USA, Europa, Sudamérica y Asia porque he sido incapaz de encontrar música africana lamentable, y solo hay un representante español porque ha sido muy duro encontrar algo más sórdido que la versión de “In the guetto” de “El Príncipe Gitano” o Jose Angel y su super-hit “Madre, soy cristiano homosexual“.

Si seguís adelante con esta entrada vuestras sensaciones serán difícilmente explicables. A veces, pensareis que hay reclamos de cazar patos mas armónicos que lo que estáis oyendo,inflatable obstacle course pero recordad que si llegáis hasta el final de esta valiosa lección podréis disfrutar de la buena música con un placer multiplicado,  y seguramente nunca volváis a encontrar una selección de discos y canciones más sórdida, por lo que podréis respirar tranquilos para siempre en este sentido.

Una advertencia: es necesario aguantar al menos un minuto cada canción para aprovechar como Dios manda el cursillo. Será duro, pero provechoso.

¿Preparados?

Sé que no, pero bueno, vamos allá.

Empezamos con un disco de Navidad procedente de USA de todo menos típico, “Christmas in the Stars“, donde C-3PO y R2-D2 nos deleitan con unos villancicos de la Guerra de las Galaxias. En la portada se puede apreciar que la parte de C-3PO la canta Anthony Daniels, legendario actor que puso la voz del androide afeminado en todas las películas de la serie, y que la de R2-D2 la canta… el propio R2-D2.

Por cierto, si os fijais bien podreis comprobar que Papa Noel está amenazado a punta de pistola por C-3PO y tiene toda la pinta de pensar en el suicidio tirándose al fuego. Quiero pensar que no estaba de acuerdo con lo que se estaba perpetrando y le obligan a participar.

Uno de los villancicos:

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El siguiente “artista” llega de Colombia, se llama Gildardo Montoya, y su disco tiene por nombre “El gitano groserón“. No os dejéis engañar por su apellido y el LP porque no es gitano de verdad, aunque grosero sí que lo es, como podemos ver en la portada. A mí  me parece particularmente desafortunada, porque se me ocurren dos opciones.

La primera es que la sonrisilla de la dama no augura precisamente un tamaño “king size” del miembro. La otra quiero pensar que sólo está en mi mente perversa, pervertida y calenturienta, porque tiene que ver con la preparación de una lluvia dorada, y estoy seguro de que el gitano groserón jamás llegaría tan lejos.

Una de sus canciones, “El trovador del valle“, me parece uno de los ejemplos más válidos que conozco para ilustrar la siguiente aseveración: si Guillermo de Poitiers resucitara, y viese para lo que ha quedado la profesión de trovador, se ahorcaba con una cuerda de su laúd.

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Desde Argentina tenemos al mal llamado “Cuarteto de oro“. En primer lugar porque sólo son dos componentes, en segundo porque el metal que mejor define el valor real de su talento probablemente sea el plomo, que además tiene connotaciones que le vienen al pelo.

Aunque no se tenga la más remota idea de música, en cuanto vemos la portada del disco no presagiamos nada bueno.

Y la canción estrella, que nos habla de un hombre lobo, un lobizón, confirma nuestros peores temores. El aullido del solista nos hace recordar “Lobo hombre en París“, de “La Unión“, con más nostalgia si cabe:

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En este momento ya me cuesta ignorar el zumbido en mis oídos, pero vamos con un artistazo español instalado en el Olimpo de la sordidez: Emilio el Moro. No tiene nada que ver con el excelente vino de Ribera del Duero (Emilio Moro, sin “el“), excepto en que sólo con unas cuantas botellas ingeridas seremos toboggan gonflable capaces de llegar al final del disco. Porque  no penséis que lo de intentar tocar la guitarra soplando como una flauta es una broma, en absoluto. Muestra bien a las claras el talento que atesora para la música este amiguete.

Su versión de “Yellow submarine” seguramente sea una de las razones por las que John Lennon no se ha reencarnado y George Harrison ni siquiera se plantea resucitar, a pesar de su excelso cristianismo y haberle hecho bien la pelota a Dios con su “My sweet lord“.

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Y hablando del todopoderoso, a estas alturas del post me he encomendado a él para poder resistir, aunque dado lo que escribí acerca de su pupilo Abraham se ha limitado a enviarme unos americanos especialistas en música religiosa, “The Faith Tones“, maldita sea.

Y he utilizado expresamente el masculino plural porque no hay Dios que me convenza de que no son tres travestis con peluca.

El trabajo no es precisamente una obra maestra y el título del álbum (traducido “Jesús, úsame“) tiene unas connotaciones sexuales del tipo “aquí te pillo y quiero que me mates” innegables, pero no merecía que un tío llamado JC Parker avanzase un paso más y perpetrase una versión de su tema “Amazing grace“. Pido vuestra colaboración para ayudarme a distinguir cuándo se oye un punteo de guitarra y cuándo le pisan el rabo a un gato:

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No puedo más. En vista de que Dios se niega a darme fuerzas le he pedido a mi inspiración que me recordase algún chiste a ver si me despejo y luego me centro de nuevo.

¿Conoces el de cómo se dice “he llegado al orgasmo” en japonés?

Así:

Aaaaaah… ooooooooh… yattá.

Y precisamente  me he acordado del grupo “Happatai” y su disco “Yatta“, con una portada de CD que nos recuerda a “Full Monty“. Como los asiáticos son más canijos han tenido que poner un escenario más pequeño pero no les falta detalle. Incluso tienen también una pareja de gays, concretamente los dos primeros empezando por la izquierda.

La canción, por desgracia, nos sigue recordando la película pero con nostalgia, y además consigue que valoremos a los “Back Street Boys“, tanto por la coreografía del bailecito como por las voces. Quién me lo iba a decir.

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Apenas tengo fuerzas ya para teclear. No tengo presencia de espíritu suficiente para buscar una foto del álbum de nuestro último amigo, un tipo de la India que se llama Golimar. Su versión de “Thriller“, de Michael Jackson, es todavía mas espeluznante que la original.

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Seguramente la cara de espanto de la chica haya sido el papel más fácil que le haya tocado representar jamás, sólo tenía que dejar fluir sus verdaderos sentimientos acerca de lo que veía. Y el trabajo de casting debió ser intenso para lograr reunir a tanto poliomelítico. Solo así se entiende que bailen de esa manera, y tan conjuntaditos.

A los pocos que habéis llegado hasta aquí, si es que lo ha logrado alguno, enhorabuena. A partir de este momento, incluso El Fary os parecerá cercano a Frank Sinatra. Como quiero dejaros un buen sabor de boca (al fin y al cabo os aprecio mucho) voy a finalizar la entrada en serio, con música de la buena, dos vídeos impresionante de un grupo que enlazaron hace ya algún tiempo en el 13T.

No recuerdo el nombre del wanker. Si alguno lo sabe, o él mismo llega hasta aquí, le ruego que lo ponga en algún comentario porque se ha convertido en uno de mis grupos favoritos y quiero darle las gracias expresamente.

Este grupo se llama “Leahy“, está compuesto por ocho hermanos canadienses, es vuestra recompensa por llegar al final de un post tan duro.

Y estoy seguro de que os va a encantar.

Esta pieza mezcla violines y claqué. La canción se llama “The call to dance“. Sé que suena raro, pero tenéis que verlo.

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Y en esta otra llamada “Novelty act“, la chica hace virguerías con el violín, tocando con el instrumento boca abajo o mientras baila claqué:

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Besos a tod@s.