EL TITO BERNIE

Tamara Ecclestone

Hola, amigos:

La mayoría de vosotros estais acostumbrados a oir aquí y allá el nombre de Bernie Ecclestone, con vagas referencias a que es el que manda y poco o nada se hace sin su consentimiento o tutela. Sin embargo sus andanzas son bastante desconocidas en general, más allá de las anécdotas que genera de vez en cuando buscando publicidad para la F1, más que otra cosa. Pocos saben que tras su figura se esconde alguien con tintes mafiosos, maniático, rencoroso, usurero, perfeccionista, mezquino… y genio.

Hay un antes y un después de Bernie en la Fórmula 1. Su figura da para mucho y es todo un referente, aunque está muy lejos de ser mi referencia como persona. Como de costumbre, pasaremos de puntillas por su historia más conocida, sólo unas pinceladas para situarla en contexto, y aprovecharemos la intrahistoria, las anécdotas, lo más jugoso, lo que convierte al Tito Bernie en uno de los personajes más increíbles del mundo de los negocios.

Espero que os guste.

Bernard Charles Ecclestone nació en Surrey, Inglaterra, en 1930. Hijo de un pescador y una ama de casa, la infancia de Bernard (hasta treinta años más tarde no sería conocido como Bernie), transcurrió en la pobreza, si no absoluta, bastante cerca de estarlo. Muy bajito, apenas llega al 1.60 de estatura, lo único que le sobraba era complejo, que supo convertir en fortaleza mental, y una ambición sin límite por salir de la miseria en la que vivía.

A los 11 años compartía los anhelos de golosinas de sus compañeros de clase, pero fue el único capaz de desafiar la ley no escrita de no introducirlas en la escuela. Vendía por dos peniques caramelos que compraba por uno y nadie, nunca, jamás, le vio comer alguno. Algo en su interior le decía que los caramelos eran un placer, pero menor que el de hacer negocios.

Comenzó a ganar dinero a los 19 años, comerciando con lápices en Petticoat Lane, uno de los mercados callejeros más ajetreados de Londres, pero pronto lo dejó para comprar un negocio de compraventa de motos y coches de segunda mano. Con su socio Harold O’Connor asistía a subastas de automóviles, pero pujando pocas veces, solo cuando el coche estaba en verdadero buen estado. Si encontraba uno de su gusto se hacía con él para venderlo tras un lavado de cara. Poco tiempo más tarde, su amigo Harold acababa comprando ese coche a esa persona por menos de lo que había pagado y volvía a ponerlo a la venta, en un bucle interminable donde siempre se compraba el mismo automóvil más barato de lo que se vendía.

En una ocasión se topó con algunos bólidos que subastaba un equipo de F1 que acababa de quebrar, llamado Connaught. Compró y por primera vez no vendió, sino que se presentó a correr el Grand Premio de Mónaco de 1958. Aquél chico que jamás se comió uno de sus caramelos descubrió que debajo de aquél alma fría se escondía un rescoldo, alimentado por la velocidad, pero fue uno de los 14 descalificados en los entrenamientos y no pudo participar en la carrera. La pole la logró Tony Brooks con un tiempo de 1 minuto,  31 segundos y Ecclestone hizo un mejor de tiempo de 6 minutos, 5 segundos. Allí terminó su andadura como piloto y su primera aproximación a la F1, aunque intentó correr en categorías menores con escasa fortuna. Solo él sabía que volvería.

Bernie, con el mono de carrera:

Y corriendo. Bueno, intentando correr:

Con un sentido de la oportunidad que luego sería legendario, dejó el negocio de los coches usados y se puso a comprar terrenos, como grandes solares de Londres, que fueron blanco de los bombardeos alemanes en la II Guerra Mundial, y que más de una década después seguían sin ser desescombrados. En apenas dos años, estalló un enorme boom inmobiliario que le permitió revenderlos con unos beneficios escandalosos, especialmente en el caso de unos pastizales sin valor, adquiridos a precio de saldo, que luego resultaron imprescindibles para la construcción del nuevo y flamante Aeropuerto de Heathrow, el principal de la capital británica. En esta época tuvo lugar su primer matrimonio, tan fugaz que no he sido capaz de encontrar siquiera el nombre del su esposa.

