Veinte de marzo de 1991. Partido de ida de la final de la Copa Korac entre el Real Madrid y el Clear Cantú. Faltan tres minutos y cuarenta y cinco segundos para el descanso. El marcador está 28-26 a favor del equipo blanco. De pronto, se produce un revuelo tremendo en el banquillo local, todo el mundo se acerca, las cámaras de televisión se centran en el corrillo que se ha formado. Hay un hombre en el suelo, desvanecido, inmóvil. Es Ignacio Pinedo, entrenador del Real Madrid. Acaba de sufrir un infarto de miocardio. Rápidamente es evacuado a los vestuarios donde Alfonso Del Corral y el doctor Neira le aplican técnicas de reanimación. Ignacio, luchador empedernido, reacciona tímidamente, pero no lo resiste y es trasladado al Hospital Gregorio Marañón.
Ignacio Pinedo es una leyenda del baloncesto español. Nació en San Sebastián (8-5-1925), aunque su carrera como jugador y entrenador la desarrollara casi por completo en Madrid. Fue alero internacional participando en el I Campeonato del Mundo en Argentina allá por 1950, en el que triunfaría el equipo local. Sin embargo su leyenda procede de su extraordinario talento e intensa pasión como entrenador de baloncesto. Aíto García Reneses o Miguel Ángel Martín son discípulos suyos.
Empezó su carrera como entrenador de élite nada menos que en el Real Madrid, sustituyendo a Freddy Borrás en 1954. En la temporada 55/56 ganó la Copa del Rey, título que también repetiría en la temporada 56/57. Ese mismo año se creó la Liga Nacional de Baloncesto y Pinedo, al frente del Real Madrid, obtuvo el título haciendo doblete, y repitió al año siguiente. Soprendentemente fue relevado al año siguiente por Jacinto Ardevínez, que duró sólo un año, hasta la llegada de Pedro Ferrándiz al equipo, hecho que cambiaría la historia de la sección.
Pinedo siguió su camino, camino que le llevó al rival ciudadano, el Estudiantes. Pinedo es una leyenda en el Ramiro. Estuvo entrenando al equipo colegial desde la 65/66 hasta la 72/73. En sus dos primeros años obtuvo el tercer y el segundo puesto en Liga, en un equipo en el que destacaban José Luis Sagi-Vela, Vicente Ramos, Juan Antonio Martínez Arroyo y Aíto García Reneses. En esos años pasaron por sus manos gente como Gonzalo Sagi-Vela, Miguel Ángel Estrada, Víctor Escorial o José Luis Ramos. Se despidió del Estudiantes en 1973 con una nueva final de Copa perdida ante el Real Madrid. Allí se ganó el sobrenombre de “El zorro plateado”, que también reacería en Gomelski. Cada año perdía algún jugador importante (especialmente fichados por el Real Madrid) y cada año reconstruía el equipo con éxito. Además marcó la idiosincrasia del club estudiantil como equipo de cantera, defensa y contraataque.
Ignacio siempre demostró una gran vitalidad, lo que le llevó a conectar y a apostar por la gente joven, de ahí su éxito en el Estudiantes. Después de esa etapa, agarró las riendas de la selección junior (de la que estuvo al frente también del 69 al 71 alternando los dos cargos) desde el 73 hasta el 86. Si el otro día hablábamos de la magnífica generación que nos puso en el mapa del baloncesto mundial, Pinedo tuvo muchísimo que ver en ella. Consiguió la medalla de plata en los Europeos de Orleans-74 y Abruzzi-Rossetto-78 y el bronce en el de Santiago-76. Todos los internacionales absolutos pasaron antes por sus manos, demostrando gran ojo y estableciendo las pautas del tipo de baloncesto en el que creía. Defensa y contraataque.
Ignacio volvió al baloncesto de club en la temporada 79/80 para entrenar al Vallehermoso de Madrid (compatibilizándolo con su cargo de seleccionador junior), al que dirigió tres años, con los nombres de Tempus e Inmobanco. En sus filas volvió a apostar por gente joven como Alfonso Del Corral, Indio Díaz, Fermosell, Nino Morales o José Manuel Beirán. También estuvo un año a sus órdenes Vicente Gil, el base de Estudiantes tantos y tantos años. En su último año, volvió a jugar la final de Copa contra el Barcelona (que hizo doblete ese año pre-ACB) quedando quinto en Liga. Fue elegido mejor entrenador del año por la Asociación Española de Entrenadores de Baloncesto en esa 82/83. Para él, sin embargo, el triunfo de la temporada fue la victoria del Inmobanco en el Torneo de Navidad ante el Real Madrid, eso que tantas veces desataba su pasión, la victoria del débil ante el poderoso, del joven sobre el veterano.
