Siempre contracorriente.
De chaval me gustaba la serie “V”, pero no estaba enamorado de Diana, como la inmensa mayoría, sino de la doctora rubita, Julie Parrish; todos mis amigos hablando de fútbol y yo de baloncesto o de F1; y en F1 todo el mundo hablando de Senna y Prost y yo suspirando porque Nigel Mansell ganase al menos un título en una época de genios…