PRIMERA PARTE
(Publicada el 13-11-2013)
Llevo tiempo defendiendo esta película ante las incesantes críticas de los escépticos que se aferran al pasado. Argumentos nunca les faltan. Encontrar razones para atacar cualquier propuesta cinematográfica es parte del juego de la crítica ya la realicen los profesionales como los meros espectadores. Pero existen evidencias que convierten a la película de James Cameron en una obra incuestionable. En ese reconocimiento no entran los críticos. No les conviene evidentemente.
AVATAR EN LA HISTORIA DEL CINE
La reciente campaña publicitaria de Tele 5 anunciando la emisión de Avatar ha llenado su programación de ya no sólo spots durante el último més sino también de numeros documentales previos a la proyección de la película. Una campaña publicitaria en televisión de estas dimensiones pone en evidencia la grandeza de cualquier película. Esto es irrefutable. De hecho, aunque con la evidente matización de su diferente contexto histórico televisivo, todo este bombardeo propagandístico me ha recordado en cierto modo a la interminable promoción que realizó TVE cuando allá por el año 1986 emitió por primera vez en España la icónica Lo que el viento se llevó.
A día de hoy nadie discute la importancia de Lo que el viento se llevó en la historia del cine. No fue la primera película en color, cuyos orígenes están arraigados desde el mismo nacimiento del arte cinematográfico, pero fue la que representó en toda su dimensión la revolución del Technicolor que se inaguró en 1922 con la pionera El tributo del mar (The Toll of the Sea) de Chester M. Franklin, una recreación de la historia de Madame Butterfly en la época del cine mudo. Sí, tal y como suena. Cine mudo en “perfect natural color“. Podemos discutir si la película de David O. Selznick es un folletín rosa, que su guión está repleto de personajes estereotipados y frases rimbombantes, pero lo que es irremediable para todo cinéfilo es la audacia del verdadero autor de Gone With The Wind, es decir el productor que consiguió con ella cambiar el rumbo del cine que seguía empeñado en realizar películas en blanco y negro porque eran más rentables al ser mucho más económicas.
Para entender el miedo que existía en Hollywood para la plena implantación del technicolor en el cine durante la época de la crisis de los años 30, los años de la II Guerra Mundial y la posguerra nos sive como ejemplo más significativo la filmografía de Michael Curtiz, cuya película Casablanca, la más simbólica de su carrera, fue rodada en blanco y negro en el año 1942 cuatro años después del rodaje de su colorida Robin de los bosques, película que aunque ahora es idolatrada fue en su momento un absoluto fracaso comercial.
Los críticos con Avatar no se detienen a pensar en este efecto fundacional irremisible. Ellos, tan contemporáneos, todavía no han superado los perniciosos síntomas revisionistas deconstructivo-cinematográficos de los Cahiers Du Cinema. Por supuesto hablo de los críticos considerados profesionales, cobren por ello o lo hagan en sus ratos libres, de los que se ven a si mismos como “entendidos en la materia”, de los gafapastas, vamos, de esos zotes que lo son por exceso o defecto formativo. Los antiguos de toda la vida independientemente de su edad. En una palabra, hablo de los habitantes de “Mundo viejuno”, de esos pájaros que sobrevuelan nuestras pantallas y a los que a veces tiene uno que soportar en el asiento de atrás de la sala, en las columnas periodísticas o en cualquier taberna del planeta Tierra.
Realmente la unanimidad tanto de público como de crítica no existe. Siempre aparecen voces discordantes. Y esto no sólo es crompensible, es incluso sano puesto que genera debate. Si he utilizado un tono irónico contra los críticos de la película es como moneda de cambio a su ironía verbal. Se trata de un juego circular que les retorna lo que dan. Pero me resulta realmente paradójica la posición de este tipo de actitud cinéfila que utiliza diferentes varas de medir si se analiza una película de hace 50 años o una de relativamente reciente. Y a eso es a lo que me refiero que sucede con Avatar, algo que por otra parte sucede repetidamente en la historia del cine cuando surge una película que supone a partir de ella la transformación de toda la creación cinematográfica. De ahí el ejemplo de Lo que el viento se llevó, que también fue vapuleada en su estreno y calificada de “infantil”, “estereotipada”, “tersivergada” y “folletín”. Obviamente con el paso de los años lo evidente se convierte en icono cultural. Por ello su simple paso televisivo se convierte en todo un acontecimiento de nuevo. Como Avatar estos días.
EL IMPACTO AVATAR
Para captar la transcendencia de esta película hemos de recordar que ha sido la única en lograr un hito que no ha sido valorado en su magnitud al no existir precedentes. Avatar es la única película que ha sido comercializada en DVD mientras era proyectada en las salas de cine. Algo realmente inaudito y de lo que ya hablé en mi réplica a Nojavino en el primer artículo que publicamos sobre la cinta de James Cameron.