Tras un año sin entrenar a ningún club, fue llamado por el Caja de Ronda, al que entrenó un año. Allí se reencontró con otro viejo conocido, como Gonzalo Sagi-Vela, “El duende del Ramiro”, aunque la estrella del equipo era Dan Caldwell. Soprendió a muchos esta aventura fuera de Madrid, la única en su larga carrera. Moncho Monsalve había dejado de ser el técnico y Pinedo fue tentado y aceptó. Uno de sus ayudantes en aquella temporada, José María Martín Urbano, reconoce que Pinedo tenía una idea del reparto de trabajo muy avanzado para la época, pues por ejemplo le encargó a él el trabajo de ataque, mientras que Pinedo se ocupaba de la defensa y el contraataque. Una vez más fue paciente con los más jóvenes, dándoles más oportunidades en un club que, por sus dificultades, solía confiar en veteranos para sacar la permanencia adelante. El ejemplo, Quique Villalobos, fichado a posteriori por el Real Madrid. Tuvo que lidiar con problemas de disciplina en el vestuario, pero lo hizo con maestría y siempre de cara, prefiriendo ser especialmente duro con un superior que con un inferior.
Parecía que tras la experiencia de ese año, Ignacio ya no entrenaría más a ningún club. Pero en 1991, tras la destitución de Wayne Brabender como entrenador madridista, el club blanco llamó a su puerta. Había pasado por una dura lucha contra el cáncer, que no estaba claro que hubiera vencido aún, y además había sido un fumador compulsivo. Era el año de Carl Herrera y Stanley Roberts en el Real Madrid. Llevaban una mala temporada en Liga, habían sido eliminados por el Barcelona en semifinales de Copa y en la ida de la semifinal de la Korac ante el Joventut habían perdido en casa por 71-75. Se buscaba un revulsivo y Pinedo aceptó, siendo presentado el uno de marzo, haciendo caso omiso a los que le aconsejaban que era un gran riesgo para su salud. Casi sin tiempo, el seis de marzo, se presentan en Badalona y vencen a la Penya 74-80 (que defendía el título ganado ante Scavolini el año antes) eliminándola. Pinedo dijo en la previa que tenían que defender y correr y así lo hicieron, con un gran Cargol que anotó 25 puntos. El buen ambiente se palpa en el grupo y la autoestima sube. Se van a jugar la final ante el Clear Cantú de un veterano Marzorati, de Pessina, de Bowie y, sobre todo, de Pace Mannion. Pero antes, ese sábado juegan en Liga ante el Forum de Sabonis, Tikhonenko y Corbalán en Madrid y caen derrotados 72-83. Pinedo sufre con la derrota. A la semana siguiente van a Bilbao y ganan en La Casilla al Cajabilbao.
Veinte de marzo de 1991. A las seis de la tarde debe dar comienzo la final. Ya se habían enfrentado dos veces en la fase previa y los italianos habían ganado las dos veces. El ambiente está enrarecido tras la última chiquillada de Roberts esa semana, no avisando al club que faltaría a un entrenamiento porque un médico americano se lo había aconsejado tras encontrarse mal el lunes. Pinedo, con su habitual gracejo, declaró: “Stanley es un niño y, aunque tiene veinte años, actúa como si tuviera quince. Por faltar al entrenamiento le caerá una multa, pero de momento la hemos pospuesto hasta que pase la final”. Sabía Pinedo que les iba a hacer falta. Y remató con su abecé: “tendremos que utilizar las armas clásicas en este tipo de compromisos: Rapidez, defensa y contraataque”.
Su corazón, grande y generoso, no pudo soportar tanta tensión. A 3:45 para el descanso, cayó desplomado. Estuvo casi cinco meses en coma, muriendo el 16 de agosto de 1991. En una ocasión le preguntaron a Aíto García Reneses cómo desearía que fuese el final de su etapa como entrenador. Contestó que le gustaría terminar como Ignacio Pinedo Borie, muriendo con las botas puestas.
