31. El arte del lanzamiento a canasta
En la entrevista conjunta a Bobby Knight y Mike Krzyzewski que enlazaba Vialegre en uno de sus comentarios en la entrada anterior de esta sección (26-30), hay una reflexión de ambos que me interesó especialmente. En un momento de la conversación, ‘Coach K’ comenta que el valor de la posesión del balón, que el valor de cada tiro era algo que se había perdido en el baloncesto de hoy en día. Pocos días después, en el programa de Radio Marca ‘Planeta Eurosport’, Messina incidía en la misma cuestión. Es un tema que me intriga desde hace tiempo.
La verdad es que nunca he sabido qué bando elegir, o si hay que elegir bando. Si cada tiro debe ser cuidado como el tesoro más preciado o debe ser regalado con profusión. Si la mayor muestra de devoción es procurarle el momento oportuno y el espacio perfecto, o por el contrario, liberarlo de ataduras. Porque tan frustrante es la sucesión inopinada de lanzamientos como la selección de tiro desesperadamente rígida. Lo que sí tengo claro es que me resulta imposible escapar a la fascinación hipnótica que me produce el vuelo del balón y el sonido del contacto con la red.
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Del mismo modo que la intensidad del brillo de un diamante depende de la perfección de su estructura cristalográfica, o la belleza del rostro de una persona de la armonía y simetría de sus facciones, un lanzamiento precioso es el resultado del correcto equilibrio entre los parámentros que intervienen en su ejecución. El arte del tiro es el arte de la perfección.
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(Ray Allen utiliza en sus sesiones de tiro un ejercicio que llama ‘más uno, menos dos’. Consiste en sumar un punto por cada enceste y restar dos por cada fallo. El objetivo es llegar a 10. Eso sí, en el momento en que se acumula un -10, has perdido. El ejercicio es exigente porque llegar a 10 supone moverse en porcentajes cercanos al 90%. Para un tirador de menor categoría, permanecer en cifras positivas ya es un buen logro)
32. ‘Fatiga del material’ (II)
En el número 1307 de la revista Gigantes del basket aparece un artículo muy pertinente de Pepe Laso donde reflexiona sobre algunos aspectos de la realidad del baloncesto español.
Laso escribe que ”la ACB ha crecido en sabiduría organizativa, en conocimiento del entorno europeo, sigue siendo de largo la mejor competición en todas las parcelas que dan seriedad a una competición, arbitrajes, comportamiento del público, en definitiva, madurez”. Manifiesta que, a pesar de asuntos ”como los concursos de acreedores de algunos clubes, o el divorcio interno de los socios tras el abandono de los cuatro grandes por intereses europeos, yo mantengo que en el futuro inmediato lo más preocupante es la carencia de jugadores comprometidos y con sólidas raíces locales”. En otro momento del artículo escribe que ”el 80% de los jugadores foráneos que nos llegan aportan muy poco. El dinero de que disponemos no sirve para competir en el mercado europeo” y que ”los grandes talentos foráneos que engrandecían nuestros equipos han pasado a ser jugadores de segundo nivel, en muchos casos veteranos en declive”. Se muestra contrario al sistema del cupo de jugadores nacionales en vigor y dice que hay que ”volver al jugador de casa, pero nunca como imposición sino como filosofía de futuro”.
Estoy de acuerdo con la mayoría de las cosas que dice Laso, pero siempre he tenido la sensación de que a veces no somos conscientes de lo mucho que ha cambiado el panorama del baloncesto mundial y las dificultades que supone gestionar una liga como la ACB en estos momentos. Es indudable que los gestores de la liga han perdido, con el paso de los años, impulso y vigor, pero no es menos cierto que el baloncesto profesional actual es mucho más complejo. La ACB se ve sometida a una serie de tensiones que no padecía en las fases de desarrollo inicial y crecimiento posterior.