Bernard Ecclestone se convirtió en una de las grandes fortunas de Inglaterra y los rumores acerca de la turbiedad de sus negocios eran constantes. Su inteligencia y falta de escrúpulos fueron puestos como ejemplo para todo tipo de cosas, incluyendo la sugerencia de que nuestro amigo fue el cerebro del famoso Gran Asalto al Tren Londres-Glasgow de 1963, o como poco que fue el que aportó los coches y motocicletas utilizadas en el atraco. Cada vez que le preguntan lo niega con una enorme sonrisa.

En 1968, podridamente rico, pudo volver a un mundo que conoció fugazmente pero le había calado hondo. Tanto, que se convertiría en el eje central de su vida. Ese año, Ecclestone desembarcó, para quedarse, en la Fórmula 1.

Entró, como quien dice, por la puerta de servicio, como mánager de un piloto alemán muy prometedor llamado Jochen Rindt, que fue quien lo bautizó como Bernie. El bueno de Jochen confirmó sus expectativas y en 1970 iba líder destacadísimo del Campeonato a falta de cuatro carreras, cuando se presentó en el GP de Italia en Monza. No llegó a disputarlo porque falleció en un brutal accidente durante los entrenamientos. Su ventaja era tan grande que el que iba segundo, el gran Jackie Stewart, no pudo recortarla, y Rindt se convirtió en el único piloto que ha ganado el Mundial a título póstumo.

Este es Jochen Rindt en Montjuich, GP de España 1969, aprendiendo a volar:

Y así quedó el coche tras el accidente mortal de Monza en 1970:

Al finalizar la temporada, Bernie decidió quedarse con una escudería e hizo una oferta al equipo Brabham, que pasaba por algunos apuros económicos. La operación de compra fue típica de Bernie, y todo un aviso de que nuestro amigo estaba preparado para la F1, pero la F1 no estaba preparada para él.

Acordó con los dueños que tasaran el equipo, comentando que estaba tan deseoso de desembarcar que pagaría el valor tasado sin problemas y para que el precio fuese justo, solicitó que el informe lo elaborase una consultora independiente. Así lo hizo el equipo y la empresa presentó ante las partes una tasación muy detallada y completa, por un valor de 130.000 libras. En presencia de los dueños, Bernie guardó silencio, limitándose a asentir. Inmediatamente, comenzaron a circular los rumores de que la escudería Brabham ya era suya,. Duraron todo el invierno y se intensificaron cuando la fecha de la firma oficial del acuerdo se acercaba.

Pero la noche antes de firmar, por teléfono, dijo que nunca había dado su consentimiento porque la tasación estaba sobrevalorada, que movió la cabeza en actitud pensativa, no de asentimiento. No obstante, dada la gigantesca dimensión que habían alcanzado los rumores podía hacer un esfuerzo para mitigar el malentendido: 100.000 libras.

Lo toman o lo dejan“.

Lo tomaron, claro, porque ya no tenían tiempo de buscar un nuevo comprador, ni dinero suficiente para pagar a los acreedores.

Y no solo se lamentaron porque les obligó a malvender el equipo, sino porque en una época donde cada escudería era casi una familia, Ecclestone sacó a la luz de los focos  todos los aspectos de su personalidad. Y ni uno solo era precisamente agradable, haciendo la vida imposible a sus empleados.

Este es Bernie en su época de mandamás en Brabham, hablando con el futuro Campeón del Mundo James Hunt, un piloto de lo más curioso, que pienso incluir en un post sobre pilotos, digamos… diferentes:

Obsesionado por la limpieza y el orden, pintó los coches de blanco y mandó pintar todas las paredes de la fábrica de ese color, “porque una superficie blanca es más sencilla de mantener limpia”. Y más valía que estuviesen limpias como una patena.