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12 Comments on "MORIR CON LAS BOTAS PUESTAS"
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Cristobal fue el creador en la sombra del Inmobanco y con Padilla y Pinedo sobrevivieron con mucha dignidad hasta que la sombra del RM lo ocultó.
http://hemeroteca-paginas.elmundodeportivo.es/EMD01/HEM/1983/06/30/MD19830630-032.pdf
http://www.elpais.com/articulo/deportes/INMOBANCO_/CLUB_DE_BALONCESTO/Inmobanco/club/atipico/Recopa/elpepidep/19830427elpepidep_11/Tes
Conforme pasan las semanas, me voy percatando de cosas. Ahora mismo leo el post de Vialegre y el comentario de Gwendi y pienso que lo único que diferencia a los que trabajan como periodistas en los medios de comunicación clásicos con gente como la que participa en blogs como este o 13t, es que han tenido la “habilidad” de encaminar una carrera profesional.
Sois la leche!!.
Joder, que lujo leerte Vialegre, tú si eres un narrador bueno del periodismo deportivo.
Felicidades a ti y atodos los que haceís este maravilloso blog.
Un placer leeros, ante ustedes sólo queda leer y aprender, mi nivel no da para más.
Flags, tu trabajo en este blog es titánico.
Saluditos.
Ustedes son el alma y la voz de muchos aficionados que no podemos expresarnos con esta grandeza.
Vialegre, una vez más te superas. Recordaba levemente a Pinedo de su etapa en el Madrid y de su trágico final, pero no tenía ni idea de su pasión y dedicación por nuestro deporte. Entrenando con 76 años, para él el basket debía ser como una droga. Recuerdo con cariño a Carl Herrera, un venezolano de color con su tiro libre a una mano, algo muy exótico en aquellaépoca y al enfant terrible de Stanley Roberts, lo más parecido que he visto Shaq aquí en España… Recuerdo al primer Cargol, a Villalobos, etc.. pero no recordaba tanta grandeza de Ignacio… Read more »
Gwendi, Respect, Custodi, Playing, Docass, Cap_Centollo, Karmante, Slumdar y Vialegre (los últimos comentaristas) & los que nos leéis.
Vamos ensamblando piezas para convertir este blog en algo más. Y todo ello gracias al esfuerzo personal vuestro y de, cada día, más gente que no se conforma con leer lo que los demás opinan.
Me siento orgulloso de poder abanderar esta locura. Pero el estandarte sois vosotros.
Que grande Vialegre, que grande… no habré jugado yo veces en ese pabellón del Vallermoso; donde por cierto ya no podrá jugar nadie más porque está siendo derruido estos días para hacer una instalación más moderna.
Don Ignacio Pinedo era toda una institución del basket español y madrileño
Recuerdo ese partido del Madrid… la extraña sensación de un chaval de 20 años (yo) que no podía apreciar la grandeza de ese momento, morir con las botas puestas… Pinedo Custer… que grande Vialegre, me quito el sombrero crack
Flags, tu eres la mecha de esto, no lo olvides
Por cierto Gwendi, que Cristóbal me vió a mi un par de veces (cosas de críos, brechas, esguinces, etc..) siendo crío en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, donde el trabajaba en el departemento de traumatología.
Un auténtico crack
Flagrant,
Somos grumetillos en un barco mágico, que nos permite unirnos a hablar, jugar, reir y llorar alrededor de una botella de Ron.
Cuanto me alegro de haberme enrrolado en la Golden Caster hace ya algún tiempo, lo único que lamento es que mis peques no me permitan compartir más momentos con mis camaradas bucaneros, pero bueno, en realidad esto último no puede ser un lamento, asi os leo con más fruicción.
P.D.: Me ha comentado Gwendi que Slumdar pregunta por el post-partido en Granada y como deciamos en clase: Playing? …. ¡Presenteeeee!!!!!!
Gracias a todos y cada uno de vosotros. Me alegro de que os haya gustado. La muerte de Pinedo fue un hecho que se me quedó grabado y sentí la necesidad de escribir sobre él. Es curioso. Uno no tiene ni voz ni voto en la elección ni las circunstancias de su nacimiento, pero sí puede tenerlas en las de su muerte. Ignacio fue consecuente con su muerte respecto a cómo fue su vida. Os leeré a todos cuando regrese. Un abrazo a todos. PD 1: Gwendi, qué nombres … Cristóbal Rodríguez y Manolo Padilla. PD 2: Cap, qué pena… Read more »
“La gran mayoría de las personas
qué vacía y mal se siente, porque usa
las cosas para deleitar su corazón,
en lugar de usar su corazón para
disfrutar de las cosas.”
Tu usas el corazón Vialegre
Y vosotros tenéis el mío.
Hoy, solo GRACIAS
Lápiz, tinta y el placer de rencontrar…eso solo lo hacen los verdaderos transmisores, y, Vialegre es uno
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