Algunas de esas tensiones tienen carácter centrífugo y las otras, centrípeto. Cuando hablamos de tensiones centrífugas, nos referimos a aquellas que tienden a ‘extraer’ los mejores elementos de la liga:
—La atracción que ejerce la NBA. Por un lado, se ha convertido en un competidor del baloncesto local en términos de cuota de mercado, y por otro, en un captador de jugadores internacionales, especialmente aquellos que podrían servir como referentes en la ACB. Estos dos elementos apenas estaban presentes hace un par de décadas.
—El resto de ligas profesionales. Si nos retrotraemos a mediados de los años ochenta, observaremos una realidad del baloncesto mundial muy diferente, que parecía estar dividido en compartimentos estancos: EE UU ajeno a lo que sucedía fuera de sus fronteras, los otros países americanos bastante focalizados en su baloncesto nacional, Europa partida en baloncesto del Este y del Oeste y un escaso desarrollo del deporte en continentes como África o Asia. Apenas existían ligas profesionales con verdadero nivel competitivo. Hoy en día, existen un buen número de ligas profesionales capaces de participar en un mercado cada vez más globalizado. Mercados como el asiático emergen con fuerza y se convierten en un factor que considerar. ¿Qué liga, aparte de Italia, podía arrebatar un jugador a la ACB hace 25 años? Ninguna, porque la NBA no formaba parte del cuadro y los países del este de Europa no pertenecían al ámbito profesional. Retener a sus mejores jugadores era para la ACB relativamente sencillo entonces, debido a la ausencia de competidores reales.
—El desarrollo de la Euroliga. La progresiva consolidación del modelo de competición semicerrada que proponen sus actuales gestores es un elemento disgregador de la liga ACB, porque sitúa a los miembros de la institución en posiciones antagónicas: los que apuestan por el modelo de la Euroliga y los que se oponen a él. Mucha de la debilidad presente de la ACB como organismo se explica por esa falta de cohesión interna.
Como tensiones centrífugas entendemos aquellos elementos que hacen de la ACB un polo de atracción:
—La posición de liderazgo de la ACB entre las ligas europeas. En los últimos años la liga española se ha convertido en la plataforma ideal para el lanzamiento de la carrera de muchos jugadores, el paso previo a la NBA. Por ese motivo, el número de jugadores que pretenden formar parte de ella es elevado. Y ese fenómeno no solo afecta al ámbito profesional, sino que las categorías de base de los clubes españoles también reciben a muchos jugadores extranjeros. A ello debemos añadir el atractivo que supone el excelente nivel organizativo de la liga.
—Los cambios políticos y administrativos de las últimas décadas. Dos especialmente han trastocado la realidad del baloncesto profesional europeo: la llamada ‘Ley Bosman’ y la transformación política de los países del este de Europa. La cantidad de jugadores disponibles creció exponencialmente, y como consecuencia, el número de cambios en los equipos.
—La globalización del juego. El desarrollo que ha experimentado el deporte del baloncesto en todo el mundo –ligado claramente a la expansión internacional de la NBA– ha provocado que nuevos países se hayan convertido en potenciales productores de jugadores, aumentando la oferta disponible. Conviene destacar como factor novedoso, el batallón de agentes, ojeadores y personal limítrofe que ha surgido como consecuencia del crecimiento del baloncesto profesional.
Por tanto, la ACB se encuentra a medio camino entre un gigante llamado NBA que atrae a los mejores elementos y el resto de las ligas profesionales. Incapaz de personalizar la competición debido a la marcha de los jugadores referenciales y expuesta a un flujo de jugadores de nivel medioalto cada vez mayor. Muchos de los problemas que afectan a la liga española son comunes a casi todas las competiciones profesionales: falta de personalidad propia y demasiada ‘volatilidad’. En un mercado que se globaliza quizás no sea mala idea, como apunta Laso, el afianzamiento de la identidad propia. Si como parece, el contexto internacional presenta cada vez más complejidades, un cambio de política podría ser una buena respuesta.