En la fábrica controlaba cada penique gastado de forma obsesiva, hasta el punto de que fue capaz de detectar que se gastaba demasiado en papel higiénico. Sometió a vigilancia a los empleados, descubrió que una secretaria se llevaba de vez en cuando un rollo a casa y la despidió fulminantemente. Con la factura que pagó a la empresa de vigilancia se hubiese comprado papel para 50 años, “pero no se trataba de dinero, se trataba de que que me robaban“.

En el GP de Bélgica de 1973, uno de los mecánicos estuvo toda la noche reparando un coche averiado. Justo al acabar la reparación se acercó Bernie y le pegó una bronca monumental por estar sucio y sin afeitar, sin tener en cuenta que ni siquiera había comido desde el desayuno del día anterior. En otra ocasión encontró a otro mecánico hablando por un teléfono público y en un arrebato de furia arrancó el aparato de la pared.

Para ahorrar gastos, apagaba las luces cuando había que trabajar en los bajos del coche, porque “las luces no atraviesan los coches desde el techo al suelo“, obligando a los mecánicos a trabajar con linternas. También cambió las luces de los baños para que se apagaran automáticamente a los dos minutos, y nadie pudiera perdiera tiempo.

Cuando compró, por medio millón de libras, un ático en el Albert Embankment, junto al Támesis, desde cuyas ventanas se podía divisar el Parlamento, lo decoró con varios Modigliani y esculturas japonesas. Pero las alfombras las instalaron seis de sus mecánicos porque el vendedor pidió un precio desorbitado por hacerlo, según Bernie.

En el sótano tenía una plaza de parking reservada. Una tarde llegó con su Mercedes y se encontró que estaba ocupado por un Jaguar. “Vuelvo en un momento”, le dijo el dueño. Pero cuando regresó, Ecclestone le había destrozado el coche a base de chocar el Mercedes contra él una y otra vez.

De esta época data su segundo matrimonio, con una asiática llamada Dora Tuana Tan, que ocupó algunas líneas en la prensa rosa, pero que tampoco duró mucho. El verdadero amor de Bernie era el dinero.

Y a juzgar por esta foto, su pesadilla eran las digestiones pesadas:

En 1974, antes del GP de Argentina, varios pilotos descansaban en la piscina del Hotel Sheraton y apostaron a ver quién podía nadar más tiempo bajo el agua. El alemán Jochen Mass logró hacer cuatro largos bajo la atenta mirada de Ecclestone, que afirmó hacer cinco largos si cada uno de los presentes ponía sobre la mesa cien dólares.

Hubo acuerdo. Nadie en su sano juicio pensaría que aquél escuchimizado aguantaría tanto tiempo. Y perdieron, porque Bernie hizo cinco largos… con un snorkel, que nadie dijo nada de ayudas para respirar bajo el agua en la segunda apuesta.

Cuatro años después, en la misma piscina, el legendario Colin Chapman apostó 1.000 dólares con el piloto Mario Andretti a que no lograba tirar a Ecclestone al agua vestido. Andretti se lo contó a nuestro amigo como curiosidad, pero la respuesta de Ecclestone fue tan sorprendente como instantánea.

¿Mil dólares? Bien, pero quiero la mitad del dinero“.

Y se tiró solito a la piscina.

Como dueño de un equipo, ingresó en la Asociación de Constructores (FOCA), y asistió a la primera reunión. Era norma no escrita que hasta no llevar varias temporadas no se podía participar más que como oyente. En la segunda reunión entró con varios sobres en la mano, los repartió entre los dueños de los demás equipos y les dijo:

Por favor, dediquen cinco minutos a leer lo que hay escrito”.