Tras cinco meses en las salas de cine arrasando en taquilla llega la primera versión en DVD de Avatar. Rápidamente ripeada se multiplican las copias de un pc a otro través de descargas. Pero Avatar sigue en nuestras salas. Avatar como cine puro, como experiencia colectiva, sigue batiendo récords. Por ejemplo, aquí en Valencia sigue proyectándose en la Sala Lys, el más céntrico y posiblemente el mejor multicine de la ciudad, y en los cines Kinépolis que son las mejores multisalas de los centros comerciales del extra-radio. Una película con estos registros en la era del pirateo masivo y, en una época donde el cine se consume con una rapidez asombrosa donde lo nuevo se convierte en obsoleto a las pocas semanas de su estreno, demuestra la magnitud de la propuesta.
Avatar 3D vs Avatar 2D. Avatar compite contra si misma. En diferentes formatos. Es tan avanzada la propuesta que Cameron deja su versión original en los cines mientras los piratas y los acomodados pueden disfrutar de su obra en el sofá en versión 2D. La apuesta Avatar es tan elevada que reproduce un círculo repetido contantemente en el cine. Apareció la TV en blanco y negro y en el cine se podía ver el color. Surgio la TV en color y en el cine el color era en cinemascope. Avatar no puede emitirse en 3d en nuestros televisores de plasma o LCD. El cine es su lugar. Sólo por eso Avatar está en el Olimpo de la historia del cine. Es un hito. Y el desarrollo de su propuesta la encumbrará como tal. Atentos al desarrolo técnico de la TV. (Flagrant, Avatar en el sofá publicado en The Golden Cáster)
La velocidad de vértigo de la industría tecnológica ha provocado que ciertas profecías tengan escasa duración. Poco han tardado las empresas de televisores en lanzar al mercado aparatos que reproducen imágenes tridimensionales. Y así, ya se ha comercializado en Blu-ray la película en 3D para su consumo en casa, e incluso, al año de su proyección se reestrenó en el cine con 9 minutos extra. Todo ello como fruto de la avidez de los espectadores cinematográficos, de la imparable demanda . Alguno podrá recordarme un precedente similar. Efectivamente, El silencio de los corderos de Jonathan Demme. Otra película mítica que fue reestrenada en cine cuando ya se había comercializado en el antiguo formato casero VHS. Pero existe una diferencia sustancial. La pelicula del fascinante doctor Lecter se reestrenó en cine tras su éxito en la gala de los Oscars en la que ganó los cinco grandes premios (película, guión en la modalidad de adaptado, director, actor y actriz). Ello provocó una lógico relanzamiento comercial que ha venido siendo habitual en aquellas películas triunfadoras en la gala de la Academia de Hollywood que fueron estrenadas a principio de año y ya habían agotado su carrera comercial en las salas.
Avatar ha cambiado el mundo. Ha modificado nuestra visión, nuestra mirada, nuestros ojos humanos. Ha sido la puntilla definitiva al formato gráfico bidimensional. Ha provocado la avalancha del 3D llegando al extremo de re-concebir en tres dimensiones películas inicialmente grabadas en 2D y por ello la película de Cameron se ha constituido en todo un paradigma cinematográfico contemporáneo. Pero a pesar de ello aún podemos escuchar voces que se empecinan en ataques preventivos y alegatos beligerantes que se formulan bajo la óptica del racista concepto “azul pitufo”. Nivel crítico realmente bochornoso, pero estos son los argumentos, las etiquetas utilizadas y que podríamos catalogar con los términos recurrentes de “infatilismo colorido”, “personajes estereotipados”, “trama insustancial”, etc. Como podréis comprobar la historia se repite, lo que yo siempre he denominado como “círculos”. Este tipo de calificativos suelen emplearse a coinciencia para ridiculizar las películas que triunfan comercialmente desde el mismo día de su estreno y muestran únicamente la hipocresia vacua de cierta crítica puesto que yo sepa el cine se ha construido a partir de una industria cuyo objetivo central es el éxito en taquilla.
