Hola, amigos:
El post de hoy se refiere a un jugador de baloncesto, con una historia a sus espaldas repleta de subidas y bajadas, de ascensiones al cielo y descensos al infierno. Por el momento no diré de quién se trata, me gustaría mantener algo la tensión aunque no sé si podré lograrlo, ya veremos más adelante de quién estamos hablando.
Vamos allá.
En puridad no sabía lo que decía su entrenador en esos momentos entre el ruido, la tensión y lo mal que hablaba su idioma. Pero el baloncesto tenía un lenguaje tan universal que a poco que se prestase atención a los gestos y el tono de voz del coach, un jugador veterano sabía lo que le pedían aunque no entendiese ni una palabra.
Veía caer las gotas de sudor del entrenador sobre la pizarra, las de los jugadores sobre el parquet, y la desesperanza de la afición local sobre las espaldas de sus jugadores, casi derrotados. “Un último esfuerzo y ya está, pensó, fin de la temporada, mi carrera… mi camino“.
Pensó en lo acontecido hasta unos meses atrás y sonrió por dentro, “parece mentira...”
Sí que lo parecía.
Qué lejos quedaban las limusinas, los hoteles de lujo, las prostitutas… y la droga. No era capaz de acordarse de cómo empezó todo. Quizá fue aquella lesión de tobillo – prueba con esto y verás como ya no te duele- quizá aquella fiesta- ¿doping? las estrellas no pasan controles, tío.
El caso es que de manera silenciosa, sin prisa pero sin pausa, su mundo pasó de girar en torno a la canasta a hacerlo en torno a su próxima dosis.
Su rendimiento fue bueno mientras el cuerpo aguantó, pero la edad fue pasando factura y enseguida vio que si defendía duro llegaba asfixiado al ataque. Al poco inflatable water slide tiempo llegaba asfixiado al ataque sin necesidad de defender, sin darse cuenta dejó de brillar y los que no brillaban pasaban controles. Descubrió que a las estrellas le prestan atención cuando resplandecen y cuando se han retirado, muy pocas veces en el ocaso.
¿Dónde estaba la gente?
Adorando a un nuevo dios. Solo su familia fue capaz de sentarse con él y hacerle ver que debía cambiar de vida.
¿Adoras el baloncesto? Pues sanea tu cuerpo, empieza de nuevo, aunque tendrás que hacerlo en otro lugar, en otro país.
Y a su edad, sin estar para nada, intentó rehacer su carrera en tierras lejanas, donde los esfuerzos serían menores y todavía podría brillar, pero le engañaron. Su nueva liga era lo suficientemente competitiva como para que su físico no diera de sí, y no estaba lo bastante lejos de sus demonios como para impedirle nuevos encuentros, así que sin poderse hablar de fracaso, en ningún caso se podía hablar de buena experiencia, y lo que es peor, al término del contrato seguía asomado al borde del abismo y sin perspectivas de solución.
Dicen que el primer paso que hay que dar para solucionar un problema es reconocer que se tiene. Se tomó aquél instante de su vida como el último segundo de un partido, con posesión de la pelota, con la posibilidad de victoria en sus manos, y se dio cuenta de que si nunca, en toda su existencia, había vacilado en aquellos momentos, ahora tampoco debía hacerlo.
Para su sorpresa, su adicción era noticia y su internamiento en un centro de desintoxicación ocupó muchas portadas. Más tarde descubrió que el largo proceso de rehabilitación y la salida del túnel no ocupó ni una sola, y el aparcamiento donde su familia acudió a recogerlo estaba tan vacío de periodistas como sus bolsillos de dinero.
Probó de nuevo con el basket, en ligas menores, en equipos de desecho, pero se dio cuenta de que era coquetear con lo que tanto le había costado superar y decidió cambiar de aires de nuevo, volver al continente de su última experiencia, a intentar competir en una liga que disputaba su último tercio, a intentar finalizar su camino como un jugador, no como un toxicómano, y ganar algún dinero que le permitiese comenzar de nuevo.
Más tarde se diría que le chocó la llegada a una ciudad pequeña, con un equipo modesto, un pabellón vetusto plagado de ratones y con goteras en el techo. Pero no era cierto, porque la comparación no era con las limusinas, los flashes y los hoteles de lujo, sino con un centro de rehabilitación, moteles de carretera y canchas en mal estado de una liga menor. Dijeron que en una ciudad pequeña de un país desconocido no encontraría alicientes fuera del baloncesto, pero era lo que buscaba, y se sorprendieron por su frialdad a la hora de afrontar las miradas de escepticismo de sus nuevos compañeros, su nueva afición y su desconocimiento del idioma.
No debieron, porque una mirada escéptica al menos tiene contenido y él venía de afrontar miradas vacías, empezando por la que le devolvía su imagen cada vez que se veía frente al espejo.