En la carta les proponía poner de su bolsillo todos los gastos, de todos los viajes, de todos los equipos, a todas las carreras fuera de Europa, como Argentina o Japón, por ejemplo, con lo que se ahorrarían 4.500 libras anuales por escudería, siempre que a final de temporada le diesen una comisión del 2% de los premios en metálico ganados en cada Gran Premio, y lo nombraran presidente de la Asociación.

Accedieron, por supuesto. El 2% era una cantidad muy inferior a lo que costaban esos viajes.

En aquel momento, la organización de las carreras corría por cuenta de la Federación Internacional (FIA), que coordinaba los Grandes Premios y cobraba un canon a cada circuito. Pero ahora Bernie, como representante de los equipos, tenía en su mano las escuderías, y como sin bólidos no había carreras, obligó a circuitos y Federación a modificar las cosas. La FIA se encargaría de la organización técnica y los constructores, la FOCA, de la gestión económica, cuyo 2% caería directamente en manos de Bernie. Ya no era un porcentaje de los premios en metálico, ahora se incluían los cánones de participación, de organización y las entradas vendidas, con lo que el 2% de todo aquello era bastante más alto que el coste de los viajes.

Ese esquema ha dominado, y todavía domina, la estructura del Campeonato Mundial de F1.

Ecclestone se olvidó de los contratos largos y los extendió solo por tres años, para poder aplicar a la renovación aumentos brutales, en caso de que la carrera tuviera buena respuesta. Muchas veces los incrementos resultaron ser del cien por ciento. Para llevar el circo a Japón en 1976 exigió, solo cuatro días antes de la carrera, un aumento del 20% en el pago, justificado con toda la ironía del mundo.  “Los billetes de avión han subido muchísimo y debo cubrir el costo del largo traslado, que corre de mi cuenta“. Otra táctica era declarar que los pilotos estaban descontentos por la seguridad del circuito y se negaban a competir. Sin embargo, “si ustedes aumentan el importe del canon, quizá pueda convencer a los equipos para que los obliguen a correr“.

Pero los Grandes Premios no fueron los únicos en sufrir a Ecclestone. En 1997, Sylvester Stallone firmó un principio de acuerdo con Bernie para rodar una película ambientada en la Fórmula 1, aunque el acuerdo definitivo nunca llegó a confirmarse.

Fue una pesadilla. Cada vez que acudía a firmar el contrato se elevaba el precio”, contaría más tarde Stallone en la prensa estadounidense. Sylvester rodó su película, la inefable “Driven”, pero ambientada en la Fórmula CART norteamericana.

Lógicamente, sus métodos no gustaban en absoluto a los organizadores, pero todavía menos a la FIA, encabezada por el francés Jean Marie Balestre. Cuando se dio cuenta de la magnitud del negocio que estaba perdiendo se enzarzó en una guerra personal y política con Bernie… sin tener mucha conciencia de dónde y con quién se metía.

Corria el año 1980.

Y la F1 estaba a punto de cambiar para siempre.

En teoría, Ecclestone contaba con el apoyo de las escuderías privadas, aquellas que no fabricaban sus motores, como Williams o Lotus, y Balestre con los fabricantes, los que sí lo hacían, como Renault o Ferrari, con lo que en una votación debía ganar Bernie por mayoría. Pero en la práctica no era así y Ecclestone llegó a la conclusión de que algunos de sus equipos le ponían los cuernos. La lucha de poder alcanzó tintes épicos, con episodios barriobajeros como que Balestre comenzó a viajar en clase turista y verse alojado en hoteles baratos, con frecuencia inmundos, por orden directa de Bernie, encargado de programar los viajes.

El francés se vio obligado a buscarse la vida y pagar de su bolsillo todos los gastos si quería descansar en un hotel bueno y viajar en primera clase junto a pilotos, propietarios de escuderías… y Ecclestone. Lo de viajar en Business no siempre pudo lograrlo, porque Bernie procuraba reservar todos los asientos disponibles, aunque luego no hubiese gente suficiente para ocuparlos, y en aquella época no había tantos vuelos programados como ahora a países de oriente y sudamérica.