…se podría pensar que en Avatar la espectacularidad técnica es inversamente proporcional a su elementalidad dramática. Quizá nunca hubo tantos recursos económicos, tanto despliegue material, tanto talento, incluso, al servicio de tan poca sustancia… Los momentos puramente de acción lucen irreprochables, todo lo demás en cambio parece más bien vulgar, pedestre, incluso cursi”. (Luciano Monteagudo, La corrección política más básica publicado en Página/12 Espectáculos, 2010)
Cameron revoluciona el cine (…) como un mal holograma, casi como un recortable de los niños de hace 50 años. (…) ¿Quién se acuerda hoy de El cantor de jazz, La feria de las vanidades o La túnica sagrada, más allá de su carácter primigenio? El cine lo revolucionaron los hermanos Marx, Hitchcock, John Ford, los neorrealistas, los autores de la nouvelle vague… Ninguno era técnico. Eran artistas. (…) Avatar contiene una metáfora contra la invasión de territorios y civilizaciones ajenos, explicitada en dos chistes malos sobre la guerra preventiva. Avatar cuenta una historia de amor interracial con cursilería de folletín. (…) Si éste es el camino que va a llevar el cine a partir de ahora, que lo paren, que yo me bajo. (Javier Ocaña, La involución artística publicado en El País)
Pues, chico, bájate. La historia del cine no notará tu ausencia. Resulta ciertamente desoladora la escasa profundidad analítica y la ceguera visual de nuestra crítica. Dejà vu. “Folletín” blablabla. ¿Y qué es Lo que el viento se llevo? ¿Filosofía pura? ¿Y me las comparas con El cantor de jazz o La túnica sagrada? ¿Que tienen que ver? ¿Cuál es su similitud, su paralelismo? Porque que yo sepa las que se citan son pioneras en el cine sonoro y en Cinemascope respectivamente pero Avatar no lo es en tres dimensiones.
Antes que Avatar ha existido muchas películas en 3D. Por ejemplo meses antes de ver en cine el planeta Pandora pudimos degustar la maravillosa Coraline, película de animación de Henri Selick, glorioso creador y otrora colaborador de Tim Burton en la década de los 90. Incluso las mismísimas Hannah Montana y Miley Cyrus, el pollito Oakey Oak de Chicken Little o el abuelete de Up estreneron película en RealD antes de la llegada de Jake Sully al universo Na’vi. Y creo absolutamente innecesario recordar otros formatos tridimensionales en el cine como el IMAX o las famosas gafas anaglíticas de lente roja y azul porque son suficientemente conocidos.
Avatar no es pionera, es algo más que una película en 3D. Supone el punto de inflexión del cine actual. Se trata de una película primigenia, originaria que además ha transformado definitivamente el lenguaje artístico, la concepción visual tanto del emisor como del receptor. Ha significado un vuelco de la creación cultural en su conjunto. Y esto es incuestionable. De ahí su relevancia. Pero llegados a este punto podéis pensar que mi análisis sólo habla de su contexto histórico. Y no os falta razón. ¿Es ello suficiente? Y os respondo rápido. ¿Os parece poco?
NOS VEMOS MAÑANA
Y para el cerrar el círculo histórico repetiré la fórmula de su estreno televisivo en España que ha fraccionado su proyección en dos días consecutivos para rentabilizar al máximo la audiencia y la inserción publicitaria. Por tanto, mañana disertaré sobre su simbología y lenguaje cinematográfico. Y de momento os ahorro los spoilers, porque aunque su pase por televisión se trata de una reproducción castrada al no emitirse en 3D os la recomiendo ciegamente, aunque sea sólo a trozos.
Te veo.
I See You (James Horner). Piano Cover by Tom Bury
SEGUNDA PARTE
(ATENCIÓN: Spoilers. Las imágenes insertadas son interactivas usando el ratón.)
“UNA VIDA TERMINA Y COMIENZA OTRA”
“Una vida termina y comienza otra”. Con esta sentencia empieza el viaje al fantástico mundo de Pandora. Para muchos, quizá cegados por el espectacular aspecto formal, su deslumbrante colorido y despliege técnico, se trata de una película hueca de contenido. Siempre ha existido esa actitud crítica amante de la sobriedad y de la obra artesana. Ante una película como esta no extraña que aparezcan los amantes del consumo con moderación para censurar que el perjudicial efecto de Avatar es que la forma se impone al contenido. Pero resulta que ahí precisamente es donde reside la clave de la propia película. La esencia de Avatar es que tanto forma como contenido son lo mismo, una vida nueva.
Efectivamente, en el cine existe un antes y un después de Avatar. Un cine termina y comienza otro. Y por ello estamos hablando de una pelicula que transciende más allá de sus innegables cualidades artísticas que nadie discute. No hace falta regresar al futuro para adivinar que la sentencia que pronuncia el personaje de Jake Sully en la primera escena es una profecía cumplida como he argumentado en los apartados anteriores. Sentencia por tanto con todas las de la ley.