Poco a poco descubrió que su cuerpo asimilaba los esfuerzos y los entrenamientos, y a la buena anotación que mostró ser capaz de lograr empezó a sumar intensidad. Su aportación acabó siendo buena, pero lo tardío de su llegada impidió al equipo eludir el playoff de descenso. No importaba. Ante la fase decisiva de la temporada, aquel hombre aparentemente frío y tranquilo no solo estaba preparado para dar lo mejor de sí, sino que sus compañeros y su afición lo sabían, de manera que se afrontaba aquel playoff con mucha moral porque los últimos partidos los había jugado a un enorme nivel.
En aquella pequeña ciudad llamada Manresa se dieron cuenta de que aquel veterano, de vuelta de todo, amaba el baloncesto con toda su alma, y vino a jugar sus últimos partidos antes de retirarse con honor.
Se dieron cuenta de que tenían ante sí al verdadero “Iceman”, al verdadero George Gervin, no a la sombra que pasó por el pallacanestro unos años antes.
La primera opción de salvarse se esfumó ante un potente Valvi Girona. El playoff definitivo se jugaría a cinco partidos entre el TDK y el Tenerife Nº1, los dos primeros en Manresa, los dos siguientes en Tenerife y el último de nuevo en Manresa, caso de ser necesario.
En el primer choque la victoria fue para el TDK por un solo punto, 84-83, con 34 tantos de “Iceman“, pero no dejó buenas sensaciones en la afición porque el resto del equipo no acompañó demasiado a Gervin. Tenía razón con su desasosiego porque el segundo choque cayó del lado visitante por 87-91, a pesar de un nuevo buen partido de George, que anotó 33 puntos. El ánimo de los aficionados había decaído porque ahora habría que ganar al menos un encuentro fuera de casa si querían rematar en Manresa, pero George Gervin había venido a disfrutar de sus últimos partidos, no a sufrir, y en el tercero anotó 43 puntos para llevar a su equipo a la victoria por 83-85.
Se jugaba el cuarto encuentro en Tenerife y hacía calor, pero el sudor que empapaba la cancha y la tablilla del entrenador eran más bien producto de la tensión y el esfuerzo, mientras Gervin sonreía pensando “parece mentira…”
Lo parecía.
Todo el sufrimiento de los playoffs se estaba evaporando en aquél tiempo muerto, organizando la última jugada defensiva de un partido resuelto a falta de pocos segundos. Ganaba el TDK por 83-88 y así finalizaría el choque.
George Gervin, a sus 38 años, había anotado en su último partido 31 puntos, con 11/16 en tiros de dos y 9/10 en tiros libres; y había capturado 15 rebotes.
A lo largo de los 17 partidos de liga regular, sus números fueron muy buenos. De media:
25.5 puntos, 5 rebotes, 2 asistencias, 17.7 de valoración.
Pero a lo largo de los 7 partidos de playoff, sus números fueron estratosféricos:
33.8 puntos, 8.8 rebotes, 2.5 asistencias… y nada menos que 32.8 de valoración, porque además sus porcentajes fueron tremendos: 46% en triples, 53% en tiros de dos y 80% en tiros libres.
Así jugaba George Gervin:
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Su jugada más famosa es el “finger roll”, como apodaron a su manera de dejar suavemente el balón en una bandeja, dando el último toque con la punta de los dedos:
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Luego ha habido algún ilustre que lo ha intentado:
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Pero despues de Gervin, este es el único que ha logrado maravillarme con un “finger roll”, concretamente la jugada número 4:
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El grandísimo “Iceman” se retiró dejando este palmarés:
– 4 veces máximo anotador de la NBA. Sólo Wilt Chamberlain y Michael Jordan lo superan.
– 12 veces consecutivas All Star (3 de ellas en la ABA), siendo MVP de 1980.
– Elegido en 5 ocasiones en el mejor quinteto de la NBA.
– Su camiseta con el número 44 fue retirada por los San Antonio Spurs.
– Miembro del Hall of fame desde 1996 y elegido uno de los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA. Sin duda, el mejor de la historia entre los que nunca han ganado un anillo.
– Ocupa el puesto número 24 en la lista de anotaciones de toda la historia de la NBA, con un total de 20.708 puntos en su carrera, y todavía ostenta el récord de anotación en un solo cuarto con 33 puntos.
A pesar de todos estos logros individuales, siempre comenta que su mayor alegría colectiva fue lograr la permanencia del TDK Manresa, porque fue la primera y única vez en su vida que acabó una temporada ganando un partido, logrando el último objetivo.
Tras su retirada fue entrenador asistente en la NBA y principal en la CBA, ganando el campeonato de 2000-01 al mando de los Detroit Dogs, donde jugaban su hermano Derrick y su inflatable slide hijo George Junior. Actualmente trabaja para los Spurs en el departamento de ayuda a la comunidad y coordina una escuela en San Antonio donde acuden chicos con problemas, la George Gervin Academy. También es jefe de operaciones de baloncesto en un equipo de la NBDL, los Rio Grande Valley Vipers, y es miembro activo de la NBRPA, la asociación que engloba a los jugadores retirados de la NBA . En el verano de 2006 regresó a España para presentar los partidos de la gira europea de los equipos de la NBA e hizo estas declaraciones :
“Disfruté jugando en Manresa. Me gustaban el equipo y la directiva. Tenía buenos compañeros y conseguimos lo que se nos había encargado hacer: seguir en la primera división. Además ayudé a poner al club en posición de poder exigir que se hiciese un nuevo pabellón.
