Union Avenue, Memphis, Tennessee, 30 de abril de 2010
Estimados amigos del Flagrant’s:
Supongo que os habréis estado preguntando las razones de la demora de mi segunda carta desde Union Avenue, pues hace ya casi un mes que no os escribo. Pues bien, además del hecho de que el correo no siempre es todo lo rápido que uno desearía, el final del semestre y la escritura de mi tesis me han tenido bastante ocupado últimamente. Pero hoy, en un día gris y aciago en el que las nubes amenazan lluvia y aun tormenta, me siento a escribir mi segunda misiva, en la que os hablaré brevemente de Memphis, la ciudad en la que llevo viviendo poco menos de un año después de residir más de un lustro en Nashville, la capital del estado de Tennessee.
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Para llegar hasta aquí desde Nashville es necesario enfilar la autopista interestatal número 40 en dirección al oeste. Atrás queda la otrora Meca del country, convertida ahora en una suerte de tierra yerma en la que triunfa una música que poco tiene ya de vaquera. Atrás queda también la obsesión nashvilliana con las culturas de la Grecia y Roma clásicas, un interés cultural que llevó a alguien a construir allí una réplica (exacta?) de lo que supuestamente debió de ser el Partenón antes de caer en ruinas.
Son 200 millas de carretera monótona, que discurre por un territorio mayormente llano con árboles a ambos lados del camino. Entre el verde de la naturaleza (por algo Fess Parker, en aquella canción que sirvió de sintonía a la serie de Disney sobre Davy Crockett, describe Tennessee como “the greenest state in the land of the free”) se topa uno con pueblecitos minúsculos, casi todos ellos indistintos, donde se puede hacer poco más que llenar el depósito de gasolina o comerse una hamburguesa.
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Aproximadamente a tres cuartos de camino,chateau gonflable tras atravesar el puente sobre el Kentucky Lake, se llega a Jackson, una de las múltiples ciudades a lo largo y ancho de la geografía estadounidense que llevan este presidencial nombre, pero conocida en este caso porque de ella fue hijo predilecto el gran Carl Perkins, el hombre de los zapatos de gamuza azul, héroe inexcusable del rockabilly en los años 50. Al llegar a Jackson, uno sabe que no queda más que una hora para llegar al destino final: Memphis.
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Y Memphis se yergue a orillas del río Mississippi, en la frontera con Arkansas; podemos verla en la distancia, invitándonos a entrar a descubrirla. No es una ciudad imponente, muestra señales del paso del tiempo en casi todas sus calles, sus dimensiones no son más reducidas que las de Nashville, pero las diferencias entre ambas están muy marcadas. Living pregunta si las grandes urbanizaciones con jardines que el cine de Hollywood presenta existen en la realidad: existen, sí, pero con matices. Memphis es, indudablemente, una ciudad más deprimida que Nashville, con una de las comunidades afroamericanas más numerosas del país, y en el nivel económico es donde se notan las mayores divergencias entre ambas. No quiere esto decir que en Nashville no exista la pobreza, pero allí se ha barrido bajo la alfombra, se ha ido empujando hacia los márgenes, y como resultado, Nashville da la impresión de ser una ciudad más acogedora. En Memphis, la riqueza y la pobreza coexisten hombro a hombro: las urbanizaciones que menciona Living se encuentran sólo un par de calles más allá de los barrios más deprimidos, verdaderos agujeros negros con galopantes problemas socioeconómicos. Así, mientras en Nashville sólo se intuyen, en Memphis los contrastes sociales tan típicos de Estados Unidos se palpan, se ven, se viven.
Eso sí, algo tendrá Memphis cuando Elvis, incluso tras su acceso al estatus de superestrella global, decidió seguir viviendo aquí hasta el fatídico día en que las pastillas y los excesos se lo llevaron definitivamente. Y es que Memphis es una ciudad con encanto, con carácter, un lugar del que se puede disfrutar si uno tiene paciencia, tiempo e interés en ello. Por supuesto, la sombra de Elvis planea por todas partes, no sólo en Graceland (lugar que todo el mundo, no sólo los fans del Rey, deberían visitar alguna vez) sino en toda la ciudad. Pero las calles memphianas están también impregnadas de historia: la Guerra Civil estadounidense, la lucha por los derechos civiles a mediados del siglo XX, la trágica muerte de Martin Luther King. Todos ellos, y muchos otros, son episodios que tuvieron a Memphis como escenario.