Realmente resulta sorprendente e insólita la capacidad de esta película para mostrar el paralelismo simbólico de la historia del cine con el de su propia trama argumental porque al mismo tiempo que asistimos a la llegada de un nuevo paradigma cinematográfico presenciamos el nacimiento de un hombre nuevo. En su momento hubo otras películas que marcaron también un cambio de rumbo en la creación cinematográfica, pero ninguna de ellas lo hizo con la contundencia argumental que lo ha hecho Avatar. Ni El cantor de jazz de Alan Crosland en el cine sonoro, ni en el cine a todo color Lo que el viento se llevó o El mago de Oz de Victor Fleming, con la que podríamos de forma superflua ver más similitudes con la obra de Cameron, contienen aspectos simbólicos de la profundidad de los que podemos observar en Avatar. Quizá la soberbia Amanecer de Murnau se aprecia algo similar, pero en su caso es un significado paradójicamente crepuscular. Amanecer es una película muda pero formalmente fue estrenada como la primera película sonora de la Fox al incorporársele el sistema Symphonic Movitone que incluía su propia banda sonora y algunos efectos de sonido. Como podéis comprobar en el cártel del Ciné Doré de la época de la película de Murnau se anunciaba que iniciaba “una nueva era en el universo silencioso”. Pero confundían el principio con el final. Amanecer fue el glorioso epitafio del universo mudo del que todavía quedaban por ver extraordinarios cantos de cisne.
Esta constante referencia al renacimiento está presente a lo largo de la película de Cameron. No es casual el parecido entre la cámara de incineración con la de la maquina de conexión y control de los avatares. Toda la película es un círculo perpetuo de una vida que es un sueño eterno. “Yo era un guerrero que soñaba con traer la paz, pero tarde o temprano, siempre hay que despertar”. Los sueños se convierten en tránsitos de muerte para despertar en una nueva realidad, que no es estrictamente alternativa porque todo form parte del mismo ciclo vital.
No es Avatar una película que se construye con un mecanismo tan simple como el de un discurso maniqueista como algunos creen ver. No se trata tanto de buenos y malos como una primera lectura da a entender, sino de algo más complejo que es la base filosófica de la propia cinta, la interconexión de todos los seres vivos. Porque “nada termina si yo sigo respirando” y las relaciones se realimentan sin cesar.
Pandora puede ser un infierno donde morir como lo califica el Coronel Quaritch o el paraiso perdido como lo ve el marine Lázaro de Jake Sully. Era inevitable por ello que la película, sin tropezar en el error del bucle, se cerrara de forma perfecta como un círculo que se abre. Empieza con unos ojos que despiertan a una realidad y termina con otros ojos, pero del mismo sujeto, que se abren en otra realidad.
“Todo es al revés ahora: lo de allí es el mundo real y lo de aquí es un sueño”
“Nadie te puede enseñar a ver” nos enseña Nay’tyri y es cierto. Otro de los paralelismos que saltan a la vista en Avatar pero que muchos no ven es la gran invalidez del cuerpo humano. Algunos planos son tremendamente reveladores como el que os adjunto aquí al lado. En principio podemos creer que existe sólo un personaje inválido, Jake Sully. Pero, ¿no lo es acaso el coronel?, ¿no lo son todos los humanos condenados a vivir encadenados a maquinas que los mantienen con su vida? Este, aunque puede parecer didáctico, es uno de los grandes aciertos del personaje de Sully. Pone en evidencia el hecho de la impotencia de una realidad que no nos satisface como seres vivos. La invalidez de Sully que lo es por ser inútil a la sociedad no se redime cuando encuentra su lugar en la maquinaria humana. Por esto la grandiosa secuencia de sus primeras sensaciones como avatar es absolutamente cautivadora y emocionante. La fuerza simbólica de sus primeros pasos la sentimos como una verdadera liberación cuando los dedos de sus pies se hunden en la tierra. Pandora en ese mismo instante se convierte en algo más que un sueño, en el cielo en la tierra, el deseo satisfecho. Y justo en ese momento Sully muerde una fruta de la flora de Pandora que le lanza el personaje de Sigourney Weaver. Tenemos la vista, el tacto gracias a ese 3d prodigioso y ahora el sabor con la particular recreación de la manzana bíblica cuyo paralelismo simbólico es más que evidente en esta secuencia. Pandora es el paraiso perdido.
