Hoy nadie es capaz de discutir lo que antes de ayer ya se sabía. ¿Por qué? Por Messi. La imagen del todopoderoso Cristiano arrodillado ante La Pulga es más que una breve instantánea. Es la constatación de una evidencia, de lo que todos ven, aunque digan lo contrario. De ahí que esa imagen simbólica, con las diferentes perpectivas de las cámaras de los periodistas gráficos, haya recorrido el planeta. Realmente es admirable ver como se escapa la pulga del acoso, la furia y el derribo. La grandeza de este chico, el bueno oficial, se la sirve en bandeja su gran rival. Cristiano, el estandarte de la reconquista. Y cuanto más poderoso apreciamos a Cristiano Ronaldo más meritorias son las hazañas de Lionel Messi.

Pero este fútbol convertido en guerra de religiones, de fe, también tiene su reverso tenebroso. Lo ha habido siempre. Sin ir más lejos que al blog de aquí al lado, en esta misma calle, en el número trece, el otro día le leí a Autofocus un comentario que me hizo gracia porque trataba de trazar un curioso círculo  de admiración entre  Tyson, Maradona y Mourinho que a la vez los representaba como iconos del mal. Ya se sabe lo que ocurre cuando hacen un remake malo del original. Pues eso le ha pasado al bueno de Autofocus,  y digo bueno porque ni es feo ni guapo ni siquiera malo, y del que estoy convencido que chateau gonflable es culé, aunque diga lo contrario, pero que se viste de lagarterana de blanco por el simple gusto de provocar pues le encanta ver arder Roma, Paris, Londres y el mismísimo Amazonas. Piensa Autofocus que los malos seducen por maldad. “Pues eso, el mal siempre ha sido y sera mas sugerente…..”.

Bien. Pero ese triangulo es un quiero y no puedo.  Hay malos y malos. Lo de Mou es ridículo al lado de los grandes villanos de la historia del fútbol o del deporte. Y lo es porque en su trayectoria histórica lo único que atesora son estúpidas anécdotas. Meter en la misma balanza al peso pesado Tyson, al incommensurable D10S, y al plumífero Mou (por lo de gallina y cobarde) es cuando menos simpático y muestra hasta que punto de banalidad se ha llegado para que hasta los villanos sean de chichinabo. ¿Cual ha sido la maldad de tal villano? Pues, déjame pensar. Ah, sí. Mandar que otros den pataditas y meterle el dedo en el ojo a uno. Ah, no te olvides que se ha atrevido a criticar a los árbitros. Dios, que barbaridad. Menuda fiera corrupia tan sugerente. Con esa vara de medir seducción los puticlubs de carretera serían gratuitos. Mourinho ni siquiera como rebelde sin causa es creible. ¿Un rebelde sin causa en el Real Madrid? ¿En el club de las glorias de España?  ¡Por dios! Lo entendería en el Atletí o en el Betis, y los cito con admiración profunda, con verdadera devoción, pero en el Real Madrid y con Florentino Pérez de presidente. ¿De verdad alguien se cree que este tipo es la voz de los indignados, de los marginados, de los excluidos? Esto es una puta broma.  “Mourinho trabaja para el club más grande de España, el que más aficionados tiene y a la vez el más odiado por sus rivales. Y lo va a defender a muerte”. Él es rebelde porque la plata lo hizo así. Menudo mercenario del mucho ruido y pocas nueces. Sí que es malo, sí. Un potentado de la maldad. Pero no un maldito. No lo será nunca, esa categoría le queda grande. No da el peso su discurso hueco y forofo. Los malditos son los villanos sugerentes, los estigmatizados, los héroes caidos, que incluso se levantan sin pietnas.

Mourinho no alcanzará nunca el status de maldito. Puede convertise en un entrenador con gran palmarés, pero es un fraude. Un ídolo de cartón, un niño malo que quizás pegue el chicle bajo el pupitre y te tire de los pelos, por detrás eso sí, pero poco más.

Y ya que el círculo se ha trazado. Volvamos a los villanos, pero los villanos de verdad.  Eso si son “hombres” y tanganas. Tenemos aquí a Goiko, uno que entra por detrás pero sin chiquilladas. Mourinho y Pepe juntos no le llegan a la suela de las botas a éste. Y Mou a secas es la copia edulcorada de Clemente.

Dadle al play y disfrutad con la peli de Tarzán y de El bueno, el feo y el malo.

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Meses después… el feo, con Migueli de actor secundario de lujo.

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Años después… el malo.

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Y el bueno….

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Mourinho a su lado es un enano que no crece para seguir en el circo.