No echo de menos la pista. Tuve mi momento. Disfruté el tiempo que tuve como jugador y entrenador y no puede decirse que me fuese mal. La única pena para mí es no haber ganado un anillo de la NBA. Realmente para lo que jugamos es para tener una influencia positiva en los niños. A ellos siempre les recomiendo que se eduquen, que no pierdan clases. Es lo más importante. Da igual el deporte que practiques o el reto que te pongas: para lograrlo siempre tienes que emplear tiempo y esfuerzo.”
Y por cierto, siempre renegó de la mitad de su apodo:
“Me gusta que me digan simplemente Ice”.
Pero lo siento mucho, para mí siempre será “Iceman“, el del “finger roll“.
Besos a tod@s.
P.D: Esta entrada está dedicada expresamente a Docass y Vialegre, al parecer fans de George Gervin como yo, pero por extensión a todos aquellos amantes de las pequeñas grandes historias.
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12 Comments on "EL FINAL DEL CAMINO"
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Conocía la historia, pero está contada maravillosamente.
Gracias Gretamike, por recordarnos a uno de los grandes, uno que de verdad amó el baloncesto.
Sería bonito ver algún video suyo en el Manresa. Supongo que si existieran lo habrías puesto. Una lástima para los que ibamos a preescolar en aquella época. Casi ni fotos hay. Joder, parece que fue en los años 30. Yo no conocía la historia. A Peñarroya si lo conocí ya. Decía esto de su ex-compañero”Recuerdo que tenía unas manos enormes, ¡¡¡pero vaya manos!!! Qué sensibilidad, que giros de muñeca, que dedos para dar el efecto o toque final, alargaba el brazo y sus manos se encargaban del resto, daba igual la posición, que maravilla técnica. Conocía el juego y era… Read more »
Una gran historia greatmike, yo también recuerdo algunas imágenes de George Gervin jugando en el TDK Manresa.
Y tenía unos movimientos muy elegantes sobre la pista, culminados por el finger roll.
Aquí está en un video con Pete Maravich jugando HORSE.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=sYC2YjK8Mk4]
Playing: Gracias. Está escrita con mucho cariño porque yo no sabía absolutamente nada de Gervin cuando lo vi jugar por primera vez con el TDK por la tele. Era final de temporada y no recuerdo el rival, pero sí recuerdo la jugada que me hizo pensar que estaba ante un grande grandísimo: Con los pies clavados en el suelo, fintó hacia la derecha pero botó el balón hacia la izquierda, se lo pasó por debajo de las piernas para acomodárselo en la derecha y sin volver a botarlo hizo una suspensión elegantísima y anotó de tres puntos. Recuerdo que todo… Read more »
Gracias, Greatmike, por la dedicatoria y por el artículo. Gervin vivió en una etapa en la NBA en la que el asunto drogas fue una lacra. Algo de eso comentamos cuando hablamos de David Thompson. La liga estaba rota y desprestigiada para el gran público y el asunto drogas no ayudaba en exceso a rehabilitar su imagen. La llegada de Bird y Magic y, sobre todo, de Stern cambiaron esto. En cuanto a la etapa en Manresa, recuerdo que en ese equipo jugaban Creus, De la Cruz y Peñarroya (como dice Rodolfo), y que lo entrenaba un joven Ricard Casas… Read more »
Sí, lo he encontrado, se llamaba Derrick Gervin. Jugó en Córdoba antes que George Gervin, en la 87/88, y promedió 46.5 ppp en Primera B. Incluso estuvo cerca de batir el récord de Szczerbiak de 65 puntos. Consiguió en diferentes partidos 64, 62 y 61 puntos. Por lo visto no cuajó en la NBA (jugó los Nets) y acabó jugando en Europa en diferentes ligas.
Recordaba haber leído u oído algo de él, pero ni mucho menos todo esto. Viva internet.
Una cosa importante:
El Creus que jugó con Gervin no era Joan (“Chichi”), actual director deportivo del Barça, sino su hermano Jordi.
Y yo sufrí en directo a Derrick Gervin porque cuando jugó en Córdoba se enfrentó a un recién creado Caja San Fernando que intentaba llegar a Primera División. Era una autentica metralleta en ataque, aunque su pareja de baile solia hacer a su vez su mejor partido ofensivo de la temporada cuando jugaba con él porque defender, lo que se dice defender, no lo hacía mucho.
Así es Greatmike, buen apunte, no era Joan sino Jordi Creus. En esa época Joan estaba impartiendo lecciones en Granollers.
Saludos.
El otro día me tropecé con una entrevista al delegado del Manresa -que ya era delegado en la época- y comentaba que GG nunca se vendaba los tobillos, que lo que hacía era ponerse un montón de pares de calcetines, hasta trece. Y que no había ni una sola arruga en ellos. En su juego tampoco había arrugas, ni una, como en un buen paño de seda.
excelente post y muy bien contado greatmike.te felicito por el.