Y a partir de aquí “todo es al revés ahora: lo de allí es el mundo real” y por eso durante la proyección en la sala del cine alargábamos la mano para tocar las mismas plantas que estaba descubriendo maravillado Jake Sully. Cameron había conseguido literalmente meternos dentro de la película. Y este es otro de los ejes primordiales de la película, un nuevo círculo. Con Avatar el espectador cinematográfico que no vivió el nacimiento del cine ha vuelto a experimentar la sensación de que lo virtual es real. Avatar supone La llegada del tren de los Lumière del siglo XXI. Tal fue la impresión de realidad que provocó el nacimiento del cine en los espectadores que cuando se proyectaba en las pantallas la cinta de los Lumière muchos de ellos hubían de sus sillas creyendo que iban a ser arrollados. Esta experiencia vital ha renacido con la creación, nacimiento y descubrimiento de universo ficticio de Pandora. Comprobamos una vez más que Avatar es una incesante reconexión de pasado y futuro, de realidad y ficción, que se experimentan en un mismo plano y con la creencia de ser una verdad empírica que no podemos negar porque la vemos y la vivimos. Y esto sucede a ambos lados de la pantalla, tanto a los personajes humanos de la película que interactúan como avatares omaticaya modificados geneticamente como a los espectadores, también humanos, que han traspasado la pantalla sintiendo estar inmersos y rodeados por los espíritus del bosque. Este juego de espejos es algo mágico que escasas veces se ha vivido en la historia del cine y por ello debemos sentirnos afortunados de haber contemplado en directo el nuevo nacimiento del cine.
“La riqueza de este mundo no está en el suelo, está en todo el entorno”
Uno de los temas recurrentes en la historia del arte es la creación de universos ficticios. La reciente trilogía cinematográfica de Peter Jackson basada en El Señor de los Anillos de Tolkien es uno de los ejemplos más significativos. Otros mundos fantásticos creados en el cine son los de las sagas de La Guerra de las galaxias de George Lucas y Alien de Dan O’Bannon. Antes cité la fabulosa Mago de Oz de Victor Fleming. Otra fabulación fantástica. Volvamos a ella. Fleming para acentuar la diferenciación entre sueño y realidad, entre fantasía y verdad, utiliza el recurso del cromatismo. Así, la representación de realidad se tiñe de blanco y negro y la de la fantasía de un technicolor deslumbrante. Aunque ahora nos pueda resultar paradójico y extraño que la realidad sea fotografiada en blanco y negro y el sueño lo sea a todo color hemos de contextualizar y entender la fuerza de la simbología inherente. En la época lo extraordinario era rodar en color. Cine, incluido el documental, fotografia y prensa representaban el mundo en blanco y negro. El color era territorio propicio para la fantasía y en buena logica para los sueños de Dorothy. La fantasía no deja de ser una idealización de nuestra cotidianidad. Y ese mismo ejercicio lo realiza la misma Dorothy cuando sueña en el reino del mago de Oz.
Y aunque “ya no estamos en Kansas”, Dorothy y los tiempos han cambiado, James Cameron realiza un ejercicio cromático que si bien no es idéntico al ejecutado en el Mago de Oz puesto que el blanco y negro está prácticamente desterrado del cine de grandes producciones sí es bastante similar. El mundo avatar es de un colorido desbordante. Incluso en horario nocturno los bosques se transforman en deslumbrantes paisajes fotolumínicos parecidos a la ciudad de Las Vegas con sus millones de luces, leds y neones. En cambio todo lo que rodea al hombre adquiere tonalidades monocromáticas de marcado acento grisáceo. Ahora bien, si Dorothy en su colorido sueño caracteriza a familiares y vecinos con formas propias de la fábula inversa donde las personas se animalizan, en Avatar es el protagonista Jake Sully quien a través del mecanismo avatar se animaliza hasta convertirse en un miembro de los Omaticaya hasta el punto de convertir su ser humano en el verdadero sueño. De este modo la fórmula del “todo ha sido un sueño” transmuta en la película de Cameron en un “todo es un sueño”. Antes y después. Todo es un sueño. Esta vuelta de tuerca de la ecuación lógica que se realiza en Avatar plasma al mundo de Pandora como el país de las maravillas de nuestra época. Un mundo idealizado donde el clan vive en armonia con su entorno y ha sido liberado de la devastadora opresión de la tecnología que convierte a sus usuarios en esclavos de sus limitaciones. En Pandora, que simboliza a la Madre Tierra idealizada, no son necesarios aparatos aeronáuticos para volar.
“Tu espíritu se va con Eywa, tu cuerpo se queda para formar parte del pueblo”
Siendo en apariencia una película con rasgos profundamente espirituales se detecta en ella un sustrato ideológico claramente libertario. Quizá este aspecto sea el más evidente de los analizados hasta aquí. Su declarado y manifiesto anticolonialismo salta a la vista incluso para aquellos que se contentan con lo más superficial del guión. Pero, desde mi punto de vista esto no es más que el cascarón de la trama bajo el que se puede apreciar una obra verdaderamente compleja que realiza un ataque al individualismo mucho más contundente y demoledor. Avatar no solo es un canto al triunfo del colectivo, sino también del clan que integra a los despojos de la sociedad industrial y militar.