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Y también están los restaurantes, con esa barbacoa tan típica del sur que en Memphis es una especialidad y adquiere la categoría de manjar supremo. Y la música, claro: Memphis siempre ha constituido un muy productivo cruce de caminos en el que los estilos más diversos se han fusionado, favoreciendo la eclosión de fervientes revoluciones musicales como el rock, el soul, el funk. Aquí, en esta misma Union Avenue desde la que os escribo, un hombre llamado Sam Phillips, enamorado del rhythm and blues y del country, entendió muy bien las posibilidades que la fusión musical ofrecía si la gente fuese capaz de dejar a un lado prejuicios raciales: dice la leyenda que quería encontrar a un blanco con alma y voz de negro. El estudio se llamó Sun Records, sito en el número 706 de esta interminable avenida que cruza toda la ciudad partiendo del Mississippi. Pero eso ya es otra historia que contaré en otra carta, que ésta ya se está alargando demasiado y solamente me quedan 98 centavos sueltos para enviaros estas páginas.
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Recibid un efusivo saludo desde allende el Atlántico de vuestro amigo memphiano,
Antonusa.
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19 Comments on "II. CAMINO A MEMPHIS"
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Por cierto Off topic
No puedo entrar en ese nuevo chat debido a que al registrarme debo haber puesto mal la fecha de nacimiento.
Me dice que es solo para mayores de 13 años. Y como quiera que cada vez que me meto reconocerá mi IP, no hay manera. Si hay algún voluntario que sepa cómo puedo solucionarlo se lo agradezco, de lo contrario no podré participar con vosotros, lo cual sería un palo, pero…en fin, más se perdió en Roma.
Un saludin.
Tranquilo. Ya inventaré algo. Estate atento. Si en esa sala no se te acepta, nos mudamos de sala. ¿Qué cojones se creen estos de meebo, que mi compadre Slumdar se va a quedar fuera? I uns collons!
Sigo tirando del hilo que apunta doc, el de esos territorios limítrofes en los que parece que no pasa nada, en realidad son muy interesantes. Espero que en alguna escapada a lo far west, con caravana a gasolina en lugar de tracción animal, hagas alguna parada y nos cuentes que en realidad esas hamburguesas que sirven no saben como las otras, que las casas que dibujan los contornos de esos pueblos, de esas carreteras, esconden y a la vez muestran, una realidad que siempre supera a la ficción. Ya hablamos de eso en el ágora pública del flagrants, de esa… Read more »
slumdar
Intenta a borrar la caché de tu ordenador.
ya lo he hecho y nada tio, no me deja
http://soporte.miarroba.com/332796/7862821-como-vaciar-cache-del-navegador-eliminar-archivos-temporales-de-internet/
¿lo has hecho en todos los navegadores del pc?
¿explorer? ¿firefox? etc
De todas formas. En breve cambiamos la sala, pero mantendremos la dirección y acceso. Ya sabes dibu de liang.
Sigue las isntrucciones del enlace de momento tanto en explorer como firefox y otras navegadores que tengas.
Si a lo de antes no es suficiente prueba esto
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=OS4QpLcj-Mk]
Es muy fácil
Preciosa descripción de Memphis, Antón. Y la eleccción de la música, muy adecuada. Te dejo aquí la versión de Matchbox de la que hablamos. A decir verdad, esta canción de Carl Perkins la versionaron bastantes veces antes de ser famosos, cantándola Pete Best y Lennon en su etapa en Hamburgo.
Después sería Ringo el vocalista. Se vendió en un single con Long tall Sally en la otra cara. Aunque hay una versión remasterizada que aparece en un Past Master, aquí te dejo la versión incluída en el doble álbum Live at the BBC:
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=M6dSq4X-k_Y]
Saludos.
Bueno anton, enhorabuena por tu carta, que por fin he podido leer con un poco de calma. Nos das unas pinceladas muy interesantes de Memphis. Por cierto, ¿De dónde viene el nombre?.
Y para añadir a tu selección musical he elegido esta versión de La Balada de Davy Crockett interpretada por el genial Louis Armstrong. Yo la descubrí hace años en un CD en el que se recopilan versiones de clásicos de Disney hechas por Louis Armstrong, cada una mejor que la anterior.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=oHD7Id8WIkg]
Saludos desde el Foro, o sea, Madrid