33. ‘Los doce de Scariolo’ a día de hoy
Para un aficionado al baloncesto hay pocas cosas más divertidas que jugar a seleccionador. Cada cierto tiempo a lo largo de la temporada, tengo la intención de realizar una lista de los doce jugadores que yo creo deben ir a la selección, en función de la evolución de su rendimiento. Una especie de mock draft, cambiando a los aspirantes a entrar en la NBA por posibles seleccionados. Los he ordenado atendiendo a la importancia que concedo a su presencia en el equipo:
1. Pau Gasol
Un jugador que aspira legítimamente a ser el MVP de la NBA. Pau está jugando el mejor baloncesto de su carrera en un momento de plena madurez. Entrar en la treintena ya no supone para un deportista profesional del siglo XXI el principio del fin, sino el comienzo de los mejores años. Solo hay que echar un vistazo a las plantillas de los equipos que dominan la NBA.
2. Juan Carlos Navarro
A pesar de que en estos momentos ande sufriendo temporalmente problemas de espalda, es indiscutible que nos encontramos ante el jugador exterior con más talento del baloncesto español.
3. Fernando San Emeterio
Su progresión no parece tener fin. Se me antoja que será un jugador imprescindible, capaz de desempeñar en la selección el papel que otrora realizara de manera impecable Carlos Jiménez. España necesita un verdadero ‘tres’ y olvidarse, al menos como primera opción, de la pareja Navarro-Rudy.
4. José Manuel Calderón
Debemos esperar un tiempo para poder valorar su campaña con los Raptors, en vista del reciente traspaso de jugadores. Pero si algo se echó en falta en el Mundial fue un base mínimamente solvente. No parece haber otro mejor que él a día de hoy.
5. Sergio Llull
Uno de los jugadores más destacados en lo que va de temporada. En su contra juega un factor a tener en cuenta: no es ni un base puro ni un escolta clásico. Si la rotación de bases fuese Calderón-Ricky y la de escoltas Navarro-Rudy, ¿qué hacemos con Llull? Y si Rudy sigue jugando de ‘tres’ con Scariolo, ¿qué pasa con San Emeterio y Suárez? ¿O nos cargamos ya a Rubio y ponemos a Llull de segundo base? ¿Es o no es divertido?
6. Fran Vázquez
La impresión que quedó después del Mundial es la de que Vázquez debería haber tenido más minutos de juego, analizando su rendimiento. Es un jugador capaz de cambiar un partido desde la defensa.
7. Felipe Reyes
Le afecta la propia confusión en que se mueve el RM: a ratos brillante, a ratos desesperante. Pero en la selección su entrega y calidad son fundamentales. Aunque tengo la sensación de que ha pasado de ser un jugador básico a ser un complemento.
8. Rodolfo Fernández
‘Rudy’ para los amigos. Lo de ‘Rudy Fernández’ siempre me ha sonado a portorriqueño del Bronx. Después del papelón que ha hecho este verano con su ‘me quedo, me voy, me quedo, quién sabe…’, todo apunta a que seguirá encasillado en su rol de jugador unidimensional. Del que, por cierto, para no saber salir. En la selección siempre ha rendido de manera notable.
9. Marc Gasol
La más decepcionante de las actuaciones españolas en Turquía. Una cosa es lo imprescindible que debería ser y otra cuánto lo es de verdad.
10. Carlos Suárez
El nivel de juego que está mostrando esta temporada justificaría un puesto más alto en esta lista, pero tiene dos obstáculos que superar: San Emeterio es un jugador más maduro que él y no estuvo en la última convocatoria.
11. Ricard Rubio
Lo he colocado aquí abajo, en una posición discreta, porque dije que había que dejarlo tranquilo.
12. Víctor Claver
Un jugador por definir. Lo mismo puede convertirse en un comodín imprescindible que puede acabar saliendo de la lista.