En el universo de Pandora Jake Sully es un avatar, una especie de zombie, en definitiva un mero objeto, pero cuyos actos lo dotan de significado por lo que deja de ser un cuerpo inerte y sin alma, es decir sin propia conciencia. Lo realmente novedoso, a diferencia de otros personajes análogos de la historia del cine, reside en las connotaciones de su toma de conciencia. Así, por ejemplo, mientras el teniente suicida interpretado por Kevin Costner en Bailando con lobos, que sirve de inspiración declarada por el propio Cameron, sufre un proceso de aculturación como consecuencia de su soledad, el marine Jake Sully es aculturado durante el doble juego de infiltrarse entre los aborígenes que se genera por las estrategias contrapuestas del Coronel Miles y la doctora Grace. Ese proceso con doble cara que es por un lado de infiltración y por el otro de aprendizaje lo debe realizar obligatoriamente con otro cuerpo, el de su avatar. Y es ahí donde surge la toma de conciencia. Sully ya no es un humano. Sully, cada vez que despierta en Pandora, renace con otros ojos, otros pies, otras manos, otra boca… con todos los sentidos. Es lógico pues que también acabe adquiriendo otra voz y otro pensamiento. Sully es víctima de un síndrome de Estocolmo inverso. Él se apropia de un nuevo cuerpo que a su vez lo somete a su propia identidad. Por tanto, la resolución de la impostura de Jake Sully como Omaticaya no se soluciona únicamente porque se enamora de una na’vi, esto es consecuencia lógica y mecánica del comportamiento sexual de cualquier especie, sino más bien porque como bien apunta el mismo coronel Miles “¿te encuentras una cola nativa y olvidas por completo cuál es tu clan?”. Es decir, y redundando en la idea central que quiero resaltar, Jake vive como na’vi y su realidad como humano se torna su virtualidad. Por ello la historia paralela de esa cola simbolicamente erótica es simplemente parte de la superficie del guión.
Esa cola significa mucho más. No es un mero órgano reproductor. La cola sirve como usb de los nativos, como cable conductor de comunicaciones que interconecta a todos los seres vivos del planeta para establecer flujos de reciprocidad. El shahaylu, el vínculo que se establece a partir de las conexiones neuronales de sus coletas,es el particular cable ethernet que sirve tanto para comunicaciones privadas como públicas como se representa en las rituales escenas de las imágenes anexas de la izquierda. En última instancia toda esta biología simboliza claramente nuestra actual sociedad de las comunicaciones con los universos que se crean a partir de las redes sociales. En ese sentido resulta más que incuestionable el carácter metafórico del universo na’vi. Del mismo modo la película contrapone dos tipos de comunicaciones. Las que se realizan en un ambiente de libertad y aquellas que están controladas por las corporaciones y la industria vulnerando la provacidad del individuo. Esta denuncia se hace patente y explícita en la escena que el omaticaya Sully destroza las cámaras de la excavadora que está arrasando el bosque donde plácidamente dormían los dos amantes que previamente habían establecido una conexión privada. Precisamente esta escena es la que marca el inicio de la toma de conciencia de Sully de forma activa como omaticaya. Y no es casual que el sea quien inicie esta revuelta puesto que es él el personaje central sobre el que gira toda esta simbología. Él es humano, un guerrero. Como él mismo dice: “No existen los ex marines. Puedes dejar el cuerpo, pero no la actitud”. Y por tanto anque ahora tenga otro cuerpo no tiene otra actitud. En consecuencia su toma de conciencia como omaticaya es el detonante de su rechazo del sistema comunicativo invasor de la corporación RDA.
He leido críticas sobre su personaje por considerarlo “etnocéntrico” puesto que es un humano quien inicia y lidera la lucha aborigen. Este tipo de crítica no capta el mensaje y la esencia metafórica que comento. Avatar no trata de aborígenes contra humanos como se evidencia en todas las referencias simbólicas, figuras alegóricas y metafóricas que estoy mostrando en este artículo. Sin su personaje no funcionaría la metáfora que explica que el planeta Pandora y los na’vi son simplemente una representación simbólica del ser humano. Sully es vital para conseguir esta empatía, para comprender que los omaticaya somos todos y que si aceptamos el control de la industria sobre la libertad humana nos convertimos en piezas de un mecanismo social que nos destina el papel de inválidos a partir dell momento que nuestra utilidad no sirve para sus objetivos. Sully, en realidad, tiene la función y el rol de un etnólogo bidireccional porque aprende y nos enseña la cultura na’vi y a la vez nos lanza mensajes para entender a la “gente del cielo” que piensa que “puede coger lo que quiera, y nadie se lo impedirá”. Cuando Sully grita: “la Gente del cielo no puede llevarse lo que les dé la gana. Ésta, ¡¡es nuestra tierra!!” se erige como el libertador na’vi en primer plano, pero en el fondo es un humano hablándole a espectadores humanos. Pandora es nuestra tierra y aquellos que se creen dioses, los hombres del cielo, los que dictaminan quienes conforman el eje del mal, los que nos previenen de la guerra lanzando bombas inteligentes, los que construyen castillos en el aire deben bajar de las nubes para no perderse en el cloudcomputing, para reencontrarse con el árbol madre, con sus raices humanas y no con sus extensiones tecnológicas cada vez más predadoras y que únicamente sirven para alimentar una industria destructiva de nuestro hábitat.