Aquí, Bernie y Balestre:

En el GP de España la tensión llegó hasta el punto de que, en principio, el GP no se disputaría. El Rey Juan Carlos, como si del 23-F se tratase, intervino convocando a las dos partes a una reunión. En la antesala, a Balestre se le cayó el maletín, varios documentos cayeron al suelo y al colocarlos sobre la mesa nuestro amigo vio entre los papeles una lista de aliados de la FIA, donde seguro que se encontraban aquellos equipos que le hacían la cama. Se volvió hacia el tipo que estaba a su derecha, que resulto ser nada menos que Max Mosley, y le dijo:

Haz como que tropiezas y tira la mesa. Necesito unos papeles de Balestre.”

Al instante, Mosley simuló un tropiezo, cayó sobre la mesa, la derribó, desparramando todos los papeles por el suelo, y en la confusión Bernie robó la lista. Balestre no tardó en darse cuenta de la jugarreta pero no le sirvió de mucho. La carrera se disputó finalmente aunque no contó para el Campeonato, porque se celebró sin los equipos que apoyaban a la FIA, dejando claro quién mandaba.

Todo acabó en una paz forzada, plasmada en la firma de un documento llamado el Pacto de la Concordia. En el mismo, Ecclestone cedía a la FIA de Balestre la organización del campeonato de Fórmula 1, pero a cambio la FOCA seguiría negociando con los organizadores, aunque el 2% de Bernie se transformaba en el 8%. Balestre no puso pegas a una pequeña cláusula, que pasó desapercibida dentro de lo que suponía el acuerdo, pero indicativa del genio de Bernie. Los derechos de televisión, sin explotar por entonces, se los quedaba la FOCA para que Ecclestone los gestionara, recibiendo además un porcentaje para él. Con el paso del tiempo, esos ingresos televisivos dejaron de ser residuales para convertir a los miembros de la Asociación de Constructores en gigantescas máquinas de ganar dinero, sobre todo a Bernie.

Pero el desafortunado Balestre aún tuvo tiempo de pegarse un tiro en el pie cuando también aceptó que Ecclestone fuese vicepresidente de la FIA. Antes de darse cuenta, Bernie organizó unas elecciones presentando un candidato-títere que tenía todas las de ganar, y que ganó. Ese candidato se llamaba Max Mosley, y fue el inicio de una hermosa amistad, fruto de la cual Bernie Ecclestone pasó a controlar equipos y organizadores a través de la Asociación de Constructores, a los comisarios a través de la FIA, los derechos de publicidad, los derechos televisivos… todo.

Aquí Bernie y Mosley, antes de que al bueno de Max lo traicionase una de las prostitutas que contrató para una orgía de temática nazi, escándalo que le costó la dimisión:

Con el riñón bien cubierto, conoció a Slavica Malic en 1982, una modelo yugoslava 20 cm más alta que él, que hacía promoción de una firma deportiva en el Grand Prix de Italia. Le pidió el teléfono y la invitó a viajar con él al GP de USA, en Las Vegas, y alojarse en el Caesar´s Palace. Slavica, que no conocía en profundidad a su nuevo amigo, pensó que Bernie era homosexual porque estuvo todo el fin de semana pendiente de sus negocios, sin tocarle ni un pelo. Finalmente, Bernie demostró ser todo un machote y la pareja contrajo matrimonio en 1985, de forma sorpresiva y en una ceremonia muy de Ecclestone.

Aquí Bernie con Slavica, el punto y la “i”:

Llamó por teléfono a su amigo Max Mosley para que fuese testigo en una boda precipitada. Tanto que ni siquiera se contrató un fotógrafo para perpetuar el recuerdo, y como hacía  falta un segundo testigo tuvo que firmar la sirvienta. Después no hubo banquete, ni fiesta, ni buena convivencia. Solo dos hijas, que al menos en el físico han salido a la madre, antes de que el pibón pidiera el divorcio, hartita de Bernie.