34. Las diferentes caras del baloncesto americano
Uno de los mayores errores que comenten los aficionados al baloncesto de este lado del charco es pensar que la NBA y el baloncesto americano son prácticamente una misma realidad única. Mientras en el resto del mundo la NBA es presentada como la genuina y casi exclusiva representación de este juego, es en su propio país donde esa hegemonía es menos palpable. La diversidad del baloncesto en EE UU es enorme: desde la propia NBA hasta los playgrounds, desde las ligas profesionales menores hasta el baloncesto universitario. Le dedicaremos apartados venideros a esas otras realidades, pero este de hoy pretende aquilatar la verdadera importancia de uno de ellos, el baloncesto de la NCAA.
Sirva como punto de partida un extracto de un artículo publicado por Peter J. Schwartz en Forbes.com en marzo de 2009. Es útil para hacernos una idea de la trascedencia económica de la competición universitaria:
”Cada primavera, la NCAA celebra su torneo para determinar quien es el mejor programa de baloncesto universitario. Lo que empezó con no mucha expectación hace 70 años ha evolucionado hasta convertirse en la March Madness, uno de los acontecimientos más esperados del calendario deportivo.
Más que un simple entretenimiento, es un enorme negocio. El volumen de dinero en apuestas que genera el torneo suma unos 2.500 millones de dólares según estimaciones del FBI, mientras que el embrujo de las canastas en el último segundo y los resultados inesperados consiguen para la CBS una audiencia, tanto a través de la televisión como de Internet, de 140 millones de espectadores durante el transcurso del torneo”.
El artículo íntegro aquí:
Por si las cifras económicas no fuesen suficientemente reveladoras, echemos ahora un vistazo a las cifras de asistencia de público. Estos son los 10 equipos de baloncesto que han llevado más público a sus pabellones la pasada temporada:
- Kentucky (NCAA) 24.111
- Syracuse (NCAA) 22.152
- Chicago Bulls (NBA) 20.725
- Cleveland Cavaliers (NBA) 20.562
- Portland Trail Blazers (NBA) 20.497
- Dallas Mavericks (NBA) 19.994
- New York Knicks (NBA) 19.501
- Louisville (NCAA) 19.397
- Utah Jazz (NCAA) 19.378
- Tennessee (NCAA) 19.168
Como complemento a lo anterior, hay que señalar que nada menos que 44 universidades alcanzaron una cifra media de asistencia de 10.000 espectadores y que más de un centenar superaron los 5.000.
Los datos completos de ambas competiciones:
http://espn.go.com/nba/attendance/_/year/2010
Pero quizás las más significativas sean las cifras de seguimiento televisivo. He recogido tres gráficos que considero interesantes. El primero está sacado de un artículo de Matt Hinton en Rivals.com:
Conviene explicar previamente en qué consiste el llamado ‘Nielsen Rating’. En España se utiliza para medir las audiencias televisivas el concepto de ‘cuota de pantalla’ que establece el porcentaje de hogares que están siguiendo un programa sobre el total de los que en ese momento están viendo la televisión. Por contra, el ‘Nielsen’ tiene en cuenta como total el conjunto de los hogares con televisión, la vean o no en ese momento. Así, si tenemos un total de 100 hogares con televisión y hay 80 viéndola, un programa que esté siendo seguido por 20 tendría una cuota de pantalla o share del 25% (20 de 80). Sin embargo, el índice Nielsen sería del 20% (20 de 100).
El gráfico muestra el comportamiento en los últimos años de las audiencias de los partidos más importantes del año, tanto en el fútbol americano como en el baloncesto. La línea superior se refiere a la Super Bowl, que se ha movido entre el 40 y el 45% –lo que equivale más o menos a un 60% de share–. Ni que decir tiene que es el acontecimiento más seguido cada año en EE UU. La segunda corresponde al partido final de las BCS –que son las series finales del fútbol americano universitario– y la tercera a la final del baloncesto universitario. La de abajo es la que refleja la audiencia del partido más visto de las Finales de la NBA. Hay que añadir que, como el gráfico es de abril, no aparece el dato de la final de este año, que supuso un cambio de tendencia. El séptimo partido de la serie entre los Lakers y los Celtics alcanzó un 18% y superó por primera vez en los últimos años a la final de la NCAA.