“Señoras y señores, ya no están en Kansas. Están en Pandora”
El trabajo artístico de Avatar es sencillamente descomunal. Tan apabullante es la realización técnica de la película y espectacular su resultado que en este plano existe práctica unanimidad. Así se le reconoció en la Gala de los Óscars de Hollywood al otorgarle de las nueve candidaturas que acumulaba los premios de mejor fotografía, diseño de producción y efectos visuales. Sin entrar en la polémica sobre el galardón de mejor película del año que protagonizó el productor de En Tierra Hostil, curiosamente dirigida por la ex-mujer de Cameron, considero que la Academia ha cometido otro de esos errores tan sonados a los que nos tiene acostumbrados. En cambio no tuvo ningún reparo la Asociación de la prensa extranjera de Hollywood en premiar tanto a James Camerón con los Globos de Oro al mejor director y mejor película dramática. Quizá porque entre sus galardones no se incluyen toda esa pedrea de premios que sirven para contentar a todos y que en el caso de la Academia de Hollywood se utilizan como premio de consolación para aquellas películas cuyos aspectos técnicos son imprescindibles y preponderantes para la construcción de la historia como es el caso del cine de fantasía y ciencia ficción. Por ello películas como 2001: Una odisea en el espacio, La guerra de las galaxias, Blade Runner, Alien, E.T., o Matrix por citar algunas de las más relevantes han sido constantemente relegadas a premios técnicos. Existe un cierto complejo asociado a este hecho. Parece que premiar una película de excesiva complejidad técnica es un poco tabú porque reduce el número de rivales. Pero visto desde una óptica más global se ha de entender que dirigir una obra de las dimensiones de Avatar es una labor titánica. No obstante, tampoco se puede quejar Cameron puesto que ya le fue reconocido este aspecto con su monumental Titanic. Además este tipo de películas colosales no necesitan publicidad ni galardones para convertirse en míticas e iconos culturales.
El marcado carácter orgánico de Avatar es innegable con su detallada descripción visual de flora y fauna y en las que sin duda se pueden apreciar claras reminiscencias de la obra de Miyazaki La princesa Mononoke. Pero este aspecto orgánico incluso afecta a su narrativa cinematográfica. Estamos contemplando la muerte y resurrección de un hombre nuevo y por ende la película se gesta como si de un cuerpo se tratara. Al principio el parto, el despertar de Sully que se autocalifica de “bulto” y abre los ojos mientras flota como si estuviera en el útero materno. Y conforme se va desarrollando la película se subrayan en diferentes escenas las extremidades, pies, manos, incluso el corazón de ese “bebé que hace ruido y no sabe como hacer”. Cameron, para cortarnos la respiracion, se reserva los pulmones para el final con su propia reinterpretacion de la iconografía cristiana mediante esa imagen de la Pietà Naytiri sosteniendo en sus brazos al agonizante salvador al que le falta el aire.
Y, como un círculo perfecto, termina con el renacimiento de Sully, sus ojos que se abren para dejar de ser “otro bulto al que le toca un destino del que va a arrepentirse” mirándonos fijamente porque el punto de vista de la cámara se situa en la mirada de Naytiri con lo que se establece claramente al espectador como receptor y su identificación como sujeto omaticaya. Pero con un detalle realmente precioso y sobrecogedor que a muchos le pasa desapercibido, una mano en su mejilla, porque “los Na’vi dicen que toda persona nace dos veces, la segunda vez es cuando te ganas un lugar entre el pueblo para siempre.” ¿Puede existir mejor final que una caricia y no un golpe?
Señoras y señores, ya no están ustedes en un cine de dos dimensiones, esto es Avatar.
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42 Comments on "AVATAR WITH FLAGS"
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Audiencia
AVATAR: hasta 6.250.000
PANICO EN EL TUNEL:6.370.000 televidentes en La 1.