Esta anécdota es ilustrativa del carácter de nuestro amigo, incluso con la madre de sus hijas:

Una vez, en Nueva York, asistió a un desfile privado en una tienda de Versace.  Su mujer eligió un vestido que valía 2.300 dólares, pero a la hora de pagar Bernie dijo que costaba 2.000. La vendedora lo corrigió, el insistió y estuvieron discutiendo 20 minutos a grito pelado mientras Slavica se moría de vergüenza. El vestido costó 2.000 dólares, por supuesto.

Qué vergüenza. Si había problemas por el dinero podríamos haber comprado algo más barato, Bernie.”

Esa no era la cuestión“.

Aquí os presento a Petra Ecclestone:

Y esta es Tamara Ecclestone:

Tras el acuerdo, el dinero de la televisión se dividía en la siguiente proporción: 47% para los equipos, 30% para la FIA y 23% para la empresa propiedad de Ecclestone, llamada FOPA (Fórmula Uno Promociones y Administración). Recordemos que empezó llevándose un 2%.

Sus nuevas ocupaciones hicieron que Bernie vendiese su escudería para dedicarse en exclusiva a exprimir la F1 en su conjunto. El negocio se redondeó en 1996, cuando Bernie decidió que la F1 cotizase en la Bolsa de Valores de Londres. Creó la Formula One Management (FOM), que compró el 30% de los derechos de la FIA a su amigo Max Mosley y el 23% de la FOPA a él mismo, consiguiendo así la propiedad del 53% de todo lo que generase la televisión, dejando para los equipos su 47 por ciento.

Los últimos datos de los que se tiene constancia abarcan desde 1998 hasta 2004, período en el que se generaron 1.550 millones de dólares solo en derechos televisivos. A eso hay que sumar el canon de cada GP, la publicidad estática de los circuitos, las ganancias íntegras generadas por los palcos VIP (cuyo catering gestiona una empresa de Bernie) y el 50% del aforo de cada GP, con el agravante de que el organizador empieza a ganar dinero a partir de la venta del 51% del aforo, antes todo va para Ecclestone. Por ejemplo, en el pasado GP de Valencia se vendieron 75.000 localidades aproximadamente, de un aforo previsto de 120.000, más o menos. Pues Ecclestone se embolsó el importe de las primeras 60.000 localidades y la organización el de las 15.000 siguientes.

Con 81 años, sigue dirigiendo con energía y mano de hierro la F1, a pesar de llevar un triple by-pass que tuvieron que ponerle en 1999 en una operación a vida o muerte, tras un infarto agudo.

Hace unos meses, entró en una juguetería de Ginebra con un amigo, con la intención de comprar algo para su nieta, y discutió durante media hora el precio de un juguete hasta que le hicieron un descuento de 100 francos. El amigo le recordó que 30 minutos de su tiempo valían mucho más que los 100 francos de la rebaja.

Lo sé, pero tengo que mantenerme en forma“.

Y hace todavía menos lo asaltaron en su casa, le dieron una impresionante paliza dejándole la cara hecha un cromo y le robaron, entre otras cosas, un reloj de la marca Hublot valorado en 200.000 libras. Poco después llegó a un acuerdo por el que la relojera le regalaba un reloj nuevo y le pagaba una cantidad de dinero, que no ha trascendido, por protagonizar una campaña publicitaria bajo el slogan “Mira lo que puede hacer la gente por un Hublot“, en la que aparece Bernie con la cara llena de moratones, tal como se la dejaron los ladrones:

Esta es, a grandes rasgos, la historia de un hombre singular, que admira a personajes históricos como Hitler, autor de frases como “La democracia no es la forma de hacer las cosas” o “La tortura es una manera antigua de  resolver las cosas“, pero tan esclavo de su negocio que no duda en afirmar “A la F1 lo que le hace falta es una mujer piloto negra, judía, y que gane carreras, a poder ser“. Un ejemplo para pocas cosas honestas y menos de las humanas, pero modelo de “self made man” (hombre hecho a sí mismo). Vamos, lo que se dice un auténtico caballo de vapor, unidad de fuerza cuyas siglas en inglés son h.d.p.