Los otros dos gráficos amplian el campo de visión unos cuantos años más. Están extraídos del sitio web TVbytheNumbers.com:
Hay dos tendencias bastante evidentes: por un lado, el progresivo descenso del seguimiento del baloncesto en televisión –en el caso de las Finales de la NBA, sobre todo desde la segunda retirada de Jordan en 1998–, y por otro, el hecho de que la final de la liga universitaria suele superar a la serie final de la NBA.
Si algo podemos sacar en claro a la vista de los datos, es que el país donde nació este juego no parece dispuesto a visiones reduccionistas del panorama baloncestístico. Este maravilloso juega tiene numerosas caras y cualquier buen aficionado debería saber apreciarlas todas. Las obsesiones uniformizadoras y las opiniones excluyentes sobran.
(Este apartado surge de una conversación a tres bandas entre Antonusa, FreeAssociated y yo mismo)
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32 Comments on "LA SELECCIÓN DEL DOCTORCULO (31-34)"
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¿y porqué se alaba tanto la mecánica de tiro de Ray Allen y no la de Steve Kerr, Kapono o Petrovic?
Porque las tetas más grandes no siempre son las más bonitas.
… pero son más efectivas y dan más leche.
teta que mano no cubre, no es teta sino ubre.
Por cierto, sobrebio Docass, como siempre. Gracias
Docass, genial el post, como acostumbras. Yo, como vialegre, tambièn tengo He got game sólo por Ray Allen. En el vídeo que enlazas, el segundo tiro (a pase de Perkins) es perfecto tanto en recepción, colocación de piernas y armado de brazo, además del movimiento sin balón que hace antes para buscar siempre la mejor posición de tiro. Una delicia. No se aprecia la velocidad, pero si Brown no llega seguro que es porque lo hace rapidísimo. Lo de la onomatopeya me gusta lo de swish. Será porque suena màs suave la red americana, o al menos eso me parece… Read more »
No sabría decirte. No me había planteado la posibilidad de eliminar los play-off, aunque se ha comentado alguna vez. Creo que cambiaría la estructura y la preparación de los equipos desde la pretemporada, pues habría que afinar más en la confección de las plantillas y también habría menos márgen de error en cada jornada. Probablemente habría más estabilidad de jugadores y menos temporeros, aunque la emoción concentrada de una eliminatoria al final de temporada se diluiría. No sé hasta qué punto relanzaría el interés mediático del baloncesto, pues en mi opinión somos pocos, aunque fieles, los que lo seguimos. Digamos… Read more »
Puestos a cambiar yo preferiria una Euroliga con play offs largos y una ACB con F4. Pero va a ser que no…
Tiran más dos tetas que Oscar y Bird juntos 😉
Aupa, de nada. Me gusta ese refrán. Free, el vídeo corresponde al partido de las Finales del año pasado cuando batió el registro de triples en una serie final. Es una delicia y más en ‘slow motion’. Sobre lo que comentas de la ACB: no creo que sea tanto un problema de que el producto no dé la impresión de estar acabado sino que da la impresión de no tener identidad. Para mí ese el principal problema. Las estrellas se van de la ACB hacia la NBA, y son las estrellas las que tiran de un deporte: Induráin, Nadal, Alonso…… Read more »
Genial Docass, como de costumbre. Yo dejaria el sistema de competicion de la Liga ACB tal como esta, si acaso quitando un par de equipos y retocando un poco los playoffs, incluyendo las series a 5 partidos en vez de a tres. Aunque esto ultimo no lo tengo del todo claro porque esa primera eliminatoria a 3 partidos permite que un outsider tenga opciones de llegar a semifinales a costa de un grande desprevenido (aqui se nota que soy del Cajasol…) La primera vuelta tiene el aliciente de la clasificacion para la Copa del Rey, la segunda tiene el aliciente… Read more »