¿Traumas infantiles con pitufos azules? Y yo que me tenía por un buen autopsicólogo… Igual es que el tamaño de las tetas me ha impedido ver el bosque de los elfos. El hecho de que viera a los pitufos evolucionados de Avatar en los trailers e intuyese (equivocadamente) que la peli no me iba a gustar nada… ¿Explica esto? Creo que podríais efectuar el costoso ejercicio de quitaros tooodas las gafas esas que tenéis rodando por la mesita (las de pasta, las de 3D y algún otro artilugio erótico de por ahí) y probar a ver la primera media hora… Read more »
Pues coincido más o menos con lo que ha dicho dark. Yo fui a verla al cine en 3D y quedé encantado con la experiencia visual, sin duda merecía la pena ir al cine y gastarse las perras de más por disfrutarla en su máxima expresión. Sin embargo analizándola bien quedan al descubierto carencias artísticas importantes. Se estrenó en la época que escribía en Nosolofutbol y alli la analizamos largo y tendido. Todos estábamos de acuerdo en el espectáculo visual pero que el guion era demasiado sencillo y nada original. Todos le sacamos un parecido muy evidente a alguna película… Read more »
A ver… Es que es una buena pelicula, impecablemente dirigida por un señor director que sabe sacar partido de cualquier churro de guión y al que le encanta que las pelis queden estupendamente desde el punto de vista técnico.
¿Podia haber sido mucho mejor con un buen equipo de guionistas? Pues sí. Eso no quita que sea un buen espectaculo en 3d, y, supongo, en 2d para quien no lo haya visto en 3d.
Lo de telecirco de partirla en 2 es de juzgado de guardia, en serio.
flags, he tenido que parar de leer tu artículo, porque ese experimento tuyo de sazonar el texto con imágenes en archivos gif, me han vuelto loco la vista (por lo menos en la pantalla del iPad) distrae mucho la lectura tanta imagen en movimiento, la vista cuando lee con atención necesita eso atención y con tanto gif animado es imposible.
veré sí en una computadora puedo retomar la lectura?
no podido leer tu “crítica” sobre la película decido al problema visual que tu post visualmente más sobrecargado que Rococó provoca en la visión del lector. Sí, he leído los comentarios de los compañeros de taberna y en base a ellos y a tus réplicas, puedo añadir.. Avatar, técnicamente es una gran película (falso que las televisiones en 3d se benefician de la película, sería en España, porque en este lado del Charco las televisiones en 3D se vendían como reclamo de películas animadas infantiles, nunca vi una televisión 3D en una tienda usando Avatar como reclamo para su compra).… Read more »
Carlos: aquí te dejo el texto sin imágenes. Puedes luego mirarlas en el post puesto que sirven para constatar todo lo que argumento en el artículo. SEGUNDA PARTE (ATENCIÓN: Spoilers) “UNA VIDA TERMINA Y COMIENZA OTRA” “Una vida termina y comienza otra”. Con esta sentencia empieza el viaje al fantástico mundo de Pandora. Para muchos, quizá cegados por el espectacular aspecto formal, su deslumbrante colorido y despliege técnico, se trata de una película hueca de contenido. Siempre ha existido esa actitud crítica amante de la sobriedad y de la obra artesana. Ante una película como esta no extraña que aparezcan… Read more »
Carlos, con respecto a tus apreciaciones he de decir que deberías leer el artículo. 1. En ningún mmento digo que se utilice a Avatar como reclamo para la venta de televisiones en 3d, sino que el arrollador éxito de la película ha generado en la industria el pistoletazo para su comercialiación. 2. “El cine 3D ya estaba experimentando un crecimiento grande que Avatar aprovecha con nuevas nuevas formas de grabar en 3D aportando grandes avances técnicos”. Efectivamente. No entendo esta objeción. Precisamente en el post afirmo que en absoluto es la película pionera citando las películas históricas que la preceden… Read more »
Creo que hay excesivos gif animados, que en si no son malos, pero si estas leyendo más de una imagen moviendose a la vez distrae. Deberías espaciarlos con imagenes fijas. Por ejemplo, los primeros ojos (imprescindible), una sola de las dos de los pies, la de riqueza y avaricia (imprescindible), la del dragón y la final de los ojos para cerrar el círculo. Sobre la película y la comparación con Lo que el viento se llevó, creo que esta última tiene más capacidad de sorpresa en su guion estereotipado. Y tiene una escena final increible que redime todo posible error… Read more »
De las referencias que he utilizado en el artículo estáis comentando mucho la comparación con “Lo que el vieto se llevó”. Mi intención en ningún momento ha sido valorar cual es mejor o peor, aunque podéis imaginar cual prefiero. La comparación la hice para contextualizar la importancia de ambas producciones y mostrar su significado en la historia del cine. Es un ejercicio que creo necesario puesto que la perspectiva de ambas nos hace perder muchos detalles. Hoy en día “Lo que el viento se llevó” es considerada unánimemente como mítica. No hay debate. Pero lo hubo y tuvo sus duras… Read more »