¿Qué opinas de este artículo, Bernie? ¿No crees que tu legado como ser humano abarca mas sombras que luces? ¿Qué opinas sobre lo que las generaciones futuras puedan pensar de tí?

Me lo temía.

Besos a tod@s.

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19 Comments on "EL TITO BERNIE"

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Rodolfofierro
13 years 9 months ago

El primer pensamiento que he tenido al llegar ala parte final es que le deberían haber dado más fuerte.

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slumdar
13 years 9 months ago

yo opino como Fierro, pero concretando más el lugar por donde le debian dar,…no sé si mesentende…

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FreeAssociated
13 years 9 months ago

Me ha encantado el post y eso que no soy fan de la F1.

Hombre, yo no le deseo el mal a nadie y las historias de este tipo de gente suelen ser interesantes y cuando están bien contadas como en el post, mejor que mejor.

Es increíble cómo puede tener este tío la cabeza organizada para ser protagonista de estas anécdotas.

Por cierto, a quién le deja la herencia porque las hijas están bien ricas.

La selección de fotos y los comentarios también geniales.

Enhorabuena greatmike.

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13 years 9 months ago

Vaya pasada Greatmike… hay gente que nace para los negocios y luego está este hombre. A ver cuánto le saca ahora a Bahrein por mantener el GP previsto (de momento ya se ha cancelado la prueba de GP2 de esta semana y tito Bernie ha comentado que peligra el de F1… claro que después de leer esto…)

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flagrant
13 years 9 months ago

¿Y que fue del tal Balastre? ¿Se dedidó a rodar anuncios de Martini?

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viejolarry
13 years 9 months ago

impresionante entrada! enhorabuena, suerte que no se dedicó a la política.

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batua10
13 years 9 months ago

Interesantes métodos mafiosos londinenses. Y con su edad habría que preguntarse si la F-1 va a cambiar cuando el ya no esté al mando. Puede ser la guerra.

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Greatmike
13 years 9 months ago

Gracias a todos. Snedecor: Ahora mismo, las 01:19 del 19 de Febrero, el GP de Bahrein está en el aire y los entrenamientos suspendidos oficiosamente aunque no tardarán mucho en hacerlo oficial. Y la suspensión de los entrenamientos supone un problema mucho mayor que el de la carrera. El Campeonato es tan largo que no se va a notar un GP más o menos, pero los entrenos de Bahrein son claves para las escuderías por dos razones. La primera es que es el único sitio donde podían probar neumáticos con altas temperaturas en pretemporada. Si eso era clave el año… Read more »

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Greatmike
13 years 9 months ago

Batua: Pues hay dos candidatos muy claros a sucederle y otro con menos posibilidades, pero que no debería nadie descartar. El favorito es el actual presidente de la FIA, Jean Todt, francés, que saltó a la fama por ser el que contrató para Ferrari a Michael Schumacher como piloto y Ross Brown como director técnico y formó, gestionó y desarrolló un equipo casi invencible durante casi una década. No se lleva bien con Bernie, pero tampoco mal. El siguiente es nada menos que Flavio Briatore, que después de los escándalos del Nelsinho Piquet-Gate ha sido capaz de escapar con pocas… Read more »

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livingthepast
13 years 9 months ago

Que grande, Greatmike. El nick te hace más que justicia y te viene que ni pintado. Conmigo también has conseguido que otro que repele la F1 haya seguido el relato como si fueran paridas de mis propios posts jalonados de jamonas. Ahora que lo pienso… Esto era un post de jamonas, no? Solo que, entre medias, hablaban de un aspirante a individuo cuya vida era tan bella y llena de buenos sentimientos como el mismo dinero… No me cabe duda que, al llegar al próximo mundo, será profundamente feliz. Ya que habrá ideado durante todos estos años alguna fórmula para… Read more »

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